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La construcción de un Estado precario: una aproximación a la formación y despliegue de la fuerza policial de Lima durante la temprana República
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respectiva”. En otras palabras, el objetivo principal de la fuerza policial era vigilar los
caminos y perseguir a los bandidos que circulaban por ellos. Ahora bien, sin duda, el
establecimiento constitucional de una fuerza policial era una respuesta a la grave cri-
sis de seguridad pública. ¿Cómo entender esta crisis? La clave reside en el aumento de
la peligrosidad de los bandoleros. A nes del periodo colonial, era improbable que los
bandidos contasen con armas de fuego (Flores Galindo, 1991, p. 111). Sin embargo,
la entrega de armamento de guerra a civiles, durante las guerras de independencia,
cambió el panorama social (Velásquez, 2013, pp. 408-409). Muchos individuos que
accedieron a la posesión de armamento de guerra optaron por la vida delictiva. En
suma, en el contexto de las guerras de independencia emergió un nuevo tipo de bando-
lerismo, cuya peligrosidad se basaba en el uso de armas de guerra como, por ejemplo,
la carabina (Tschudi, 1968 [1846], p. 172).
Después de la consolidación de la independencia a nes de 1824 en la batalla de
Ayacucho, siguiendo lo establecido en la constitución, las autoridades establecieron
que una fuerza policial debía encargarse exclusivamente de custodiar la ciudad capi-
tal y sus alrededores; es decir, los caminos cercanos, los cuales estaban plagados de
bandidos2. Sin embargo, en la práctica ello no ocurrió, pues los efectivos policiales
eran comúnmente enviados a localidades alejadas de la ciudad para auxiliar a la po-
blación3. Es decir, los efectivos policiales podían ser trasladados a cualquier punto del
departamento de Lima4.
Se estableció que la dirección de la fuerza policial de Lima era una función del prefec-
to –el gobernador político del departamento–. Sin embargo, también se dispuso que
el Ejército tuviera un importante papel en su devenir, encargándose al Estado Mayor
su formación (Oviedo, 1861 [1827], t. 6, p. 294). En otras palabras, se denió que el
Ejército debía dotar de hombres a la fuerza policial y otorgarle una estructura militar,
es decir, una jerarquía de ociales y tropa. Esta forma de organización fue rearmada
en 1834 (Oviedo, 1861 [1834], t. 6, p. 307).
Los bandidos eran los enemigos principales a los que tenían que enfrentarse los efec-
tivos policiales. Esto obligó a que la fuerza policial de Lima funcionase principal-
mente como una caballería5. Era evidente que una estructura militar de este tipo era la
adecuada para combatir a los salteadores de caminos, aprovechando su capacidad de
despliegue en espacios abiertos.
En los primeros años de la era republicana, la fuerza policial no descuido la seguridad
pública de la ciudad de Lima. Comúnmente una fracción de sus efectivos era encar-
gada de patrullar las calles6. No obstante, esto no era suciente para generar calma
dentro de la ciudad. A inicios de la década de 1830, los robos no dejaban de afectar
2 Archivo Histórico Militar del Perú (en adelante AHMP), Correspondencia recibida por el Ministerio de
Guerra (en adelante CRMG), 1827, leg. 6, doc. 42, f. 1.
3
AHMP, CRMG, 1833, leg. 7, doc. 32, f. 1.
4 A inicios de la era republicana, el departamento de Lima estuvo compuesto por ocho provincias:
Lima (que englobaba la ciudad capital y el puerto del Callao), Ica, Cañete, Chancay, Canta, Yauyos,
Huarochirí, y Santa. Esta última provincia fue separada del departamento de Lima en 1836 e integrada
al departamento de Huaylas.
5 AHMP, CRMG, 1827, leg.30, doc. 167, f. 1.
6 AHMP, CRMG, 1831, leg. 7, doc. 14, f. 1.