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REVISTA DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
Historia
Destituidos, pero no acabados:
vigencia económica y política de una familia de
caciques en la república (Ayacucho, siglo XIX)
David Quichua Chaico1
Resumen
Este artículo estudia la situación de una familia de caciques durante las primeras dé-
cadas de la república peruana. Proponemos que la abolición de los cacicazgos no
signicó su total decadencia económica y política, sino una oportunidad para su re-
integración en la actividad política y social de la administración republicana: la fa-
milia Chuchón, antiguos caciques de Vischongo (Ayacucho), aprovechando la legis-
lación republicana, fortalecieron sus actividades económicas. Igualmente, mediante
las alianzas matrimoniales controlaron nuevas tierras en los pueblos de Vischongo.
Esto facilitó la educación de sus descendientes y en las últimas décadas del siglo XIX
asumieron cargos políticos y administrativos.
Palabras clave: cacicazgos, alianzas matrimoniales, redes familiares, familia Chu-
chón, Vischongo.
Dismissed but not nished: economic and political
validity of a family of caciques in republic times
(Ayacucho, 19th century)
Abstract
This article studies the situation of a family of caciques during the rst decades of Pe-
ruvian republic. We propose that abolition of cacicazgos did not mean its total econo-
mic and political decline for those loosing that condition, rather it was an opportunity
for their reintegration in political and social activity of the republican administration.
1
Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Ayacucho, Perú. Magíster en Historia. Ponticia
Universidad Católica del Perú. Lima, Perú. Correo electrónico: dadhy_20@hotmail.com
Recibido: 5/08/2019. Aprobado: 9/09/2020. En línea: 29/12/2020.
Citar como: ----------- (2019). Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una
familia de caciques en la república (Ayacucho, siglo XIX). Rev Arch Gen Nac. 34(2), 91-109. doi: https://
doi.org/10.37840/ragn.v34i2.97
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Chuchón family, former caciques of Vischongo (Ayacucho), taking advantage of the
republican legislation, strength his economics activities. Equally, by marital allian-
ce, more land in villages of Vischongo went under his control. Due to this, younger
members of the family receive better education and were able to assume political and
administrative charges in last decades of 19th century.
Keywords: chiefdoms, marriage alliances, family surroundings, Chuchón family,
Vischongo.
Introducción
La instauración de la República peruana y el sistema liberal del siglo XIX puso n al
poder político e inuencia social de los caciques. ¿Qué pasó con dichas familias? ¿Qué
signicó el advenimiento de la República para los caciques? ¿Qué mecanismos de po-
der encaminaron para continuar siendo una clase inuyente y dirigente en los pueblos?
A través de la historia de la familia Chuchón, caciques de Vischongo (Cangallo-Aya-
cucho), explicaremos la situación de dicha familia en la administración republicana
del siglo XIX. Consideramos que, para la familia Chuchón, la supresión del cargo de
caciques no signicó la pérdida de la inuencia económica, social y cultural. Más
bien, fue un momento decisivo y una oportunidad que les permitió mejorar su po-
der económico e inuencia política local. Aprovechando la legislación de un Estado
liberal que protegía la propiedad de los caciques lograron el reconocimiento de sus
dominios territoriales, establecieron nuevas alianzas matrimoniales y desarrollaron
una próspera actividad agrícola, ganadera y comercial. Mediante estos mecanismos,
los hijos de la familia Chuchón tuvieron la oportunidad de estudiar en los primeros
colegios de la región y, al ser considerados ciudadanos, ostentaron cargos políticos y
administrativos en las últimas décadas del siglo XIX.
El enfoque teórico adoptado para la comprensión de la continuidad del predominio de
las poblaciones indígenas y las familias de caciques en la República son los aportes
de Nils Jacobsen, quien sostiene que la inuencia del liberalismo en el Perú durante el
siglo XIX no se dio con la misma intensidad. Entre los años de 1821 y 1854 se man-
tuvo el poder de los indígenas, sus prácticas corporativas y el control de las tierras.
Posteriormente, el periodo comprendido entre los años 1854 y 1879 fue caracterizado
por el liberalismo suelto y radical que afectó duramente a las comunidades indígenas
(Jacobsen, 1997, p. 129)2. Aun así, en un lapso de mayor inuencia liberal, las comu-
nidades se caracterizaron por hacer predominar su autonomía mediante el control de
las tierras, recursos hídricos, solidaridad, reciprocidad y cohesión bajo la dirección de
las autoridades locales, en la que, mediante la contribución personal y predial conti-
nuó el pacto indígena con el Estado (Jacobsen, 2013, p. 419-464).
A través de las fuentes documentales consultadas en repositorios nacionales, regiona-
les y familiares, abordaremos el papel político y el poder económico de los Chuchón
en la administración virreinal. Continuaremos con el proceso de decadencia de los
caciques y, principalmente, con los mecanismos emprendidos por dicha familia para
2
Para el caso boliviano, véase Langer, 1988, pp. 59-95. Para Ecuador, destaca Guerrero, 1997, pp. 559-
590. Sobre el predominio del corporativismo en la República peruana véase Águila, 2013.
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Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
mantenerse en la esfera política local y en los cargos que asumieron durante las últi-
mas décadas del siglo XIX.
La familia Chuchón, caciques de Vischongo
Entre nes del siglo XVI y mediados del XVIII, los Chuchón ostentaron el cargo de
caciques de San Cristóbal de Vischongo (Vilcas Huamán) y, bajo la administración
republicana, mantuvieron un poder político, social y económico predominante.
Lucas Chuchón, al asumir el cargo de cacique durante los últimos años del gobierno
del virrey Francisco de Toledo, participó en el proceso de las reducciones, la evangeli-
zación y la organización de la administración virreinal. Centralizó el cobro de tributos
en benecio del encomendero Luis Palomino y concentró numerosas parcelas en San
Cristóbal de Vischongo y mandó a establecer un molino. Aproximadamente en 1619,
a los 70 años de edad, continuó representando a cuarenta y tres indígenas tributarios
y siete reservados de mita3. La labor de don Lucas no sólo fue en benecio de las
autoridades virreinales o su propia familia. En su condición de cacique se ocupó del
bienestar de los indígenas. Desde las primeras décadas del siglo XVII, los indígenas
de Vischongo quedaron libres de la mita minera y tuvieron la función de renovar el
puente de Uranmarca, transportar los correos (chasquis) y resguardar a los transeúntes
en la ruta entre Huamanga y el río Pampas (Andahuaylas)4.
Tras la muerte de Lucas Chuchón, hacia 1648, el cargo fue continuado por Cristóbal
Chuchón. Hizo cumplir la renovación del puente y apoyó a las autoridades eclesiás-
ticas en el adoctrinamiento de los indígenas. De tal manera, aseguró su continuidad
en el cargo de cacique. Por otro lado, dispuso la legitimidad y reconocimiento en la
comunidad por sus labores en benecio de los indígenas. Por ejemplo, en un con-
texto de mayor disminución demográca a causa de las enfermedades y los trabajos
forzados en la mita minera, que fueron generando la mayor constitución de tierras
realengas, don Cristóbal logró el reconocimiento de las tierras de Orcco y Ocro (de
26 fanegadas), como también Pariamarca, Omayo, Guamanquero y Chacamarca (de
43 fanegadas), en benecio de los indígenas, quienes al poseer abundantes tierras ubi-
cadas en las diferentes regiones de Vischongo cumplieron satisfactoriamente con las
tributaciones y laboraban en las tierras del cacique sin mayores rechazos5.
En 1685, el cacicazgo de Vischongo se mantuvo bajo la dirección de Phelipe Chuchón
y priorizó el amparo de las tierras comunales en benecio de los indígenas y sostuvo
las actividades económicas de su familia6. Las tierras bajas, ubicadas en Umaro y
Vischongo, las destinaron a la producción agrícola; en las partes altas, entre ellas
Chiribamba, mantuvieron estancias de ovinos y vacunos.
Durante las primeras décadas del siglo XVIII, la familia Chuchón se mantuvo en el
cacicazgo de Vischongo y mediante las alianzas matrimoniales reanudaron su poder
3 Padrón de indios tributarios de la provincia de Vilcas Huamán (Vischongo). AGN, Campesinado, Derecho
Indígena, leg. 14, 1629, fs. 23-25.
4
Ibidém
5
Título de Vischongo. COFOPRI,, leg. 1, 1648, fs. 2-3.
6
Testamento de Victoria Mallqui. ARAY, Corregimiento, 1865, s/f..
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económico. En 1727, el cacique Juan Chuchón, al contraer matrimonio con Michaela
Roxas, pasó a tener numerosas tierras y estancias en Vilcas Huamán y se constituyó
como una de las familias potentadas de la región7. Los productos agropecuarios se
destinaban a los centros mineros y los obrajes de Cacamarca, Chincheros y Pomaco-
cha (Salas, 2013, p. 59).
Fin de los caciques
Entre mediados del siglo XVIII, con la instauración paulatina de las reformas borbó-
nicas y tras la derrota de la rebelión de Túpac Amaru II, el poder de los caciques fue
desmoronándose en algunas regiones hasta anularse denitivamente con el estableci-
miento de la República.
En las postrimerías del siglo XVIII, el poder político formal de los caciques fue asu-
mido por los alcaldes varas (O’Phelan, 1997, p. 54). De igual manera, en 1808, el vi-
rrey Abascal ordenó el cobro de los tributos por dichos alcaldes, dejando nuevamente
de lado a los caciques (Sala, 1991, p. 276), a pesar de lo cual no sucumbieron por
completo en el virreinato, manteniéndose muchos de ellos como autoridades étnicas.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, el papel de los caciques era inestable e
incierto, quedando sin sus funciones principales con la Constitución liberal de 1812,
la cual abolió el tributo y la mita indígena. Con el retorno de Fernando VII al trono y el
restablecimiento de la tributación, el cargo toma nuevamente vigencia por unos años.
Semanas después de la declaración de independencia, el 27 y 28 de agosto de 1821,
José de San Martín decreta la abolición del tributo y las mitas afectando la labor de los
caciques8. Posteriormente, entre 1823 y 1826, los decretos liberales de Simón Bolívar
niquitan su papel al declarar que solo se reconocería a las autoridades mencionadas
en la Constitución. Y aunque en 1826 se restituye la contribución indígena, los recau-
dadores no fueron más los caciques sino los gobernadores distritales, mestizos de la
naciente administración republicana (Basadre, 1983, p. 139).
En efecto, el término curaca o cacique había ido perdiendo su connotación étnica al
acceder, también a dicho cargo mestizos y españoles, los cuales originaron el surgi-
miento de nuevas guras como la del cacique recaudador (Del Águila, 2013, p. 79).
Según Cecilia Méndez para el caso de Ayacucho, y de David Garret para el Cuzco,
la abolición de los caciques de origen noble tuvo un efecto social y cultural aún más
profundo: “después de tres siglos de dominio colonial, indio y noble habían pasado a
ser términos contradictorios” (Garrett, 2009, p. 404).
Sin embargo, no disponemos de investigaciones sobre la situación de los ex caciques
y sus familias en el siglo XIX. El caso de la familia Chuchón nos permite sostener
que, a pesar de sucumbir el cargo cacical por la nueva política de Estado, el po-
der económico y político de los Chuchón mantuvo su vigencia en Vischongo. ¿Qué
mecanismos siguieron para reintroducirse y mantenerse en los cargos políticos bajo la
administración republicana?
7 Juan Chuchón contra Pasqual Ychacaya por las tierras de Curpiscancha y otro. ARAY, Cabildo, leg. 50, 1727.
8
Tras el sistema de pongaje, encomienda, yanaconazgo y toda clase de servidumbres, los indígenas pasaron
a ser denominados ciudadanos peruanos (Basadre, 1983, p.182).
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Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
La instauración de la República y la abolición de los cacicazgos no signicó la crisis
económica o el n de la inuencia política y social para algunas familias. Por el con-
trario, fue una etapa de reinvención y adaptación a un nuevo sistema administrativo.
Este fue el caso de la familia Chuchón, cuyos miembros lograron reintroducirse en la
nueva administración y mantenerse en la esfera política bajo el empleo de tres meca-
nismos: el control de la tierra, las alianzas matrimoniales y la educación de sus hijos.
El control de las tierras
Durante las primeras décadas de la administración republicana, los Chuchón, al igual
que muchas familias medianamente acomodadas de las provincias de Ayacucho y An-
dahuaylas, se ocuparon de la defensa de sus propiedades de las diferentes incursiones
indígenas, logrando el reconocimiento de sus bienes ante las instituciones estatales.
En la parte central de Ayacucho, a diferencia de otras regiones durante los primeros
años de la República, se produce la expansión y la usurpación de propiedades por
parte de las poblaciones indígenas, las cuales, aprovechando la legislación liberal de
Bolívar, emprenden la toma de tierras pertenecientes a mestizos, españoles y familias
indígenas acomodadas9. Hacia 1828, en Andahuaylas, María Cavero Cáceres, hija de
don Pablo Cavero y doña María Cáceres, y nieta de Juan de Dios Cáceres, sufre la
usurpación de su hacienda Posota y Guayguaca, informando:
[…] que desde ahora pocos años se han introducido varios indígenas en unos
pedazos de tierras de Guayguaca dentro de nuestros linderos suponiendo ser de
su comunidad sin más documento que su introducción por haber franqueado mi
citado padre a unos cuantos indígenas por su súplica y protesta de servicio. Es-
tos se murieron y sus subcesores entre otros recientes son los intrusos a causa
de que por muerte de dicho mi padre se extraviaron nuestros títulos y también
por hallarse una mujer sola y enfermiza. En el día milagrosamente he conse-
guido dichos documentos y pongo de maniesto a la justicación de usted10.
Por su parte, los treinta y dos indígenas representados por Tomás Utari, Carlos Hua-
raca y Damián Huaraca alegaron “que estuvieron en quieta y pacíca posesión por in-
memorial tiempo amparado mediante el derecho de prescripción”11. El 11 de octubre
de 1828, después de un recorrido del subprefecto Ildefonso Obaque, el cacique José
Carra, el alcalde Carlos Quentes y el vecino Santos Altamirano por los sitios indica-
dos, y confrontando los documentos, se produce el fallo a favor de los Cavero Cáceres
debido a que los indígenas no disponían de títulos adecuados. De igual manera, la fa-
9 A inicios de la década de 1820, además de abolir el tributo indígena, se ordena una reforma agraria que
se extiende en el sur del Perú durante 1825, repartiendo tierras comunales a los tributarios como una
propiedad privada enajenable. La amenaza de una masiva desposesión indígena lleva a un decreto de julio
del mismo año que les impide vender las que hubiesen adquirido (Garrett, 2009, pág. 398). Amparados
en estas leyes, muchos indígenas pretendieron posesionarse de muchas tierras que únicamente venían
usufructuando, lo cual condujo a juicios prolongados.
10 Litigio por las haciendas Posota y Guayguaca (Andahuaylas). ARAY, Juzgado de Primera Instancia,
Causas Civiles, leg. 7, 1828, f. 1.
11 Ibidém, f. 4. El derecho de prescripción es un instituto jurídico por el cual el transcurso del tiempo
produce el efecto de consolidar las situaciones de hecho, facilitando la extinción de los derechos o la
adquisición de las cosas ajenas.
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milia Ñaccha, propietaria del fundo Cayaní, en la banda derecha del río Pampas, sufre
la usurpación de los indígenas del pueblo de Quilla y Umaro, dictaminando en 1837
las autoridades republicanas, también, en contra de los indígenas por no presentar los
legítimos títulos de amparo12.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, los hijos de (Pedro) Chuchón y Asencia
Flores enfrentan un prolongado juicio por las tierras de Chiribamba, Cceccopata y
Paccha, ubicadas en la doctrina de Vischongo. Según el informe de los hermanos
Dámaso y Pedro Chuchón, aquellas tierras eran suyas por herencia de sus padres,
habiendo presentado el indígena Manuel Aliaga documentos alterados y carentes de
veracidad “por su mala fe”. Este último indicaba que una parte de las parcelas eran
suyas por usufructuarlas desde hace treinta años y por ser pariente de la familia Chu-
chón13, pero al no presentar sus documentos de propiedad no logró sustentar sus argu-
mentos y el gobernador de Vischongo nalizó el juicio a favor de ambos hermanos.
La decisión nal se vió favorecida, también, por el reconocimiento otorgado por las
leyes de Bolívar al derecho de los caciques hereditarios sobre la tierra (Garrett, 2009,
pág. 398). De tal manera, los predios de Chiribamba, Cceccopata y Paccha quedaron
bajo la administración de los Chuchón, beneciándose de sus producciones durante
el siglo XIX.
Las tierras fértiles de Paccha, localizada en el pago del mismo nombre, eran desti-
nadas a la producción de granos y cereales, principalmente del maíz. La hacienda de
Chiribamba14, localizada en la parte alta de Vischongo se dedicaba, además del maíz,
al cultivo de arveja, quinua, papa, olluco, mashua y oca, como también a la crianza
de ganado vacuno, ovino y caballar. Para ello, los Chuchón disponían de la labor
indígena, trabajando estos a cambio de una parcela o por un sueldo, al cual asistían
temporalmente desde los pueblos vecinos.
La mayor parte de la producción agrícola era para el sustento de las numerosas fami-
lias propietarias, los trabajadores indígenas y para el consumo durante las principales
festividades y actividades religiosas. Por otro lado, durante las primeras décadas re-
publicanas, el ganado vacuno fue el más valorado debido a los estragos ocasionados
tanto por las guerras de independencia como por las guerras civiles entre los caudillos.
El arrendatario del ramo de sisa de Huamanga, José María Palomino, informaba en
el año de 1820:
hago presente a ustedes que en el día el precio de los ganados ha subido exce-
sivamente así porque en la pasada insurrección se consumieron muchos como
por la multitud de los robos que frecuentemente se ejecutan. Muchas estancias
que estaban pobladas de ganados hoy están acéfalas con el motivo de haberse
cerrado el comercio de abastos de Chile a la capital de Lima, se están llevando
de estos lugares a la costa toda clase de ganados y por tanto se compran en
precio subido y con dicultad lo venden sus dueños15.
12
Deslinde del fundo de Cayaní seguido por Jacinto Ñaccha contra los indios de Quilla y Umaro. Archivo
de la familia Chuchón, 1836-1837, f. 2.
13 Litigios por los predios de Chiribamba, Cceccopata y Paccha. Archivo de la familia Chuchón, 1811, s/f.
14
Etimológicamente, el nombre de la hacienda expresa su ubicación: Chiri, en quechua, signica frío, y
bamba quiere decir pampa.
15 Arrendatario del ramo de sisa de Huamanga. ARAY, Cabildo, Asuntos Administrativos, leg. 5, f. 66, 1820.
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Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
Los precios elevados de la carne se mantuvieron hasta mediados del siglo XIX, bene-
ciando a las poblaciones indígenas y a las familias medianamente acomodadas. Los
Chuchón, en la hacienda de Chiribamba, se dedicaron a la crianza de vacunos y ovi-
nos, abasteciendo a los mercados de Cangallo, Huamanga y las haciendas cañaverales
del valle de Vischongo16, siendo vendida la lana a los artesanos para la elaboración de
mantas, pellones y frazadas.
La estabilidad de la producción agrícola y ganadera a nivel local nos permite sostener
que, durante las primeras décadas de vida independiente, hubo “menos plata pero
más papas” (Contreras, 2015, págs. 277-295), siendo que la “primera crisis agrícola
republicana” expresó el estancamiento del sector comercial de la agricultura, mien-
tras el de autoconsumo no había padecido este bache, experimentando en cambio
un incremento (Burga, 1987, pág. 48). El paulatino crecimiento económico local en
el departamento de Ayacucho no sólo se expresa en la provincia de Cangallo sino,
también, en Huanta y Parinacochas, como indica Lorenzo Huertas (1982) en base al
estudio de los diezmos. Es decir, la estabilidad y el relativo crecimiento económico
de las poblaciones indígenas ayacuchanas se dio de un modo generalizado durante las
primeras décadas de la República, lo cual está asociado al incremento demográco
de la población indígena entre los 1791 y 1876, manteniéndose dentro del rango de
los tres quintos del total y creciendo a la misma tasa anual del país: 0,9 por ciento
(Gootenberg, 1995).
A su vez, la estabilidad económica y el incremento demográco, en el ámbito local,
permitieron la construcción de nuevas relaciones matrimoniales, solventando así la
preponderancia económica de las familias.
Las alianzas matrimoniales
Desde el inicio del periodo republicano, las familias acomodadas formaron nuevas
relaciones matrimoniales con familias de su mismo estatus socioeconómico, permi-
tiendo la repotenciación de los grupos de poder locales. Tal es así que los hijos de la
familia Chuchón, al establecer vínculos matrimoniales, alcanzaron a controlar nu-
merosas tierras no solo en Vischongo sino, también, en los pagos y fundos aledaños.
Los libros de bautismo de este pueblo constatan que, entre comienzos y mediados del
siglo XIX –período caracterizado por el incremento demográco–, los Chuchón se
hallaban establecidos en las poblaciones vecinas, entre ellas: Chumbes, Pomacocha,
Cacamarca, Umaro y el pago de Paccha17.
En estos pueblos, las nuevas alianzas matrimoniales fortalecieron su economía. El
14 de marzo de 1841 se desposaron Cristóbal Cárdenas y Juliana Chuchón, viuda de
Diego Yupanqui, como también Ascencio Gómez con Felipa Chuchón18, proviniendo
de familias económicamente solventes. Posteriormente, uno de los hijos de la familia
Chuchón contrajo matrimonio con una señorita de la familia Prado, naciendo de esa
relación Víctor y Cristóbal Chuchón Prado quienes, a su vez, establecieron nuevas
16 Las más destacadas fueron la hacienda Occechipa, Caldera, Saccapa, Asnacc, Pajonal, La Colpa,
Chinchi, Paccpa Tirana y Astanya.
17
AAA. Libros de bautismo de Vischongo, 1840-1848.
18 AAA, Libros de bautismo de Vischongo, 1841.
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relaciones nupciales con las hermanas Prado, integrantes de una de las familias econó-
micamente más destacadas de Vischongo, mejorando así las actividades productivas
de la familia.
Cuadro N.º 1
Bautizos, 1840-1845
Fuente: AAA. Libros de bautismo de Vischongo, 1840-1845.
Los hermanos Víctor y Cristóbal Chuchón heredaron la hacienda de Chiribamba, me-
jorándola y logrando un relativo auge económico que la convirtió en una de las prin-
cipales, destinada a la producción de papa, cereales y ganado vacuno. Con el inicio
de la guerra con Chile, en 1879, experimenta una mesurada caída económica y, aun
así, es tasada en 125 soles de utilidad anual hacia 1886, en cumplimiento de la con-
Nacimiento Lugar Año Padres
Julián Chuchón Vischongo 1840 Jerónimo Chuchón y
L. Casaverde
Casimira S. Vischongo 1840 Mariano S. y
Livuncia Chuchón
Benita Maldonado Cacamarca 1840 Benancio Maldonado y
Josefa Chuchón
Cipriano Chuchón Vischongo 1840 Gregorio Chuchón y
Antonia Vega
Felipa Chuchón Vischongo 1840 Antonio Chuchón y
Faustina Huamaní
Nicolasa Huamanchagua Vischongo 1841 Mariano Huamanchagua y
Nicolasa Chuchón
Simona (española) Vischongo 1841 Padre no conocido y
Manuela Chuchón
Casimiro Chuchón Vischongo 1841 Leandro Chuchón y
Dominga Bautista
Agustín Bariola Chumbes 1841 Pedro Bariola y
Gavina Chuchón
Asencio Chuchón Pomacocha 1845 Juan Chuchón y
Ambrosia Tinco
Gregoria Chuchón Vischongo 1845 Leonardo Chuchón y
Sebastiana Quispe
Simona Chuchón 1845 Tomasa Chuchón
Valentina Escribano Umaro 1845 Miguel Escribano y
Juliana Chuchón
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Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
tribución predial rústica, del cual reducido al 20% quedaba una renta líquida de 100
soles, contribuyendo al Estado con la suma anual de 5 soles y 2.50 soles semestrales19.
Los esposos Cristóbal Chuchón y Cipriana Prado, establecidos en el fundo de Uchui-
pampa en Vischongo, contaban con, aproximadamente, veintisiete 27 terrenos de va-
riada extensión destinados al cultivo de maíz, papa, cebada, trigo y pastizales para la
crianza de ganado vacuno, caballar y mular. De igual manera, en la década de 1860,
el matrimonio de Pedro Pablo Chuchón con Elisa Riveros les permitie la obtención
de parcelas agrícolas y ganaderas en los pueblos de San Cristóbal de Vischongo, a los
Chuchón, y de San Antonio de Umaro, a los Riveros.
Como se observa en el cuadro N.º 3, don Pedro Pablo Chuchón obtuvo la mayoría de
sus propiedades por herencia en la zona de Paccha y en ambas riberas del río Vischon-
go, abarcando un vasto territorio que se extendía desde las zonas bajas, exclusivas
para el cultivo de frutales y maíz, las zonas intermedias, para la siembra de cereales
y tubérculos, hasta las partes altas, para la actividad ganadera. Por su parte, la señora
Celsa Riveros Lara hereda diversas parcelas: en la banda derecha del río Pampas,
destinada a la obtención de frutales; en las inmediaciones del pueblo de San Antonio
de Umaro, para la siembra de maíz, y en las partes altas de abundantes pastizales, para
la crianza del ganado vacuno y ovino.
La mayoría de las propiedades fueron obtenidas por herencia. El testamento de la
señora Celsa Riveros declara: “[…] que todas las tierras dispuestas son adquiridas a
título hereditario de mi nada señora madre Balta Lara Bendezú”20. De esa manera,
las alianzas matrimoniales fortalecieron el poder económico de la familia Chuchón
a nivel local, permitiéndoles dos ventajas económicas: por un lado, expandieron sus
propiedades a las inmediaciones del pueblo de Vischongo, disponiendo en el fundo
de Uchuipampa de más de una decena de propiedades de 6 o 2 hectáreas para la
producción de tubérculos, granos y cereales; aprovechando la fertilidad de la tierra en
el pago de Paccha, de 3 y 2 yugadas para cultivos maíz, papa y habas; y en Umaro,
controlando numerosas tierras ubicadas en las partes altas del pueblo y en las inme-
diaciones del río Pampas. Y por otro lado, el dominio de numerosos terrenos ubicados
en diferentes regiones les permitió obtener productos en mayores cantidades y de
carácter variado; de las zonas cálidas de Umaro, Paccha y Uchuipampa obtuvieron
maíz, cebada y frutas, en las partes altas cultivaron papas y cereales; de igual manera,
lograron fortalecer la actividad ganadera mediante la disposición de decenas de pro-
piedades cultivables y pastizales. En pleno siglo XIX, el control vertical de los pisos
ecológicos (Murra, 2002) continuaba vigente: controlando tierras ubicadas en dife-
rentes espacios geográcos, los Chuchón disfrutaban de una diversidad de productos.
19 ARAY, Municipalidad de Cangallo, Matrículas de predios rústicos, eclesiásticos e industria, leg.
116, 1886-1901. Según un decreto de 1886, veintitrés hacendados del distrito de Vischongo tenían la
responsabilidad de brindar la contribución predial rústica, entregando al Estado un total de 416 soles
anuales y 208 soles semestrales. Asimismo, a nivel de la provincia de Cangallo –que integraba los
distritos de Huancaraylla, Totos, Carapo, Huanca Sancos, Hualla, Canaria, Huambalpa, Vischongo y
Cangallo–, la capital provincial aportaba 616 soles anuales y 308 soles semestrales.
20
Testamento de Celsa Riveros, 1921. ARAY, Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, n° 31, 6-11-1921,
fs. 64-66.
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Cuadro N.º 2
Propiedades de Clementino Chuchón Prado, hijo de
Cristóbal Chuchón y Cipriana Prado
Terrenos Extensión Productos a sembrar
Ccasa-corral
Huertaccepa 3 hectáreas
Uchuipampa
Alfacorral
Ccata-corral 4 yugadas* Maíz
Yacupañauinccata 2 hectáreas Tierra eriaza
Antuca-pampa 1 hectárea
Challhuachayoccpata 5 corrales pequeños
Molinoyoccpata 1 hectárea
Ayasamachinapata 2 yugadas Cebada
Occachacra 1 yugada
Yacuraquina 4 yugadas Trigo
Puquioccata 1 hectárea Trigo
Huayccohuasi 2 potreros y su casa Pastizal
Sillcao-pucro 1 hectárea Tierra eriaza
Huahuapaurmasccan 6 yugadas Maíz y habas
Uchuinicutichaccata 2 hectáreas Tierra eriaza y cereales
Rumiccollpa 1 hectárea Habas y tierras eriaza
Hatunpucro 5 yugadas Pastizal
Huaytapallana
1 hectárea
Terreno eriazo
Ángel-pampa
1 hectárea
Pastizal
Cuncachapata
2 yugadas
Habas
Pucrocorral 2 yugadas Maíz
Rumichaca ½ yugada Maíz
Bonbon 1 yugada Maíz
Mulamanaena 2 yugadas Trigo
Chiribamba-pata 2 yugadas
Fuente: Testamento de Clementino Chuchón Prado. ARAY, Protocolos Notariales,
Ángel C. Aronés, 1-10-1925.
* En los pueblos, la yugada es el espacio de tierra de labor que puede arar una yunta en un día.
101
Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
Cuadro N.º 3
Propiedades de Pedro Pablo Chuchón, 1926.
Propiedades Ubicación Extensión Productos a sembrar
Casa Pago* de Paccha
Loccayccata
Pago de Paccha
1 yugada
Maíz
Pacchaccata Pago de Paccha 1 yugada Maíz
Teccoybamba Pago de Paccha 2 yugadas Maíz
Ychupayocc Pago de Paccha 2 yugadas Cereales
Chiribambaccata Pago de Paccha 3 yugadas Papa
Teccllo Orilla del río Vischongo 1 yugada Haba
Río Vischongo
Lirinyuyacc Río Vischongo
Bombom
Rio Vischongo
1 yugada
Papas
Mulamansana
Río Vischongo
4 yugadas
Trigo
Cruzpata Río Vischongo 10 yugadas Cereales
Galvezccata Vischongo 8 yugadas Cereales
Ccaylloarma Vischongo 1 ha Pastizales
Huerta ½ yugada Frutales y maíz
Fuente: Testamento de Pedro Pablo Chuchón ARAY, Protocolos Notariales,
Ángel C. Aronés, N.° 74, 13-09-1926.
* Expresión geográca jurisdiccional.
La educación de los Chuchón
Aprovechando su mediana posición económica, desde mediados del siglo XIX, la
familia Chuchón priorizó la educación de sus hijos como un medio para mantener su
importancia política e inuencia social. La primera generación de los Chuchón en ac-
ceder a la educación fueron los hermanos Cristóbal y Víctor Chuchón Prado quienes,
aprovechando la relativa comodidad económica de sus padres, tuvieron la oportuni-
dad de estudiar en las primeras escuelas elementales de Huamanga y de Cangallo.
Desde los primeros años de la administración republicana, la ciudad de Huamanga
dispuso del funcionamiento de las instrucciones elementales. En 1830 se registró el
funcionamiento de cuatro escuelas: La Compañía, San Juan Bautista, Santa María
102
David Quichua ChaicoRev Arch Gen Nac. 2019; 34(2): 91-109
Cuadro N.º 4
Propiedades de Celsa Riveros Lara
Terrenos Productos a sembrar
Ccochapucro-pampa Maíz
Domingo-pata Maíz
Yuraccrumiccata Terreno pastal
Cecchccahuacho (Chachaspampa, Hatuncorral,
Erapasiquen, Purhuayniyocc, Siccsisniyocc y Hu-
mancocha, Remillachayoccorcco, Maraypampa)
Corrales y pampas
Chachaspata
Lloccepucro
Chamana-orcco
Rucaypuccro
Rucaychimpa
Corralpampa
Pallccaccata
Moyocccuchopampa Cebada
Asnaccpuquio
Fuente: Testamento de Celsa Riveros, 1921. ARAY,
Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, N.° 31, 6-11-1921
Magdalena y Santa Ana (Carrasco, 1975, pág. 127). Allí enseñaban 7 preceptores
mediante el método lancasteriano (Galdo, 1992, pág. 195). En 1831, por ley del 14 de
diciembre, se creó el Colegio de Instrucción Media para varones denominado La Vic-
toria, el cual funcionó gracias a las rentas de los conventos supresos de San Agustín,
Santo Domingo, San Francisco y San Juan de Dios. En 1848, dicho colegio fue unido
al Seminario Conciliar (Olivas, 1924, pág. 259)21.
La segunda generación de la familia Chuchón, que continuó por la senda de la edu-
cación, fueron Pedro Pablo Chuchón, hijo de Gregorio Chuchón y Antonia Vega22, y
Clementino Chuchón, hijo de Cristóbal Chuchón y Cipriana Prado23. Ambos jóvenes
21
Bajo el gobierno de Ramón Castilla, se incrementó el número de colegios tanto en la capital departamental
como en las provincias. En 1846, a pedido de los síndicos municipales de Huamanga se expide un decreto
ordenando la creación de un colegio de varones bajo la denominación de San Ramón, estableciéndose
recién en 1849. Entre 1849 y 1850, un informe del prefecto Francisco García indica el funcionamiento
de cinco escuelas en Parinacochas, cuatro en Lucanas, seis en Andahuaylas y cuatro en Cangallo, cada
una de las escuelas dirigida por un preceptor (Galdo, 1992, pág. 196).
22
Testamento de Pedro Pablo Chuchón ARAY, Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, n° 74, 13-09- 1926, f. 1.
23
Testamento de Clementino Chuchón Prado. ARAY, Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, 1-10-1925,
fs. 45v-48v.
103
Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
fueron debidamente alfabetizados, como se observa por las rúbricas que guran en
sus testamentos, no habiendo rmado otros en su representación como se observa en
el caso del testamento de Elisa Riveros, donde se puede leer: “otory no rmó por
ignorar, haciendo a su ruego el testigo testamentario don Guillermo Obregón”.24 En
la actualidad, descendientes de don Pedro Pablo como el señor Uriol Chuchón, de 93
años, todavía recuerdan con orgullo como su tatarabuelo fue educado en Huamanga25.
Los hijos de la familia Chuchón tuvieron el privilegio y la posibilidad de acceder a los
estudios básicos debido a que estos no sólo se impartieron en Huamanga o Cangallo
sino, también, en el mismo distrito de Vischongo. Según el profesor Antonio Sulca
Chuchón:
[…] el funcionamiento de la Instrucción Elemental de Vischongo comenzó
a pedido de las autoridades ediles y políticas partir del año 1854, después
de 33 años de la independencia del Perú. El abastecimiento económico co-
rría a cargo del Concejo Provincial de Cangallo, quien remuneraba a los
preceptores de las escuelas elementales. Posteriormente, cuando ya pasó a
ser una escuela scal, ya se encargaba del funcionamiento del Ministerio de
Instrucción26.
La educación en el departamento de Ayacucho había alcanzado una notoria impor-
tancia. En 1861 se puso en funcionamiento el Colegio de Educandas, institución de
nivel secundario para mujeres.27 Haciendo un conteo general del departamento, en
1861 fueron registradas cuarentainueve instituciones de educación primaria, con una
asistencia de 2454 varones y 232 mujeres, con un gasto anual de 6904.2 pesos, sin
incluir del Colegio de San Ramón y el Colegio de Educandas, que contaban una renta
de 5475 y 1620 pesos, respectivamente (Galdo, 1992, págs. 196-197)28.
Durante las últimas décadas del siglo XIX, el número de escuelas y la cantidad de los
estudiantes en los distritos y las provincias del departamento de Ayacucho se incre-
menta paulatinamente. Año tras año, las familias indígenas vieron y celebraron el sur-
gimiento de una nueva oportunidad para sus hijos. La provincia de Cangallo durante
los últimos años de la década de 1860 se distinguió por contar con el mayor número
de centros educativos dentro del departamento29.
24
Testamento de Celsa Riveros. ARAY., Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, nº 31, 6-11-1921, f. 65.
25
Entrevista personal a Uriol Chuchón, 25-04-2019.
26 Manuscrito del profesor Antonio Sulca Chuchón: “Síntesis histórica de la Escuela Estatal de Menores N°
38170/Mx-P. Vischongo, Provincia Vilcas Huamán”, 1996, p. 1. Inédita.
La escuela hasta mediados del siglo XX funcionó en los locales del municipio. El 18 de marzo de 1947
el local del centro escolar de varones se hallaba en construcción. Véase: Informe del subprefecto de
Cangallo al prefecto de Ayacucho sobre la escuela de Vischongo. ARAY, Prefectura, leg. 130, 1947, f. 2.
27
Funcionó hasta 1879, siendo reabierto en el año 1900 (Olivas, 1924, págs. 263-264).
28
Al año siguiente, según los datos publicados en El Registro Ocial, se incrementa el número de colegios
y el de alumnas, aunque disminuye la cantidad de varones. El departamento de Ayacucho contaba con
56 escuelas de varones, al cual asistían 2262 alumnos y 6 de mujeres, permitiendo la concurrencia de
399 alumnas.
29
En 1869 funcionaban: en la provincia de Huamanga, 12 escuelas de varones y 4 de mujeres; en Huanta,
9 y 2, respectivamente; en La Mar, 4 y 1; en Cangallo, 18 y 5; en Andahuaylas, 9 y 9; en Lucanas, 7 y 7;
y en Parinacochas, 4 y 1. Igualmente, en los pueblos indígenas la cantidad de los estudiantes se adicionó.
Tal es así que en la ciudad de Huanta, en 1898, las dos escuelas de varones concentraban 150 alumnos y
104
David Quichua ChaicoRev Arch Gen Nac. 2019; 34(2): 91-109
Cuadro N.º 5
Número de escuelas en el departamento de Ayacucho, 1861.
Provincias Escuela
de
varones
N° de
alumnos
Escuela
de
mujeres
N° de
alumnas Gastos Escuela
de
varones
Escuela de
mujeres
cerradas
Cercado 11 625 2 150 1,550 0 0
Huanta 8 520 0 0 600 1 1
Cangallo 7 105 1 18 1,220.20 6 0
Lucanas 4 96 1 24 828 2 0
Parinaco-
chas 9 334 1 40 1,404 1 0
Andahuaylas
10 774 0 0 1,292 2 1
Total
2,454
5
232
6,904.20
12
2
Fuente: Galdo, 1992, pág. 197.
Cuadro N.º 6
Número de Escuelas de Ayacucho, 1862.
Provincias Escuela de
varones
Números de
alumnos
Escuela de
mujeres
Número de
alumnas
Cercado
10
643
2
200
Huanta 7 518 1 105
La Mar 3 184 0 0
Cangallo
8
140
1
10
Lucanas 7 304 1 34
Andahuaylas 11 372 0 0
Parinacochas 10 460 1 50
Total 56 2,261 6 399
Fuente: Galdo, 1992, pág. 197.
la escuela de mujeres 45. A su vez, en la misma provincia de Huanta funcionaban 5 escuelas ubicadas en
los pueblos de Pampachacra, Maynay, Luricocha, Huamanguilla y Macachacra (Galdo, 1992, pág. 198).
105
Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
En las proximidades de Cangallo, en el pueblo de Cayara, en 1874 el profesor Juan
de la Rosa Gutiérrez evaluó y aprobó a 29 alumnos. Ese mismo año, en el pueblo de
Hualla, todos los educandos aprobaron sus evaluaciones públicas. Fernando Torres,
en 1879, informa al presidente del Concejo Departamental:
Al dar parte a Ud. de los exámenes no puedo pasar en silencio sin manifestarle
el júbilo que ha causado a todos los padres de familia al ver a sus hijos adelan-
tados en todos los ramos de enseñanza, en un pueblo en que la instrucción se
hallaba en tinieblas si se quiera decirle siendo por estos medios recomendado
el referido preceptor don Ignacio Mendoza ante esa residencia30.
Aunque los gobiernos liberales no impulsaron la educación decididamente en los pue-
blos indígenas y en las provincias más alejadas, la cita anterior nos muestra la acogida
e importancia otorgada por los padres y las autoridades locales a la educación. Du-
rante el estancamiento económico estatal y la situación decadente de las provincias
años antes de la guerra con Chile, la educación en los pueblos fue uno de los sectores
de mayor prioridad. En Cangallo las autoridades municipales y los indígenas deter-
minaron cobrar antiguos impuestos para mantener en funcionamiento las escuelas
elementales31.
Con la reintroducción de las contribuciones de mojonazgo y sisa, la mayor parte de las
escuelas elementales de Cangallo se mantuvo en funcionamiento y otras se hallaban
cerradas. El cierre de los centros educativos se debió a la agudización de la crisis eco-
nómica. Por no percibir puntualmente sus salarios algunos profesores habían optado
por abandonar sus centros de labor y otros, a pesar de no haber cobrado, continuaron
con sus labores del año escolar. Esa dedicada actividad laboral les permitió ser respe-
tados y uno de los agentes más inuyentes en los pueblos de la sierra al igual que los
abogados y curas. Asimismo, en este contexto de la iniciación de la educación pública
peruana se evidencia el interés de las autoridades y padres de familia por la calidad
educativa y la labor comprometida de los profesores.
En 1877, al cobrarse los nuevos impuestos de mojonazgo y sisa, la provincia de Can-
gallo obtuvo 17 mil soles por los subsidios scales para la educación elemental, con-
tinuando de esa manera su funcionamiento. Tras el inicio de la guerra en 1879 y el
avance de las fuerzas chilenas, la situación de la escuela elemental se fue desvanecien-
do por falta de nanciamiento, hasta el punto de ser clausurada. Entre 1840 y 1879,
aunque las autoridades nacionales liberales no brindaron mayor apoyo al aanzamien-
to de la educación en benecio de los indígenas, el esfuerzo de las autoridades locales
y las familias hizo posible la creación y funcionamiento de las primeras escuelas ele-
mentales en las capitales distritales y provinciales de Ayacucho bajo el nanciamiento
propio de los indígenas mediante el restablecimiento de diversos impuestos.
Tras la guerra, el interés por crear o restablecer las escuelas elementales continuó.
En 1899, los indígenas de Pomabamba (Cangallo) presentaron una queja al prefecto
sobre el poco interés de su alcalde municipal, Manuel Jesús Agüero, por restablecer
30
Informe del sector de educación de Cangallo. ARAY. Municipalidad, Del sector educación, Leg. 49,
1879, s/f.
31 Ibidém
106
David Quichua ChaicoRev Arch Gen Nac. 2019; 34(2): 91-109
la escuela32. La presencia de numerosas escuelas en el departamento y, principalmen-
te, en la provincia de Cangallo entre 1840 hasta el inicio de la guerra con Chile, nos
permite sustentar que los hijos de la familia Chuchón accedieron a la educación ele-
mental, lo cual les permitió mantener su importancia política, económica y social en
las últimas décadas del siglo XIX.
Los Chuchón en la esfera política
Hacia nes del siglo XIX, la parroquia de Vischongo se dividía en cuatro vice pa-
rroquias (Ocros, Chumbes, Concepción y Umaro) y cuatro ncas (Ccaccamarca,
Pomacocha, Chanen y Pacomarca), las cuales concentraban una población de 5,500
habitantes indígenas quechua hablantes.33 En dicho distrito, los hijos de la familia
Chuchón ocuparon los principales cargos políticos y judiciales. El 5 de julio de 1883,
Cristóbal Chuchón, en compañía de José Mendoza, Manuel Pacheco, José M. Castro,
Ciprian Hermosa, Juan Alarcón y Antonio Hermosa (suplente), fueron electores de la
parroquia de Vischongo para la elección de dos senadores representantes de la provin-
cia de Cangallo, en la que salieron victoriosos Pedro J. Ruiz y Rafael Galván, frente a
Pedro Cristóbal del Pozo.34 De la misma manera, y al ostentar el cargo de gobernador
de Vischongo, don Cristóbal se distinguió por su singular respeto a sus funciones y
estricto cumplimiento de las leyes. En un documento del año 1894, informa a sus su-
periores dando a conocer las faltas que venían cometiendo otros funcionarios, solici-
tando una sanción inmediata: “[…] por los delitos que con tanto descaro ha cometido
desprestigiando el cargo que desempeña ha cometido a juicio criminal según dispone
nuestras leyes”35.
Entre el nal de la guerra con Chile y los primeros años del siglo XX, Víctor Chuchón
Prado, Pedro Crisólogo Chuchón Prado y Juvenal Chuchón González asumieron el
cargo de alcalde distrital de Vischongo, la responsabilidad política más importante
de la localidad, como antes fue la de cacique en tiempos virreinales. Los alcaldes
municipales al asumir el cargo durante un año, velaban por la limpieza, el orden y la
seguridad, dirigían las celebraciones religiosas, además de representar y defender a la
población, junto a gobernadores y alguaciles, durante los conictos territoriales con
los pueblos vecinos, y tradicionales. El cargo no era remunerado, y se asentaba en la
voluntad de servir a la comunidad.
Al igual que los alcaldes, la labor de los gobernadores recaía en personalidades ins-
truidas, con el n de hacer cumplir las disposiciones gubernamentales y ser un ele-
mento destacado en la administración republicana. Dichos cargos eran ocupados, a su
vez, por vecinos principales y personajes provenientes de familias bien constituidas,
elementos que caracterizaban a la familia Chuchón.36 El predominio económico y la
32
AGN. Ministerio de Gobierno, Prefecturas, Ayacucho, Pomabamba, 1899, s/f.
33
Visita Pastoral a las provincias de Cangallo y Fajardo por el Dr. Fidel Olivas Escudero. AAA, 1902, f.
113. Hacia 1922 Vischongo pasó a tener los siguientes anexos: Llacolla, Ocros, Chumbes, Concepción,
Ccaccamarca, Pocomarca, Pomacocha, Chanen y Umaro, los cuales comprendían, a su vez, los caseríos
de Pariamarca y Querocapilla, más otras capillas sin licencia de funcionamiento.
34
ARAY, Municipalidad de Cangallo, leg. 116, 1883.
35
Archivo de la familia Chuchón, 1894, f. 5.
36
Durante el siglo XIX era común que los sacerdotes cometiesen faltas en los pueblos. Juan Bustamante
107
Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
continuidad política de la familia Chuchón en el siglo XIX ayacuchano es, al parecer,
inédita, pero no si se considera otros territorios del Perú, pues las investigaciones en
la región surandina han demostrado la continuidad de algunas familias de caciques
en las instituciones políticas republicanas, como en el caso señalado por Christine
Hünefeldt en la subprefectura de Azángaro (Puno) para la década de 1830, la cual era
ocupada por un hacendado de origen familiar cacical. Igualmente, Carlos Mamani
Condori cita el ejemplo de un cacique hereditario que en los 60s asumía el cargo de
corregidor en Taraqu (Pacajes) (Harris, 1995, pág. 361).
Conclusiones
La abolición de los cacicazgos no signicó la decadencia económica y política de al-
gunas familias, más bien fue una oportunidad para su reinserción en la esfera política
y social de la administración republicana. La familia Chuchón, antiguos caciques de
Vischongo, al perder sus funciones y sus privilegios virreinales, tanto políticos como
administrativos, mantuvieron su control político y económico en el ámbito local re-
publicano decimonónico.
Aprovechando la legislación republicana que amparaba el control de las tierras de los
caciques, hicieron reconocer sus propiedades y fortalecieron sus actividades económi-
cas. Igualmente, al desarrollar las alianzas matrimoniales con las hijas de las familias
medianamente acomodadas, controlaron nuevas tierras en Vischongo y sus anexos,
logrando así, nuevas ventajas económicas basadas en la agricultura, la ganadería y el
comercio. Dicho sostén económico les permitió encaminar la educación de sus hijos
con el n de asumir, de esa manera, los principales cargos políticos y administrativos
en la localidad en las últimas décadas del siglo XIX.
El poder económico, la educación y los cargos político-administrativos, ya sea como
electores de prefectos y gobernadores, les permitió mantener estrechos vínculos con
las autoridades de la más alta esfera política del departamento de Ayacucho y disfrutar
de ciertos privilegios y distinciones a nivel local.
Referencias
Fuentes Primarias
Documentos
Archivo Arzobispal de Ayacucho (AAA)
Libros de bautismo de Vischongo, 1840-1848.
Archivo del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI):
Título de Vischongo, leg. 1, 1648.
Archivo General de la Nación (AGN):
Campesinado, Derecho Indígena, leg. 14, 1629.
AGN, Ministerio de Gobierno, Prefecturas, Ayacucho, Pomabamba, 1899.
indica, para el caso de Puno, que sería mejor que los curas pudieran casarse y, formando hogares bien
constituidos, predicaran con el ejemplo a la feligresía de los pueblos del interior (Renique, 2016, pág. 44).
108
David Quichua ChaicoRev Arch Gen Nac. 2019; 34(2): 91-109
Archivo Regional de Ayacucho (ARAY):
Cabildo, leg. 50, 1727.
Corregimiento, 1865.
Juzgado de Primera Instancia, Causas Civiles, leg. 7, 1828.
Municipalidad de Cangallo, leg. 116.
Prefectura, leg. 130.
Protocolos Notariales. Ángel C. Aronés, Nº 31 (1921), Nº 74 (1926),
sin número (1925).
Archivo de la familia Chuchón:
Litigios por predios, 1811.
Deslinde del fundo de Cayaní, 1836-1837.
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