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Destituidos, pero no acabados: vigencia económica y política de una familia de caciques en la república
tribución predial rústica, del cual reducido al 20% quedaba una renta líquida de 100
soles, contribuyendo al Estado con la suma anual de 5 soles y 2.50 soles semestrales19.
Los esposos Cristóbal Chuchón y Cipriana Prado, establecidos en el fundo de Uchui-
pampa en Vischongo, contaban con, aproximadamente, veintisiete 27 terrenos de va-
riada extensión destinados al cultivo de maíz, papa, cebada, trigo y pastizales para la
crianza de ganado vacuno, caballar y mular. De igual manera, en la década de 1860,
el matrimonio de Pedro Pablo Chuchón con Elisa Riveros les permitie la obtención
de parcelas agrícolas y ganaderas en los pueblos de San Cristóbal de Vischongo, a los
Chuchón, y de San Antonio de Umaro, a los Riveros.
Como se observa en el cuadro N.º 3, don Pedro Pablo Chuchón obtuvo la mayoría de
sus propiedades por herencia en la zona de Paccha y en ambas riberas del río Vischon-
go, abarcando un vasto territorio que se extendía desde las zonas bajas, exclusivas
para el cultivo de frutales y maíz, las zonas intermedias, para la siembra de cereales
y tubérculos, hasta las partes altas, para la actividad ganadera. Por su parte, la señora
Celsa Riveros Lara hereda diversas parcelas: en la banda derecha del río Pampas,
destinada a la obtención de frutales; en las inmediaciones del pueblo de San Antonio
de Umaro, para la siembra de maíz, y en las partes altas de abundantes pastizales, para
la crianza del ganado vacuno y ovino.
La mayoría de las propiedades fueron obtenidas por herencia. El testamento de la
señora Celsa Riveros declara: “[…] que todas las tierras dispuestas son adquiridas a
título hereditario de mi nada señora madre Balta Lara Bendezú”20. De esa manera,
las alianzas matrimoniales fortalecieron el poder económico de la familia Chuchón
a nivel local, permitiéndoles dos ventajas económicas: por un lado, expandieron sus
propiedades a las inmediaciones del pueblo de Vischongo, disponiendo en el fundo
de Uchuipampa de más de una decena de propiedades de 6 o 2 hectáreas para la
producción de tubérculos, granos y cereales; aprovechando la fertilidad de la tierra en
el pago de Paccha, de 3 y 2 yugadas para cultivos maíz, papa y habas; y en Umaro,
controlando numerosas tierras ubicadas en las partes altas del pueblo y en las inme-
diaciones del río Pampas. Y por otro lado, el dominio de numerosos terrenos ubicados
en diferentes regiones les permitió obtener productos en mayores cantidades y de
carácter variado; de las zonas cálidas de Umaro, Paccha y Uchuipampa obtuvieron
maíz, cebada y frutas, en las partes altas cultivaron papas y cereales; de igual manera,
lograron fortalecer la actividad ganadera mediante la disposición de decenas de pro-
piedades cultivables y pastizales. En pleno siglo XIX, el control vertical de los pisos
ecológicos (Murra, 2002) continuaba vigente: controlando tierras ubicadas en dife-
rentes espacios geográcos, los Chuchón disfrutaban de una diversidad de productos.
19 ARAY, Municipalidad de Cangallo, Matrículas de predios rústicos, eclesiásticos e industria, leg.
116, 1886-1901. Según un decreto de 1886, veintitrés hacendados del distrito de Vischongo tenían la
responsabilidad de brindar la contribución predial rústica, entregando al Estado un total de 416 soles
anuales y 208 soles semestrales. Asimismo, a nivel de la provincia de Cangallo –que integraba los
distritos de Huancaraylla, Totos, Carapo, Huanca Sancos, Hualla, Canaria, Huambalpa, Vischongo y
Cangallo–, la capital provincial aportaba 616 soles anuales y 308 soles semestrales.
20
Testamento de Celsa Riveros, 1921. ARAY, Protocolos Notariales, Ángel C. Aronés, n° 31, 6-11-1921,
fs. 64-66.