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Henry Barrera Camarena Breve historia de una casa colonial limeña.
Puesta en valor del patrimonio edicado
Revista del Archivo General de la Nación
2017, N° 32, 73-83
Poseen objetivo valor la adobería de las piezas bajas y sus medianías por mitad y a todas las
mamposterías como también la albañilería de los pilares de las puertas, del principal la portada
de la calle con sus baramentos de cantería, toda de cal y ladrillo doble con su cornisa de corte
de ladrillo su sardinel y guarda ruedas, como también el arco del zaguán de cal y ladrillo, y las
dos bombas de adentro, todos los cubiertos de cuartones, entablados, de las piezas principales y
cuartos del tras patio, los corredores de cuartoncillos [sic] con sus madres del patio y tras patio
y todos los enladrillados de todas las piezas, y en el tras patio un altillo con dos piezas de telares
dobles con su escalera de madera, el corral con su pesebre, y dicho altillo cubierto de mangles
entablados, y todas las puertas y ventanas altas y bajas, así como las puertas de calle y todos los
enlucidos, blanqueados, empedrados de lo interior, mientras que la calle estaba enlosado, como
también la escalera para subir a los altos, la primera y segunda de cal y ladrillo, con su primer
paso de piedra de cantería solada, en tanto que las demás y segundas de alfardas con sus pasama-
nos. Asimismo, todos los telares, dobles y sencillos de todas las piezas, algunos de cinta embebi-
da y los demás de cuartones entablados de junto y todas las puertas y ventanas tanto del primer
como del segundo piso. Mientras que el balcón de la casa y los corredores tienen sus barandas de
balaustres cubiertos de cuartoncillos con sus madrecillas y pilarotes
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.
El valor de la casa ascendió a 10 885 pesos.
adaptación de la casa colonial al neoclasicismo republicano
En el periodo republicano, el inmueble adquirió notoriedad al convertirse en sede del famoso
Hotel de la Bola de Oro. No se conoce exactamente cuándo se abrió este espacio público, pero
al respecto Oswaldo Holguín señala que durante las décadas de 1830 y 1860 ya era uno de los
establecimientos gastronómicos más importantes de la ciudad por los servicios de restaurante,
hotel, café, billar, entre otros, que brindaba
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; lo que llevó a que dejara el nombre de fonda que
inicialmente tenía por la adopción de hotel en 1846. Este cambio se debió a lo moderno que era
en razón de los nuevos servicios que adquirió en consonancia con las novedades que se daban
en los principales países europeos occidentales
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.
Precisamente hacia 1860 el auge del hotel empezó a decaer como todo negocio luego
de alcanzar su época de orecimiento. Las señoras Antonia Rodríguez de la Peña, Flora Rodrí-
guez de Perales, Francisca Rodríguez, Manuela Rodríguez y María Luisa Rodríguez, que eran
dueñas de seis séptimas partes de la casa, optaron por darlo en arrendamiento. El 27 de junio de
1867 lo alquilaron al antiguo banco privado La Providencia. Este banco fue fundado el 15 de
noviembre de 1862 por el ciudadano belga Francisco Watteau en un local de la antigua calle San
Pedro (cuadra 3 del jirón Ucayali), hasta que decidió mudar sus ocinas al inmueble en estudio
en el año ya indicado
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. Luego de algunas negociaciones el 19 de mayo de 1869, las señoras
determinaron vender al banco sus partes de la casa con todos los derechos y acciones que tenían.
La venta se acordó en 53 361.76 pesos, libre de gravamen e hipotecas
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12 aGn (1788-1798). Protocolo Notarial siglo xviii. Escribano Andrés de Sandoval (N° 976, ff. 1074r-1075v).
13 holGuín, 2013, p. 160.
14 Ibídem, p. 166.
15 orreGo, 2012.
16 aGn. Protocolo Notarial siglo xix. Notario Francisco Palacios (,ff. 532r-533v).