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La imprenta de El MercurioRev Arch Gen Nac. 2020; 34(1): 9-30
por ejemplo, en el caso mexicano, Laura Suárez, desde una perspectiva cultural, reúne una serie de
trabajos sobre el alcance de la letra impresa, la lectura, las actividades editoriales, etc. (Suárez, 2001),
y para Francia, Gwladys Longeard, analiza cómo la Imprenta Nacional francesa, entre 1870 y 1910,
se convirtió en una de las primeras experiencias de industria pública en dicho país (Longeard, 2003).
Los antecedentes de la imprenta de El Mercurio
La imprenta de El Mercurio surgió producto de la reunión de materiales de antiguas imprentas,
algunas de propiedad del Estado, con la adquisición de nuevos materiales. Algunos de estos materiales
provenían de la imprenta que editaba El Heraldo. En 1856, en un contexto de disputa doctrinaria
entre conservadores y liberales en la Convención Nacional por una nueva Constitución, el gobierno
del Ramón Castilla clausuró El Heraldo, disponiendo que sus útiles de imprenta pasen a la Imprenta
del Estado
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. En 1860, se entregó a José Enrique del Campo algunos materiales de la Imprenta del
Estado, además de los útiles de la antigua imprenta de El Heraldo, para la publicación de un periódico
«ministerial», que apoye al gobierno
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. El empleo de los recursos públicos para nes ajenos a las
actividades estatales, en este caso de materiales de imprenta, es una práctica normalizada en la mayoría
de gobiernos del XIX. Así, y a pesar de las objeciones del administrador de la Imprenta del Estado,
Eusebio Aranda, quien alertaba sobre los perjuicios que traería en la publicación del periódico ocial,
el gobierno estaba decidido en la publicación del periódico ocialista. Así, desde el 1.° de diciembre de
1860 se empezó a publicar La Independencia, que luego pasó a denominarse El Independiente
4
.
Luego del n de la publicación de El Independiente, en enero de 1862, Manuel Atanasio Fuentes recibió
los materiales que habían servido para publicar este periódico
5
. Fuentes (1820-1889), uno de los más
prolícos escritores del s. XIX, conocido como el «Murciélago» por el nombre de su periódico satírico,
fue un hombre de ideas conservadoras, fue muy crítico con Castilla, sobre todo en el bienio 1855-
1856, cuando editó El Murciélago y colaboraba en El Heraldo. En 1856, cuando estalló en Arequipa la
sublevación liderada por Vivanco contra la Constitución liberal, publicó en esa ciudad El Murciélago.
Con la derrota de Vivanco, se instaló en Chile donde reapareció su periódico y escribió su satírica
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Arrambide, 2016, p. 69. El Heraldo se publicó entre 1854 y 1856, redactado por Luciano Benjamín Cisneros y Toribio Pacheco. Entre
los materiales entregados a la Imprenta del Estado estuvieron: «Una prensa con sus respectivas ramas, fasquetas, cilindros, imposiciones,
cuñas, etc.; ocho pares de cajas; seis burros dobles; doce galeras; dos pliegos de letra pica, y cuatro de entredos y seis surtidos de letras
ornamentales». AGN. Ministerio de Hacienda. O.L. 426-136. Lima, 9 de septiembre de 1860.
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AGN. Ministerio de Hacienda. O.L. 426-137. Lima, 10 de noviembre de 1860. La imprenta que recibió Del Campo estaba conformada
por «Una prensa con todos sus útiles; un aparato de cilindro; dos fasquetas; una rama; un mazo; un serrucho, cuñas, palos, etc.; diez
galeras; dos tablones para sacar formas; un molde para fundir cilindro; tres pliegos letra pica; uno id. entredos; cuatro juegos letra de
encabezamientos; rayas e interlíneas trozadas; seis pares cajas; un cajón con un poco de tinta; veinte resmas de papel para imprimir; cinco
cajoncitos en que se hallan los tipos; tres id. grandes en que se hallan los demás útiles expresados». José Enrique del Campo (1836-1881)
fue un impresor que inició su actividad a nes de la década de 1850, trabajando con su tío, Mariano Nicolás Corpancho, secretario del
presidente Castilla. Esta relación le valió a Del Campo el nombramiento como encargado de la impresión del Boletín del Ejército, que se
publicó en el norte del país entre octubre de 1859 y febrero de 1860, con motivo de la guerra con Ecuador. Arrambide, 2016, p. 70.
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Este periódico pasó a llamarse El Independiente desde el 5 de enero de 1861. En agosto de 1861, Manuel Vicente Camacho y Juan
Sánchez Silva propusieron al Estado mejorar la publicación de El Independiente. Pidieron la compra de una imprenta en los Estados
Unidos, imprimir 1500 ejemplares, pagar al Estado mensualmente 500 pesos, cobrar por las impresiones ociales una cuarta parte menos
que la Imprenta del Estado. La propuesta fue aprobada otorgándoles 10 000 pesos para la compra de la imprenta en Estados Unidos.
AGN. Ministerio de Hacienda. O.L. 433-171. Lima, 28 de agosto de 1861. El Independiente dejó de publicarse el 31 de enero de 1862.
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AGN. Ministerio de Hacienda. O.L. 441-66. Lima, 12 de febrero de 1862. La relación de los materiales entregados a Fuentes se
encuentra en el Apéndice documental 1.