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Revista del Archivo General de la Nación N.° 33
2018, 83-96
Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro
Universitario (1913)
Emilio Augusto Rosario Pacahuala
Universidad Privada del Norte
emiliorosario981@gmail.com
Resumen
Para la mayoría de las personas el narrar la vida de Abraham Valdelomar es referirnos a una persona
vinculada con el mundo de las letras, especialmente en la creación de cuentos y ensayos de gran
impacto para la memoria colectiva; sin embargo, el ámbito académico no es la única área en la que este
personaje participó durante su corta vida terrenal. Durante su etapa universitaria colaboró activamente
en la edicación del Centro Universitario. Valdelomar, incluso, postuló para convertirse en presidente
de dicha organización, empero, encontró una reacia resistencia por parte de sus compañeros lo que
frustró esa aspiración. El devenir de este proceso electoral estudiantil es el que estaremos desarrollando
en el siguiente artículo
Palabras clave: Abraham Valdelomar; Centro Universitario; Movimiento estudiantil;
Intelectuales; Elecciones; Universidad San Marcos
Student elections. Abraham Valdelomar and the University
Center (1913)
Abstract
For most people, narrating the life of Abraham Valdelomar is referring to a person linked to the world
of letters, especially in the creation of stories and essays of great impact for the collective memory.
However, the academic eld is not the only area that this character participated during his short earthly
life. During his university stage he actively collaborated in the construction of the University Center.
Valdelomar even applied to become president of that organization, however, he found a reluctant
resistance from his colleagues that frustrated that aspiration. The evolution of this student electoral
process is what we will be developing in the following article
Key words: Abraham Valdelomar; University Center; Student movement; Intellectuals;
Elections; San Marcos University.
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Introducción
El 30 de mayo de 1913 el escritor iqueño Abraham Valdelomar abordó la embarcación
Ucayali, la cual navegaba rumbo a Italia. Esta experiencia fue retratada en diferentes misivas dirigidas
a su madre y amigos, donde describiría el impresionante ambiente arquitectónico y cultural de dicho
lugar.
La realización de este viaje a Europa fue producto de su nombramiento como parte del cuerpo
diplomático nacional, lo que signicó para Valdelomar una oportunidad para conocer directamente
el devenir académico europeo, pero también se convirtió en una oportunidad ideal para alejarse del
ambiente limeño y de las furibundas críticas que recibió al participar en las elecciones para presidente
del Centro Universitario. Su corta campaña electoral estuvo plagada de una importante cantidad de
insultos personales y cuestionamientos a su capacidad organizacional.
No era ajena la participación de los intelectuales en la política a inicios de siglo XX. Las
condiciones laborales orillaron a vincularse a la vida pública, debido a que gran parte del sector letrado
nacional se dedicó al periodismo; por tanto, debían tomar partido por algún acontecimiento u hecho
del devenir nacional, de allí se explica cómo personajes como Abraham Valdelomar, Enrique López
Albújar, Enrique Carrillo «Cabotin», entre otros, se vinculen hacia algún tipo de organización partidaria.
En el presente artículo analizaremos el desarrollo de los comicios estudiantiles por conquistar
el Centro Universitario en 1913 y el protagonismo de Valdelomar durante este proceso, para ello
utilizaremos las cartas emitidas por este personaje, así como las notas periodísticas publicadas en esos
tiempos, lo cual nos permitirá constituir a través del método histórico un adecuado contexto del pasado.
El académico
Desde inicios del siglo XX, la ciudadanía peruana comenzó a interiorizar que la educación era
el móvil ideal para escalar socialmente, el avance de la ciencia y la tecnología obligaba a los gobiernos
a promover una mejor capacitación de su población. Si se deseaba una mayor preparación debía
asistirse a la universidad, egresar, y convertirse en un miembro del sector profesional que contribuya
al desarrollo del país.
Frente a este escenario, Abraham Valdelomar (nacido en 1888) decidió continuar su educación
en Lima, dado que, en su tierra natal, la ciudad de Ica, carecía de escuelas secundarias y universidades.
En el colegio Nuestra Señora de Guadalupe fundó la revista Idea Guadalupana, además, destacó en
los cursos de geometría y dibujo, los cuales serán de gran importancia al momento de convertirse en
caricaturista (1906-1909).
Finiquitada la etapa escolar Valdelomar tenía serias dudas en qué universidad inscribirse.
En un primer momento optará por asistir a la Escuela de Ingenieros, actual Universidad Nacional de
Ingeniería
1
donde tendría que pasar previamente por la sección preparatoria:
1 Gonzáles y Paredes, 2005, p. 36.
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Al comienzo, programados para un año, pero generalmente los alumnos necesitaban uno o
dos años adicionales para concluirlos y quedar expeditos para el ingreso a las especialidades. Por
eso, en 1905, un año antes de que ingresase Valdelomar, se extendiera los estudios preparatorios a
dos años. Si el alumno no conseguía pasar satisfactoriamente todos los cursos, se le concedía un año
adicional e, incluso, hasta dos años si el estudiante -como será el caso de Valdelomar- por causas
supuestamente excepcionales, no había logrado el nivel requerido para seguir las especialidades de
ingeniería
2
.
Valdelomar asistió a la Escuela de Ingenieros durante 5 años, pero no superó la sección
inicial, es decir, los estudios formativos de ciencias y letras. Él descubrió que la profesión de ingeniería
no era su vocación, por ello decidió abandonarla, lo que no signicó que frustrase su deseo de
convertirse en un profesional. Gracias a la ayuda y consejos de Luis Varela y Orbegoso, conocido en
el mundo periodístico como Clovis, el joven Valdelomar inició sus estudios en la facultad de letras
de la Universidad San Marcos, la cual estaba pasando una serie de cambios sociales internas. Estas
transformaciones fueron a raíz del ingreso de los hijos de la clase media, especialmente aquellos que
migraron del campo a la ciudad, quienes a inicios del siglo XX tenían los medios económicos sucientes
para asumir las exigencias de lo que signicaba una educación superior: la inversión económica y el
tiempo necesario para dedicarse a la lectura y análisis de textos. Quiere decir que Abraham Valdelomar
no fue la única persona que decidió migrar a la capital para lograr una profesión, fueron muchos otros
provincianos quienes también optaron por buscar un futuro mejor. Muestra de ello se denota en el
número de matriculados el cual se multiplicaba año tras año:
Año Población universitaria Matriculados en San Marcos
1902 1307 976
1907 1160 789
1912 1667 1164
1917 1985 1331
Fuente: José Deústua y José Luís Renique. Intelectualidad. Indigenismo y
descentralismo (1909-1931). Cusco. Centro Bartolomé de las Casas. 1989
p. 21
Desde su ingreso a San Marcos Abraham Valdelomar vislumbrará, desde 1907, cómo
era el funcionamiento interno de la Universidad de San Marcos, sus dicultades, pero también las
oportunidades para superarlas.
El escenario universitario
Al ingresar a los claustros sanmarquinos, Valdelomar percibe la tensa relación entre los
docentes (amos y señores de las cátedras) y los estudiantes de la clase media, cuyo número crecía
considerablemente debido a la promesa de ascenso social:
2 López Soria, 2007, p. 10.
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Sin embargo, San Marcos empezó a cambiar: la primera oleada de estudiantes provincianos
fue de gente acaudalada, con lo que la conformación social no se vio radicalmente afectada. Pero la
segunda oleada, intensica en los años 10, ingresaría un fuerte componente de clase media. En una
década esta universidad adquirió un sustrato social más variado y empezó a politizarse con intención
de actuar fuera de su espacio, en los ámbitos públicos
3
.
Como apreciamos, este proceso de «provincialización» de San Marcos se consolida a partir
de 1910 -según Marcos Cueto- en aquellos tiempos los migrantes del interior del país superaron a la
comunidad limeña por primera vez, no solo en cantidad poblacional sino también en calidad intelectual;
una muestra de ello son algunos de los estudiantes más sobresalientes de esos tiempos, quienes años
después se convertirán en inuyentes hombres en favor de la cultura nacional como el caso del
arqueólogo huarochirino Julio César Tello, el propio Abraham Valdelomar o el poeta tarmeño José
Gálvez, por citar solo algunos nombres.
La presencia de estudiantes de diversas partes del país debía obligar al cuerpo docente a
utilizar otras herramientas para transferir la información con éxito; por ejemplo, utilizar casos
prácticos, investigaciones fomentadas a los trabajos de campo, un análisis sobre la heterogeneidad
de la población, pero ninguna de estas estrategias de enseñanza llegó a ejecutarse. Los profesores
de San Marcos en los albores del siglo XX tenían una pedagogía destinada a un tipo de estudiante
pasivo que solo escuche, recepcione y no debata las ideas del docente. Un alumno que memorice al
pie de la letra las lecciones vertidas en clases. La enseñanza a inicios de la centuria número veinte
demandaba que los contenidos de las diferentes materias dialoguen con la realidad, que tengan mayores
ejemplos para su comprensión, por ende, tendría que modicarse la ideología educativa si se quería
constituir profesionales que exploten racionalmente los recursos de todo el territorio patrio, propongan
medidas jurídicas que mantengan el orden social del país y, lo más importante, ejecuten los cambios
estructurales en benecio de toda la comunidad peruana. Al no satisfacer la demanda estudiantil, la cual
clamaba una forma distinta de enseñar, surgió una oposición en contra del manejo de la universidad,
dado que esos maestros no eran permutados de sus cátedras para ceder el paso a docentes que impartan
el conocimiento que se necesitaba.
Una alternativa para combatir la mediocre enseñanza universitaria era la promoción de
actividades extracurriculares como los círculos de debate o grupos de lectura, el objetivo era alimentar
el entusiasmo académico por parte del alumnado; sin embargo, este tipo de iniciativas solo servía como
un paliativo momentáneo, no gestaban un cambio profundo; si deseaban una verdadera transformación
dentro de la universidad debían constituirse como una institución que canalice las demandas
estudiantiles.
Para ello, Valdelomar y su generación deciden ingresar a participar en la vida política
universitaria. De esta manera, él junto con un grupo sus compañeros forjaron una institución que
unique a todos los estudiantes y los represente, es así que nace el Centro Universitario (CU), el primer
órgano estudiantil sanmarquino en el siglo XX. Este tipo de iniciativas tuvo el apoyo de estudiantes e
incluso, inicialmente, de las autoridades universitarias.
3 Águila, 1997, p. 53.
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El Centro Universitario
La puesta en escena del CU fue una victoria obtenida por la juventud universitaria al establecer
un lugar, especialmente, en favor de la clase media, tal como lo maniesta Valdelomar: El centro ha
triunfado por ser la obra soñada por toda nuestra juventud…
4
.
En las memorias de la primera junta directiva es testimoniado que esa institución nace
producto del trabajo conjunto por parte del alumnado:
La idea de un Centro Universitario nació como un ensueño, cristalizado como una necesidad;
todos los cerebros lo pensaron y todos los corazones lo sintieron (…) larga y fatigosa ha sido la
tarea. Difícil es para los jóvenes aptos para soñar y para sentir, aprender a organizar; y hay, vencidos
los obstáculos, la gran de la jornada, volvemos los ojos al punto de partida, para exponer nuestros
trabajos y mostramos con el recuerdo, el sendero que abrimos con la voluntad
5
.
Con esto se puede concluir que este esfuerzo conjunto por parte del sector mesocrático
nacional fue compartido por todos sus miembros, dado que representaban una porción importante de la
población. Su importancia demográca fue considerada por las altas autoridades políticas del país, es
así que en la inauguración del CU participó el presidente de la República, José Pardo y Barreda, lo cual
signica lo importante que era la Universidad San Marcos en la vida del país. El motivo fundamental
del por qué el interés de los mandatarios nacionales en generar una política de buena vecindad con
los sanmarquinos, se debe a que ellos eran los destinados a integrar la comunidad intelectual del país,
además, sus egresados se convertirán en el sector capacitado para desarrollar económica, política y
socialmente a la nación; asimismo, San Marcos se ubicaba estratégicamente cerca del circuito de poder
nacional: el Parlamento Nacional y el Palacio de Gobierno, por tanto, debían contener al sector más
crítico de una sociedad: sus jóvenes universitarios, quienes tendrían las herramientas académicas y
tecnológicas para transformar el statu quo o seguir manteniéndolo, reforzando sus mecanismos de
dominación. Más aun, vincularse con los futuros profesionales que se convertirían en la élite política y
económica del país, es decir, quienes tendrían las riendas del país en un futuro.
Los alumnos del sector medio gozaron de las amantes instalaciones utilizando, incluso,
dicho lugar como un espacio de distracción y diversión, además de las funciones ya mencionadas.
Las noches generalmente son dedicadas al centro universitario donde se hace brillar, música
y sport. Hay en el local del centro una sencilla sala de gimnasia, dos mesas de billar, una linda
biblioteca y un bar bien provisto, que los domingos en los meses de poco estudio, prepara almuerzos a
los que concurren grupos de universitarios
6
.
Este tipo de actividades respondía a fortalecer los vínculos de hermandad y amistad dentro
del cuerpo estudiantil entre los diversos sectores sociales, tal cual eran los objetivos primarios del
Centro Universitario.
4 Valdelomar, 2001, p. 120.
5 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario (1908). Presentado por el comité organizador. Lima. Imprenta Liberal
p. 2
6 Valdelomar, 2001, p. 131.
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Nuestro principal objeto es conseguir la unión de los estudiantes, creando vínculos de
solidaridad y de afecto, procurando hacerlos comunes en los nes, hermanos en los ideales, lograr
por medio del trato personal y continuo la vigorización del organismo colectivo noble en su tendencia
y fuerte en su acción; combatir los inútiles egoísmos creados por la diferencia de estudios, integrando
en lo posible las mentalidades y constituirnos, nosotros mismos, en consejo y auxilio, interviniendo en
la acción universitaria y social de los asociados
7
.
Además, otro de sus objetivos fundacionales era ayudar económicamente a los estudiantes
con menos recursos para que continúen asistiendo regularmente a clases, además de ofrecer un mayor
reforzamiento académico, a pesar de contar con escasos recursos económicos y de soporte humano.
La razón por la cual se dan tan pocas conferencias al año, se debe a que la extensión
universitaria está encomendada a un pequeño grupo de jóvenes, que, si bien están dotados de
excepcionales condiciones para la obra, su obra no está amplia como lo sería si todos los universitarios
sin excepción ninguna, fueran colaboradores en esta noble y democrática labor
8
.
Esta política asistencialista hacia los «desfavorecidos» no era nuevo en nuestro país, desde
el siglo XIX; las élites impulsaron la creación de la Benecencia de Lima como institución de auxilio.
Pero los integrantes del CU fueron mucho más allá de establecer una remuneración económica que
cubra las necesidades básicas de los estudiantes, ellos buscaron brindar un apoyo íntegro, prueba de ello
es el servicio médico en favor de sus compañeros, por todo esto, y debido a su éxito, el CU se convirtió
en una institución de fuerte inuencia dentro de la comunidad estudiantil:
Muchos estudiantes viven en Lima, separados de sus familias y en caso de enfermedad no
tienen la mano tierna de los suyos que acaricia y asista. Fuerza era preocuparse de subsanar en alguna
forma ese desamparo y nadie con más deber ni con más derecho que sus compañeros los estudiantes,
hermanos por el ideal y por el afecto
9
.
Entre los rmantes del primer maniesto se encontraba José Gálvez, Carlos Monge, José
Antonio de Lavalle, Alberto Alexander, Alberto Martin Linch, Edilberto Noza, Hermilio Valdizán, César
Patrón, Aníbal Solano, Fernando Tola, Juan de Cárdenas y Oscar Miró Quesada. Como apreciamos,
en esta primera junta directiva, una pléyade de intereses sociales se unió para gestar el éxito inicial del
Centro Universitario.
Un año después, la asamblea general de estudiantes raticó los acuerdos iniciales que
aportaron en la fundación del CU, pero adicionando dos elementos importantes que nos ayudarán a
entender la transformación interna de San Marcos. De un lado, se promovería el «acercamiento de
maestros y estudiantes», es decir, que se liquide esa radical relación horizontal entre ambos estamentos
universitarios, para lograr impartir una enseñanza más fructífera y donde se cuestione respetuosamente
las ideas de los maestros, lo cual permitiría un diálogo profundo sobre los problemas de la nación. La
segunda era «indicar la ejecución de labores de orden social que convenga llevar a cabo
10
», en otras
7 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario. Presentado por el comité organizador (1908). Lima. Imprenta Liberal
p. 3
8 Morales de la Torre, 1912, p. 13.
9 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario. Presentado por el comité organizador (1908). Lima. Imprenta Liberal
p. 4
10 Proposición originaria del Centro Universitario, aprobada y ampliada en Asamblea General (25 de julio de 1908)
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palabras, forjar una política de apoyo hacia el estudiante por parte de la propia universidad el cual
garantice mejores condiciones para el desarrollo académico.
El Centro Universitario no solo se convirtió en una fuerza que buscaba una transformación
interna de la universidad, sino que se preocuparía por los problemas políticos y sociales del país, ello
quedó demostrado al defender la libertad de uno de sus agremiados: José de la Riva Agüero.
El arresto de Riva Agüero en 1911, producto de la publicación de un artículo periodístico
en donde se cuestionaban las políticas del gobierno de Leguía, generó una manifestación callejera por
parte de sus compañeros, quienes exigían el respeto a la libertad de expresión. Estas acciones de los
alumnos provocaron nalmente su liberación.
Después de este acontecimiento, el CU comenzó a empoderarse en la sociedad peruana como
una institución de un interesante protagonismo político nacional, lo que generó el interés de diferentes
organizaciones para inuenciar en su manejo, es así que el gobierno representado en Valdelomar
decidieron tomarlo.
Elecciones estudiantiles
En 1913, Abraham Valdelomar decidió postular a la presidencia del CU, organización que
nació con un objetivo principal: el ayudar a los estudiantes con menos recursos económicos a realizar
exitosamente su vida académica. La primera junta directiva original fue conformada por «jóvenes
católicos que presidía Rey Boza y del cual eran miembros Federico Panizo y José María de la Jara
11
»
ellos se encontraban estrechamente vinculados al Partido Civil, es por ello que era imperioso para el
gobierno arrebatarles ese espacio de poder.
Valdelomar es alentado a postular gracias a la presencia de la creciente clase media provinciana
en la Universidad Decana de América, lo cual se convertía en una aparente ventaja en favor del autor
del Vuelo de los cóndores ya que dichos votantes debían apoyar «naturalmente» su elección, como
provincianos, al identicarse con el mencionado escritor.
El historiador tacneño Jorge Basadre señalaba que San Marcos se convirtió a lo largo de la
República, no solo en un espacio de fomento en favor de la ciencia y la tecnología, sino que además era
una cantera natural que forjaba a los futuros políticos nacionales. Su tradición intelectual, la variopinta
composición social y su estratégica ubicación en la ciudad de Lima, se convirtieron en los factores más
importantes para que el reducto sanmarquino fuese atractivo para su conquista por parte de las diversas
organizaciones políticas, lo que fomentó la aparición de estudiantes dedicados exclusivamente a las
actividades políticas. Estos alumnos se destacaban «por su oratoria en las asambleas o en los comicios
públicos o por su habilidad para buscar votos para la federación de estudiantes o los organismos de las
facultades
12
». Es bajo esta categoría de agitación colectiva la que Abraham Valdelomar buscaba obtener
protagonismo en el escenario universitario.
11 Belaúnde,1967, p. 273.
12 Basadre, 1975, p. 259.
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Valdelomar había afrontado una experiencia electoral de mayor envergadura, como eran los
comicios presidenciales de 1912, donde fue un agitador de grupos humanos cuyo n era destruir el
material electoral e incluso, producto de sus servicios, alcanzar importantes cargos estatales como el
liderar el diario ocial El Peruano; entonces, parecería extraño optar por un espacio universitario, de
aparente menor importancia; sin embargo, ello no fue así, la inuencia en San Marcos era vital para
cualquier gobierno, debido a que era uno de los más importantes centros de estudios de Latinoamérica,
además de convertirse en uno de las instituciones de vital apoyo para el civilismo debido a que muchos
de sus más connotados miembros eran catedráticos o autoridades de dicha institución educativa. Por lo
tanto, Valdelomar, aliado estratégico del Gobierno, necesitaba recuperar un espacio que había nacido
para empoderar a los migrantes y apoyarlos en su desarrollo académico.
Los acontecimientos acaecidos en San Marcos concertaban el interés público y de la prensa
nacional que dedicaba parte de su cobertura informativa a narrar los diversos eventos y los problemas
de esta casa de estudios. Por ejemplo, el 9 de abril de 1913 se informaba sobre el posible cierre de la
Escuela de Agricultura, dicha medida sería discutida en el CU por los estudiantes
13
. Los acuerdos de
dicha asamblea serían elevados a las autoridades universitarias para que sean atendidas, asimismo, se
informaba sobre la elección de representantes estudiantiles en las distintas facultades, quienes elevarían
sus demandas a los decanos y al rector
14
.
En los albores del siglo XX, una importante cantidad de alumnos provincianos de diversas
partes del país conformaban la población universitaria, todos ellos llegaron a la capital de forma
desorganizada, sin una identicación comunitaria o propuesta de reivindicación regional: «hasta ahora
ninguna manifestación colectiva ni se ha solidarizado hasta el día el espíritu de la juventud ante cualquier
problema que la atañe directamente
15
». Esta situación de aparente “anarquía” entre los provincianos es
detectada por Valdelomar, quien los organizó para realizar una acción especíca, respaldar la elección
de Billinghurst, es por ello que nacen los batallones universitarios los cuales ayudaron a detener la
realización de los comicios presidenciales de 1912. Este tipo de acciones no solo permitieron ganar
protagonismo político a los alumnos sanmarquinos, sino que unió a los estudiantes clase medieros en
el objetivo de construir un espacio en el sistema político nacional. Amparado en este tipo de acciones y
evaluando que esos mismos batallones lo respaldaría, Abraham Valdelomar, un año después, buscaría
empoderarse como presidente del Centro Universitario.
El retorno de Valdelomar a los claustros sanmarquinos provocó, desde un primer momento,
bastante resistencia entre los estudiantes universitarios, prueba de ello son las críticas que recibió por
la realización de un almuerzo, entre cuyos principales invitados se encontraban Edgardo Rebagliati,
Federico Villarreal entre otros hombres que años más adelante se convertirán en inuyentes académicos
peruanos
16
. La realización de este evento fue criticada por sus opositores, señalando que no tuvo una
masiva concurrencia por parte del alumnado sanmarquino; por el contrario, fue un evento con una baja
participación estudiantil, denotando que su imagen estaba «cimentada sobre tan enorme y decantada
popularidad». Esta denuncia fue hecha por Víctor E. Gómez Sánchez, quien alegaba que el factor
principal de rechazo por parte de la comunidad sanmarquina era los pésimos resultados académicos
obtenidos por Abraham Valdelomar mientras cursaba los estudios generales.
13 El Comercio, 9 de abril de 1913
14 El Comercio, 26 de abril de 1913
15 La Crónica, 1 de abril de 1913
16 El Comercio 4 de mayo de 1913
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Nosotros antemanos: porque no tengo opción a la presidencia del Centro Universitario, pues
no es justo que una persona que no tiene –sea porque no quiere o cualquier otro motivo-un solo curso
universitario aprobado, vaya a ocupar el primer lugar entre todos los estudiantes peruanos
17
.
La respuesta a este tipo de manifestaciones fue confrontada por Rebagliati, quien desmentía
en primer lugar que este almuerzo era parte de una estrategia proselitista. La presencia de Abraham
Valdelomar se debía a un agasajo celebrando su cumpleaños, con una participación de más de 180
universitarios, contradiciendo los comentarios malintencionados que señalaban la baja asistencia de
alumnos de las distintas facultades
18
. Aprovechando esa oportunidad, y por insistencia de los propios
universitarios, solicitaron a Valdelomar que los represente como candidato al CU, quiere decir que esta
manifestación fue de carácter espontáneo. Evidentemente debían de construir la imagen de un hombre
que era elegido por las masas para representarlos, un discurso cuasimesiánico para justicar su accionar
frente a las críticas.
Pero, Gómez Sánchez no fue la única persona que públicamente expreso su inconformidad
por la candidatura de Valdelomar. Otro estudiante universitario de nombre Federico Copiona, señalaba
que era «un elemento nocivo y pernicioso»
19
para la asunción del CU, debido a su cuestionable devenir
académico y cercanía a un gobierno sin legitimación alguna.
Esta situación generó que se forje un bando opositor, que no podía permitir que un hombre
con una cuestionada reputación asuma el poder y representatividad de una institución académica.
El rival de Abraham Valdelomar inicialmente sería Hernán C. Bellido, pero él decidió declinar su
candidatura en favor de Fernando Tola, de enorme prestigio en el universo estudiantil, gracias a
sus relevantes méritos, por el brillo de su actuación como «leader» de la delegación del Perú en el
congreso de estudiantes desarrollado en Uruguay, pero lo más importante, porque era el personaje
lo sucientemente conciliador entre todos los estamentos que conformaban el universo sanmarquino.
Empero, la causa real del por qué Bellido se retiró de la contienda electoral es porque no sentía la
capacidad de derrotar a Valdelomar, quien tendría ventajas como representante del gobierno central,
como, por ejemplo, el prometer empleos en el aparato estatal hasta el amedrentamiento físico en contra
de sus rivales, reproduciendo las estrategias que utilizó el civilismo para mantener su domino durante
gran parte de la República Aristocrática (1899-1919), pero no sería la única arma.
Conforme se acercaba el momento de llevar acabo las elecciones, la situación se radicalizó
a tal punto que buscaba provocar un escenario altamente confrontacional dentro de San Marcos. Esta
situación debía favorecer a Valdelomar debido a que la clase media migrante conformaba la mayoría
de la población universitaria y, por tanto, debían apoyarlo. Este escenario es denunciado por Hernán
Bellido, quien en una carta abierta en el diario La Prensa criticaba este proceso de polarización que
el discurso valdelomariano intentaba formular en San Marcos, así como el ofrecimiento de puestos
burocráticos en favor de la candidatura de Abraham Valdelomar:
Los métodos empleados para conseguir adherentes por los patrocinadores de otra
candidatura, cuyo carácter universitario ha sido y es discutido, ya que las animaciones de sus
mismos adictos la revisten de un aspecto político evidente, han determinado en mi la resolución que
17 El Comercio, 9 de mayo de 1913
18 El Comercio, 4 de mayo de 1912
19 La Crónica, 5 de mayo de 1913
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Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)Emilio Augusto Rosario Pacahuala
origina esta carta. Y no puede ser de otra manera: sojuzgar voluntades por medio del ofrecimiento
de puestos públicos: amenazar con la destitución a quienes en ejercicio de alguno no simpatizan con
esta candidatura; explotar el sentimiento regionalista atribuyendo a los estudiantes limeños a un
necio afán de despolitizar a los de provincias; armar en todos los tonos que, en caso de un fracaso
para la candidatura del centro universitario, no sólo no encontraría apoyo sino hostilidad de parte
el gobierno: conseguir que se ejerciten inuencias personales cuyas vinculaciones obligan a muchos;
introducir en el proceso electoral universitario los sistemas que vician los procesos políticos, maleando
así el ambiente moral de nuestros claustros y conseguir votos por los mismos medios que se estilan en
aquellas contiendas; no pueden dejar de producir en el espíritu de quienes siempre hemos batallado
por mantener incólumes los ideales universitario de independencia, sinceridad y rectitud, una dolorosa
impresión
20
.
La respuesta de Valdelomar no se hizo esperar frente a tales armaciones, y acusó a Hernán
Bellido de realizar armaciones temerarias sin evidencia alguna, negando en todo momento el uso de
métodos clientelísticos o amenazas a los universitarios; además, Valdelomar manifestó que su estilo
siempre ha sido promover el debate alturado y el respeto a las opiniones contrarias; pero acusó a
Bellido y sus amigos de ser elementos obstaculizadores para el buen desempeño de las gestiones de los
anteriores presidentes del Centro Universitario
21
.
Después de álgidos debates acontecidos en los distintos pasillos universitarios, nalmente
se llevó a cabo el proceso electoral. Gómez Sánchez y Seoane rmaban un pronunciamiento en La
Crónica donde denunciaban que los seguidores de Valdelomar de forma soterrada anunciaban a sus
amigos más cercanos a que asistan a las instalaciones sanmarquinas para ejercer su voto, sin tener la
honorabilidad de convocar a todos sus compañeros a expresar libremente su opción. El objetivo era
asegurar las votaciones en favor de los intereses valdelomaristas y evitar que los opositores puedan
expresar electoralmente su rechazo. Este tipo de estrategias era igual a la practicada por el civilismo, el
cual fue denunciado años atrás por Valdelomar quien señalaba que los comicios solo contaban con la
asistencia de un grupo de personas vinculadas directamente al grupo de poder.
Esta situación fortaleció al bando opositor, es así que los universitarios comenzaron a
organizarse en contra de la candidatura de Abraham Valdelomar, un ejemplo de ello son los estudiantes
chalacos, quienes fueron reacios en aceptar a Valdelomar como el futuro presidente del CU, el
argumento de esta decisión respondía a que él no era un estudiante modelo digno de representarlos
22
.
Pero los ataques no solo se limitaron a la gura del candidato Valdelomar, sus seguidores también
fueron criticados por sus repudiables actos: Nos limitamos hoy declara que es un pequeño círculo de
elementos morbosos que rodea a un candidato impopular a la presidencia del Centro Universitario, el
generador de todos estos actos vituperables, dicho pronunciamiento estuvo amparado bajo la rma de
«los verdaderos universitarios
23
».
Frente a estos ataques, Abraham Valdemar comenzó a perder el apoyo de la población
estudiantil. La causa de la falta de atracción tiene su origen en que sus rivales de turno señalaron
que no era un ejemplo a seguir por la juventud universitaria. Esta fama fue atribuida a las constantes
20 La Prensa, 18 de mayo de 1913
21 El Comercio, 11 de mayo de 1913
22 La Crónica, 9 de mayo de 1913
23 La Crónica, 17 de mayo de 1913
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matrículas en los mismos cursos, sus notas desaprobatorias, sus mediocres participaciones en clase e
incluso su vinculación con el gobierno de Billinghurst, cuya popularidad era endeble debido a la falta
de edicación de grandes obras públicas o gestiones a favor de la mejora de la educación superior.
Por lo tanto, Valdelomar era percibido por la mayor parte del alumnado como un estudiante mediocre,
así como un burócrata perezoso que poco o nada hizo por gestionar efectivamente El Peruano y la
Imprenta del Estado, las cuales estuvieron a su mando. Dichos antecedentes no fueron los mejores para
el candidato del ocialismo, más aun para convertirse en un digno representante de una institución
académica y conducir los destinos del CU.
Esta situación de permanentes acusaciones entre las facciones en disputa generó un ambiente
altamente confrontacional. El escritor Clemente Palma describe el escenario de violencia dentro de
la universidad, promovido principalmente por los seguidores valdelomaristas durante los comicios
electorales universitarios: En los claustros de la facultad de letras ha habido garrotazos y escándalos,
los jóvenes van armados con revólveres y ha habido día en que no han podido funcionar las clases,
que sepamos hayan intervenido para moderar a los jóvenes estudiantes
24
. Estas actitudes responden
a que nuestro personaje intentó reproducir las mismas estrategias que permitieron la victoria de 1912:
el boicot, la presión popular y la confrontación física, pero en la Universidad San Marcos no tuvo
un efecto positivo, no eran las calles limeñas y de provincias en donde era «justicable» este tipo de
accionar; era un lugar de formación académica donde existían determinadas normas y comportamientos
que debían respetarse y ser resguardada por sus miembros.
La importancia de San Marcos y estas elecciones estuvieron retratadas en las páginas de los
principales diarios de esta época. Alberto Ulloa escribió una serie de artículos donde señalaba su férrea
oposición en contra del discurso valdelomarista, el cual representaba el vil oportunismo y falta de
honorabilidad por parte de quien aspiraba a representar a todos los estudiantes, palabras importantes en
el pensamiento de la élite el cual se opuso tenazmente a perder un importante bastión político:
Desde que trascendió al público la noticia de que el señor Abraham Valdelomar lanzaba su
candidatura a la presidencia del centro universitario, cuantos conservan en el espíritu la ilusión de
una regeneración juvenil, se preguntaron con inquietud si no habría hoy ya, en las aulas carolinas,
quienes tuvieran la energía bastante para levantar frente a ella, la muralla de una oposición decidida,
vigorosa y sincera
25
.
Este editorial provocó la ira de Valdelomar, cuyo honor y reputación fueron cuestionados
leoninamente. Ante la falta de un discurso efectivista para responder los ataques de sus opositores, y en
especial de Ulloa, decidió retarlo a un duelo utilizando sable, pactado para el 13 de mayo de 1913, por
la publicación de dicho artículo que consideró difamatorio. El encuentro no causó la muerte de ninguno
de los rivales; sin embargo, esta agresiva acción signicó la estocada nal para sepultar la candidatura
de Valdelomar, debido a que legitimaba el discurso de violentista al que fue calicado por sus rivales,
un candidato sin alternativas para una mejora en el desarrollo académico e institucional de San Marcos,
que solo tendría como herramientas el amedrentamiento y la amenaza.
24 La Crónica, 20 de mayo de 1913
25 Valdelomar, 2001, t. 1, p. 54.
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Otra de las explicaciones de la derrota fue que el escenario dialéctico al cual quería orillar
el discurso valdelomarista no tuvo el efecto esperado, porque los alumnos de provincias, quienes se
encontraban estudiando en San Marcos, eran apoyados económicamente por los miembros del CU
vinculados al civilismo; por tanto, Valdelomar no tuvo el respaldo de quienes debían convertirse en sus
aliados naturales, ellos solo escuchaban promesas.
Finalmente, Abraham Valdelomar es derrotado por Fernando Tola. La versión de nuestro per-
sonaje sobre las causas ociales de la derrota radicaba en que los intereses subalternos evitaron que se
encumbrara en el CU, pero esta polarización en la que estuvo envuelta la universidad debía ser superada
para gestar la unidad entre los estudiantes, ya que los ideales debían trascender sobre una elección
26
.
Este discurso conciliatorio era ideal para no sepultar totalmente su imagen, tan cuestionada en San Mar-
cos por los motivos anteriormente expuestos; asimismo, era la posición más estratégica para demostrar
el ideal democrático de una persona, el respetar los acuerdos de la mayoría. Esta situación provocó que
se destruya el paradigma que en toda elección peruana se triunfaba con el apoyo de la violencia y la
fuerza física, también se debía emplear un discurso de unidad, cuya misión sea el aglutinar a la clase
media provinciana y no solo que se dedique a denunciar los males que dañaban al país.
Conclusiones
La derrota no provocó en Valdelomar un resentimiento, prueba de ello se reeja en una carta
enviada a Bustamante y Ballívan redactada un año después del proceso electoral. En ella manifestaba
su deseo de entregar el dinero ganado en un concurso literario por una de sus obras más importantes: El
Caballero Carmelo al CU
27
. Este aporte económico tenía como n la adquisición de material logístico,
lo que permitiría brindar un mejor servicio a los estudiantes y, por ende, fortalecer la institución.
Pero la derrota sí provocó en Valdelomar un divorcio momentáneo de la política universitaria
y nacional, emprendió el sueño que compartían muchos intelectuales de inicios del siglo XX, viajar
a Europa y desarrollar su conocimiento de la mano con los académicos más importantes del mundo.
Recordemos que las corrientes europeas como el romanticismo o el positivismo tuvieron un impacto
en el desarrollo cultural del país.
Finalmente, debemos señalar que el CU tuvo un impacto en el estudiante sanmarquino, dado
que generó un ambiente donde los alumnos podían organizarse y solicitar mejores condiciones durante
su permanencia en la universidad; sin embargo, sus dirigentes no tuvieron la capacidad y los elementos
ideológicos para fortalecer sus reivindicaciones o para organizar al movimiento estudiantil, lo cual
generó un temprano abandono por parte de sus agremiados, e impulsó que surjan otras organizaciones
con mayor ambición en cuanto a solicitar ventajas en favor del estudiante, es así que nace la Federación
Universitaria de San Marcos.
26 El Comercio, 23 de mayo de 1913
27 Valdelomar a Bustamante y Ballivian (Roma, 14 de enero de 1914). En: Ángeles, 2007, p. 136.
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Referencias
Fuentes Primarias
Publicaciones periódicas
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El Comercio, 26 de abril de 1913
El Comercio 4 de mayo de 1913
El Comercio, 9 de mayo de 1913
El Comercio, 11 de mayo de 1913
El Comercio, 23 de mayo de 1913
La Prensa, 18 de mayo de 1913
La Crónica, 1 de abril de 1913
La Crónica, 5 de mayo de 1913
La Crónica, 9 de mayo de 1913
La Crónica, 17 de mayo de 1913
La Crónica, 20 de mayo de 1913
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de Ingeniería
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Valdelomar, Abraham (2001). La vida universitaria; los exámenes; el centro y los preparativos para el
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