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Artesanos del humo.
El gremio de cigarreros y limpioneros de
Lima en el siglo XVIII
Diego Lévano Medina
1
Sumilla
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, una de las reformas de mayor
impacto, promovida por la Real Hacienda, fue la creación de estancos, en
especial el del tabaco. Su organización supuso el control del circuito de
producción, distribución y venta de derivados. Frente a esto, el gremio de
cigarreros y limpioneros de Lima, quienes procesaban y vendían el tabaco
en sus tiendas, cuya existencia es previa al estanco, fueron adecuándose
hasta su extinción con la apertura de la fábrica de cigarros y su posterior
desarticulación.
Este artículo desentraña ese proceso y también la organización del trabajo
de los cigarreros, sus agremiados, sus tiendas y quiénes los acompañaban
en esta labor.
Palabras clave: Cigarreros / Estanco / Fábrica de tabaco / Gremio / Lima
colonial / Monopolio / Siglo XVIII / Virreinato del Perú.
Abstract
During the second half of the 18th century an important reform
promoted by the Royal Estate was the creation of estancos, especially the
tobacco estanco. Its organization originated a systematized process to
1 Magíster en Historia por la PUCP. Sus últimas publicaciones: El mundo imaginado y la religio-
sidad andina manifestada. El papel social y espiritual de las cofradías en Lima barroca (Editorial
Académica Española, Lima, 2012); Corporaciones religiosas y evangelización en Iberoamérica. Si-
glos XVI-XVIII (UNMSM-Centro Cultural y. Museo de Arqueología y Antropología, Lima, 2011).
Revista del Archivo General de la Nación
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control the whole circuit of production, distribution and sale of tobacco.
In this context, the union of cigarreros and limpioneros of Lima who
processed and sold tobacco existed long before the estancos and adecuated
its existence until its following dismantling.
e present article uncovers this particular process and the labor
organization inside the union as well as its members, shops and everyone
else involved in this role.
Keywords: Cigarreros / Estanco / Tobacco factory/ Union / Colonial
Lima / Monopoly / XVIII century / Viceroyalty of Peru.
El presente artículo tiene por nalidad introducirnos en el mundo
laboral de la ciudad de Lima a través de los trabajadores del tabaco en el
siglo XVIII, teniendo como hilo conductor el gremio de cigarreros, en
el cual podemos advertir importantes modicaciones en sus labores, a
partir de las reformas administrativas y hacendísticas causadas a raíz de
la formación del Estanco del Tabaco y de la construcción de la fábrica de
cigarros de Lima.
Las reformas que se fueron aplicando al Estanco del Tabaco afectaban
directamente a los tabaqueros o cigarreros. No sólo a los dueños de los
talleres artesanales donde se elaboraban los cigarros y puros, sino también
a la fuerza laboral vinculada a esta tarea. Con la organización del estanco y
la introducción de la fábrica de puros, se tuvo que adoptar un nuevo orden
en la fuerza laboral, lo mismo que en la distribución de la mercadería, sobre
todo, con la formalización de los estanquillos dentro del casco urbano
de Lima.
También, como consecuencia de estos cambios, el gremio de cigarreros,
corporación que agrupaba a todo el contingente de artesanos y comerciantes
de cigarros y puros en la ciudad, se vio afectado en su organización jerárquica
y sobre todo en sus medios de subsistencia. Al ser un primer acercamiento
a este gremio, el presente artículo, además de referirse al cambio ocurrido
en este negocio, busca introducirnos a la forma de organización interna
de los cigarreros y a su día a día, a partir de referencias, desde el inicio
de su actividad hasta la fundación de la fábrica de cigarros. Para ello se
105
utilizarán los censos realizados al gremio en momentos de la organización
del estanco y la erección de la fábrica, de donde se ha podido extraer las
formas de organización en los talleres y su repercusión en el ámbito laboral
urbano. Esto permite comprender la importancia que tuvo el negocio del
tabaco en determinado sector de la población, sobre todo como medio de
subsistencia para los denominados “grupos periféricos.
El núcleo principal de este artículo se basa en el censo de 1780 aplicado
a los cigarreros, que se encuentra en el Archivo General de la Nación de
Lima. La información allí encontrada se complementa con documentos
de la Academia de la Historia de Madrid, la Biblioteca del Palacio Real
y el Archivo General de Indias. Las fechas utilizadas están tomadas de la
documentación, escasa respecto al gremio de cigarreros, dado que las
primeras referencias aparecen hacia 1780, aunque el gremio es muy anterior.
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Las primeras noticias sobre la formación de un estanco de tabaco
provienen de la época del conde de Castellar, quien hacia 1674 propuso
que se conceda el derecho de venta del tabaco a un particular
2
. Ya en el
siglo XVIII, contemporáneo a las reformas, encontramos el proyecto
presentado por el contador don Pedro del Castillo (década de 1740), quien
propuso estancar el tabaco y crear molinos de agua donde se realizara la
transformación de la planta; también planteó estancar el papel blanco,
necesario para la elaboración de los cigarros. Del Castillo indicaba que el
consumo al año en el reino del Perú era de 20.000 libras de sumonte y
80.000 de olor y que las ventas alcanzaban un valor de 1.800.000 pesos
al año
3
. Sin embargo, fue el proyecto del contador don Tomás Chavaque
(1746) el que logró mayor difusión en el virreinato y la corte. Indicaba
2 ARISTIO (seudónimo) (1792), “Disertación sobre la naturaleza y efectos del tabaco, adorna-
da con una breve idea del origen y progresos del Real Estanco de Lima. Mercurio Peruano, t. IV
(Lima), 19 de enero, pp. 35-49.
3 DEL CASTILLO Y SAN JUAN, Pedro Antonio (1767/1797), Discurso político que dio a su
Majestad en su real y supremo Consejo de las Indias por mano del excelentísimo señor marqués de
los Vélez presidente de él. Mediante la experiencia que adquirió en 24 años que residió en el reino
del Perú, sirviendo varios empleos políticos y militares… propone establecer estanco de tabacos
en dicho reino. Palacio Real, Real Biblioteca II/2821.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
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Chavaque que era considerable el consumo de tabaco en hoja y en polvo, y
proponía establecer ocho estancos particulares para el abastecimiento del
público; los administradores de los estancos tendrían sueldo a costa de la
Hacienda para “mantener la delidad como necesaria a todos los que se
destinasen a este arreglo.
4
Sobre el consumo de tabaco y aciones de la
población, se indica que los negros y mulatos consumían tabaco en hoja
y que “sería imposible servirse de ellos si no se les administra para alivio
y entretenimiento en el trabajo […] como si fuese alimento precioso. El
tabaco en polvo era mayormente consumido por la gente blanca, siendo
considerado “este vicio como propio de la vejez”, y se indicaba que incluso
las mujeres tenían más tendencia al consumo del tabaco en hoja.
Por las costumbres de la población, parecía que el consumo de tabaco
era más intenso en las zonas costeras. Por otra parte, la utilización del
tabaco era común en los dos sexos y se dice que era consumido:
[…] en toda especie de gente que ya le human en papeles o pipas o que
ya lo mastican, habiendo ociales para todo que saben lisongearles el
vicio con las preparaciones que le dan al tabaco.
5
Advertía el marqués de Valdelirios que se tendría que tener mucho
cuidado en la implantación del estanco, considerando las preferencias de la
gente por una u otra especie de tabaco. También señalaba que “hallándose
los vecinos de Lima con el trabajo de la pérdida de sus casas y muchas
familias arruinadas” –lo indica sobre todo por el terremoto de 1746– el
solo nombre de “estanco” sería muy perjudicial para la delidad hacia
el rey, ya que hacía referencia a cambios en precios, medios de acceso,
comercialización y abasto de un producto bastante enraizado y de libre
acceso en el virreinato. En abril de 1752 se publicó en Lima el bando que
establecía el Estanco del Tabaco en polvo; y se procedió a recogerlo en toda
la ciudad, acopiando más de 400.000 libras; en enero de 1753 se procedió
de la misma manera con el tabaco en rama. A partir de estos hechos, se
4 CHAVAQUE Y HERREROS, omas (1746), Medio y arbitrio que se propone para impedir la de-
fraudación de los reales derechos y conseguir al mismo tiempo un ventajoso aumento a la real hacienda
por medio de establecer estanco real de todas las especies de tabaco que produjere el reino del Perú
y conduzcan de México e isla de Cuba en hoja como en polvo que producirá anualmente un millón
880664 pesos y ¼ reales. Lima, agosto. Palacio Real, Real Biblioteca II/2821.
5 AGI. Lima 1229. Lima, 1747.
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autorizó en Lima la apertura de dieciséis estanquillos para la venta formal
de tabaco
6
, de manera que los estanqueros fueron los únicos con licencia
para tal venta; ellos, además, adelantaban la hoja de tabaco y otros insumos
(como el papel) a los artesanos para la manufactura de cigarros y otros
productos
7
. Sobre el inicio de esta renta y su repercusión en la población, el
Mercurio Peruano indicaba que:
[…] el tabaco alimenta entonces a un número crecido de familias,
no solo en Lima, sino en todo el reino. El indigente padre de familia
acudía a la Tercena, y a costa de un corto precio conseguía un buen
mazo. Lo reducía a cigarros ayudado de sus hijos, y en su venta y
corta ganancia encontraba el medio seguro de subsistir
8
.
El gremio de cigarreros y limpioneros
9
en Lima se componía de todos
los artesanos del tabaco con tienda pública y de los vendedores al menudeo
apuntados en el mismo. Un punto destacable es que este gremio no tenía
la exclusividad de la compra del tabaco en los estanquillos, ni el de la venta
de los productos. A este respecto, indicaba el director del estanco, don
Alfonso Santa y Ortega:
Tienen derecho a que se les venda tabaco muchos pobres vergonzantes
de ambos sexos que se mantienen con esta menica labor, labrando
cigarros en los cuartos de su habitación, los que salen a vender de
noche en las pulperías donde está permitido el que se expendan
dichos cigarros y los pulperos los compran a los cigarreros y a estos
pobres que los labran […] los cigarreros no han tenido más privilegio
para poner sus tiendas o cajoncitos que el de su espontánea voluntad
y dejan el ejercicio y vuelven a él cuando se les antoja
10
.
Esta visión del artesano pobre destinado a la labor y venta de cigarros,
así como el mismo trabajo asociado a las capas más bajas de la sociedad,
es refrendada por todos los investigadores de este tema. Por ejemplo,
Vizcarra indica que estos artesanos típicamente muy pobres, en muchos
6 CÉSPEDES DEL CASTILLO, Guillermo (1954), “La renta del tabaco en el Virreinato del Perú.
Revista Histórica, t. XXI (Lima), p. 143.
7 VIZCARRA, Catalina y Richard SICOTTE (2002), “El control del contrabando en el Perú
colonial: el caso del monopolio del tabaco, 1752-1813”. En : Carlos Contreras y Miguel Glave
(eds.): Estado y mercado en la historia del Perú. Lima : PUCP, p.189.
8 ARISTIO, op. cit., p. 47.
9 Se entiende por el trabajo de limpionero aquella labor que consistía en la limpieza de la hoja del
tabaco y su preparación para el inicio del proceso de elaboración de los cigarros.
10 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 7, Exp. 6. Lima, 1777.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
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casos mujeres, se dedicaban a picar tabaco y enrollar los cigarrillos
11
. Así,
en las ordenanzas que se levantaron al organizar el estanco, se recomienda
no extraer de las labores de limpiones y cigarreros “a la gente vulgar
que numerosamente se emplea en ella.
12
Incluso en el mismo estanco y
en los estanquillos se realizaba esta labor. Por ejemplo, el ayudante de la
guardia del estanco era perito en este ejercicio por haber tenido tienda de
cigarrería y el portero lo realizaba en atención a la cortedad de su salario.
Adicionalmente, también podían elaborar cigarros:
[todos los] acionados que hay en la república que no quisieren
ocurrir a comprar los cigarros de las tiendas, sino labrarlos en sus
casas, para su uso, porque de este modo no solo logran el ahorro
del exceso del precio, sino también el que los cigarros les salgan a su
gusto sin abuso que suelen valerse los dichos cigarreros mezclando
los tabacos buenos y selectos con los más despreciables de otra clase
o con otros simples e ingredientes que les pueden ser nocivos para
la salud
13
.
Se debe destacar la participación de mujeres en esta fuerza laboral,
algunas como administradoras o dueñas de pequeños talleres y otras como
simples trabajadoras.
La precariedad y la mecánica con la que se ejercía esta labor, llevó a los
directores de la renta a tratar de regular las cigarrerías y limpionerías de la
ciudad. Si bien en los momentos de la creación del estanco, se daba cuenta
de una cantidad importante de hombres y mujeres dedicados a esta labor,
en lo referente a tiendas propias, la cantidad estaba algo controlada, sobre
todo porque estaban gravadas con alcabala, aunque existían cajoncitos
con mercaderías que no superaban los 4 pesos de venta mensual. Este era
un punto bastante crítico en el desarrollo del estanco, como sus mismas
ordenanzas lo indican, respecto a que, regular al gremio y sus tiendas,
aumentaría el número de vagos e infelices en la ciudad. Se dejaba entonces
libertad para mantener el número necesario de estas tiendas, visitándolas
y validando que el tabaco fuera comprado en el estanco, pero estaban
sometidas a inspección para evitar el contrabando y sólo se les autorizaba
11 Vizcarra, op. cit., nota 2.
12 AGI. Lima 1230. Lima, 1779.
13 Ibíd.
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vender tabaco al por menor o elaborado
14
. En 1770 se nombraron cuatro
veedores del gremio, quienes debían presentar listas de aquellos agremiados
con tienda pública y de quiénes ejeran esta labor; además, debían
distinguir las tiendas antiguas que existían al momento de la creación del
estanco de las nuevas
15
. En los primeros años del establecimiento de la
renta de tabaco, se daba cuenta de una media de 38 tiendas de cigarrerías
y limpionerías pertenecientes a particulares. Y aunque las ordenanzas no
eran duras en la regulación del gremio, sí hacían hincapié en regularlos
por los muchos fraudes que pueden hacerse con la franqueza y libertad
que se han tomado de abrir y cerrar tiendas a su arbitrio.
16
En cuanto al repartimiento del tabaco, se disponía que se hiciese con
igualdad entre todos los del gremio. Pero ¿quiénes eran los cigarreros?,
¿cómo estaba conformado este grupo? Según el director general de la
renta de tabacos del Perú, Alfonso Santa y Ortega
17
, los individuos que
conformaban este gremio eran:
[…] individuos de la república que por no sujetarse en la juventud
al dominio de sus padres, abandonando unos los estudios y otros
los ocios mecánicos que corresponden a la esfera de los más de
ellos, se quedaron de perpetuos vagabundos haciendo escándalo
en la ciudad con sus desórdenes y cuando la necesidad los estrecha
a buscar el preciso sustento, para alimentarse o fomentar sus
vicios apelan como último recurso al ejercicio de hacer cigarros,
acomodándose a labrarlos en las tiendas de esta mecánica o en sus
propias habitaciones, para lo que no necesitan de más herramienta
que sus manos y el ocio es tan fácil de aprender que en una semana
son aprendices, ociales o maestros […] y [son] por lo general
unos pobres que no tienen con qué comprar diez pesos de tabaco
al contado sino se los fían o piden prestado el dinero […]
18
.
¿Era correcta esta imagen de los cigarreros? Al buscar referencias en
otros ámbitos, encontramos algunas similitudes. Por ejemplo, en México
los describían como: “gente en su mayor parte despreciable, individuos
14 CÉSPEDES DEL CASTILLO, op. cit. p. 145.
15 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 7, Exp. 6. Lima, 1777.
16 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 7, Exp. 6. Lima, 1777.
17 Llegó al Perú como parte del séquito del virrey marqués de Villagarcía y fue corregidor de la
provincia de Cete y alcalde ordinario de Lima. Además, ejerció el cargo de director de la Renta de
Tabacos en el periodo 1770-1779.
18 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 7, Exp. 6. Lima, 1777.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
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pobres, malvivientes […] [con] carácter de malevolencia, agedad y de
gran malicia.
19
Por otro lado, los mismos cigarreros manifestaban sobre su
situación: “nosotros somos unos pobres que tenemos tienda sin principal”
20
.
         
Para conocer cómo era el trabajo de los cigarreros y limpioneros de
la ciudad, hemos tomado como fuente dos relaciones o censos que se
realizaron a este gremio: el primero de 1773, a partir de la ejecución de
las nuevas ordenanzas del Estanco del Tabaco; y el otro de 1780, mandado
a levantar para controlar el pago de alcabala
21
; además de coincidir con la
puesta en marcha de la Real Fábrica de Cigarros. Entre las dos relaciones,
la de 1780 proporciona mayor información sobre el tipo de trabajo, su
organización, volúmenes y materia prima utilizada y forma de venta. Esta
relación se hizo a través de las respuestas a un cuestionario de diecinueve
preguntas, información que luego será utilizada en relación a la Fábrica de
Tabacos de Lima. No podemos asegurar que este censo haya cubierto al
total de cigarreros de la ciudad, aunque al compararlo con el de 1773, las
diferencias no son muy grandes
22
.
Entre 1773 y 1780 se pueden contar en el casco urbano de Lima alrededor
de sesenta cigarrerías y limpionerías, donde se trabajaba el tabaco y se
elaboraban cigarros. Este volumen de tiendas no siempre fue igual; así, en
un listado publicado en 1784, a razón de estimar lo adeudado por el gremio
en el pago de alcabala, encontramos variaciones en el número de tiendas
por año (cuadro 1), con una tendencia creciente.
De ese volumen, sólo 43 tiendas fueron establecidas entre 1773 y 1774,
habiendo permanecido hasta la vista de 1780
23
. Pero ya en 1747 el marqués
de Valdelirios anotaba que las tiendas destinadas a esta labor eran alrededor
19 ROS TORRES, María Amparo (1998), “Una nueva organización de los cigarreros. En: Casa,
vecindario y cultura en el siglo XVIII. VI Simposio de Historia de las Mentalidades. Seminario de
Historia de las Mentalidades. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, p. 61.
20 AGN. Estancos, Contencioso, Leg. 5, Exp. 1. Lima, 1770.
21 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
22 AGI. Lima 709, N.103.
23 AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
111
de 61 y que trabajaban más de 250 personas en ellas
24
. Por otra parte, en el
censo de 1773 se identican tres tipos de negocios (cuadro 2): cigarrerías,
limpionerías y cigarrerías y limpionerías.
La información recolectada en 1773 indica que el 95% de los entrevistados
son dueños de los establecimientos y sólo tres sus administradores (5%).
Este año, los encuestadores encontraron que un 5% de los cigarreros
utilizaba la tienda también como vivienda, como el caso de don Antonio
Rivera, de la Esquina del Quemado, o la cigarrería de María del Carmen
Madariaga, de la calle de los Judíos
25
. Por otro lado, entre los espacios
usados para las cigarrerías y limpionerías, encontramos denominaciones
como casa (6%), tienda (52%), casa-tienda (5%), esquina (2%), cajón (5%),
cuando se hace referencia a las dimensiones del espacio donde se mantenía
el taller o se expendían los productos del tabaco (cuadro 3).
En el censo de 1780, sólo se indica una categoría de negocio: “tienda
cigarrería, con lo cual se entiende que esta denominación se hizo general
para todos los espacios dedicados a esta labor, y los encuestados declararon
ser propietarios. Respecto al espacio donde se ejercía este ocio, se
mantienen los cinco tipos de 1773. Sin embargo, en la toma de información
no hay mucha claridad de si –en el caso de las “casas”– se hace referencia
a toda una vivienda o predio o si es una denominación que marca una
diferencia respecto a tienda o taller
26
(cuadro 3).
En cuanto a los dueños de estos negocios, en la relación de 1773 tenemos
que un 11% son mujeres (siete casos), y siete años después sólo un 3% (dos
casos). Por otra parte, por lo volátil del negocio y la precariedad de algunas
de las tiendas, los cigarreros también ejercían otros ocios. En el censo de
1773, sólo un 5% (3 cigarreros de 61) indican ejercer otros ocios: platero,
cerero, carpintero. Para el de 1780, la cifra se reduce sólo el 3% (2 de 59): un
24 AGI. Lima 1229. Lima, 1747.
25 Ibíd.
26 Martha Fernández explica que era una costumbre en la época virreinal que los comerciantes y
empleados de las tiendas o sitios donde se fabricaban productos de consumo habitaran en las sedes
del comercio mismo. Cuando el lugar servía de vivienda para el dueño o el encargado del negocio,
era en la planta alta, como en cualquier casa habitación de la época, donde se encontraban los
aposentos (salón principal, habitaciones, cocina, etc.). FERNÁNDEZ, Martha (2005), “De puertas
adentro: la casa habitación. En: Antonio Rubial García (coord.): Historia de la vida cotidiana en
México, t. II, La ciudad barroca. México: Colmex / FCE, pp. 72-74.
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cerero y un pulpero. En cambio, hay un 29% de cigarreros vendiendo otros
productos, adicionales a cigarros y puros.
Esto da cuenta de que en las tiendas o cajones donde se expendían
derivados del tabaco, era habitual encontrar otro tipo de mercancía. Estos
productos estaban muy marcados en los diecisiete casos encontrados
(cuadro 4).
Hay que anotar que la elección de los productos a vender puede haber
respondido a un uso cotidiano de estos elementos. Esta aseveración se basa
en los ingresos que reportan los cigarreros, que muchas veces sobrepasan la
ganancia en cigarros y puros. Incluso la relación del botánico don Hipólito
Ruiz sobre su visita al Perú, incluye un comentario sobre estos productos
y su utilización:
[…] en los jardines se cultivan variedad de olorosas y vistosas plantas
y ores que, después de servir de adorno y recreo en ellos, hacen
de todas diferentes mezclas, que llaman mixturas, cuyas fragancias
avivan con sahumerio, ámbar, agua rica, aguardiente de ámbar y a
veces con almizcle […]
27
.
En cuanto al tiempo de habilitado el negocio y la experiencia de los
cigarreros, estas características eran muy variadas. En el censo de 1780 sólo
el 3,39% (2 de 59) indica tener habilitada la tienda poco más de un año.
Se trataba de la cigarrería de don Mariano Nieto, ubicada en la calle de
Santa Catarina, y la de don Fernando Cueva, situada frente a las monjas del
Prado. En ambos casos las cigarrerías eran nuevos negocios, es decir, no
provenían de traspasos de otros cigarreros (cuadro 5).
Se encontró asimismo que más del 80% de los cigarreros tenían más
de tres años de experiencia en el rubro (cuadro 6). Y que, del total, un
49% contaba con más de diez años ejerciendo el ocio. Un dato importante
es que el 53% de los cigarreros mantuvo el negocio inicial con el correr
del tiempo; pero también se debe puntualizar que el 45% de éstos tenían
27 JARAMILLO ARANGO, Jaime (1952), Relación histórica del viage, que hizo a los reynos del Perú
y Chile el botánico D. Hipólito Ruiz en el año de 1777 hasta el de 1788 en cuya época regresó a Madrid.
2ª ed., t. 1. Madrid: Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, p. 9.
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entre uno y cinco años de habilitado el negocio. Lo que sí hay que destacar
en especial es que el 40% de los censados llegaron a habilitar hasta tres
negocios anteriores en esta actividad.
En cuanto a la forma de constitución del negocio, el 54% de los cigarreros
habilitaron por cuenta propia la tienda de cigarrería y/o limpionería (cuadro
7). Los casos denominados “por muerte de un familiar” hacen referencia
a herencias de un familiar directo (padre o hermano) o que, a la muerte
de uno de ellos, nuevos dueños asumieron la administración de la tienda.
Por ejemplo, don Antonio Ávalos se hizo cargo de la administración de la
cigarrería de la esquina de la Compañía a la muerte de su hermano Juan
Joseph; y Baltasar de los Reyes abrió su primera tienda por cuenta propia y
se mantuvo en ella por siete años para luego, por una herencia, trasladarse
a la tienda de la calle Valladolid.
Los tipos de habilitación por traspaso
28
, que constituyen el 32%, eran
muy variados y el valor que se alcanzaba a pagar, hace referencia tanto al
espacio como a la cantidad de mercancía y la ubicación de la tienda. La
media del valor del traspaso ascendía a 134 pesos. Sólo en cuatro casos se
supera esta cantidad; restándolos, la media del traspaso sería de 47 pesos.
La única transacción de compra la realizó don Manuel Rocha por 1.500
pesos a don Vicente Espinoza, se trataba de una cigarrería ubicada en la
esquina de la Plazuela de la Merced. Don Juan Silva también realizó un
considerable desembolso por la cigarrería de la esquina de la Plazuela de
San Francisco: el monto ascendió a 511 pesos 7½ reales.
Por su parte, don Antonio de Barroesta desembolsó 200 pesos por la
cigarrería de la calle San Agustín y don Pedro Nolasco de los Olivos pagó
150 por la de la calle San Lázaro, esquina con Campanas. Cabe anotar que
los cigarreros que habilitaron sus tiendas por traspaso, se iniciaron bajo su
propia cuenta o asociados (lo que ocurre en 40% de casos de este ítem) y
que, luego de esa experiencia, abrieron nuevas tiendas o continuaron en el
mismo local bajo la modalidad de traspaso.
28 Según el diccionario de la RAE, el término traspaso hace referencia a la “renuncia o cesión de
aquello que se tiene, o posee, dando y entregándole a otro el dominio. Regularmente se dice de los
que se tiene arrendado o alquilado. RAE (1780), Diccionario de la lengua castellana compuesto por
la Real Academia Española, Joachín Ibarra. Madrid : RAE, p. 896,1.
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Las tiendas de cigarrería y limpionerías se distribuyeron de manera
indistinta por toda la ciudad, sin una regla para ordenar su local. Tomando
los censos de este gremio de 1773 y 1780, podemos ver cómo se fueron
habilitando los negocios en el casco urbano. Sin embargo, no es posible
asegurar que la concentración de las tiendas en determinados cuarteles o
barrios se relacione con la demanda en cada zona. En Lima de nales del
siglo XVIII, la población era de 52.627 personas, siendo la población secular
de 47.796
29
. Siguiendo la información de Moreno Cebrián y del Mercurio
Peruano, se ha elaborado el cuadro 8 y el gráco 1, donde encontramos al
90% de las tiendas de cigarrerías y limpionerías distribuidas dentro del casco
urbano de Lima, que comprendía cuatro cuarteles. El resto se encontraban
en el barrio del Cercado y Arriba del Puente (15% en 1773 y 8% en 1780).
La mayor cantidad de talleres y tiendas se concentraba en el cuartel 2, que
no necesariamente era el más poblado o el de mayor extensión de calles,
tampoco el que tenía mayor cantidad de puertas. Quizá el hecho de ser
frontera entre el cuartel 1 y el 3 le daba esa posición estratégica, además de
que era el barrio que surcaba la Plaza Mayor, la plaza de la Inquisición y
Santa Ana. Tampoco se encuentra correlación entre la habilitación de una
tienda y su radio de atención a posibles compradores. Incluso se aprecia
que en ciertas zonas algunos clientes tenían que caminar de cinco a seis
calles para ubicar una tienda, a diferencia de las tiendas más cercanas a la
Plaza Mayor, que en alguna de sus manzanas albergaron hasta siete tiendas
e incluso dos estanquillos.
 ,  
 
En esta sección del artículo se busca comprender el estilo de vida de la
unidad doméstica que se formó en torno al taller y tienda de los cigarreros.
Por la información vertida en los documentos base de este estudio, se puede
entrever una serie de relaciones familiares extrapolables a la sociedad de la
época. Por otra parte, las formas de trabajo que se establecieron dan cuenta
de la magnitud de este negocio. En el apartado anterior se ha hablado de la
imagen de los cigarreros: asociados a personas de muy bajos recursos y a
“vagos de la ciudad. Esta puede ser una imagen relacionada al tipo de labor
que desempeñaban, pero sobre todo se encuentra asociada al jornalero o
29 HESPERIOPHYLO (1791), “Reexiones sobre la población de Lima. Mercurio Peruano, t. I.
Lima: Biblioteca Nacional del Perú, p. 93.
115
vendedor ambulante de productos del tabaco. Quiroz Chueca, tomando
la información vertida por José Ignacio de Lequanda, asocia esta imagen
de “vagos” a la población de diversas castas: mestizos, zambos, mulatos y
chinos. Y separa a blancos, negros e indios, relacionando a los primeros
con labores de comercio, burocracia, administración de propiedades, etc.;
y a indios y negros con ocios mecánicos y menestrales
30
.
En cuanto a la “calidad” de los dueños de las tiendas que se encuentran
agremiados, un 53% consignan la denominación de “españoles, un 22%
la de cuarterones de diferentes castas y un 7% no lo indica, estando la
diferencia distribuida en otras varias denominaciones (cuadro 9). Esta
información está muy relacionada a lo que maniesta Lequanda respecto
a la participación de blancos en los ocios mecánicos: “[…] hay mezclados
varios españoles nobles y otros blancos, que nada desmerecen para considerarse
distinguidos según su clase
31
.
Si queremos precisar aún más la participación de “españoles” en el gremio,
se puede anotar que el 68% de los incluidos en este estamento anteponían a
su nombre el apelativo “don
32
. Pero el tratamiento de “don” no era exclusivo
de los “blancos” o españoles entre los cigarreros; ostentaron también este
tratamiento don Hilario Rondón (indio), dueño de la cigarrería de la calle
Santo Domingo; los mestizos don Carlos Castro, con tienda en la calle de
Santo Domingo, y don Mariano Vásquez, dueño de la cigarrería de la calle
del Carmen Alto; y don Evaristo Borjas (cuarterón mulato), dueño de la
tienda de la calle de Ortiz.
En lo que se reere a la edad, el 80% de los cigarreros se encontraban por
encima de los treinta años; y en cuanto al estado civil, se encuentra que un
71% de los agremiados eran casados (cuadros 10 y 11).
Si se cruza el estado civil casado con la edad, encontramos que 61% de
los casados tenían edades entre 30 y 49 años y 12% entre 20 y 29, siendo su
30 QUIROZ CHUECA, Francisco (2008), Artesanos y manufactureros en Lima colonial. Lima:
Banco Central de Reserva / Instituto de Estudios Peruanos, p. 197.
31 Ibíd.
32 Se debe apuntar que el tratamiento de “don” o “doña” era un distintivo que se otorgaba a hombres
y mujeres en función a su calidad (calidad en la extensión de su signicado). Tanto en el diccionario
de la RAE de 1780 como en el de 1817 se hace la salvedad de que este apelativo o tratamiento se da
a la mayor parte de sujetos que necesariamente no son nobles. RAE, op. cit.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
116
edad mínima 24 años. Profundizando en el comportamiento por “calidad”
de los casados, se encuentra que el 60% de ellos son españoles (26 de 42
casos); en cuanto a la calidad de las consortes, sólo se registró la del 38%
de ellas (cuadro 12).
La información que nos brinda el censo de 1780 nos permite conocer
el tipo de familia que formaban nuestros personajes, sobre todo la forma
como se constituía el núcleo familiar en el espacio de trabajo, donde muchas
veces participaban todos de la labor del cigarro (cuadro 13). El 45% de los
cigarreros constituían una familia de pareja casada con hijos; entre éstos
sólo uno tenía un hijo natural, y dos entre los solteros, lo que representa el
5% de estos dos grupos. El promedio de hijos dentro del grupo de casados
era de tres.
En general, la unidad doméstica constituye un abanico de relaciones
de anidad y/o consanguinidad, y en este caso hace referencia directa a
estas relaciones dentro del espacio que sirve de tienda-taller-vivienda. Si
bien casi la mayoría de los cigarreros constituía un núcleo familiar cerrado
(esposo y esposa e hijos), encontramos también familias extensas (esposo y
esposa con un familiar directo), múltiples (esposo y esposa con otra pareja,
unidad familiar o allegados) y también solteros corresidentes (solteros que
residen con sus padres o con algún familiar directo)
33
. Un ejemplo de familia
múltiple fue la de don Carlos Castro, cigarrero con tienda en la calle de Santo
Domingo, quien tenía esposa y dos hijos y mantenía a dos expósitos y una
cuñada; otro es el de don Manuel de Silva, casado y con una hija, él mantenía
en la cigarrería a don Belisario Calderón, de cincuenta años y “maestre del
declarante, además de una cuñada y una huérfana (cuadro 14).
El trabajo en el taller y/o tienda involucraba con frecuencia a los
miembros de la familia, aunque esta no era una práctica regular entre
los cigarreros y se pueden encontrar algunos matices. Así, el 20% de los
cigarreros empleaba algún familiar o allegado en la labor del tabaco. Por
ejemplo, don Jacinto de Silva indicaba que de su familia sólo su mujer le
33 BRUN MARTÍNEZ, Gabriel (1979), “La organización del trabajo y la estructura de la unidad
doméstica de los zapateros y cigarreros de la ciudad de México en 1811”. Anuario II. México: Centro
de Investigaciones Históricas-Instituto de Investigaciones Humanísticas-Universidad Veracruzana,
pp. 11-13.
117
ayudaba “empitando los limpiones […] que regula su jornal diario en 4
reales. En conjunto, el 12% de los casados hacía referencia al trabajo en
común de la pareja en esta labor.
En todos estos casos se anota que la labor ejecutada por la cónyuge se
valoraba diariamente en 3 a 5 reales. Otro ejemplo sobre el trabajo en común
de la pareja es el de don Juan María Castañedo, dueño de la tienda de la
calle Baquíjano, quien ejercía de administrador de la tienda que habilitó su
esposa. Otros cigarreros eran ayudados por sus hijos, hermanos, esclavos o
algún expósito que tenían como allegado en casa.
Los dueños de las cigarrerías y limpionerías tenían también trabajadores
asalariados. El 51% de las tiendas mantenía jornaleros para las diversas
labores del proceso productivo, existiendo dos tipos de trabajadores
asalariados: ociales y operarios. Aunque no se encuentran detalles que
diferencien la labor de unos y de otros, se entiende que los ociales eran
aquellos que se encontraban examinados por el gremio y habilitados
para diversas labores, mientras que los operarios podrían ser aprendices
o trabajadores habituales de esta labor, con experiencia comprobada.
La media de trabajadores asalariados por tienda o taller era de tres. Sin
embargo, existieron casos como el de don Felipe Rivas, con tienda en la
calle de los Huérfanos, que mantenía nueve ociales:
[…] 4 destinados a la formación de puros nombrados Joseph
González, Isidoro González, Joseph Rodríguez y Mariano Ortega.
En la formación de cigarrillos 3 Joseph Aguilar, don Evaristo Barrón
y Eugenio cuyo apellido ignora. En la empitadura de los limpiones
Florencio de León. En la empitadura de los limpiones de palitos Juan
Joseph Sandoval. Satisfaciendo a cada uno de los pureros 8 reales que
se compone de 40 atados de a 96 puros cada uno. A los que tuercen
cigarrillos les paga de real por mano. A los empitadores de limpiones
de tabaco 1 real por peso y los de palitos lo mismo en cada uno.
Cuyos jornales los perciben en reales efectivos y que los 9 individuos
están de pie en la cigarrería y no va ninguno al estanco
34
.
34 AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
118
Además del jornal, a los ociales y operarios se les satisfacía con
almuerzo y cena. Adicionalmente a las esposas, hermanas y allegadas que
participaban en la labor del taller, sólo se ha encontrado una trabajadora
asalariada: Josena Palomino, dedicada a formar cigarrillos en la tienda
de la calle de La Merced, a quien por su trabajo se le recompensaba con “7
reales por la tarea de puros compuesta de 10 atados de a 3 reales cada uno
y 4 por torcer cada mano de papel.
En todos los casos se hace referencia al trabajo especíco que realiza cada
operario y a la remuneración que por ello recibe. Se ha podido comprobar
que no había diferencias sustanciales en la remuneración pagada por la
misma labor.
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Los individuos del gremio de cigarreros se tenían que abastecer de la
tercena y de los estanquillos de la ciudad. En las tercenas y almacenes del
estanco se separaban los rollos de buena calidad para la venta pública
35
. Las
ordenanzas del estanco eran muy claras en lo referente a la comercialización,
tanto para los estanqueros como para los compradores.
Los estanqueros no podían vender más de dos mazos o manojos de
tabacos en rama de todas las clases, o más de cuatro onzas de polvo de
tabaco. La menor proporción de venta podía llegar hasta una cuarta de
onza de polvo o hasta la octava parte de un mazo; esto, con la nalidad de
mantener en buen orden las labores del consumo
36
.
Se indicaba también que los estanquillos debían estar abiertos desde
las seis de la mañana hasta las diez de la noche. Se daba la opción a los
estanqueros de vender otros géneros, “a excepción de especies, olores y
todo lo que perjudique al tabaco.
El 17% de los cigarreros realizaba sus compras directamente en la
Tercena del Estanco, mientras que los que compraban en estanquillos
35 ARISTIO, op. cit., p.45.
36 John Carter Brown Library, b3201424. Ordenanzas que han de observar los estanqueros del por
menor de las capitales y provincias de estos reinos del Perú y Chile (1759). Lima: Imprenta de los
Niños Expósitos.
119
recurrían con mayor frecuencia al de la calle de Melchor Malo (26%), al de
la calle San Pedro (15%) o al de la calle Arzobispo (12%).
Las compras no se realizaban exclusivamente en un solo estanquillo, en
algunos casos se ha referido hasta tres lugares para la compra de tabaco.
Por ejemplo, Ignacio Leyva, con tienda en la calle Malambo, se desplazaba
hasta los estanquillos de las calles Santo Domingo, Arzobispo y San
Lázaro, buscando habilitarse del mejor tabaco. En los de Santo Domingo
y San Lázaro los compradores se abastecían de tabaco de tipo Cartagena y
Guayaquil. Tomando el censo de 1780, las cifras indican que mensualmente
los cigarreros consumían poco más de 15.000 mazos de tabaco.
Existía una particular forma de habilitar a los cigarreros por parte de
los estanqueros: la venta al ado. Este tipo de transacción era de público
conocimiento, sobre todo por “la imagen de pobreza” de estos individuos.
Manifestaban los cigarreros, sobre los estanquilleros, que:
[…] nos habilitan nuestras tiendas de todos los tabacos que nos son
necesarios al surtimiento de nuestras casas sin el dinero de contado
[…] pues de otro modo no tendría proporciones regulares este
comercio
37
.
Este tipo de relación comercial entre vendedor y comprador podría
ser asociada a la gura del “casero, estereotipo muy difundido en la Lima
colonial para el comercio al menudeo
38
.
Los cigarreros compraban cinco tipos de tabaco: de Guayaquil,
Bracamoros, Cartagena, Habana y Saña. El tabaco de mejor calidad
procedía de La Habana, el cual a veces se llamaba de Cartagena por llegar
reexpedido desde dicha ciudad. Su costo bordeaba los 2 pesos ½ real el
mazo. De los 180.000 manojos que se producían en Guayaquil, la mitad
eran traídos a Lima. Los manojos en esta ciudad alcanzaban un precio
de entre 3 y 6 reales. En el virreinato peruano se producía el tabaco de
Bracamoros y Saña.
37 AGN. Estancos, Contencioso, Leg. 5, Exp. 1. Lima 1770.
38 QUIROZ CHUECA, Francisco (1999), “Ambulantes y manufacturas en Lima colonial.
Investigaciones Sociales, año 3, N° 3 (Lima), pp. 93-112.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
120
El primero, de calidad superior, se cultivaba en los valles de Jaén de
Bracamoros, Moyobamba, Luya y Chillaos y alcanzó una producción de
hasta 250.000 mazos al año. Su precio de venta era de 1¼ real por mazo, y
hasta 4 reales en tiempos de escasez. El de Saña era de más baja calidad y su
costo en Lima podía alcanzar 1 real el mazo
39
. Según las compras mensuales
que reportaban los cigarreros, el 60% era de tabaco de Guayaquil, 18% de
Bracamoros, 15% de Habana, 6% de Cartagena y 1% de Saña. Sobre el
tabaco de Saña se indican compras poco recurrentes: sólo diez cigarreros
para este tipo de tabaco, con una media de veinticinco mazos por mes. Se
abastecían de este tabaco directamente en la tercena. Sobre la calidad del
de Bracamoros, indicaban los cigarreros que era el de mayor rendimiento
frente a las demás especies: “así se ve que muchos del gremio que no se
avienen a la maniobra de todos los tabacos solo se mantienen con el de
Bracamoros
40
. Incluso se daba cuenta de mujeres dedicadas a esta labor (la
de picado y elaboración de cigarros) que preferían el tabaco de Bracamoros,
por rendir mayor benecio. Sobre esta predilección apuntaban:
Los tabacos de Bracamoros tienen en sí la precisa condición de que
para mantenerse en vigor y que puedan tener algún adelantamiento
se hace picar porción de mazos, y se han de botijar, van ajustados y
de este modo se va sacando para labrar los cigarros […].
[…] Que siendo la venta del bracamoro solo en el estanco, nosotros
no podemos comprar en porción los mazos y los pulperos con
ocasión de hallarse con muchos fondos lo compran y reservan para
venderlo por precio muy subido […].
[…] Nosotros distinguimos más la calidad de los mazos, como
es nuestra profesión, ellos [los estanqueros] solo lo ven por la
supercie, si alguna vez les pagamos más es por nosotros mismos
porque queremos escoger el que mejor nos conviene, quedándose
estos con los desechos quemados y tiernos, y el que queda separado
se lo compramos a menor precio de la tarifa […] por ejemplo si
compramos sin escoger y tomamos un mazo que solo sirve para
cigarros, y no para limpiones, siendo nuestro destino lo segundo,
hemos malogrado la compra
41
.
39 CÉSPEDES DEL CASTILLO, op. cit. pp. 139-140.
40 AGN. Estancos, Contencioso, Leg. 5, Exp. 1. Lima, 1770.
41 Ibíd.
121
Entre las reformas que se fueron aplicando antes de la edicación de la
fábrica, encontramos la exclusividad de la venta de tabaco de Bracamoros
en las tercenas. Esto trastocaría todo el proceso del trabajo de los cigarreros,
ya que siendo prácticamente una costumbre comprar al ado y escoger el
lugar y los tabacos para su producción, con esta imposición se tendrían
que ajustar a las disposiciones de la renta, además de trasladarse hasta
las ocinas del estanco y no hacia donde tenían por costumbre comprar.
Frente a esto los cigarreros reclamaban:
[…] dejar nuestro trabajo diario para ir a solicitarlo en horas
incómodas y en mucha distancia de nuestras casas, y en especial
tantas mujeres como somos que no teniendo la precisa decencia en el
día salimos en la noche en donde nuestros habilitadores estanqueros,
y como son varios, buscamos el que nos conviene, a nuestra utilidad
y con su benecio buscamos que comer
42
.
El valor de la venta era muy similar en todas las tiendas, el precio del
mercado era único y dependía de cada artesano diferenciar sus productos.
De manera general, la tabla de precios para cigarros de tamaño regular era
la que se muestra en el cuadro 15.
Siguiendo la información de 1780, los ingresos por ventas mensuales
en las 59 tiendas de cigarrerías y limpionerías de la ciudad ascendían a
poco más de 16.000 pesos y el promedio por tienda oscilaba en alrededor
de 270 pesos. Pero existían tiendas (10% de ellas) cuyo ingreso era menor
a 50 pesos mensuales. Por ejemplo, la de don Mariano Vásquez, en la
calle del Carmen Alto, quien reportó un ingreso por ventas de 8 pesos; él
indicaba que al momento del censo no contaba con existencias de tabaco,
que compraba los cigarros en otro estanquillo y los vendía sin ganancia,
además de distribuir también sus productos en algunas pulperías. Algo
similar declaraba Juan Miguel Montalvo, de la calle del Espíritu Santo: “que
para mantener la cigarrería abierta compraba cigarros hechos de tabaco
de Daule. Por su parte, María de la Encarnación Aguilar, de la calle de
Granados, indicaba que para sostener su tienda compraba los puros hechos
en casa de un sujeto que vive en la calle Santa Rosa cuyo nombre y apellido
42 Ibíd.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
122
ignora. Algunos cigarreros declaraban comprar los cigarros en la tercena o
en estanquillos, además de hacerlo en otras cigarrerías. Es decir, existía un
grupo de cigarreros que sólo tenía tienda y no era productor.
El reporte de ingresos por ventas era variado y dependía del tipo
de cigarros que se expendiera en las tiendas o de los compradores. Por
ejemplo, don Manuel Rocha, de la calle La Merced, sobre sus ingresos por
ventas, indicaba: “por la venta de puros de Cartagena 16 pesos, 120 pesos
por Guayaquil, 90 pesos de cigarros, 150 pesos de limpiones de tabaco,
50 pesos por palitos y la venta por mayor a los pulperos 90 pesos. Esta
cigarrería se encontraba ubicada en el cuartel 2 de la ciudad y sus ingresos
reportados eran una excepción en comparación a los de otras tiendas de
la zona. Con la información del cuadro 16 podemos ver que las medias
de los cuarteles 2 y 3 estaban entre las más bajas en cuanto a ingresos por
ventas. Un punto a considerar es que en estos cuarteles se concentraba un
mayor número de tiendas y talleres, con lo cual la oferta se diluía entre el
volumen de población, a diferencia de los otros, donde era más espaciada
la ubicación de las tiendas y los parroquianos tenían que desplazarse por
varias calles para acceder a ellas.
Los cigarreros se encontraban afectos al pago de alcabala. La media de
pago anual era alrededor de 2 pesos; pero no todos la pagaban. Es así que
a partir de 1773, cuando este impuesto pasó a cargo de la Real Aduana,
se constata la existencia de una serie de dicultades para el pago. En
1780, cuando se crea la fábrica de puros y cigarros de Lima, este pago
fue suspendido. José de la Riva Agüero, como nuevo director de la renta
de tabacos, inició el proceso de reforma del expendio de cigarros con la
creación de esta fábrica. Para ello levantó censo de todas las tiendas de
cigarrería y limpionería de la ciudad. Una vez conocida la situación del
gremio, los cigarreros pasaron a formar parte de la estructura del estanco.
Unos fueron colocados en la fábrica con sueldo, a otros se les entregaron
estanquillos con un premio jo y hubo también quienes sólo ingresaron
como operarios de la fábrica
43
.
De los 59 cigarreros censados, 33 pasaron a formar parte de la organiza-
ción del estanco. De estos, siete formaron parte de la administración y los
otros fueron premiados con el cargo de estanqueros. Incluso, al momento
43 AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
123
del censo de 1780, al ser consultados sobre la posibilidad de acceder a
la administración de un estanquillo, los cigarreros armarían que “sin
duda tendrán ador” que respalde su postulación. Por su parte, Mariana
de la Encarnación Aguilar, de la tienda de la calle Granados, indicó que
no tenía ador, “pero si se le ocupa en la labor de la fábrica concurriría y
desempeñaría la obligación en la que la constituyan.
Lo mismo señaló Manuel Cárdenas, de la calle La Merced. Son los dos
únicos que no postulaban para acceder a un estanquillo. La situación de los
estanqueros cuatro años después de la creación de la fábrica era la que se
muestra en el cuadro 17.
Quienes eran empleados de la fábrica laboraron como “el” y como
sobrestante” y tenían a su cargo correr con la paga de las labores, destinar
las tareas de cada operario y vigilar la correcta ejecución “de las labores
mecánicas de cada labor”. Se les pagaba anualmente 700 pesos a los eles y
450 a los sobrestantes. Por su parte, los operarios que se dedicaban a doblar
cigarros ganaban 6 reales diarios y los que armaban cigarros de papel, 5
reales. A diferencia del trabajo en los talleres particulares, aquí no recibían
la comida. Del grupos de estanqueros, seis recibían un premio mensual de
entre 80 y 90 pesos, del cual descontaban el pago del alquiler de la tienda,
la conducción de los tabacos desde la tercena y los demás gastos propios del
negocio, quedándose con aproximadamente 40 pesos líquidos. El resto de
estanqueros alcanzaba una media de 30 pesos
44
. Como se indicó al inicio
de este artículo, la forma de trabajo que se gestaba en los talleres y tiendas
de cigarrerías y limpionerías se vería trastocada con la construcción de la
fábrica.
El primer impacto fue el cierre de las tiendas y talleres, derivando la
comercialización del producto nal a los estanquillos que se abrieron en
la ciudad. Por el lado de los operarios, éstos pasaron a recibir un sueldo
diario jo, pero los gastos de comida tuvieron que solventarlos ellos
mismos. Igual sucedió con la diversicación de las tareas y sobre todo con
la especialización en uno u otro producto, que se fueron perdiendo. En
cuanto a la labor operativa de la fábrica, ella estuvo dividida en
45
:
44 AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
45 AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
124
A. Ocina de labor de puros. Llegó a tener hasta 100 hombres jos
alistados entre los antiguos operarios de las cigarrerías (de esta labor
eran 119, empleándose los restantes como limpiones). Se les repartía
diariamente ocho atados.
B. Ocina de limpiones. Donde se realizaba la limpieza de las hojas y
picado. Para agilizar esta labor se construyó una máquina, la cual no era
del todo operativa. En la construcción de la máquina, realizada en 1781,
se gastaron 8.455 pesos 3 reales y 6 granos.
C. Ocina de picado del tabaco. Trabajaban en ella alrededor de veinte
operarios. Se les pagaba ¼ de real cada mazo, si no se hacía con la
máquina.
D. Ocina de labor de cigarros para hombres. Llegó a tener hasta 150
hombres. Se asignaban ocho cuadernos diarios a cada uno y ganaban
por su labor 8 reales. De esta labor se excla a los estanquilleros.
Y se indicaba que: “conforme vague naturalmente un hombre, se
disminuirá su número, y se aumentará una mujer, como se nota en la
ocina de ellas.
E. Ocina de labor de cigarros de mujeres. A cargo de una rectora,
además de dos sobrestantas y un guardia vista celador. Se inició con 80
operarias, llegando hasta 150 mujeres. Se les asignaba cinco cuadernos
a las diestras y dos y medio a las principiantes, llegando hasta siete y
medio cuadernos a las que eran ágiles. A diferencia de los hombres,
estaban divididas en grupos de cincuenta. Las sobrestantas tenían la
tarea de registrar menudamente a las operarias y de recoger y asignar
sus tareas. El sueldo de rectora llegó a 600 pesos y el de sobrestanta a
350 pesos.
F. Ocina de encajillado de cigarros y empapelado de puros. Aquí se
realizaban tres tareas: a) encajilladores, a quienes se les pagaba 5 reales
por cada mil cigarros; b) envolvedores, pagándoseles 1 real por la tarea
de 150 papeles o atadito; y c) selladores, que recibían un jornal de 8
reales en los días que trabajaban a medida del abasto de una semana.
125
En los diez años que se mantuvo abierta la fábrica, el gremio vio
trastocadas sus formas de relacionarse con los operarios, los ociales, el
vecindario e incluso dentro de su propio núcleo familiar, ya que, como se
ha visto, algunos familiares trabajaban en la producción y gestión de la
tienda.
El tiempo que destinaban a esta labor también cambió, porque su centro
de trabajo no era el propio hogar o tienda, sino que tenían que trasladarse
a la fábrica para cumplir con la jornada laboral establecida por el estanco.
Incluso se modicaron las formas de acceder a los productos derivados del
tabaco, tanto para los compradores como para los antiguos vendedores.
Con la creación de este nuevo centro laboral, la ciudad vio un movimiento
importante de hombres y mujeres que se movilizaban hacia este lugar, la
fábrica de cigarros y puros de Lima.
***
Lo que he buscado presentar en este artículo es un primer acercamiento
general a la organización del trabajo del gremio de cigarreros, corporación
que albergó a todos los trabajadores del tabaco y que hizo posible generar
una forma de ocupación de mano de obra de diversos estratos de la sociedad
colonial. Desentrañar la composición social del gremio nos ha permitido
comprender la organización familiar de esta corporación, así como la
calidad de sus miembros, su experiencia en esta labor, la manera en que se
fueron gestando los negocios y su forma de manutención; así mismo, los
volúmenes del negocio y las ganancias que les reportaban.
En denitiva, se ha hecho un recorrido por todo el proceso del negocio
de los derivados del tabaco ejercido por particulares, el cual fue trastocado
con la creación de la fábrica de tabaco, pero este sistema sería restablecido
diez años después del funcionamiento de la misma.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
126
Cuadros
Cuadro 1.
Cigarrerías y limpionerías, Lima, 1773-1779.
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente: AGI. Lima 709, N° 103, 1773.
Cuadro 2
Tipos de negocios de cigarreros, Lima, 1773.
 
Cigarrería y limpionería 41 65,08%
Cigarrería 11 17,46%
Limpionería 5 7,94%
No indica 6 9,52%
  
Fuente: AGI. Lima 709, N° 103, 1773.
127
Cuadro 3
Tipos de espacios donde se ejerce el negocio de cigarrería, Lima, 1780.
 
Casa habitación 21 35,59%
Casa 18 30,51%
Tienda 13 22,03%
Casa de su morada 4 6,78%
Casa más habitaciones 1 1,69%
No indica 2 3,39%
Total 59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 4
Mercancías de venta adicional en las cigarrerías, Lima, 1780.
 
Aguardiente de ámbar y sahumerios 6 35,29%
Aguardiente de ámbar 3 17,65%
Aguas de olor y otras 2 11,76%
Aguardiente de ámbar, sahumerios y otras 2 11,76%
Aguas de olor 1 5,88%
Aguardiente de ámbar y otros 1 5,88%
Otros efectos 2 11,76%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
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128
.Cuadro 5
Antigüedad en la labor de cigarrero o limpionero, Lima, 1780.
 
Uno 2 3,39%
Dos 7 11,86%
Tres 4 6,78%
Cuatro 2 3,39%
Cinco 4 6,78%
Seis a diez 11 18,64%
Once a veinte 18 30,51%
Veintiuno a más 11 18,64%
Total 59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 6
Negocios anteriores, según antigüedad en la labor de cigarrero o
limpionero, Lima, 1780.
  
           
Único 14 6 8 3 31
Uno 2 3 4 3 12
Dos 1 2 2 2 7
Tres 2 2 1 5
Cinco 2 2
Seis 1 1
Siete 1 1
Total 19 11 18 11 59
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
129
Cuadro 7
Tipos de habilitación del negocio, Lima, 1780.
 
A cuenta propia 32 54%
Traspaso 19 32%
Por muerte de familiar 5 8%
Compra 1 2%
Por encargo 1 2%
En compañía 1 2%
Total 59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 8
Distribución de cigarrerías, limpionerías y estanquillos, Lima, 1773-1791.




()



()
-
 

()
-
  -

(
)
-
 
-
 (
)
-

()
Cuartel 1 114 3.114 15.306 5 7 4
Cuartel 2 62 1.655 10.775 20 25 10
Cuartel 3 96 2.150 12.766 13 14 8
Cuartel 4 60 1.303 8.949 13 8 5
Total 332 8.222 47.796 51 54 27
Fuentes: (a) AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780; AGI, Lima 709, N. 103, 1773;
(b) Mercurio Peruano (1791); (c) Moreno Cebrián (1981).
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
130
Cuadro 9
Calidad de los cigarreros, Lima, 1780.
 
Español 31 53%
Cuarterón mulato 8
22%
Cuarterón 1
Cuarterón mestizo 1
Cuarterón indio 1
Cuarto de mulato 1
Indio cuarterón 1
Mestizo 4 7%
Mulata 1
3%
Mulato 1
Chino 2 3%
Indio 2 3%
Quinterón mulato 1 2%
No indica 4 7%
Total general 59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
131
Cuadro 10
Edad de los cigarreros, Lima, 1780.
   
20 a 29 años 10 17%
30 a 39 años 18 31%
40 a 49 años 19 32%
Mayores de 50 años 12 20%
Total
59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 11
Estado civil de los cigarreros, Lima, 1780.
 
Casado 42 72%
Soltero 12 20%
Viudo 3
8%
Viuda 2
Total 59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 12
Calidad de los cigarreros y de sus consortes, Lima, 1780.
 

 


Español Mestiza 3
Española 2
Mulata 2
Cuarterona 1
Españolita 1
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
132
Cuadro 12
Calidad de los cigarreros y de sus consortes, Lima, 1780
(continuación).
 

 


Chino China 1
Parda 1
Cuarterón mulato Cuarterona 1
Mestiza 1
Indio Cuarterona mulata 1
Mestizo Cuarterona 1
Mulata 1
Total 16
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 13
Cigarreros y tenencia de hijos, Lima, 1780.







Casado 32 1 9 42
Soltero 2 10 12
Viuda 2 2
Viudo 1 2 3
Total 35 3 21 59
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
133
Cuadro 14
Tipos de familia de los cigarreros, Lima, 1780.
 
Pareja casada con hijos
27 45,76%
Pareja casada sin hijos
8 13,56%
Solteros corresidentes
6 10,17%
Familia extensa
6 10,17%
Sin familia
4 6,78%
Familia múltiple
2 3,39%
Padre soltero con hijo
2 3,39%
Viuda con hijos
2 3,39%
Viudo con hijos
1 1,69%
Viudo sin familia
1 1,69%
Total
59 100%
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 15
Precios de cigarros, Lima, 1780.
   
Bracamoros 24 unidades por ½ real
Saña 24 unidades por ½ real
Guayaquil (hasta cinco clases) 14 unidades por ½ real
Cartagena 6 unidades por ½ real
Habanos 6 unidades por ½ real
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Artesanos del humo. El gremio de cigarreros y limpioneros de Lima en el siglo XVIII
Revista del Archivo General de la Nación
134
Cuadro 16
Ingresos de los cigarreros, Lima 1780.
 

 
 

 
  

 
 
()
Cuartel 1 7 2.498 357
Cuartel 2 25 6.560 262
Cuartel 3 14 3.536 253
Cuartel 4 8 1.746 218
Bajo el puente 4 1.315 438
Cercado 1 419 419
Total 59 16.074 277
Fuente: AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
Cuadro 17
Ocupación de los cigarreros tras la creación de los estancos,
Lima, 1784.
  
Estanquero EF 26
Quebrado Q 11
Empleado en la fábrica EF 7
Operario en la fábrica O 7
Muerto M 7
Ausente A 2
Fuente: AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
135

Archivo de la Academia de la Historia de Madrid, Manuscritos de
América, t. VII.
Archivo General de Indias (AGI). Lima 709, N° 103, 1773.
AGI. Lima 1229. Lima, 1747.
AGI. Lima 1230. Lima, 1779.
AGI. Lima 1231. Lima, 1784.
Archivo General de la Nación (AGN). Contencioso, Leg. 5, Exp. 1. Lima 1770.
AGN. Estancos, Contencioso, Leg. 5, Exp. 1. Lima, 1770.
AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 7, Exp. 6. Lima, 1777.
AGN. Tabacos, Contencioso, Leg. 8, Exp. 6. Lima, 1780.
CHAVAQUE Y HERREROS, omas (1746), Medio y arbitrio que se pro-
pone para impedir la defraudación de los reales derechos y conseguir al
mismo tiempo un ventajoso aumento a la real hacienda por medio de es-
tablecer estanco real de todas las especies de tabaco que produjere el reino
del Perú y conduzcan de México e isla de Cuba en hoja como en polvo que
producirá anualmente un millón 880664 pesos y ¼ reales. Lima, agosto.
Palacio Real, Real Biblioteca II/2821.
DEL CASTILLO Y SAN JUAN, Pedro Antonio
1767/1797 Discurso político que dio a su Majestad en su real y supremo
Consejo de las Indias por mano del excelentísimo señor marqués de los
Vélez presidente de él. Mediante la experiencia que adquirió en 24 años
que residió en el reino del Perú, sirviendo varios empleos políticos y mili-
tares… propone establecer estanco de tabacos en dicho reino. Palacio Real,
Real Biblioteca II/2821.
John Carter Brown Library, b3201424. Ordenanzas que han de observar los
estanqueros del por menor de las capitales y provincias de estos reinos del
Perú y Chile (1759). Lima: Imprenta de los Niños Expósitos.
Mercurio Peruano, 1791. Biblioteca Nacional del Perú, Lima, 1964, t. I.
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