281
1. La incipiente organización del espacio del arrabal de San Lázaro
en el siglo XVI: tenerías y muladares
Desde un comienzo los gastos para limpiar los muladares fueron asumidos
por los vecinos más inmediatos, pero a pesar de que fue una disposición
traída desde la metrópoli en 1535, no era una ordenanza muy popular, y a
nales del siglo XVIII los vecinos se resistían a pagar cuotas de limpieza.
8
El problema de la contaminación que afectaba a la ciudad de Lima se trató
de trasladar al otro lado del río, en el barrio de San Lázaro, desde mediados
del siglo XVI, concretamente en 1559. El procurador y regidor Diego de
Porres Sagredo pidió solares en la otra parte del puente, en el barrio de San
Lázaro, para la construcción de los rastros, matadero y carnicería, ya que los
médicos habían determinado que las enfermedades que estaban atacando
a los pobladores en la ciudad se debían a “estar los rastros y carnicería y
matadero dentro de esta ciudad.” Convenía que la ciudad tuviese sitio propio
para estas actividades y el propuesto fue lugar conveniente “para más limpieza
y salud de esta ciudad” con que estuviese todo en la otra parte del puente
nuevo “donde ahora están puestos los rastros y junto a ellos pidió que para
todo ello se señalen dos cuadras o lo que más fuere menester para que esta
ciudad” lo hiciese. El cabildo hizo merced a la ciudad de dos cuadras.
9
Pero el traslado recién se hizo factible a comienzos del siglo XVII.
Una parte del arrabal de San Lázaro que daba frente al río se convirtió en el
lugar donde se ubicaron las industrias más contaminantes del aire, agua y suelo,
es decir, tenerías, carnicerías, quemaderos, etc. Precisamente actividades que
requerían del agua del río para eliminar sus residuos. Asimismo, los esclavos
recién llegados eran trasladados a esta zona donde permanecían hasta proceder
Breve descripción de la sanidad colonial en la otra orilla del río Rímac. El caso del arrabal de San Lázaro
8
Libros de cabildo de Lima, Libro Cuarto, Años 1534-1539, Lima: Tomas Aguirre-San Marti, 1935, p.
35. (10 de octubre de 1535), Todos los vezinos desta cibdad tengan limpias sus pertenencias e calles.
La primera ordenanza para el gobierno de la ciudad aprobada por los regidores el 10 de octubre de 1535
incidió sobre las cosas tocantes al bien común de la ciudad, una de las cuales era la limpieza. En efecto,
ordenaron que los vecinos de esta ciudad tuviesen limpias sus pertenencias y calles. De no hacerlo así
pagarían dos pesos para que se mandase limpiar a su costa, no importando que alegase que la basura
u otra inmundicia colindante a su casa no se hubiese generado en la suya, a no ser que se denunciara
a la persona que lo hubiera realizado para que se hiciese responsable de pagar la pena. ARÍZAGA
BOLUMBURU, Beatriz. “El agua en la documentación urbana del noreste peninsular”, en El agua en
las ciudades castellanas durante la Edad Media: fuentes para su estudio. Valladolid: Universidad de
Valladolid. Secretariado de Publicaciones e Intercambio Cientíco, 1998, p. 94. AYERBE IRIBAR,
María Rosa. “Ordenanzas municipales de la villa de Hernani de 1542”, Boletín de la Real Sociedad
Vascongada de Amigos del País, Año XXXVIII, Cuadernos 1, 2, 3 y 4, San Sebastián: 1982, pp. 305-
306. Limpieza de las calles. Cada vecino debía limpiar regularmente el espacio correspondiente a su
fachada. La frecuencia de esta limpieza dependerá de lo que cada villa considere oportuno. Hernani
obligaba a sus vecinos a limpiar la calle cada quince días y Vitoria todos los sábados.
9
Libros de cabildo de Lima, Libro Sexto, Años
1558- 1561, 1ª parte (2 de octubre de 1559), p. 213.