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Más adelante, bajo la administración borbónica, el entorno rural limeño
quedó circunscrito al amante partido del Cercado, el cual incorporó los
pueblos de indios y anexos a su jurisdicción. El censo de población del
virreinato de 1790, realizado durante el gobierno del virrey Gil de Taboada,
denía este partido como el ámbito constituido por la ciudad y un entorno que
se extendía hasta cinco leguas abarcando siete doctrinas.
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La rápida transformación física que el valle limeño experimentó estuvo
en relación directa con la dinámica colonial, donde los diversos actores -la
Iglesia, españoles y criollos, indios originarios y forasteros, castas y negros-
impactaron sobre este espacio a través de desempeños especícos, tales
como la ocupación extensiva de la tierra, el establecimiento de un nuevo
régimen de aguas, nuevos patrones de movilidad y de asentamiento, nuevas
formas y ritmos de explotación de recursos, entre otros.
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Un actor clave en
la construcción de este escenario estuvo representado por el indio forastero.
Su impacto en el proceso colonial fue tal que muy pronto deviene en una
categoría administrativa, que los burócratas coloniales se cuidaron de resaltar
muy bien en documentos scales. Por ejemplo, el censo elaborado por el virrey
Marqués de Castelfuerte entre 1725 y 1740, durante la primera parte de la
administración de los borbones, consideraba cuatro tipos de indios: caciques
y principales, tributarios originarios, tributarios forasteros e indios exentos de
tributo, registrando 88,006 indios originarios frente a 55,357 forasteros en el
virreinato en conjunto.
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En el valle de Lima, los forasteros se desempeñaron como labradores bajo
diversas modalidades: jornaleros libres, especializados y no especializados,
conocidos como “alquilas” o forasteros. Algunos de ellos fueron enganchados
por deudas con el patrón. Otros indios trabajaron tierras como partidarios o
aparceros, compartiendo ganancias y riesgo con el propietario, modalidad
efectiva que permitió extender el área cultivable del valle. Algunos se internaron
en haciendas, otros adquirieron tierras en los bordes del valle. En el espacio
litoral se convirtieron en pescadores y artesanos asociados al mar.
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Los indios
forasteros tuvieron en este sentido, un papel central en la construcción del
espacio extramuros, en la medida que delinearon nuevos asientos, avanzaron
10
Archivo General de Indias (AGI), Estado, 75, N.19, 2, f.1r. y 2r. (Fragmento 1).
11
Para una visión general en las transformaciones del valle de Lima a lo largo del periodo virreinal,
ver: CHARNEY, Paul. Indian Society in the valley of Lima, Peru, 1532-1824, Lanham, Maryland:
University Press of America, 2001.
12
PEARCE, Adrian J. “El censo demográco peruano de 1725-1740”, en: Paulo Drinot y Leo Garofalo
(Eds.): Más allá de la dominación y la resistencia. Estudios de historia peruana, siglos XVI-XX, Lima:
Instituto de Estudios Peruanos, pp. 169-172.
13
FLORES GALINDO, Alberto. La ciudad sumergida: aristocracia y plebe en Lima, 1760-1830, Lima.
Editorial Horizonte, 1991, pp. 145-153.
Pueblos de indios, pueblos anexos y prácticas espaciales en el valle de Lima (siglos XVIII-XIX)