males causados a la monarquía española tenían como origen la ausencia de
fluidez de comunicaciones entre ambos continentes.
La correspondencia de los diferentes administradores de correos se generaba
con la continua comunicación entre ellos y los Directores Generales de la
Renta localizados en la ciudad de Madrid. En estas cartas se recogía una
cantidad ingente de información ceñida a múltiples aspectos. Por ejemplo,
podemos extraer noticias sobre el funcionamiento de estas administraciones,
sus relaciones con otras pertenecientes o no a su demarcación y balance de
la situación económica del país en diferentes periodos. A tal efecto cobra
una gran relevancia la documentación previa a la independencia de estos
territorios donde de forma “natural” se informa de la caída de la recaudación
de esta renta de correos y de los “instigadores” que promovieron su no
utilización. En el caso que nos ocupa, nos ceñiremos a las noticias que nos
suministra respecto a los antiguos caminos del inca.
25
Hay que hacer constar que ya desde el siglo XVI la corona española tuvo un
interés especial por mantener en condiciones las calzadas incaicas, como lo
evidencia el contenido de las “Ordenanzas de Tambos y caminos reales”,
dictadas por el gobernador Cristóbal Vaca de Castro en 1543.
26
El conjunto de disposiciones y la adaptación de los caminos a las nuevas
explotaciones mineras del reino del Perú hicieron posible que a lo largo de
los siglos XVII y XVIII se conformara una amplia red de comunicaciones
que permitían viajar desde Bogotá a la ciudad de Buenos Aires. Por
supuesto, pese a las modificaciones realizadas a lo largo de tres siglos en las
comunicaciones terrestres, en la base de todo este entrelazado subyace la
infraestructura incaica que Antonello Gerbi calificaba del siguiente modo:
“parece que el Imperio estuviera al servicio de los caminos, y no los
caminos al servicio del Imperio”.
27
Por ello, podemos afirmar que caminos,
comercio y correos han discurrido de forma simultánea por todo el territorio
peruano.
En esta historia del correo tuvo una especial importancia la creación del
Correo mayor de Indias, cuyo beneficiario fue Lorenzo Galindez de
Carvajal, mediante real provisión de 14 de mayo de 1514.
28
. Esta situación,
vinculando el título a la familia Carvajal, se mantuvo hasta su incorporación
a la corona en el siglo XVIII, más exactamente en 1769.
29
25
Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, Antonio J.: Sección de Correos, p. 32.
26
Vid. MORALES PADRÓN, Francisco: Atlas Histórico Cultural de América. Las Palmas de Gran
Canarias, 1988, t. I, p. 362.
27
Vid. GERBI, Antonello, Caminos del Perú. Historia y actualidad de las comunicaciones, Banco de
Crédito del Perú, Lima, 1944, p. 26
28
Vid. AGI, Patronato 170, R. 18.
29
Vid. LÓPEZ BERNAL, José Manuel, Las comunicaciones postales en América durante la época
colonial (Siglos XVI a XVIII) en El Correo Español en América, Barcelona, 1996, p. 26; Vid. CID
En el caso de Perú y Santa Fe, estas labores de incorporación del correo
mayor se le encomendaron a Pedro Antonio de Cossío. Sus actuaciones nos
proporcionan un estado de la cuestión de la situación en la que se
encontraban las cajas y tambos del Correo Mayor de Indias. La asignación
de “Cajas” va referido a aquellas poblaciones de mayor entidad como es el
caso de Lima, Huancavelica, Guamanga, Cuzco, Puno, Chucuito, La Paz,
Oruro, Cochabamba y Carangas, Potosí, La Plata, Jujuy, Salta, Córdoba,
Buenos Aires, Santa Trujillo, Cajamarca, Chachapoyas, Saña, Lambayeque,
Chiclayo, Ica, Piura, Quito y Arequipa. Mientras que la asignación de los
tambos se refiere a pequeños núcleos de población: Chorrillo, Pariacaca,
Tulca, Huarochiri, Jauja, Huancayo, Picoy, etc.
Desde el nombramiento de Antonio Pando, como administrador de correos
de Lima en 1782 hasta la fecha de su muerte 1802, su preocupación por la
situación en la que se encontraban los viejos caminos se vio reflejada en una
serie de disposiciones relativas al estado del correo. La administración de
Correos de Lima se articulaba en una serie de administraciones: una
principal que se encontraba establecida en la ciudad de Lima, otras
agregadas que a su vez se dividían en una serie de subalternas, y finalmente
aparecen una serie de tambos. En aquellos lugares de escasa entidad
poblacional figuran una serie de personas, simplemente, “responsables del
sello”.
La muerte de José Antonio Pando y la llegada de un nuevo administrador,
Félix de la Rosa, dio a este último la posibilidad de llevar a cabo una serie
de reformas en estos caminos con objeto de poder efectuar con más rapidez,
eficacia y seguridad el transporte de cartas y mercancías por unos caminos
cercanos, similares o idénticos por los que discurría el antiguo trazado de las
comunicaciones del antiguo imperio incaico.
Félix de la Rosa elaboró un Reglamento de Postas el 12 de mayo de 1805
con objeto de poder ajustar aun más el funcionamiento de las cuatro carreras
principales que cubrían el territorio peruano, a saber: Cuzco, Arequipa,
Valles y Pasco. El Reglamento consta de 26 artículos más el decreto de
aprobación de fecha 9 de septiembre de 1805 por parte del entonces virrey
del Perú, Gabriel de Avilés y del Fierro, Marques de Avilés.
30
En definitiva,
su redacción venía a desarrollar y completar lo dispuesto en la real cédula,
expedida en Aranjuez el 8 de junio de 1794, sobre la nueva ordenanza de
correos terrestres, y que, dadas las peculiaridades que presentaba este
territorio, había que completar.
RODRÍGUEZ, Rafael y LÓPEZ BERNAL, José Manuel, El Correo en las Indias 1514-1769: una
historia de un monopolio familiar, en Sevilla-92, nº 12, 1986, pp. 38-41.
30
Se encuentra impreso en papel verjurado sin filigrana con las siguientes dimensiones: 40 x 600 cm.
Vid. AGI, Correos 110A, Ramo 1, Número 2
347
La Sección de Correos del Archivo General de Indias. Un tesoro para el estudio del Fenómeno
“El Niño” y para la reconstrucción de los caminos del inca