Fuentes y Bibliografía
CLÉMENT, Jean Pierre, El Mercurio Peruano 1790-1795, Editorial
Iberoamericana, Madrid, 1997.
CLÉMENT, Jean Pierre, El Mercurio peruano, 1790-1795, Frankfurt am
Main, Vervuert, Editorial Iberoamericana, Madrid, 1998.
CHARTIER, Roger, Espacio público, crítica y desacralización en el Siglo
XVIII, Editorial Gedisa, Barcelona, 1995.
DE BLAS, Patricio, Historia Común de Iberoamérica, Editorial Gráficas
COFÁS, S.A., Lima, Madrid, 2000.
GUERRA, François-Xavier, “Voces del pueblo .Redes de comunicación y
orígenes de la opinión en el mundo Hispánico (1808-1814)”, en Revista de
Indias; Vol. LXII, núm. 225, 2002.
TODOROV, Tzvetan, L’esprit des Lumières, Editorial Librairie générale
française, Francia. 2007.
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado,
bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador de
la moderna Librería de San Marcos
1
Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla
2
Resumen
El presente artículo presenta la figura del monje escurialense fray Diego
Cisneros, la cual no es desconocida en el mundo intelectual peruano, puesto
que desde comienzos del siglo XX, e incluso en años recientes de la
presente centuria, grandes hombres de letras e historiadores han recogido su
nombre en diferentes estudios.
3
Sin embargo, mucho más conocido fue en el
siglo XIX. Posteriormente, se le dedicó una calle en la cuadra 4 del Jr. Puno
del centro histórico de Lima, aunque de forma genérica la placa cerámica lo
recuerda como “calle de Padre Gerónimo”
4
. Ese nombre fue con el que le se
le conoció, vinculándolo de esta forma a la orden religiosa de San Jerónimo
por cuyo motivo estaba en Perú. Durante años se ha investigado la peripecia
vital del P. Jerónimo en Lima donde transcurrió más de media vida (1772-
1812), llena de una intensa actividad académica e intelectual, ocupando un
1
En el Perú la fuente documental fundamental sobre el padre Cisneros está en el Archivo General de
la Nación. Se trata de memoriales y recursos presentados a las autoridades por pretender cobrar
impuestos por el envío del dinero de las rentas del Escorial, que estaba exentas por fundación real;
denuncias por problemas con los vecinos de su calle por el descuido del mantenimiento de la acequia
próxima; testimonio de compraventa de una huerta, y recibo del depósito hecho en la caja del
Tribunal del Consulado, etc. Las referencias completas de los documentos consultados están
colocadas en la bibliografía.
2
Doctor en Historia, Doctor Honoris Causa en Letras Humanas por la Universidad Católica de Miami
(Florida), y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima). Director del Instituto
Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas. Director de la Revista de investigación
Anuario Jurídico y Económico Escurialense. Profesor de Historia en los Estudios Superiores del
Escorial.
3
Tanto en la bibliografía de este estudio como en anteriores trabajos nuestros puede verse una amplia
relación de referencias archivísticas y obras impresas sobre la figura del padre jerónimo fray Diego
Cisneros; aquí solo recogemos los nombres de las figuras peruanas, principalmente, que lo han citado,
desde que, J.T. Medina lo nombrase en 1905 y 1907: M. de Mendiburu, C. A. Romero, J. G. Leguía,
J. Mª García Escudero, E. D. Tovar, L. A. Eguiguren, V.A. Belaúnde, F. Romero, R. Contreras, C.
Milla Batres, R. Vargas Ugarte, R. Porras, J.-P. Clément, G. Logman, J. de la Puente, E. Núñez y G.
Petersen, L. Guzmán Palomino, J. Santillán Aldana, etc.
4
GÁLVEZ, J., Calles de Lima y Meses del Año, Lima, 1943, pp. 37, 38 y 39; BROMLEY, J., Las
viejas calles de Lima, Lima, 2005, nº 215.
209
importante capítulo de la historia de las letras contemporáneas del Perú.
Palabras clave: Fray, intelectual, bibliotecario, libro, librería, Escorial.
Abstract
This article presents the figure of escurialense monk Fray Diego Cisneros
which has not been unknown in the Peruvian intellectual world since the
beginning of the twentieth century, and even in recent years of this century
great men of letters and historians have collected their name in different
studies. However, much more it was known in the nineteenth century and
later when he was named a street in the 4th block Jr. Puno the historic center
of Lima, although generically the ceramic plate remembers him as "Father
Geronimo Street”; that was the name he was known, thus linking it to the
religious order of St. Jerome for which reason it was in Peru. For years it
has investigated the life adventure of Father Jerome in Lima where he spent
half a lifetime (1772-1812), filled with an intense academic and intellectual
activity, occupying an important chapter in the history of contemporary
letters Peru.
Key words: Father, intellectual, librarian, book, bookstore, Escorial.
1. Bibliotecario Real del Monasterio del Escorial
Diego Gasco de Cisneros Becerra nació en Hinojosa del Duque el día 25 de
noviembre de 1737.
5
La villa estaba adscrita al ducado de Béjar y a la Casa
de Osuna. En el año 1733 el municipio de Hinojosa pasó a formar parte de
la provincia de Córdoba, y en 1827 se le otorgó el título de ciudad. El 27 de
octubre de 1752 la comunidad del Escorial le admitió para la toma de hábito
e iniciar el noviciado
6
, profesando el 2 de diciembre de 1753
7
y de
inmediato inició la carrera sacerdotal que culminó con la recepción de la
tonsura y órdenes menores (25-III-1755), subdiaconado (30-XI-1758) y
5
Existen datos familiares en la documentación que el aspirante al ingreso en la Orden de San
Jerónimo debía presentar: “Información de limpieza de sangre de Fr. Diego Gasco Cisneros, 1753”.
Biblioteca Real del Monasterio del Escorial, Caja LXIV, nº 645; es un amplio documento de 30 fols.
En adelante, BRME.
6
“De cuya suficiencia en latinidad y canto llano habiendo informado los padres diputados y padre
corrector mayor del canto, y pasándose a votar en la forma acostumbrada, dijo su reverendísima
haberle recIbídemo la Comunidad y que por su parte también le recibía. Actos Capitulares del
Monasterio de San Lorenzo el Real vol. II.1 [351], ed. de Laureano Manrique, San Lorenzo del
Escorial, 2004, p. 225.
7
Ibídem, vol. II.1 [361.2], p. 232, y [364.2], p. 234. Memorias Sepulcrales de los Jerónimos de San
Lorenzo del Escorial, t. I, ed. de Fernando Pastor Gómez-Cornejo , San Lorenzo del Escorial ,2001,p.
65.
210
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
importante capítulo de la historia de las letras contemporáneas del Perú.
Palabras clave: Fray, intelectual, bibliotecario, libro, librería, Escorial.
Abstract
This article presents the figure of escurialense monk Fray Diego Cisneros
which has not been unknown in the Peruvian intellectual world since the
beginning of the twentieth century, and even in recent years of this century
great men of letters and historians have collected their name in different
studies. However, much more it was known in the nineteenth century and
later when he was named a street in the 4th block Jr. Puno the historic center
of Lima, although generically the ceramic plate remembers him as "Father
Geronimo Street”; that was the name he was known, thus linking it to the
religious order of St. Jerome for which reason it was in Peru. For years it
has investigated the life adventure of Father Jerome in Lima where he spent
half a lifetime (1772-1812), filled with an intense academic and intellectual
activity, occupying an important chapter in the history of contemporary
letters Peru.
Key words: Father, intellectual, librarian, book, bookstore, Escorial.
1. Bibliotecario Real del Monasterio del Escorial
Diego Gasco de Cisneros Becerra nació en Hinojosa del Duque el día 25 de
noviembre de 1737.
5
La villa estaba adscrita al ducado de Béjar y a la Casa
de Osuna. En el año 1733 el municipio de Hinojosa pasó a formar parte de
la provincia de Córdoba, y en 1827 se le otorgó el título de ciudad. El 27 de
octubre de 1752 la comunidad del Escorial le admitió para la toma de hábito
e iniciar el noviciado
6
, profesando el 2 de diciembre de 1753
7
y de
inmediato inició la carrera sacerdotal que culminó con la recepción de la
tonsura y órdenes menores (25-III-1755), subdiaconado (30-XI-1758) y
5
Existen datos familiares en la documentación que el aspirante al ingreso en la Orden de San
Jerónimo debía presentar: “Información de limpieza de sangre de Fr. Diego Gasco Cisneros, 1753”.
Biblioteca Real del Monasterio del Escorial, Caja LXIV, nº 645; es un amplio documento de 30 fols.
En adelante, BRME.
6
“De cuya suficiencia en latinidad y canto llano habiendo informado los padres diputados y padre
corrector mayor del canto, y pasándose a votar en la forma acostumbrada, dijo su reverendísima
haberle recIbídemo la Comunidad y que por su parte también le recibía. Actos Capitulares del
Monasterio de San Lorenzo el Real vol. II.1 [351], ed. de Laureano Manrique, San Lorenzo del
Escorial, 2004, p. 225.
7
Ibídem, vol. II.1 [361.2], p. 232, y [364.2], p. 234. Memorias Sepulcrales de los Jerónimos de San
Lorenzo del Escorial, t. I, ed. de Fernando Pastor Gómez-Cornejo , San Lorenzo del Escorial ,2001,p.
65.
diaconado (3-VIII-1760), aunque no hay rastro de la fecha de ordenación
sacerdotal que debió ser alrededor el año 1761.
8
En la segunda mitad del siglo XVIII, el monasterio de San Lorenzo el Real
sufrió una profunda reforma en los planes de estudio de la carrera
eclesiástica, impulsada por Carlos III y querida por un pequeño grupo de
monjes ilustrados.
9
En este ambiente hay que inscribir la creación del puesto
de Librero segundo, en 1765. Se estableció que los cargos serían por un
período de dieciséis años, transcurridos los cuales el Librero mayor se
jubilaría y pasaría a ocupar este puesto, de forma automática, quien
estuviese desempeñando el segundo puesto.
10
El primer bibliotecario
segundo elegido fue el P. Cisneros.
11
Para el buen desempeño de su oficio, el 9 de noviembre de 1765 el
Inquisidor General Manuel Quintano Bonifaz, le concedió licencia para leer
libros prohibidos; verbalmente, en 1768, esta licencia se amplió a todo tipo
de escritos delante del prior de San Lorenzo. Posteriormente estando en
Lima este asunto le ocasionará problemas al pedir revalidación de la licencia
que tenía del Escorial, como veremos más adelante.
8
Libro donde se escriben los religiosos que se ordenan en este Monasterio de S. Lorenzo el Real, así
de los hijos de esta casa como de otras… BRME, ff. 146, 156 y 159.
9
Puede verse el ambiente académico de estudios en el siglo XVIII en el monasterio del Escorial, en
CAMPOS, F.J., “<Combinación de monedas y cálculo manifiesto>, del P. Antonio Soler.
Transcripción del manuscrito escurialense H.I.15, con introducción y notas”, en Anuario Jurídico
Escurialense (San Lorenzo del Escorial), XVII-XVIII (1985-1986) 532-544; IDEM, “La vida
cotidiana en el Monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial a fines del Antiguo Régimen (1780-
1830)”, en Monjes y Monasterios Españoles. Actas del Simposium. San Lorenzo del Escorial 1995, t.
III, pp. 861-868; IDEM, “Quinta Parte la Historia de la Orden de San Jerónimo (1676-1771”, en La
Orden de San Jerónimo y sus Monasterios. Actas del Simposium. San Lorenzo del Escorial 1999, pp.
99-102; IDEM, “La Crisis del P. Antonio Soler, OSH (1778)”, en SIERRA, J. (Ed.), Vida y Crisis del
Padre Antonio Soler (1729-1783). Documentos, Madrid, 2004, p. 112.
10
“Dispúsose entonces que en adelante hubiese dos Bibliotecarios; uno que fuese Mayor, y al cabo de
16 años ganase jubilación de 4 puestos, y ciertas prerrogativas durante servir dicho oficio; otro, que
[se] decía Segundo, también con ciertas exenciones, pero inferiores y sin jubilación si no entraba en la
plaza del Mayor y la servía por entero. En substancia, excepto de este primer Mayor, todos los que le
siguieron debían ser por espacio de 16 años Bibliotecarios. Viose luego que esto tendría poco suceso
y los que entrasen por segundos no aguantarían los 16 años para entrar por primeros. El primer
segundo al cabo de 5 ó 6 años pasó a Lima [P. Cisneros] en calidad de administrador”. Reflexiones de
fray Juan de Soto sobre planes de estudios y reforma de lenguas árabe, hebrea y griega. BRMS, ms.
H.I.11, ff. 106v-107. Por oposición comunitaria muy distante a los afanes intelectuales, ningún
bibliotecario segundo ascendió a primero, Ibídem, f. 107. Otras reformas de planes se hicieron en
1787, 1792 y 1801. Para el tema de las exenciones de los religiosos con cargos comunitarios en siglo
XVIII, y de los bibliotecarios, en HERNÁNDEZ, L., Apuntaciones para el mejor Gobierno y
Instrucción de el P. Vicario, T. II en Música y Culto Divino en el Real Monasterio de El Escorial
(1563-1837), San Lorenzo del Escorial, 1993, pp. 431, 432, 436, 437 y 487.
11
El gran bibliotecario Laurentino y buen conocedor de los jerónimos escurialenses, P. Zarco, afirma
que “debió ser nombrado librero en 1765”. Catálogo de los Manuscritos Castellanos de la Real
Biblioteca de El Escorial, Madrid, 1924, t. I, p. XC.
211
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
Existe alguna documentación de la actividad desempeñada por el P.
Cisneros en la Biblioteca del Escorial, como son dos cartas dirigidas a D.
Juan de Iriarte (1768) sobre un fragmento de Zenodoto existente en esta
librería, y un informe sobre la erección de oratorios en las celdas de los
religiosos, también de ese año.
12
Hay además unas cartas del P. Cisneros a
los administradores del ‘Nueva Rezado’ de la Orden de San Jerónimo, en las
que habla de envío de diversos modelos de libros de rezo litúrgico y de
diversas vicisitudes que sufren los envíos hasta llegar al Perú; tema que
pocos años después tendría que afrontar directamente cuando estuviese en
Lima.
13
En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan cuatro cartas de fray
Diego, de 1769, dirigidas a D. Juan de Santander, Bibliotecario Mayor de
S.M., sobre intercambio de libros repetidos entre las dos Librerías Reales y
en las que demuestra su visión de gestionar una Biblioteca importante por
medio de la elaboración de listados, cotejar los libros -hebreos, griegos,
árabes y latinos-, y preparar los cajones para el envío; además quería tenerlo
todo terminado para cuando llegase la corte en las “jornadas” de este año, y
“cerrar la boca a algunos que en Madrid dudaban que esto se pudiera llegar
a efectuar”, y que él estaba solo y le ayudaba D. Juan Pellijero, que le
recomendó el Sr. Santander, y que ambos “ganamos la ración”
14
.
2. Las rentas del Escorial en el Perú
Las rentas que el monasterio del Escorial tuvo en Perú fueron las
provenientes de la venta de libros del Nuevo Rezado y las Encomiendas
concedidas por Felipe IV. Se entiende por ‘Nuevo Rezado’ a todos los libros
litúrgicos del culto eclesiástico católico que en la segunda mitad del siglo
XVI se logró unificar gracias a la reforma del Concilio de Trento. También
es conocido el tema como ‘rezo eclesiástico’, ‘libros del culto Divino’,
‘libros litúrgicos’, etc. Su implantación en los territorios de la corona
española -impresión, distribución y venta- fue un privilegio concedido por
Felipe II en 1573 a los jerónimos del monasterio del Escorial. Desde el
punto de vista jurídico, ha sobrevivido casi como una pieza arqueológica a
12
BRME, mss. Z.IV.21, ff. 39-49v, y Z.IV.23, ff. 335-345v; cfr. Catálogo, o.c., t. III, pp. 174 y 182.
13
BRME, Lima, 20-VIII-1785 (XXVIII-54); 6-II-1790 (XXIX-26/1); 16-X-1790 (XXXIX-26/2);
1790 (XXIX-26/3); 25-I-1792 (XXIX-42/1); 23-XII-1807.
14
Biblioteca Nacional, Madrid, Relación de los libros y papeles de la Secretaría de la Biblioteca
Nacional que pasan a la Sección de Manuscritos de la misma en 1903, BN-Archivo, 0133/04. Carta
de 25-VIII-1769. Las “jornadas” era el espacio de tiempo durante otoño en que el rey y la Corte
residían oficialmente en el Real Sitio de San Lorenzo. Una aproximación a este tema y el ambiente,
CAMPOS, J., La Corte y la Comunidad en las 'jornadas' anuales del Real Sitio de San Lorenzo, en La
Música en el Monasterio del Escorial. Actas del Simposium, San Lorenzo del Escorial, 1993, pp. 145-168.
212
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
Existe alguna documentación de la actividad desempeñada por el P.
Cisneros en la Biblioteca del Escorial, como son dos cartas dirigidas a D.
Juan de Iriarte (1768) sobre un fragmento de Zenodoto existente en esta
librería, y un informe sobre la erección de oratorios en las celdas de los
religiosos, también de ese año.
12
Hay además unas cartas del P. Cisneros a
los administradores del ‘Nueva Rezado’ de la Orden de San Jerónimo, en las
que habla de envío de diversos modelos de libros de rezo litúrgico y de
diversas vicisitudes que sufren los envíos hasta llegar al Perú; tema que
pocos años después tendría que afrontar directamente cuando estuviese en
Lima.
13
En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan cuatro cartas de fray
Diego, de 1769, dirigidas a D. Juan de Santander, Bibliotecario Mayor de
S.M., sobre intercambio de libros repetidos entre las dos Librerías Reales y
en las que demuestra su visión de gestionar una Biblioteca importante por
medio de la elaboración de listados, cotejar los libros -hebreos, griegos,
árabes y latinos-, y preparar los cajones para el envío; además quería tenerlo
todo terminado para cuando llegase la corte en las “jornadas” de este año, y
“cerrar la boca a algunos que en Madrid dudaban que esto se pudiera llegar
a efectuar”, y que él estaba solo y le ayudaba D. Juan Pellijero, que le
recomendó el Sr. Santander, y que ambos “ganamos la ración”
14
.
2. Las rentas del Escorial en el Perú
Las rentas que el monasterio del Escorial tuvo en Perú fueron las
provenientes de la venta de libros del Nuevo Rezado y las Encomiendas
concedidas por Felipe IV. Se entiende por ‘Nuevo Rezado’ a todos los libros
litúrgicos del culto eclesiástico católico que en la segunda mitad del siglo
XVI se logró unificar gracias a la reforma del Concilio de Trento. También
es conocido el tema como ‘rezo eclesiástico’, ‘libros del culto Divino’,
‘libros litúrgicos’, etc. Su implantación en los territorios de la corona
española -impresión, distribución y venta- fue un privilegio concedido por
Felipe II en 1573 a los jerónimos del monasterio del Escorial. Desde el
punto de vista jurídico, ha sobrevivido casi como una pieza arqueológica a
12
BRME, mss. Z.IV.21, ff. 39-49v, y Z.IV.23, ff. 335-345v; cfr. Catálogo, o.c., t. III, pp. 174 y 182.
13
BRME, Lima, 20-VIII-1785 (XXVIII-54); 6-II-1790 (XXIX-26/1); 16-X-1790 (XXXIX-26/2);
1790 (XXIX-26/3); 25-I-1792 (XXIX-42/1); 23-XII-1807.
14
Biblioteca Nacional, Madrid, Relación de los libros y papeles de la Secretaría de la Biblioteca
Nacional que pasan a la Sección de Manuscritos de la misma en 1903, BN-Archivo, 0133/04. Carta
de 25-VIII-1769. Las “jornadas” era el espacio de tiempo durante otoño en que el rey y la Corte
residían oficialmente en el Real Sitio de San Lorenzo. Una aproximación a este tema y el ambiente,
CAMPOS, J., La Corte y la Comunidad en las 'jornadas' anuales del Real Sitio de San Lorenzo, en La
Música en el Monasterio del Escorial. Actas del Simposium, San Lorenzo del Escorial, 1993, pp. 145-168.
la presencia de los propios jerónimos en el Escorial en el siglo XIX,
15
quizás, por la importancia de las obras y el volumen de ejemplares de las
ediciones dos tipos de libros son los que más se difundieron con todas sus
variantes. Nos referimos al breviario y al misal. Sin embargo, hay que tener
presente otros muchos libros de rezo y canto cuyo contenido se vio
modificado por la reforma litúrgica tridentina.
16
Felipe IV creó en el Escorial una fundación de sufragios y señaló
perpetuamente, para cubrir los gastos que se ocasionaban, una Encomienda
de Indias en el repartimiento de Huailas, Chuquitanta, Conchucos y Guanta,
en el territorio del Perú. Tras la creación del virreinato del Río de la Plata
(1776), alguna cayó en la nueva circunscripción dificultando el acceso y la
administración. Se dejaba el resto que sobrase, si sobraba, para reparar
ornamentos litúrgicos, y para adquirir cera para la enfermería y la botica del
Real Monasterio. La explotación de esas encomiendas estuvo muchos años
en manos de la familia del Conde de Lemos, a quien se le concedió el 1 de
diciembre de 1607.
La administración del Nuevo Rezado y de las Encomiendas del Perú fue
llevada escrupulosamente por los jerónimos; exigía la presencia física de
monjes del Escorial allende la mar océano -con el consecuente gran
sacrificio que eso significaba-, pero ellos no regatearon esfuerzos. Siempre
que pudieron enviaron a residir al Perú a un religioso profeso de San
Lorenzo como administrador de los bienes que, provenientes del monopolio
de los libros de rezo, las encomiendas citadas y otra donación que les hizo
un particular, tenían allí. La verdad es que la distancia hacía muy difícil la
fluidez de las relaciones y de los cobros. Las rentas del Escorial nunca
fueron bien manejadas, algunas veces por la dejadez culpable de los
apoderados locales que sabían no podrían inspeccionar las cuentas y exigir
restituir lo defraudado; también era imposible investigar por qué circuitos se
15
CAMPOS, F. J., Felipe II, el monasterio del Escorial y el Nuevo Rezado (1573-1598), en Felipe II y su
época, Actas del Simposium, San Lorenzo del Escorial, 1998, t. II, pp. 505-548.
16
MEDIAVILLA, B., Libros de cuentas del Real Monasterio del Escorial, San Lorenzo del Escorial
2009, pp. 147-168. SABBE, M., Viaje a España del librero Baltasar Moreto (1680), Madrid ,1944.
SANTA MARÍA, J., Disceptaciones sobre los privilegios en los espiritual y temporal del Real
Monasterio de San Lorenzo del Escorial, Madrid ,1727. PÉREZ PASTOR, C., Documentos referentes a
impresores y libreros de Madrid, XIII, en Memorias de la Real Academia Española, CLAIR, C, Madrid,
1926, 202 y ss.;
Cristóbal Plantino, Madrid 1964. PELIGRY, Ch., El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y la
difusión de los Libros Litúrgicos en España (1573-1615), en Primeras Jornadas de Bibliografía, Madrid
1977, pp. 465-473;
MOLL, J., Plantino, los Junta y el 'Privilegio' del Nuevo Rezado, en Simposio Internacional sobre
Cristóbal Plantino, Madrid 1991, pp. 9-26. MOROCHO, G., Felipe II: las ediciones litúrgicas y la Biblia
Real 211, en La Ciudad de Dios, San Lorenzo del Escorial, 1998, pp. 813-882.
213
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
perdía el dinero antes de llegar a Lima y luego a Sevilla.
Se puede comprobar cómo todos los administradores del Escorial en Lima
batallaron legalmente con las autoridades y organismos virreinales
reclamando lo que les pertenea, casi sin éxito desde el punto de vista
efectivo, salvo el mérito de mantener viva la conciencia de sus derechos
gracias al sacrificio y a la enorme constancia de estos hombres al defender
lo que les pertenecía y evitar que prescribiesen sus propiedades. Los
administradores jerónimos que fueron a Perú en el siglo XVIII constataron
el estado ruinoso de las rentas de las encomiendas vinculadas al monasterio
de San Lorenzo. Las cargas espirituales anejas a esas obras pías siempre
resultaron onerosas a la comunidad por haber aceptado el fruto de una
donación dudosa de percibir realmente para unas cargas fijas; aunque las
primeras cada día eran más insubsistentes, las segundas se mantenían
invariables y se cumplían con toda honestidad, llegando alguno de los
monjes a plantear un problema canónico-moral consistente en creer que al
no percibir la dote de las obras pías, el monasterio estuviese obligado al
cumplimiento íntegro de las cargas anejas.
17
Es abundantísima la documentación existente sobre el tema de las
Encomiendas del Perú y de la venta de los libros del Nuevo Rezado,
confirmando la ruina económica por una parte, y el tener que sacrificar a
unos religiosos que durante muchos años debían dejar San Lorenzo para
marchar al remoto Perú de donde sabían que no regresarían nunca, teniendo
que vivir como monjes sin monasterio.
18
3. Presencia del P. Cisneros en Lima
Un capítulo oscuro en la vida del P. Cisneros es el de los motivos que le
llevaron a trasladarse a Perú sabiendo que era un destino de larga duración y
de difícil retorno -la mayoría de los jerónimos que fueron fallecieron en
Lima-, y que en el Escorial tenía un puesto destacado como bibliotecario
que no era tan fácil de ocupar por otro monje.
17
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, un monje sin monasterio. Su vida en Lima
(1772-1812) 236, en La Ciudad de Dios, San Lorenzo del Escorial, 2013, 668-686.
18
Libro de los Actos Capitulares, o.c., vol. II.1 [332.1], p. 214; [522], pp. 351-352; vol. II.2 [656.5],
pp. 497-498 [656.6], p. 498 [685.2], pp. 523-524 [702.2], p. 534 [807.1], p. 601 [810.3], p. 602.
ROMERO, C. A., La Biblioteca de la Universidad Mayor de San Marcos y el bibliotecario Fray
Diego de Cisneros III, Nº 2, en Boletín Bibliográfico, Lima, VI-1927, pp. 31-44. MENDIBURU, J. de,
Diccionario Histórico-Biográfico del Perú T. IV, Lima 1932, pp. 159-166. ROMERO, F., [Toribio]
Rodríguez de Mendoza: hombre de lucha, Lima 1973, especialmente caps. V y VII, pp. 108-111 y
169-179. CLÉMENT, J. P., El Mercurio Peruano (1790-1795). Estudio y Antología vol. I, Frankfurt-
Madrid 1997. FLÓREZ, G. C., La Universidad de San Marcos y el Mercurio Peruano, en
Investigaciones Sociales, Lima, VI / 9, 2002, pp. 107-117.
214
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
perdía el dinero antes de llegar a Lima y luego a Sevilla.
Se puede comprobar cómo todos los administradores del Escorial en Lima
batallaron legalmente con las autoridades y organismos virreinales
reclamando lo que les pertenea, casi sin éxito desde el punto de vista
efectivo, salvo el mérito de mantener viva la conciencia de sus derechos
gracias al sacrificio y a la enorme constancia de estos hombres al defender
lo que les pertenecía y evitar que prescribiesen sus propiedades. Los
administradores jerónimos que fueron a Perú en el siglo XVIII constataron
el estado ruinoso de las rentas de las encomiendas vinculadas al monasterio
de San Lorenzo. Las cargas espirituales anejas a esas obras pías siempre
resultaron onerosas a la comunidad por haber aceptado el fruto de una
donación dudosa de percibir realmente para unas cargas fijas; aunque las
primeras cada día eran más insubsistentes, las segundas se mantenían
invariables y se cumplían con toda honestidad, llegando alguno de los
monjes a plantear un problema canónico-moral consistente en creer que al
no percibir la dote de las obras pías, el monasterio estuviese obligado al
cumplimiento íntegro de las cargas anejas.
17
Es abundantísima la documentación existente sobre el tema de las
Encomiendas del Perú y de la venta de los libros del Nuevo Rezado,
confirmando la ruina económica por una parte, y el tener que sacrificar a
unos religiosos que durante muchos años debían dejar San Lorenzo para
marchar al remoto Perú de donde sabían que no regresarían nunca, teniendo
que vivir como monjes sin monasterio.
18
3. Presencia del P. Cisneros en Lima
Un capítulo oscuro en la vida del P. Cisneros es el de los motivos que le
llevaron a trasladarse a Perú sabiendo que era un destino de larga duración y
de difícil retorno -la mayoría de los jerónimos que fueron fallecieron en
Lima-, y que en el Escorial tenía un puesto destacado como bibliotecario
que no era tan fácil de ocupar por otro monje.
17
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, un monje sin monasterio. Su vida en Lima
(1772-1812) 236, en La Ciudad de Dios, San Lorenzo del Escorial, 2013, 668-686.
18
Libro de los Actos Capitulares, o.c., vol. II.1 [332.1], p. 214; [522], pp. 351-352; vol. II.2 [656.5],
pp. 497-498 [656.6], p. 498 [685.2], pp. 523-524 [702.2], p. 534 [807.1], p. 601 [810.3], p. 602.
ROMERO, C. A., La Biblioteca de la Universidad Mayor de San Marcos y el bibliotecario Fray
Diego de Cisneros III, Nº 2, en Boletín Bibliográfico, Lima, VI-1927, pp. 31-44. MENDIBURU, J. de,
Diccionario Histórico-Biográfico del Perú T. IV, Lima 1932, pp. 159-166. ROMERO, F., [Toribio]
Rodríguez de Mendoza: hombre de lucha, Lima 1973, especialmente caps. V y VII, pp. 108-111 y
169-179. CLÉMENT, J. P., El Mercurio Peruano (1790-1795). Estudio y Antología vol. I, Frankfurt-
Madrid 1997. FLÓREZ, G. C., La Universidad de San Marcos y el Mercurio Peruano, en
Investigaciones Sociales, Lima, VI / 9, 2002, pp. 107-117.
En el capítulo conventual celebrado en San Lorenzo el 23 de agosto de 1771
se nombró a fray Diego Cisneros para que fuese a Perú a sustituir al P. fray
Francisco de San Miguel, porque escribía diciendo que estaba viejo y
quebrantado. El prior fray Bernardo Lorca comunicó a la comunidad que
tenía elegido a fray Diego y que
…se había ofrecido con gusto por servir a su comunidad, y, por
hallarse ya dicho padre fuera de este Real Monasterio, su
reverendísima pidió en su nombre a la comunidad perdón de cualquier
defecto o mal ejemplo que hubiese tenido o dado, y habiendo entrado
[el] secretario y testigos, otorgó la comunidad a dicho padre fray
Diego Cisneros los poderes necesarios en la misma forma y con las
mismas cláusulas que se le dieron a los PP. Francisco de San Miguel y
Fr. Antonio Medel.
19
Comprobando la datación de los documentos, se observa que hay un
desajuste en las fechas de las distintas licencias, lo que hace sospechar que
el asunto se había decidido antes de fijarlo por escrito en los documentos;
además, en el texto del Acta quedan apuntados algunos aspectos que nos
hacen sospechar fundadamente que la designación de fray Diego no fue
normal del todo.
M. Mendiburu es el primero que apunta que la salida se debió a “una
tormenta que contra él desató el odio envidioso de unos cuantos monjes.”
20
El historiador peruano supone sin aportar pruebas documentales -luego lo
repetirán otros autores-, que fue por sus dotes intelectuales y por la especial
predilección que le mostraba María Luisa de Parma, después reina, esposa
de Carlos IV, de quien había sido confesor. La misma princesa de Asturias,
para contrarrestar la tormenta monástica, intentó presentarlo para un
obispado, obteniendo una rotunda negativa por parte del interesado, aunque
permitiendo, sin embargo, que solicitase de la comunidad licencia para
residir en América.
21
Más disparatada y romántica es la visión de B. Vicuña Mackenna, quien
demuestra que no conocía a los jerónimos y su vida comunitaria; la
información que recogió sobre el P. Cisneros estaba tomada de escritos y
relatos próximos a los hechos y a los coetáneos que sin embargo no
contrastó; no obstante, en la bibliografía posterior se han tomado como
19
Actos Capitulares, Op.cit., vol. II.2 [611.2], p. 460.
20
Diccionario, Op.cit., p. 160; cfr. ROMERO, C.A., “La Biblioteca de la Universidad Mayor de San
Marcos…”, a.c., p. 38, tomando y repitiendo la idea de Mendiburu.
21
MENDIBURU, M. de, Diccionario, o.c., p. 161. Así encajan mejor las palabras -y los hechos- de la
consulta comunitaria del 23-VIII-1771, ya citada.
215
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
fuente válida y segura. Esto puede comprobarse en la siguiente alusión al P.
Cisneros:
Favorecido directamente por la Corte en años anteriores, había
sostenido en su convento del Escorial en España, un ruidoso capítulo,
en el que fue vencido, a pesar de sus influencias. Mas la reina María
Luisa, su protectora, se propuso calmar su despecho, y lo envió a la
América, con grandes prerrogativas y el privilegio de vender los
breviarios y misales, que, como es sabido, pertenecían por un antiguo
monopolio a los frailes del Escorial. La pingüe renta que esta
especulación le producía, las recomendaciones reales y el valer de sus
talentos, granjearon pronto en su fastuoso destierro un prestigio
excepcional al ardoroso prelado.
22
Antes que la Comunidad escurialense aprobase la marcha a Lima, el P.
Diego había obtenido el permiso del P. Francisco Fuertes, Prior General de
la Orden.
23
El 16 de agosto de 1771 se comunicaba la licencia a la Casa de
Contratación del embarque del jerónimo:
…para la administración que ejercía en Lima de varias encomiendas,
que gozan [los monjes del Escorial] con destino a sufragios y obras
pías que fundó el Señor D. Felipe IV y el Nuevo Rezado que se
vende en el reino del Perú.”
24
Pronto comenzó a preparar el viaje, a juzgar por la cantidad y variedad de
cosas que formaron el equipaje que llevó consigo, según consta en la
relación de gastos desglosados y abonados por el P. Sebastián Arroyo
25
,
aunque no se embarcó hasta primeros de 1772. Los preparativos de los
22
MACKENNA VICUÑA, Benjamín, La Independencia en el Perú de 1809 a 1819, Buenos Aires-
Santiago de Chile, Primera edición, Lima, 1860, pp. 112-121.
23
El oficio está firmado en la casa generalicia -Colegio de San Jerónimo de Ávila-, el 22-VIII-1771, e
indica que la licencia se da “en atención a haberlo destinado, y nombrado su Comunidad por
administrador del Nuevo Rezado y encomiendas que dicha Comunidad goza en el mencionado reino y
obtenido para ello licencia de S.M. que Dios guarde”. Citado por ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”,
a.c., p. 39.
24
AGI, Contratación, 5517, N.1, R.3. Incluso tenemos el dato de que el 5-XI-1771 “concedido el rey
permiso de llevar en su compañía un criado para su precisa asistencia”, Ibídem.
25
“Memoria de los gastos hechos en esta administración de Sevilla, para el viaje del P. Cisneros a
Lima”. BRME, LIII, 118/11-4. El importe total de los gastos -fletes y pasaje- ascendió a 5476,2 rs. de
vellón; allí se consigna ropa, blanca y de color (de lino, lana y seda; sábanas, manta, toallas, pañuelos,
calcetas), medicinas, libros, cama, chocolate, tabaco, etc. Los prelados y clérigos de orden sacro
estaban exentos del pago de almojarifazgo de las cosas que llevasen en concepto de atavío y sustento
de sus personas, cfr. Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias, L. VIII, T. XV, ley 28.
216
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
fuente válida y segura. Esto puede comprobarse en la siguiente alusión al P.
Cisneros:
Favorecido directamente por la Corte en años anteriores, había
sostenido en su convento del Escorial en España, un ruidoso capítulo,
en el que fue vencido, a pesar de sus influencias. Mas la reina María
Luisa, su protectora, se propuso calmar su despecho, y lo envió a la
América, con grandes prerrogativas y el privilegio de vender los
breviarios y misales, que, como es sabido, pertenecían por un antiguo
monopolio a los frailes del Escorial. La pingüe renta que esta
especulación le producía, las recomendaciones reales y el valer de sus
talentos, granjearon pronto en su fastuoso destierro un prestigio
excepcional al ardoroso prelado.
22
Antes que la Comunidad escurialense aprobase la marcha a Lima, el P.
Diego había obtenido el permiso del P. Francisco Fuertes, Prior General de
la Orden.
23
El 16 de agosto de 1771 se comunicaba la licencia a la Casa de
Contratación del embarque del jerónimo:
…para la administración que ejercía en Lima de varias encomiendas,
que gozan [los monjes del Escorial] con destino a sufragios y obras
pías que fundó el Señor D. Felipe IV y el Nuevo Rezado que se
vende en el reino del Perú.”
24
Pronto comenzó a preparar el viaje, a juzgar por la cantidad y variedad de
cosas que formaron el equipaje que llevó consigo, según consta en la
relación de gastos desglosados y abonados por el P. Sebastián Arroyo
25
,
aunque no se embarcó hasta primeros de 1772. Los preparativos de los
22
MACKENNA VICUÑA, Benjamín, La Independencia en el Perú de 1809 a 1819, Buenos Aires-
Santiago de Chile, Primera edición, Lima, 1860, pp. 112-121.
23
El oficio está firmado en la casa generalicia -Colegio de San Jerónimo de Ávila-, el 22-VIII-1771, e
indica que la licencia se da “en atención a haberlo destinado, y nombrado su Comunidad por
administrador del Nuevo Rezado y encomiendas que dicha Comunidad goza en el mencionado reino y
obtenido para ello licencia de S.M. que Dios guarde”. Citado por ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”,
a.c., p. 39.
24
AGI, Contratación, 5517, N.1, R.3. Incluso tenemos el dato de que el 5-XI-1771 “concedido el rey
permiso de llevar en su compañía un criado para su precisa asistencia”, Ibídem.
25
“Memoria de los gastos hechos en esta administración de Sevilla, para el viaje del P. Cisneros a
Lima”. BRME, LIII, 118/11-4. El importe total de los gastos -fletes y pasaje- ascendió a 5476,2 rs. de
vellón; allí se consigna ropa, blanca y de color (de lino, lana y seda; sábanas, manta, toallas, pañuelos,
calcetas), medicinas, libros, cama, chocolate, tabaco, etc. Los prelados y clérigos de orden sacro
estaban exentos del pago de almojarifazgo de las cosas que llevasen en concepto de atavío y sustento
de sus personas, cfr. Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias, L. VIII, T. XV, ley 28.
monjes que viajaron a Indias, así como el matalotaje y los libros de Nuevo
Rezado se hacían en el monasterio de San Jerónimo de Buenavista, a las
afueras de Sevilla, donde se imprimieron las Bulas de Indias que
inicialmente habían comenzado en los talleres del gran monasterio jerónimo
vallisoletano de Nuestra Señora de Prado.
26
Por la documentación existente en la Biblioteca Nacional, en el Archivo
General de la Nación de Lima y en el del Monasterio del Escorial, hemos
podido reconstruir parte de la amplia y fecunda actividad que el padre Diego
Cisneros desarrolló en el Perú durante cuarenta años de su vida hasta que
allí le sorprendió la muerte en 1812.
27
4. Colaborador con el Mercurio Peruano
El fruto más maduro de la Sociedad Amantes del País de Lima, por calidad
intrínseca y por los efectos que tuvo de impulsar y difundir los ideales de la
Ilustración, fue la creación del periódico Mercurio Peruano.
28
Aunque tuvo
una existencia breve (tres años), marcó una huella profunda en la sociedad
criolla limeña y peruana pudiendo distinguirse un antes y un después de esta
aventura editorial de esta Sociedad. Ha tenido que pasar mucho tiempo para
que se comiencen a estudiar aspectos monográficos del Mercurio Peruano,
como se puede ver en repertorios bibliográficos modernos, cumpliéndose el
anuncio del mercurista anónimo:
Nuestros Nietos podrán suputar y confrontar por una parte el valor
de las ideas y estilo del Mercurio, y por otra el estilo y las ideas de
los demás Literatos, que en esta misma Era escribían para las
prensas, y hermanaban sus escritos con los nuestros. El resultado que
deduzcan de este juicio comparativo, fixará el legítimo término del
poco o mucho mérito de nuestro Periódico.
29
26
SÁNCHO CORNACHO, A., El monasterio de San Jerónimo de Buenavista, X / 33, en Archivo
Hispalense Sevilla, 1949, pp 9-32; X / 34 (1949) 125-169. GARCÍA-TAPIAL, J., El Monasterio de
San Jerónimo de Buenavista, Sevilla 1992. FERNÁNDEZ. L., La Real Imprenta del Monasterio de
Nuestra Señora de Prado (1481-1835), Valladolid 1992. WATTEMBERG, E., y GARCÍA SIMÓN,
A. (Coords.), El Monasterio de Nuestra Señora de Prado, Valladolid 1997. BENITO RODRÍGUEZ,
J.A., La Bula de Cruzada en Indias, Madrid 2002, pp. 177-197.
27
CAMPOS, F.J., Del Escorial a Lima: Fray Diego Cisneros, Bibliotecario e ilustrado 206 / 2, en
Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, 2009, pp. 186-199. El padre jerónimo Diego
Cisneros… Su vida en Lima (1772-1812), a.c., pp. 687-696.
28
Ed. facsímil, Lima 1964, 12 vols. El trabajo citado de J.P. Clément es el mejor y más completo que
conocemos ya que describe los aspectos externos del periódico y estudia el contenido y la ideología
del contenido.
29
Mercurio Peruano, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 17. Además de los trabajos ya citados, ZETA
QUINDE, R., El pensamiento ilustrado en el Mercurio Peruano (1791-1794), Piura 2000;
217
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
El P. Cisneros mantuvo estrecha amistad con Toribio Rodríguez de
Mendoza e intercedió ante el virrey Teodoro de Croix para que regresase a
Lima como director del Convictorio Carolino del que había sido vicerrector.
Al parecer, la amistad con el señor de Croix le llegó a través del oidor
Portilla.
30
También tuvo muy buena relación con José Baquíjano, de quien
fue compañero en la española Real Sociedad Bascongada de Amigos del
País.
31
Pocos años después tuvo contacto con el naturalista Alexander von
Humboldt durante la breve estancia del noble alemán en Lima, dejándolo
impresionado por su alta formación intelectual y talante humano. Von
Humboldt, en su diario, anotó la grata impresión que le causó el padre
jerónimo, no obstante criticar el ambiente decadente y decaído que vio en
Lima durante su breve estancia de octubre a diciembre de 1802.
32
NIETO VÉLEZ, A., Notas sobre el pensamiento de la Ilustración en el Mercurio Peruano, en Boletín
del Instituto Riva Agüero nº 3, Lima, 1956-1957. ENCISO RECIO, L.M., Cuentas del “Mercurio” y
la “Gaceta”, Valladolid 1957. LÓPEZ SORIA, J.I., Ideología económica del Mercurio Peruano,
Lima 1972. SALAS OLIVARI, E., Periódicos de la Pre-Emancipación. 1795-1819, en Boletín de la
Biblioteca Nacional de Perú, Lima, 69-72, 1974, 5 y 7-9. CLÉMENT, J.P., Índices del “Mercurio
Peruano. 1790-1795”, Lima 1979. HAMPE MARTÍNEZ, T., La Revolución Francesa vista por el
Mercurio Peruano: cambio político vs. Reformismo criollo, en Les révolutions ibériques et ibero-
américaines à l’aube du XIXe siècle, París 1991, pp. 297-312. RATTO CHUECA, A., Bibliografía de
José Rossi y Rubí en el Mercurio Peruano XVII / 1, en Lexis, Lima, 1993, 143-152. MARIÁTEGUI,
J., El Mercurio Peruano y la medicina, Lima 1994. FLÓREZ, G. C., La Universidad de San Marcos y
el Mercurio Peruano VI / 9, en Investigaciones Sociales, Lima, 2002, pp. 107-117. BARRIGA
CALLE, I., El Mercurio Peruano y los muertos, en GUERRA, M, et Al., Sobre el Perú. Homenaje a
José Agustín de la Puente Candamo, Lima 2002, t. I, pp. 206-210. PUENTE BRUNKE, J. de la, El
Mercurio peruano y la religión, en Anuario de la Historia de la Iglesia (Universidad de Navarra), 17
(2008) 137-148. REY DE CASTRO, A., El Mercurio Peruano y la formación de la conciencia
nacional, en El pensamiento político y la formación de la nacionalidad peruana (1780-1820), Lima,
2008, pp. 47-52.
30
“Cisneros se hallase en íntima amistad con el oidor don José de la Portilla, cuyos dictámenes seguía
el Virrey, a pesar de estar el fraile tildado de espíritu inquieto y caviloso y de poco afecto al santo
Oficio”, MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima (1584-1824), Santiago de Chile, 1904, t. I, p. XCVII.
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, los libros prohIbídemos y el Mercurio Peruano),
47, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense, San Lorenzo del Escorial, 2014, pp. 639-647.
31
PALACIO ATARD, V., La proyección Americana de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del
País, en Factores de diferenciación e instancias integradoras en la experiencia del mundo
Iberoamericano, II Congreso de Academias Iberoamericanas de la Historia, Madrid 1994, p. 386.
Baquíjano figura como socio benemérito en Lima de 1782 a 1793, y el P. Cisneros, también como
socio benemérito en Lima, de 1783 a 1793. Agradezco a la Prof. Izaskun Álvarez el dato facilitado.
32
LEQUANDA, J. I. de, Discurso sobre el destino que debe darse a la gente Vaga que tiene Lima, en
Mercurio Peruano, t. X, nº 325 (13-II-1794) 103-108; 326 (16-II-1794) 111-117; 327 (20-II-1794)
119-125, y 328 (23-II-1794) 127-132. Preocupación que recoge el virrey Gil de Taboada en su
Relación de la que hablaremos más adelante, Real Academia de la Historia, 9/1707, ff. 73v-79.
218
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
El P. Cisneros mantuvo estrecha amistad con Toribio Rodríguez de
Mendoza e intercedió ante el virrey Teodoro de Croix para que regresase a
Lima como director del Convictorio Carolino del que había sido vicerrector.
Al parecer, la amistad con el señor de Croix le llegó a través del oidor
Portilla.
30
También tuvo muy buena relación con José Baquíjano, de quien
fue compañero en la española Real Sociedad Bascongada de Amigos del
País.
31
Pocos años después tuvo contacto con el naturalista Alexander von
Humboldt durante la breve estancia del noble alemán en Lima, dejándolo
impresionado por su alta formación intelectual y talante humano. Von
Humboldt, en su diario, anotó la grata impresión que le causó el padre
jerónimo, no obstante criticar el ambiente decadente y decaído que vio en
Lima durante su breve estancia de octubre a diciembre de 1802.
32
NIETO VÉLEZ, A., Notas sobre el pensamiento de la Ilustración en el Mercurio Peruano, en Boletín
del Instituto Riva Agüero nº 3, Lima, 1956-1957. ENCISO RECIO, L.M., Cuentas del “Mercurio” y
la “Gaceta”, Valladolid 1957. LÓPEZ SORIA, J.I., Ideología económica del Mercurio Peruano,
Lima 1972. SALAS OLIVARI, E., Periódicos de la Pre-Emancipación. 1795-1819, en Boletín de la
Biblioteca Nacional de Perú, Lima, 69-72, 1974, 5 y 7-9. CLÉMENT, J.P., Índices del “Mercurio
Peruano. 1790-1795”, Lima 1979. HAMPE MARTÍNEZ, T., La Revolución Francesa vista por el
Mercurio Peruano: cambio político vs. Reformismo criollo, en Les révolutions ibériques et ibero-
américaines à l’aube du XIXe siècle, París 1991, pp. 297-312. RATTO CHUECA, A., Bibliografía de
José Rossi y Rubí en el Mercurio Peruano XVII / 1, en Lexis, Lima, 1993, 143-152. MARIÁTEGUI,
J., El Mercurio Peruano y la medicina, Lima 1994. FLÓREZ, G. C., La Universidad de San Marcos y
el Mercurio Peruano VI / 9, en Investigaciones Sociales, Lima, 2002, pp. 107-117. BARRIGA
CALLE, I., El Mercurio Peruano y los muertos, en GUERRA, M, et Al., Sobre el Perú. Homenaje a
José Agustín de la Puente Candamo, Lima 2002, t. I, pp. 206-210. PUENTE BRUNKE, J. de la, El
Mercurio peruano y la religión, en Anuario de la Historia de la Iglesia (Universidad de Navarra), 17
(2008) 137-148. REY DE CASTRO, A., El Mercurio Peruano y la formación de la conciencia
nacional, en El pensamiento político y la formación de la nacionalidad peruana (1780-1820), Lima,
2008, pp. 47-52.
30
“Cisneros se hallase en íntima amistad con el oidor don José de la Portilla, cuyos dictámenes seguía
el Virrey, a pesar de estar el fraile tildado de espíritu inquieto y caviloso y de poco afecto al santo
Oficio”, MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima (1584-1824), Santiago de Chile, 1904, t. I, p. XCVII.
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, los libros prohIbídemos y el Mercurio Peruano),
47, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense, San Lorenzo del Escorial, 2014, pp. 639-647.
31
PALACIO ATARD, V., La proyección Americana de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del
País, en Factores de diferenciación e instancias integradoras en la experiencia del mundo
Iberoamericano, II Congreso de Academias Iberoamericanas de la Historia, Madrid 1994, p. 386.
Baquíjano figura como socio benemérito en Lima de 1782 a 1793, y el P. Cisneros, también como
socio benemérito en Lima, de 1783 a 1793. Agradezco a la Prof. Izaskun Álvarez el dato facilitado.
32
LEQUANDA, J. I. de, Discurso sobre el destino que debe darse a la gente Vaga que tiene Lima, en
Mercurio Peruano, t. X, nº 325 (13-II-1794) 103-108; 326 (16-II-1794) 111-117; 327 (20-II-1794)
119-125, y 328 (23-II-1794) 127-132. Preocupación que recoge el virrey Gil de Taboada en su
Relación de la que hablaremos más adelante, Real Academia de la Historia, 9/1707, ff. 73v-79.
En Lima no he aprendido nada del Perú. Allí nunca se trata de algún
objeto relativo a la felicidad pública del reino. Lima está más
separada del Perú que Londres, y aunque en ninguna parte de la
América española se pecaba por demasiado patriotismo, no conozco
otra en la cual este sentimiento sea más apagado. Un egoísmo frío
gobierna a todos, y lo que no sufre uno mismo, no da cuidado a otro.
Después de Urquiza y del barón de Nordenflicht (hombre de un
carácter dócil y excelente) me ha interesado en Lima el padre
Cisneros del Escorial, hombre de mucho talento y de un patriotismo
poco común, aún entre los mismos españoles europeos.
33
En sus notas también lo califica de “sabio redactor de un periódico”
34
.
Cisneros le regaló al barón una colección completa del Mercurio que luego
hizo posible que se hiciese la traducción del periódico al alemán.
35
La presencia de fray Diego Cisneros en la Sociedad Amantes del País fue
intensa e importante; pasó por varias etapas y secciones según las
necesidades de una y de la disponibilidad del otro, pero estuvo activo dese
el primer momento y suscrito al periódico con tres ejemplares
36
:
a. En 1793 figura como “Socio Honorario nato con voto”.
37
b. En 1794 figura como “Académico y Censor”
38
, y pocas semanas
después como “Socio Académico, Censor y Secretario de la
Sociedad”.
39
33
VEGAS VÉLEZ, M., Humboldt en el Perú, Piura, 1991, p. 87. NÚÑEZ, E., y PETERSEN, G.G.,
Prólogo a El Perú en la obra de Alejandro Humboldt, Lima 1971, pp. 9-25; MIRÓ QUESADA, A.,
Amistades de Humboldt en Lima, en Veinte temas peruanos, Lima, 1966, pp. 251-268. Por sugerencia
del virrey marqués de Avilés el barón alemán fue huésped del también barón Nordenflycht y se alojó
en su residencia del Paseo de las Aguas, frente a la alameda de los Descalzos, lugar noble de la Lima
del Setecientos muy diferente a la situación que se ve en aquella zona del Rímac.
NÚÑEZ, E., y PETERSEN, G.G., Alexander von Humboldt en el Perú. Diario de viaje y otros
escritos, Lima 2002, pp. 81, 246-250 y 254-255.
34
NÚÑEZ, E., y PETERSEN, G., Alexander von Humboldt, o.c., p. 251.
35
CLÉMENT, J. P., El Mercurio Peruano’, o.c., t. I, pp. 269-270; NÚÑEZ, E., “Humboldt y el
‘Mercurio Peruano’”, en NÚÑEZ, E., y PETERSEN, G. Alexander von Humboldt, o.c., p. 263. La
edición alemana fue obra de F.J. Bertuch, y se publicó en Weimar en 1808, en 2 vols. donde se
recogían los trabajos más significativos. NÚÑEZ, E., La versión alemana del Mercurio Peruano, en
Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Marcos (Lima), IX / 1
(1936) 27-30; IDEM, Autores germanos en el Perú, Lima 1953, pp. 45-48.
36
Mercurio Peruano, t. I, número previo al nº 1 (I-1791) sin paginar. En las listas de suscriptores de
1792 no indica el número de ejemplares, cfr. ts. IV y VI, primeras páginas sin numerar.
37
Ibídem, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 23.
38
Ibídem, t. X, nº 332 (9-III-1774) 161.
39
Ibídem, t. X, nº 335 (20-III-1774) 188.
219
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
Pronto comenzaron a aparecer en el periódico sus colaboraciones, las que
publicó con el seudónimo “Archidamo”.
40
Por otras ocupaciones no tuvo
tiempo para escribir colaboraciones que estuviesen a la altura de su
preparación. Como trabajos de investigación, publicó los siguientes títulos:
- “Noticia histórica de los Concilios Provinciales de Lima”. Hace un
breve y completo recorrido por los seis concilios celebrados,
censurando los errores cometidos por algunos autores en obras de
divulgación histórica.
41
- “Noticia histórica de los tres hermanos Pinelos”.
42
Es una pequeña
biografía del mayor de los hermanos, Antonio, gran jurista e
historiador, miembro del Consejo de Indias y cronista mayor de Indias,
resaltando la entrega de su vida al estudio y a la investigación en un
trabajo ingente como demuestran sus obras.
43
Como secretario de la Sociedad editora escribió unos textos, obligado por
los acontecimientos, y tres ‘Notas’, como editor personal del tomo XII del
periódico:
- “Introducción al Tomo XI del Mercurio Peruano”, en el que comienza
refiriendo que los malos presagios que se cernían sobre la publicación
parecen vencidos gracias al celo del presidente de la Asociación y a la
entrega del resto de miembros, con la colaboración económica de
algunos. Sin embargo, la situación económica por la que atraviesa la
publicación no es buena por falta de apoyo del público.
44
- “Aviso al Público”, en que comunica la aparición en Madrid del nuevo
40
Reyes de Esparta, de la dinastía de los Euripóntidas: Arquídamo I (600-575 a. C., aprox.);
Arquídamo II (469-424 a. C., aprox.); Arquídamo III (361-338 a. C., aprox.); Arquídamo IV (305-275
a C., aprox.); Arquídamo V (228-227 a. C., aprox.). ¿Por qué escogió este apelativo? Él que conocía
bien la lengua griega podía haber elegido un nombre genérico y no de persona. Se pueden ver los
seudónimos de otros mercuristas en Mercurio Peruano, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 19-23.
41
Mercurio Peruano, t. I, nº 11 (6-II-1791) 100-105. Teniendo en cuenta el carácter de información
general que tenía el artículo no descendió a describir la disputa mantenida entre las diversas corrientes
de los padres conciliares, y concluye afirmando que “celebrose esta sagrada junta con la paz y
tranquilidad que todos saben”, Ibídem, p. 105; tampoco hace referencia al manuscrito de las Actas
del Tercer Concilio de Lima existentes en la Biblioteca Real del Escorial, que conocía
perfectamente, ms. d.IV.8; CAMPOS, F.J., “Joyas bibliográficas sobre el Perú del siglo XVI
conservadas en la Biblioteca Real del Escorial”, en El Perú en la época de Felipe II, San Lorenzo
del Escorial 2014, pp. 365-371.
42
Mercurio Peruano, t. I, nº 20 (10-III-1791) 177-184. Fue número monográfico. Según confiesa al
comienzo decidió escribir estas biografías siguiendo el proyecto que había tomado su compañero de
la Sociedad, Hesperiófilo (el fundador, José Rossi), al publicar la semana anterior la biografía del P.
Juan Pérez Menacho.
43
Al final se anuncia que “en otro Mercurio continuaremos con las vidas de sus dos hermanos Don
Juan, y Don Diego”, Ibídem, p. 184. No llegó a publicarlas.
44
Mercurio Peruano, t. XI, nº 347 (1-V-1794) 1-2.
220
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
Pronto comenzaron a aparecer en el periódico sus colaboraciones, las que
publicó con el seudónimo “Archidamo”.
40
Por otras ocupaciones no tuvo
tiempo para escribir colaboraciones que estuviesen a la altura de su
preparación. Como trabajos de investigación, publicó los siguientes títulos:
- “Noticia histórica de los Concilios Provinciales de Lima”. Hace un
breve y completo recorrido por los seis concilios celebrados,
censurando los errores cometidos por algunos autores en obras de
divulgación histórica.
41
- “Noticia histórica de los tres hermanos Pinelos”.
42
Es una pequeña
biografía del mayor de los hermanos, Antonio, gran jurista e
historiador, miembro del Consejo de Indias y cronista mayor de Indias,
resaltando la entrega de su vida al estudio y a la investigación en un
trabajo ingente como demuestran sus obras.
43
Como secretario de la Sociedad editora escribió unos textos, obligado por
los acontecimientos, y tres ‘Notas’, como editor personal del tomo XII del
periódico:
- “Introducción al Tomo XI del Mercurio Peruano”, en el que comienza
refiriendo que los malos presagios que se cernían sobre la publicación
parecen vencidos gracias al celo del presidente de la Asociación y a la
entrega del resto de miembros, con la colaboración económica de
algunos. Sin embargo, la situación económica por la que atraviesa la
publicación no es buena por falta de apoyo del público.
44
- “Aviso al Público”, en que comunica la aparición en Madrid del nuevo
40
Reyes de Esparta, de la dinastía de los Euripóntidas: Arquídamo I (600-575 a. C., aprox.);
Arquídamo II (469-424 a. C., aprox.); Arquídamo III (361-338 a. C., aprox.); Arquídamo IV (305-275
a C., aprox.); Arquídamo V (228-227 a. C., aprox.). ¿Por qué escogió este apelativo? Él que conocía
bien la lengua griega podía haber elegido un nombre genérico y no de persona. Se pueden ver los
seudónimos de otros mercuristas en Mercurio Peruano, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 19-23.
41
Mercurio Peruano, t. I, nº 11 (6-II-1791) 100-105. Teniendo en cuenta el carácter de información
general que tenía el artículo no descendió a describir la disputa mantenida entre las diversas corrientes
de los padres conciliares, y concluye afirmando que “celebrose esta sagrada junta con la paz y
tranquilidad que todos saben”, Ibídem, p. 105; tampoco hace referencia al manuscrito de las Actas
del Tercer Concilio de Lima existentes en la Biblioteca Real del Escorial, que conocía
perfectamente, ms. d.IV.8; CAMPOS, F.J., “Joyas bibliográficas sobre el Perú del siglo XVI
conservadas en la Biblioteca Real del Escorial”, en El Perú en la época de Felipe II, San Lorenzo
del Escorial 2014, pp. 365-371.
42
Mercurio Peruano, t. I, nº 20 (10-III-1791) 177-184. Fue número monográfico. Según confiesa al
comienzo decidió escribir estas biografías siguiendo el proyecto que había tomado su compañero de
la Sociedad, Hesperiófilo (el fundador, José Rossi), al publicar la semana anterior la biografía del P.
Juan Pérez Menacho.
43
Al final se anuncia que “en otro Mercurio continuaremos con las vidas de sus dos hermanos Don
Juan, y Don Diego”, Ibídem, p. 184. No llegó a publicarlas.
44
Mercurio Peruano, t. XI, nº 347 (1-V-1794) 1-2.
periódico Correo Mercantil de España e Indias (1792-1808); encuentra
cierto parecido con el Mercurio y por el tipo de contenido invita a que
todo buen español de Perú, especialmente la gente relacionada con las
actividades comerciales, debe tenerlo como herramienta de su actividad
empresarial.
45
- “Nota del editor”, para agradecer al coronel don Adrián Fernández
Cornejo el envío del Diario de navegación que hizo por el río Bermejo
que le remitió a instancias suyas y que se publicó en el t. XII.
46
- “Nota del editor”, para explicar que la publicación en las páginas
anteriores del periódico de la “Memoria histórica, y crítica sobre la
introducción del Magnetismo en Manila”, fue motivada por las noticias
divulgadas en Lima cuando llegó la expedición de Alejando Malaspina
sobre las portentosas curaciones hechas en la capital del archipiélago.
Defiende que, al margen de la veracidad de la información, la memoria
“está escrita con el más fino pulso, con el juicio más maduro, y más
acendrada crítica”.
47
- “Nota del editor”, para solidarizarse con el texto de la Real Cédula de la
fundación de un Colegio de Misiones en Tarata, de 20 de noviembre de
1792, alabar al obispo de la Paz que lo promovió y a elogiar a los
misioneros que trabajarán con esas personas “enseñándoles a ser
hombres, para después hacerlos cristianos”, y sigue haciendo un duro
ataque -sin nombrarla- a Francia, que acusa a España de los abusos
cometidos en la colonización:
Corramos el velo a tan funestos atentados, notorios hoy a todo el mundo
y obremos en silencio por la gloria de Dios: hagamos conocer su santo
Nombre. Prediquemos la verdadera humanidad: Formemos hombres
mientras ellos van formando fieras, y entre tanto compadezcamos su
ceguedad, lamentémonos de su triste suerte, y perdonemos sus
calumnias.
48
En la primera junta de la Sociedad editora del periódico, a comienzos de
1794, el director Ambrosio Cerdán y Pontero, publicó un avance de
contenidos que se tratarían en el futuro, divididos por materias y con el
45
Ibídem, t. XI, nº 357 (5-VI-1794) 90. Texto, en Biblioteca Nacional de España, Hemeroteca
Digital:
http://bdh.bne.es/bnesearch/hemeroteca/Correo%20mercantil%20de%20Espa%C3%B1a%20y%20sus
%20Indias,%20El;jsessionid=71B29E7742C4964706EBA9AB26FBEF32
46
Ibídem, t. XII, nº 589 (sin fecha) 61-62.
47
Ibídem, t. XII, nº 595 (sin fecha) 108-111.
48
Ibídem, t. XII, nº 605 (sin fecha) 191-192.
221
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
nombre de algunos de los miembros que los tratarían. Sin duda era un
proyecto intelectual ambicioso que califica muy positivamente los ideales de
este grupo de ilustrados peruanos.
49
En ese programa se habla del trabajo asignado al P. fray Diego: “habiéndose
encargado recientemente de escribir sobre la Población antigua y moderna
del Perú, y sobre el punto contenido en el núm. 73 de Plan de materias ya
puntualizado”.
50
Ese punto estaba dentro de la sección de Bellas Artes, y
tenía como epígrafe un tema interesante: “Diversos rasgos sobre Bellas
Artes, y su estado actual en Lima”. Por el desarrollo negativo de los
acontecimientos sobre el periódico, no hubo tiempo para que el padre
jerónimo desarrollase el tema, ya que tuvo que emplearse activamente en la
gestión editora publicando las notas a las que más arriba hemos hecho
referencia.
Cuando los gastos de la edición fueron mayores que lo ingresos ocasionados
fundamentalmente por la reducción del número de suscriptores y el déficit
no se pudo enjugar, no hubo más remedio que liquidar el periódico. Fruto
del amor al proyecto, de la entrega a la Sociedad de Amantes del País y de
su responsabilidad como redactor y miembro del equipo directivo, el P.
Cisneros tuvo un gran gesto de su categoría humana e intelectual consistente
en reunir los trabajos recogidos para su publicación en futuros números y
publicarlos con su dinero particular. De esta forma se editó el tomo XII y
último del Mercurio.
51
La introducción al tomo XI es un texto bastante claro en el cual se detallan
las ideas con precisión y claridad. El P. Cisneros, como secretario de la
Sociedad Amantes del País explica a los lectores la situación en nombre de
la entidad. Aun aceptando que se había podido producir una bajada de
calidad y de interés en los temas tratados por parte del público
52
, los
49
Ibídem, t. X, nº 331 (6-III-1794) 152-158.
50
Ibídem, t. X, nº 332 (9-III-1794) 161.
51
Así lo indica el propio virrey Taboada en una la crónica de los sucesos que llevaron a ese fin, en
MEDINA, J.T., La Imprenta, o.c., t. III, pp. 222-224; t. IV, p. 35.
52
Los mismos miembros del equipo de redacción reconocen cierta baja de calidad en la
introducción/editorial al tomo VII: “A pesar de todos estos agradables inciensos [las cosas buenas que
ha enumerado], conocemos y confesamos que en estos últimos tiempos el Mercurio ha descaecido
mucho de su valor primitivo. Todos los rasgos impresos en este postrer quatrimestre, y aun muchos de
los del penúltimo son agenos”, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 17. También hace referencia a ella el virrey
Gil de Taboada en su Relación: “A pesar de estas conocidas ventajas [los aspectos buenos], lo noté
abandonado, y por tanto pasé oficio a la Sociedad para que me expusiese las causas de su
acabamiento”, Real Academia de la Historia, Madrid, 9/1707.
222
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
nombre de algunos de los miembros que los tratarían. Sin duda era un
proyecto intelectual ambicioso que califica muy positivamente los ideales de
este grupo de ilustrados peruanos.
49
En ese programa se habla del trabajo asignado al P. fray Diego: “habiéndose
encargado recientemente de escribir sobre la Población antigua y moderna
del Perú, y sobre el punto contenido en el núm. 73 de Plan de materias ya
puntualizado”.
50
Ese punto estaba dentro de la sección de Bellas Artes, y
tenía como epígrafe un tema interesante: “Diversos rasgos sobre Bellas
Artes, y su estado actual en Lima”. Por el desarrollo negativo de los
acontecimientos sobre el periódico, no hubo tiempo para que el padre
jerónimo desarrollase el tema, ya que tuvo que emplearse activamente en la
gestión editora publicando las notas a las que más arriba hemos hecho
referencia.
Cuando los gastos de la edición fueron mayores que lo ingresos ocasionados
fundamentalmente por la reducción del número de suscriptores y el déficit
no se pudo enjugar, no hubo más remedio que liquidar el periódico. Fruto
del amor al proyecto, de la entrega a la Sociedad de Amantes del País y de
su responsabilidad como redactor y miembro del equipo directivo, el P.
Cisneros tuvo un gran gesto de su categoría humana e intelectual consistente
en reunir los trabajos recogidos para su publicación en futuros números y
publicarlos con su dinero particular. De esta forma se editó el tomo XII y
último del Mercurio.
51
La introducción al tomo XI es un texto bastante claro en el cual se detallan
las ideas con precisión y claridad. El P. Cisneros, como secretario de la
Sociedad Amantes del País explica a los lectores la situación en nombre de
la entidad. Aun aceptando que se había podido producir una bajada de
calidad y de interés en los temas tratados por parte del público
52
, los
49
Ibídem, t. X, nº 331 (6-III-1794) 152-158.
50
Ibídem, t. X, nº 332 (9-III-1794) 161.
51
Así lo indica el propio virrey Taboada en una la crónica de los sucesos que llevaron a ese fin, en
MEDINA, J.T., La Imprenta, o.c., t. III, pp. 222-224; t. IV, p. 35.
52
Los mismos miembros del equipo de redacción reconocen cierta baja de calidad en la
introducción/editorial al tomo VII: “A pesar de todos estos agradables inciensos [las cosas buenas que
ha enumerado], conocemos y confesamos que en estos últimos tiempos el Mercurio ha descaecido
mucho de su valor primitivo. Todos los rasgos impresos en este postrer quatrimestre, y aun muchos de
los del penúltimo son agenos”, t. VII, nº 210 (6-I-1793) 17. También hace referencia a ella el virrey
Gil de Taboada en su Relación: “A pesar de estas conocidas ventajas [los aspectos buenos], lo noté
abandonado, y por tanto pasé oficio a la Sociedad para que me expusiese las causas de su
acabamiento”, Real Academia de la Historia, Madrid, 9/1707.
motivos eran fundamentalmente económicos.
53
Este texto en el que se expresa la angustiosa situación económica, lo está
escribiendo cuatro meses antes de cerrarse el periódico, lo que significa que
la Sociedad hizo un último esfuerzo económico y de ilusión por mantener el
Mercurio. Y la razón económica es la que aduce Hipólito Unanue al virrey
Gil de Taboada cuando, el 15 de octubre de 1794, le informa de la supresión
del periódico.
54
5. Bibliotecario de San Marcos a donde regaló sus libros
Al tiempo que cumplía con las obligaciones institucionales de administrador
del Nuevo Rezado y de las Encomiendas vinculadas al Escorial, fray Diego
Cisneros entró en contacto con personajes relacionados con el mundo
intelectual de Lima, mundo que en esas fechas no sería muy amplio ya que
la ciudad contaba con 60.000 habitantes, aproximadamente según las cifras
antiguas
55
, rebajándose hasta los 50.000 pobladores en recientes estudios.
56
53
Mercurio Peruano, t. XI, nº 347 (1-V-1794) 1-2. Es de notar que, junto a la cuestión económica, el
otro factor que destaca es la esclavitud que suponía para los redactores tener que preparar la
publicación de dos números semanales, teniendo en cuenta que todos estaban ocupados en otros
trabajos personales.
54
Ese texto de Unanue también se recoge en ARIAS-SCHREIBER PEZET, J. (comp.), Los
ideólogos. Hipólito Unanue, Lima 1974, vol. 8, p. 552. El mismo argumento es el que aduce el virrey
en su memoria. MEDINA. J.T., La Imprenta, o.c., t. III, p. 223. Cuando don Manuel Godoy creó los
Estudios Superiores de Medicina solicitó a don Francisco Gil de Taboada que le enviara textos
científicos impresos par la biblioteca enterado que en el Mercurio se habían publicado trabajos de esta
índole; el virrey le responde que no puede hacerlo “por haber cesado su impresión a causa de que sus
autores no sacaban para los gastos que en ello impedían”. Texto citado en LOHMANN, E., y
VILLANUEVA, O. (comp.), Documentación oficial española: Gobierno virreinal del Cuzco,
Colección Documental de la Independencia del Perú, Lima, 1972, t. XXII, vol. I, p. 84.
55
En una relación coetánea a fray Diego se dice que tenía 60.800 feligreses: la catedral, 25.000; Santa
Ana, 15.000; San Lázaro, 9000; San Marcelo, 6000; San Sebastián, 4500 y el Cercado, 1300. PINTO
Y QUESADA, A., Relación de las Exequias del Ilmo. Sr. P. D. Diego Antonio de Parada, Arzobispo
de Lima, Lima 1781, p. 59. A fines del siglo XVIII (1790), en tiempos del virrey Gil Taboada y
Lemus (1790-1796), se afirma oficialmente que Lima tenía 52.627 hab. “Reflexiones Históricas y
Políticas sobre el estado de la población de la capital”, en Mercurio Peruano, 3-II-1791, t. I, pp. 90-
97 + una hoja con el Plan demostrativo de la población. Distribuidos esos 52.627 hab. de la siguiente
manera: blancos, 17.215; indios, 3219; negros, 8960; razas mixtas, 23.233, “sin incluir a los sujetos a
revista ni los que viven en los pueblos y fincas rústicas de las 5 leguas de su jurisdicción, que según la
matrícula última llegan a 10.283 personas, ascendiendo así a la suma de 62.910 los que ocupan este
terreno”. TIZÓN Y BUENO, R., El plano de Lima, en Monografías Históricas sobre la ciudad de
Lima, Lima, 1935, p. 421.
56
En 1790 la población de Lima ascendía a 49.443 personas, distribuidas en los siguientes grupos
más usuales: Españoles, 18.862; Indios, 3912; Mestizos, 4631; Mulatos, 5972; Cuarterones, 2383;
Quinterotes, 219; Negros, 8960; Zambos, 3384; Chinos, 1120.
223
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
Su llegada a Lima tuvo lugar solo cinco años después que Carlos III
decretase la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios de la
corona española.
57
Se intentó hacer frente al vacío académico provocado por
esa medida creando el Real Colegio de San Carlos
58
, y haciendo una
profunda reforma de la Universidad, cuyas sendas Constituciones se
publicaron en 1771, bajo el mandato del virrey Amat y del arzobispo
Parada
59
.
En la anterior reforma de las Constituciones, hechas durante el mandato del
virrey José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte (1724-1736), no se
habla nada de libros ni de Biblioteca estando ya avanzado el Siglo de las
Luces, que en Europa estaba significando un cambio más que notable de
ideas dentro del grupo de los ilustrados.
60
Tampoco aparece ninguna
referencia a la Biblioteca y los bibliotecarios en el organigrama de finales de
esa centuria
61
.
Ahora sí se incluía el tema de la Biblioteca universitaria. Quedaría ubicada
en una pieza noble del edificio en la que serían depositados los libros
incautados a los jesuitas expulsos, y junto a esta dependencia se crearía un
laboratorio de Física que albergaría los aparatos que ya poseía la
PÉREZ CANTÓ, Mª P., Lima en el siglo XVIII, Madrid, 1985, pp. 50 y 191-192; muy interesante
todo el capítulo II de esta obra por el estudio pormenorizado que se hace de la población.
57
Colección General de Providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el extrañamiento y
ocupación de temporalidades de los regulares de la Compañía, que existían en los Dominios de S.M.
de España, Indias, e Islas Filipinas, a consecuencia del Real Decreto de 27 de febrero, y Pragmática-
Sanción de 2 de abril de este año, Madrid 1767, pp. 1-46.
58
VARGAS UGARTE, R., El Real Convictorio Carolino y sus dos luminares, Lima 1970;
ESPINOZA RUIZ, G.A., La reforma de la educación superior en Lima: El caso del Real Convictorio
de San Carlos, en O’PHELAN, Scarlett (comp.), El Perú en el siglo XVIII. La Era Borbónica, Lima
1999, pp. 205-241. Este trabajo es un resumen de la siguiente obra que no hemos podido consultar:
Despotismo Ilustrado y Reforma Educativa: El Real Convictorio de San Carlos de Lima entre 1770 y
1817.
59
EGUIGUREN, L.A., Diccionario Histórico -Cronológico de la Universidad Real y Pontificia de
San Marcos y sus Colegios, Lima 1940-1945, 3 vols.; IDEM, La Universidad Nacional de San
Marcos. IV Centenario de la fundación de la Universidad Real y Pontificia y de su vigorosa
continuidad histórica, Lima 1951; VALCÁRCEL, C.D., Reforma de San Marcos en la época de
Amat, Lima 1955; TEN, A., Tradición y renovación en la Universidad de San Marcos de Lima. La
reforma del virrey Amat, en Claustros y estudiantes, Valencia 1989, pp. 353-364; IDEM, Historia de
la Universidad de San Marcos (1551-1980), Caracas 1981.
60
Constituciones y Ordenanzas antiguas añadidas y modernas de la Real Universidad y Estudio
General de San Marcos de la Ciudad de los Reyes del Perú…, En la misma Ciudad de los Reyes, en
la imprenta Real, por Félix Saldaña y Flores, en este año de 1735.
61
UNANUE, J.H., Guía política, eclesiástica y militar del Virreynato del Perú, para el año de 1796.
Impreso en la Imprenta Real de los Niños Huérfanos, Lima, 1796. El virrey Gil de Taboada apoyó la
Guía que publicaba Cosme Bueno, permitiendo que Hipólito Unanue la ampliara con apoyo oficial
para transformarse en la Guía que hemos citado publicada entre 1793 y 1798. Existe una edición,
prólogo y apéndices de José Durand, Lima 1985.
224
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
Su llegada a Lima tuvo lugar solo cinco años después que Carlos III
decretase la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios de la
corona española.
57
Se intentó hacer frente al vacío académico provocado por
esa medida creando el Real Colegio de San Carlos
58
, y haciendo una
profunda reforma de la Universidad, cuyas sendas Constituciones se
publicaron en 1771, bajo el mandato del virrey Amat y del arzobispo
Parada
59
.
En la anterior reforma de las Constituciones, hechas durante el mandato del
virrey José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte (1724-1736), no se
habla nada de libros ni de Biblioteca estando ya avanzado el Siglo de las
Luces, que en Europa estaba significando un cambio más que notable de
ideas dentro del grupo de los ilustrados.
60
Tampoco aparece ninguna
referencia a la Biblioteca y los bibliotecarios en el organigrama de finales de
esa centuria
61
.
Ahora sí se incluía el tema de la Biblioteca universitaria. Quedaría ubicada
en una pieza noble del edificio en la que serían depositados los libros
incautados a los jesuitas expulsos, y junto a esta dependencia se crearía un
laboratorio de Física que albergaría los aparatos que ya poseía la
PÉREZ CANTÓ, Mª P., Lima en el siglo XVIII, Madrid, 1985, pp. 50 y 191-192; muy interesante
todo el capítulo II de esta obra por el estudio pormenorizado que se hace de la población.
57
Colección General de Providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el extrañamiento y
ocupación de temporalidades de los regulares de la Compañía, que existían en los Dominios de S.M.
de España, Indias, e Islas Filipinas, a consecuencia del Real Decreto de 27 de febrero, y Pragmática-
Sanción de 2 de abril de este año, Madrid 1767, pp. 1-46.
58
VARGAS UGARTE, R., El Real Convictorio Carolino y sus dos luminares, Lima 1970;
ESPINOZA RUIZ, G.A., La reforma de la educación superior en Lima: El caso del Real Convictorio
de San Carlos, en O’PHELAN, Scarlett (comp.), El Perú en el siglo XVIII. La Era Borbónica, Lima
1999, pp. 205-241. Este trabajo es un resumen de la siguiente obra que no hemos podido consultar:
Despotismo Ilustrado y Reforma Educativa: El Real Convictorio de San Carlos de Lima entre 1770 y
1817.
59
EGUIGUREN, L.A., Diccionario Histórico -Cronológico de la Universidad Real y Pontificia de
San Marcos y sus Colegios, Lima 1940-1945, 3 vols.; IDEM, La Universidad Nacional de San
Marcos. IV Centenario de la fundación de la Universidad Real y Pontificia y de su vigorosa
continuidad histórica, Lima 1951; VALCÁRCEL, C.D., Reforma de San Marcos en la época de
Amat, Lima 1955; TEN, A., Tradición y renovación en la Universidad de San Marcos de Lima. La
reforma del virrey Amat, en Claustros y estudiantes, Valencia 1989, pp. 353-364; IDEM, Historia de
la Universidad de San Marcos (1551-1980), Caracas 1981.
60
Constituciones y Ordenanzas antiguas añadidas y modernas de la Real Universidad y Estudio
General de San Marcos de la Ciudad de los Reyes del Perú…, En la misma Ciudad de los Reyes, en
la imprenta Real, por Félix Saldaña y Flores, en este año de 1735.
61
UNANUE, J.H., Guía política, eclesiástica y militar del Virreynato del Perú, para el año de 1796.
Impreso en la Imprenta Real de los Niños Huérfanos, Lima, 1796. El virrey Gil de Taboada apoyó la
Guía que publicaba Cosme Bueno, permitiendo que Hipólito Unanue la ampliara con apoyo oficial
para transformarse en la Guía que hemos citado publicada entre 1793 y 1798. Existe una edición,
prólogo y apéndices de José Durand, Lima 1985.
Universidad para que los alumnos realizasen en él las prácticas de las
distintas asignaturas. El responsable de ambas salas sería un profesor con el
grado de doctor, designado inicialmente por los miembros del Claustro -de
quien constase ser persona honrada y con conocimientos adecuados-, el cual
ejercería sus funciones con el título de Bibliotecario Mayor. Por este trabajo
percibiría un salario anual de 800 pesos, y tendría como ayudante a una
persona, con rango de Bibliotecario Menor, con 300 pesos anuales de
salario. Para hacer frente a una posible mala gestión, el Bibliotecario Mayor
debía dejar como fianza 6000 pesos, y 3000 el Segundo.
62
Entre las tareas del cargo también se incluía la enseñanza de Historia de la
Literatura a todos los estudiantes de las distintas Facultades, impartiéndose
en las dependencias de la Librería una clase semanal de treinta minutos a
última hora del viernes. Quedaba prohibido sacar libros del recinto de la
Biblioteca, y para controlar el cumplimiento de estas prescripciones así
como el número de los libros, a las autoridades académicas -Rector y
Cancelarios-, les competía vigilar la asistencia de los alumnos a clase y
visitar periódicamente las instalaciones junto a un catedrático elegido por el
Claustro. La revisión del fondo librario se debería de hacer a través del
inventario que había que elaborar, uno de cuyos ejemplares se enviaría al
Gobierno, quien se reservaba la facultad de poder enviar visitadores propios
a la Biblioteca universitaria. Las mismas precauciones y medidas se
adoptarían con el material del Gabinete de Física.
63
El 14 de noviembre de 1770, el virrey Manuel de Amat y Junyet nombró
como primer Bibliotecario Mayor al doctor Cristóbal Montaño, abogado de
la Real Audiencia, consultor del Santo Oficio y Rector del Real Colegio de
San Felipe, centro que fusionado al Real Colegio de San Martín había dado
origen al Convictorio Carolino (Real Colegio de San Carlos), institución de
larga y fecunda vida.
64
62
Puede compararse con estos otros salarios, según las Constituciones: Prima de Teología (1000
pesos), Vísperas de Teología (600 pesos), Teología por la tarde (800 pesos), Sagrada Escritura (800
pesos), Prima de Cánones (1500 pesos), Vísperas de Cánones (1000 pesos), Prima de Leyes (1500
pesos), Vísperas de Leyes (1000 pesos), Instituta (500 pesos), Decreto (1000 pesos); Artes (3 cátedras
con 500 pesos cada una), Lengua indígena (600 pesos), y Latinidad (3 cátedras, una de mínimos, otra
de medianos y otra de mayores, con 400, 300 y 600 pesos, respectivamente). Desapareció la de
Lengua indígena y se añadieron otras, CORREA, J., “La Universidad…”, a.c., p. 344.
63
Estatutos, núms. 29-33. Texto, en ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., pp. 33-34.
64
Aunque el virrey Amat, aceptando la petición del Rector de San Marcos, destinó en su integridad
los libros de los jesuitas expulsados a la Universidad no se llevó a efecto la decisión. “La gestión de
Montaño no mereció elogio alguno, ya que la colección, por diversos motivos, no estuvo al servicio
de la universidad, permaneciendo por un lapso de 3 años guardada en cajas o empolvadas en las
estanterías en perjuicio de la misma”, SANTILLÁN ALDANA, J., Apuntes para la Historia de la
225
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
Los decretos de la reforma no se aplicaron; la parálisis de la Universidad
Mayor de San Marcos y de la vida académica era un hecho.
65
El proyecto de
fundación de la Librería, por lo tanto, quedó sin ejecutarse; en la práctica no
había Biblioteca. El 25 de enero de 1778, el Claustro de Profesores
encabezados por su Rector, Manuel Gabriel Román de Aulestia, dirigió un
memorial al virrey exponiéndole la situación de la Biblioteca y urgiendo el
cumplimiento de los decretos que la habían creado, convencidos de que lo
importante era comenzar, ya que “la obra que no se comienza es la que no se
acaba y la que comienza a ser por mucho es muy vecina a su conclusión
feliz”; desde el punto de vista teórico la argumentación de los catedráticos
de San Marcos era que:
…desde que las naciones comenzaron a salir de la barbaridad y el
mundo entró en cultura con las Artes y las Ciencias, ha sido el primer
cuidado de los Monarcas facilitar los modos de saber proveyendo los
instrumentos necesarios para conseguirlo. Tales son las bibliotecas
públicas, porque ningún particular puede proveerse de todos los libros
que necesite aunque le acompañe la riqueza…; para allanar estos
embarazos, se han empleado siempre las fuerzas soberanas en disponer
bibliotecas públicas… Largo sería referir las grandes bibliotecas que a
este fin formaron los Monarcas desde los gentiles hasta los católicos, y
a la verdad que con ninguno otro beneficio pudieron mejor manifestarse
padres de sus pueblos…”
66
Con la misma fuerza se instaba a que dotase a la Librería de un Bibliotecario
con sueldo y casa -lo que significa que se habían olvidado lo que prescribían
las Constituciones-, y se comprometían a preparar locales adecuados para
ambos fines; también le recordaban, para mayor garantía y cumplimiento de
todos los fines, que podía y debía controlar el correcto funcionamiento de la
misma y establecer un reglamento similar a la Librería Real de Madrid, que
Biblioteca Central de la Universidad de San Marcos: Derrotero de una antigua ilusión, versión
digital, en:
www.documentalistas.com//web/biblios/articulos/2B2-02.pdf.; MACERA, P., Bibliotecas peruanas
del siglo XVIII, en Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San
Marcos (Lima), XXXIII /3-4 (1962) 124-137.
65
“La reforma de Amat de 1771 había consistido en la incorporación de las antiguas, añadidas y
modernas mandadas publicar por el virrey marqués de Castelfuerte, pero no tuvieron prácticamente
aplicación pues ya en 1781 el virrey Jáuregui había terminado con las últimas reminiscencias. En
cambio la creación del colegio de San Carlos supuso un éxito entre las innovaciones de Amat”.
CORREA, J., La Universidad de San Marcos de Lima hacia 1785, en Aulas y Saberes, VI Congreso
Internacional de las Universidades Hispánicas, Valencia 2003, vol. I, p. 341.
66
ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., pp. 35-36.
226
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
Los decretos de la reforma no se aplicaron; la parálisis de la Universidad
Mayor de San Marcos y de la vida académica era un hecho.
65
El proyecto de
fundación de la Librería, por lo tanto, quedó sin ejecutarse; en la práctica no
había Biblioteca. El 25 de enero de 1778, el Claustro de Profesores
encabezados por su Rector, Manuel Gabriel Román de Aulestia, dirigió un
memorial al virrey exponiéndole la situación de la Biblioteca y urgiendo el
cumplimiento de los decretos que la habían creado, convencidos de que lo
importante era comenzar, ya que “la obra que no se comienza es la que no se
acaba y la que comienza a ser por mucho es muy vecina a su conclusión
feliz”; desde el punto de vista teórico la argumentación de los catedráticos
de San Marcos era que:
…desde que las naciones comenzaron a salir de la barbaridad y el
mundo entró en cultura con las Artes y las Ciencias, ha sido el primer
cuidado de los Monarcas facilitar los modos de saber proveyendo los
instrumentos necesarios para conseguirlo. Tales son las bibliotecas
públicas, porque ningún particular puede proveerse de todos los libros
que necesite aunque le acompañe la riqueza…; para allanar estos
embarazos, se han empleado siempre las fuerzas soberanas en disponer
bibliotecas públicas… Largo sería referir las grandes bibliotecas que a
este fin formaron los Monarcas desde los gentiles hasta los católicos, y
a la verdad que con ninguno otro beneficio pudieron mejor manifestarse
padres de sus pueblos…”
66
Con la misma fuerza se instaba a que dotase a la Librería de un Bibliotecario
con sueldo y casa -lo que significa que se habían olvidado lo que prescribían
las Constituciones-, y se comprometían a preparar locales adecuados para
ambos fines; también le recordaban, para mayor garantía y cumplimiento de
todos los fines, que podía y debía controlar el correcto funcionamiento de la
misma y establecer un reglamento similar a la Librería Real de Madrid, que
Biblioteca Central de la Universidad de San Marcos: Derrotero de una antigua ilusión, versión
digital, en:
www.documentalistas.com//web/biblios/articulos/2B2-02.pdf.; MACERA, P., Bibliotecas peruanas
del siglo XVIII, en Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San
Marcos (Lima), XXXIII /3-4 (1962) 124-137.
65
“La reforma de Amat de 1771 había consistido en la incorporación de las antiguas, añadidas y
modernas mandadas publicar por el virrey marqués de Castelfuerte, pero no tuvieron prácticamente
aplicación pues ya en 1781 el virrey Jáuregui había terminado con las últimas reminiscencias. En
cambio la creación del colegio de San Carlos supuso un éxito entre las innovaciones de Amat”.
CORREA, J., La Universidad de San Marcos de Lima hacia 1785, en Aulas y Saberes, VI Congreso
Internacional de las Universidades Hispánicas, Valencia 2003, vol. I, p. 341.
66
ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., pp. 35-36.
es “una de la mayores bibliotecas que conoce el mundo”.
67
Antes de estas fechas del memorial de la Universidad (1778) el P. Cisneros
tenía ya buenos amigos entre los miembros del claustro, como lo demuestra
el intento de conseguir permiso de leer libros prohibidos en España para un
catedrático.
68
En 1781 sucedió un hecho de gran trascendencia política. Ese
año se imprimió el ‘Elogio de D. Agustín de Jáuregui’, obra de José
Baquíjano y Carrillo, que inicialmente fue el discurso de recibimiento
oficial que le tributó la Universidad de San Marcos como Vicepatrón que
era de la institución académica.
69
La noticia llegó a Madrid con la denuncia
de que el texto contenía peligrosas ideas ilustradas. Ante la alarma que
causó la información en la corte, en 1783 se ordenó al propio virrey Jáuregui
que recogiese todos los ejemplares existentes:
Enterado el rey, quiere se le prevenga por nueva orden reservada que
entre los papeles más perniciosos y subversivos que se han esparcido en
aquel reino [Perú] fue el intitulado ‘Panegírico’ que en elogio suyo
pronunció D. Joseph Baquíjano y Carrillo… y que habiéndolo admitido
y dado permiso para que se imprimiera, no acaba S.M. de admirar esta
condescendencia tan contraria a sus obligaciones de virrey, por lo que
se le ha de prevenir que sin retardación recoja todos los ejemplares
repartidos en el Perú… y que los envíe a esta vía reservada con las
diligencias que se practicaren al intento, para que S.M. tome las
providencias correspondientes, etc. 31 de julio de 83.”
70
Hubo un trasiego de comunicaciones en el mandato del propio Jáuregui
(1780-1784) y en el de su sucesor D. Teodoro de Croix, marqués de Croix
(1784-1790), que ponía de manifiesto la situación: por una parte la
penetración de las ideas ilustradas en los territorios del virreinato y la
67
Ibídem, pp. 37-38.
68
El 30-XII-1773 le escribe al vicario del Escorial, P. Pablo de Torres, y le dice: “Remito al P.
Almagro una carta de cierto Doctor de esta Universidad, amigo mío, para que se recojan unos papeles
que tiene ahí con el fin de solicitar una licencia para leer libros prohIbídemos. Chico negocio es éste.
Creo que el P. Almagro acudirá a V.P., así para recoger los papeles, como para sacar la licencia, y
también costeará las diligencias como se lo encargo, quedando yo a la satisfacción. Deseara mucho
que viniese, si puede ser a vuelta de correo”. BRME, LIII-160/4.
69
Elogio del Excelentísimo señor Don Agustín de Jáuregui, y Aldecoa; Caballero del Orden de
Santiago, Teniente General de los Reales Ejércitos, Virrey, Gobernador, y capitán General de los
Reynos del Perú, Chile, &, pronunciado en el recibimiento, que como a su Vice-Patrón, le hizo la
Real Universidad de S. Marcos el día XXVII de Agosto del año de M.DCC.LXXXI, 4º, 82 p.
70
Nota puesta en el margen de la carta dirigida por el virrey Jáuregui al Secretario de Estado y del
Despacho de las Indias. Lima, 16-I-1783. De los 600 ejemplares de la tirada se pudieron recoger 312
que se enviaron a España donde llegaron 307. Lima, 28-II-1787. AGI, Lima, 674,N. 32, y Lima,
1000.
227
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
mentalidad liberal extendida en un amplio sector del claustro universitario, y
por otra, la vigilante actuación del Santo Oficio y el férreo control ejercido
por el Presidente del Consejo de Indias D. José Bernardo de Gálvez, etc.
71
El virrey remitió un amplio memorial al marqués de Sonora -título
concedido a D. José B. de Gálvez por los servicios prestados como
Visitador de la Nueva España-, en virtud de la real orden recibida, donde
detalla las diligencias practicadas así como las medidas tomadas para
controlar la impresión de obras y vigilar la entrada y difusión fraudulenta de
libros prohibidos.
72
Aceptando la proposición que le hizo la Inquisición el
17 de julio de 1786, sobre la conveniencia de reconocer las Librerías
públicas y privadas de la ciudad,
…cerciorado de la literatura, y demás buenas cualidades que para el
desempeño de este asunto concurrían en el padre maestro fray Diego
Cisneros, del Orden de San Jerónimo, le nombré para que, por lo que
mira a la jurisdicción real, asistiese, luego que se le pasase el aviso
oportuno, al reconocimiento de las referidas librerías, como igualmente
de los cajones o facturas de libros que se introdujesen en esta ciudad,
teniendo presente que en las listas que manifiestan los dueños o
apoderados de aquellos, suelen venir las obras disfrazadas con distinto
título y nombre del autor de que en la realidad tienen, cuya malicia era
necesario precaver, reconociéndolas por su interior…”
73
En el desempeño del oficio de visitador de Librerías y escrutador de los
libros que llegaban a la ciudad, fray Diego llegó a intimar con el virrey, y
fue quien intercedió para que nombrase Director del Real Colegio de San
Carlos a su amigo, el doctor Toribio Rodríguez de Mendoza, antiguo
Vicerrector del centro, que había dejado el cargo para ocupar el curato de
Mercabal en Trujillo.
74
Con este ilustre clérigo había comenzado el padre
71
MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t. III, pp. 106-115. Se recoge toda la correspondencia
del expediente abierto sobre este asunto.
72
AGI, Lima, 674, N. 32, ff. 201-206 (1-6).
73
Archivo Histórico Nacional, Madrid, Inquisición, leg. 2214, exp. 25; (en adelante, AHNM). Cuatro
meses después fray Diego sería denunciado ante el Tribunal, como veremos más abajo. Se equivocan
Medina y Clément cuando afirman que lo nombró Gil de Taboada. La Imprenta en Lima, o.c., t. I,
pp. XC y XCVII, y El ‘Mercurio Peruano’, o.c., vol. I, p. 266, respect.
74
Era natural de Chachapoyas, abogado del ilustre colegio de Lima, examinador sinodal del
arzobispado, catedrático de Prima de Sagrada Escritura de la Universidad de San Marcos y
posteriormente de Teología. Tras la independencia del país fue diputado en el primer Congreso de
1822 y miembro de la sociedad patriótica; falleció en 1825 cuando desempeñaba el cargo de Rector
de la Universidad. MENDIBURU, M. de, Diccionario, o.c., t. IV, p. 162; t. VII, p. 188, y t. IX, pp.
463-464; LEGUÍA, J.G., El precursor. Ensayo biográfico de D. Toribio Rodríguez de Mendoza,
Lima,1922, p. 26. Exagerando un poco Carlos Milla al negar “haber sido Rodríguez de Mendoza
228
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
mentalidad liberal extendida en un amplio sector del claustro universitario, y
por otra, la vigilante actuación del Santo Oficio y el férreo control ejercido
por el Presidente del Consejo de Indias D. José Bernardo de Gálvez, etc.
71
El virrey remitió un amplio memorial al marqués de Sonora -título
concedido a D. José B. de Gálvez por los servicios prestados como
Visitador de la Nueva España-, en virtud de la real orden recibida, donde
detalla las diligencias practicadas así como las medidas tomadas para
controlar la impresión de obras y vigilar la entrada y difusión fraudulenta de
libros prohibidos.
72
Aceptando la proposición que le hizo la Inquisición el
17 de julio de 1786, sobre la conveniencia de reconocer las Librerías
públicas y privadas de la ciudad,
…cerciorado de la literatura, y demás buenas cualidades que para el
desempeño de este asunto concurrían en el padre maestro fray Diego
Cisneros, del Orden de San Jerónimo, le nombré para que, por lo que
mira a la jurisdicción real, asistiese, luego que se le pasase el aviso
oportuno, al reconocimiento de las referidas librerías, como igualmente
de los cajones o facturas de libros que se introdujesen en esta ciudad,
teniendo presente que en las listas que manifiestan los dueños o
apoderados de aquellos, suelen venir las obras disfrazadas con distinto
título y nombre del autor de que en la realidad tienen, cuya malicia era
necesario precaver, reconociéndolas por su interior…”
73
En el desempeño del oficio de visitador de Librerías y escrutador de los
libros que llegaban a la ciudad, fray Diego llegó a intimar con el virrey, y
fue quien intercedió para que nombrase Director del Real Colegio de San
Carlos a su amigo, el doctor Toribio Rodríguez de Mendoza, antiguo
Vicerrector del centro, que había dejado el cargo para ocupar el curato de
Mercabal en Trujillo.
74
Con este ilustre clérigo había comenzado el padre
71
MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t. III, pp. 106-115. Se recoge toda la correspondencia
del expediente abierto sobre este asunto.
72
AGI, Lima, 674, N. 32, ff. 201-206 (1-6).
73
Archivo Histórico Nacional, Madrid, Inquisición, leg. 2214, exp. 25; (en adelante, AHNM). Cuatro
meses después fray Diego sería denunciado ante el Tribunal, como veremos más abajo. Se equivocan
Medina y Clément cuando afirman que lo nombró Gil de Taboada. La Imprenta en Lima, o.c., t. I,
pp. XC y XCVII, y El ‘Mercurio Peruano’, o.c., vol. I, p. 266, respect.
74
Era natural de Chachapoyas, abogado del ilustre colegio de Lima, examinador sinodal del
arzobispado, catedrático de Prima de Sagrada Escritura de la Universidad de San Marcos y
posteriormente de Teología. Tras la independencia del país fue diputado en el primer Congreso de
1822 y miembro de la sociedad patriótica; falleció en 1825 cuando desempeñaba el cargo de Rector
de la Universidad. MENDIBURU, M. de, Diccionario, o.c., t. IV, p. 162; t. VII, p. 188, y t. IX, pp.
463-464; LEGUÍA, J.G., El precursor. Ensayo biográfico de D. Toribio Rodríguez de Mendoza,
Lima,1922, p. 26. Exagerando un poco Carlos Milla al negar “haber sido Rodríguez de Mendoza
jerónimo una buena amistad por ser proveedor de libros litúrgicos y al que
le podía dejar alguno de los que él tuviese en su biblioteca privada sabiendo
que tenía títulos y autores prohibidos. Sin embargo, dudamos mucho -por
falta de datos- que en su establecimiento vendiese libros prohibidos como
apunta Mendiburu sin pruebas.
75
Ambos desarrollaron una intensa actividad
conjunta en pro de la educación moderna de la juventud limeña basada en el
diseño de un plan de estudios que desterraba el caduco sistema escolástico
y se abría a las nuevas teorías racionalistas que tan excelente acogida
estaban teniendo en los centros académicos europeos
76
.
Una visión contemporánea de la San Marcos que conoció el jerónimo fray
Diego la encontramos en la Historia de la Universidad publicada en 1791
en el Mercurio Peruano, firmado por ‘Cephalio’, miembro de la Sociedad
de Amantes del País, institución editora del periódico como hemos dicho
más arriba.
77
Según C. A. Romero, la designación de Cisneros como Bibliotecario Mayor
de la Universidad de San Marcos fue en 1804, en el gobierno del marqués
de Avilés, Gabriel de Avilés (1801-1806). Con los amplios conocimientos
que tenía de libros y de librerías debió organizar la Biblioteca universitaria y
sus fondos.
78
Consciente del abandono en que estaba, el 11 de mayo de
1808 elevó un recurso al Superior Gobierno en el que pedía que se
cumpliesen las disposiciones dictadas con relación a la Librería.
79
El texto
creación de Cisneros”, Diccionario, o.c., t. I, p. 394; ZEVALLOS, O., Los ideólogos. Toribio
Rodríguez de Mendoza. Colección Documental de la Independencia del Perú. Lima 1972, t. I-2;
ROMERO, F., Rodríguez de Mendoza, o.c.; REY DE CASTRO, A., Toribio Rodríguez de Mendoza,
en El pensamiento político y la formación de la nacionalidad peruana, 1780-1820, Lima 2008, pp. 89-
106.
75
“Cisneros no sólo organizó el negocio mercantil de libros, sino que abrió tienda pública en la calle
del Pozuelo, vendiendo en ella otras obras en virtud de permiso que tenía: y por las recomendaciones
que le favorecieron, creemos que sus cajones de volúmenes impresos, se librarían del riguroso
escrutinio que en la aduana se practicaba”, Diccionario, o.c., t. IV, p. 161.
76
“Felizmente cuenta Rodríguez con amigos utilísimos para realizar la campaña cultural en que se
halla empeñado. Y como entre aquellos ninguno ha influido tanto en el Rector como el Muy
Reverendo Padre Diego Cisneros, ni prestádoles mayor apoyo..., fraile preclaro, obsesionado con el
fecundo propósito de la ilustración y del liberalismo”, LEGUÍA, J.G., El precursor. Ensayo
biográfico de D. Toribio Rodríguez de Mendoza, Lima 1922, p. 26. En el Perú, la Enciclopedia fue
introducida por el fraile jerónimo Diego de Cisneros”, RUBIO, D., “Introducción” a La Universidad
de San Marcos de Lima durante la colonización española. Datos para su historia, Madrid 1933, p. 16.
77
“Historia de la Fundación, progresos, y actual estado de la Real Universidad de San Marcos de
Lima”, en Mercurio Peruano (Lima), t. II (Julio de 1791) 160-167, 172-180, 188-195 y 199-204. El
seudónimo de Cephalio correspondía a José de Baquíjano y Carillo, cfr. Mercurio Peruano, t. VII, nº
210 (6-I-1793) 20.
78
MORALES, D.E., y NAVARRO, J., Apuntes para una historia de la Biblioteca de San Marcos
(1533-1907), Lima 1980, p. 36, confirman que en 1804 se comenzó a organizar la Biblioteca.
79
Basado en los artículos 66 y 67 de la Real Cédula de 12-VII-1807 sobre la reforma de la
Universidad: “La Biblioteca Pública será uno de los establecimientos que más deban preocuparse, y
229
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
es un manifiesto de amor a los libros, un testimonio de generosidad y
trabajo bien hecho, y una despedida por la injuria de la edad:
Que conducido por el amor al Público y a las letras, ha empleado estos
cuatro últimos años en el aseo, coordinación, y reparo de la Biblioteca
de la Real Universidad de San Marcos, que sin embargo de ser un
precioso don del Soberano por Real Orden de 25 de Octubre de 1768, se
hallaba en una situación muy deplorable. No sólo ha ocupado en la
referida época el servicio de algunos dependientes, y aún de su misma
persona, sino que ha contribuido con un crecido número de sus obras
para integrar los notables vacíos que sufrían muchos ramos de la mejor
literatura. De este modo se halla hoy, bajo un índice exacto una copia
de libros excedentes de 8000 volúmenes que puede proporcionar al
Público un beneficio muy considerable…
El recurrente desearía poder continuar sus servicios personales, como lo
ha practicado hasta el día, pero, agravado de años y achaques, no puede
prorrogar más esta clase de atenciones, y el mismo amor a lo obrado le
inspira el ardiente deseo de un plan estable y formalizado para lo
sucesivo, solo recomienda las útiles labores del R.P. Fr. Francisco
Sánchez, Doctor del cuerpo… quien a sus grandes luces bibliográficas,
muy apreciables para el destino agrega el particular mérito contraído en
el arreglo de libros y formación del índice…”.
80
Tenemos el dato importante de que en la enumeración del inventario post
mortem no figuran relación de libros junto a todos los documentos que se
citan
81
. Según algunos autores, el fondo inicial de la Biblioteca Nacional de
Lima tuvo como base la colección que donara San Martín; otros afirman que
fue la biblioteca privada del padre fray Diego Cisneros la que constituyó el
más importante contingente de libros con el que se contó en la naciente
mejorarse, sucesivamente, haciéndole cierta asignación para el servicio y compra de libros. A este fin
habrá un bibliotecario mayor, y dos estacionarios, libres de otro cargo, y competentemente dotados,
que nombrará la Universidad”.
80
Texto, en ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., p. 41. SANTILLÁN ALDANA, J., “Apuntes
para la Historia...”, a.c., p. 5. Esperamos que cuando el fondo antiguo de la Biblioteca de la
Universidad de San Marcos esté recuperado, controlado e inventariado, se pueda saber los libros
iniciales que formaron el primer depósito y los donados por el padre Diego Cisneros.
81
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, un monje sin monasterio. Su vida en Lima
(1772-1812), a.c., pp. 699-702. Documento inédito del Archivo General de la Nación de Lima,
publicado por nosotros; entre esos documentos fray Diego conservaba las escrituras de la casa
comprada a las carmelitas en la calle de Sta. Teresa y del solar de Sto. Domingo, propiedad del
monasterio del Escorial.
230
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
es un manifiesto de amor a los libros, un testimonio de generosidad y
trabajo bien hecho, y una despedida por la injuria de la edad:
Que conducido por el amor al Público y a las letras, ha empleado estos
cuatro últimos años en el aseo, coordinación, y reparo de la Biblioteca
de la Real Universidad de San Marcos, que sin embargo de ser un
precioso don del Soberano por Real Orden de 25 de Octubre de 1768, se
hallaba en una situación muy deplorable. No sólo ha ocupado en la
referida época el servicio de algunos dependientes, y aún de su misma
persona, sino que ha contribuido con un crecido número de sus obras
para integrar los notables vacíos que sufrían muchos ramos de la mejor
literatura. De este modo se halla hoy, bajo un índice exacto una copia
de libros excedentes de 8000 volúmenes que puede proporcionar al
Público un beneficio muy considerable…
El recurrente desearía poder continuar sus servicios personales, como lo
ha practicado hasta el día, pero, agravado de años y achaques, no puede
prorrogar más esta clase de atenciones, y el mismo amor a lo obrado le
inspira el ardiente deseo de un plan estable y formalizado para lo
sucesivo, solo recomienda las útiles labores del R.P. Fr. Francisco
Sánchez, Doctor del cuerpo… quien a sus grandes luces bibliográficas,
muy apreciables para el destino agrega el particular mérito contraído en
el arreglo de libros y formación del índice…”.
80
Tenemos el dato importante de que en la enumeración del inventario post
mortem no figuran relación de libros junto a todos los documentos que se
citan
81
. Según algunos autores, el fondo inicial de la Biblioteca Nacional de
Lima tuvo como base la colección que donara San Martín; otros afirman que
fue la biblioteca privada del padre fray Diego Cisneros la que constituyó el
más importante contingente de libros con el que se contó en la naciente
mejorarse, sucesivamente, haciéndole cierta asignación para el servicio y compra de libros. A este fin
habrá un bibliotecario mayor, y dos estacionarios, libres de otro cargo, y competentemente dotados,
que nombrará la Universidad”.
80
Texto, en ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., p. 41. SANTILLÁN ALDANA, J., “Apuntes
para la Historia...”, a.c., p. 5. Esperamos que cuando el fondo antiguo de la Biblioteca de la
Universidad de San Marcos esté recuperado, controlado e inventariado, se pueda saber los libros
iniciales que formaron el primer depósito y los donados por el padre Diego Cisneros.
81
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, un monje sin monasterio. Su vida en Lima
(1772-1812), a.c., pp. 699-702. Documento inédito del Archivo General de la Nación de Lima,
publicado por nosotros; entre esos documentos fray Diego conservaba las escrituras de la casa
comprada a las carmelitas en la calle de Sta. Teresa y del solar de Sto. Domingo, propiedad del
monasterio del Escorial.
biblioteca.
82
Respecto al recurso presentado al Superior Gobierno, sabemos que el virrey
tomó personalmente el asunto en sus manos. El 28 de mayo de 1808 pidió
información a la Universidad que, reunida en Claustro el 28 de junio,
respondió oficialmente a José Fernando de Abascal, haciendo un recorrido
por la legislación sobre el tema. En estricta justicia y con gran sensibilidad
supo actuar inmediatamente. En aquella misma sesión acordó
unánimemente que:
…diese el Presidente actual las más expresivas gracias al M.R.P.
Cisneros por sus dilatados e inestimables servicios en la reparación de
la Biblioteca, que marcarán siempre su distinguido patriotismo, celo
literario y beneficencia a este cuerpo donde queda reconocido por un
Director Benemérito y perpetuo de dicha oficina, con retención de una
llave y con el primer voto de su gobierno que respetarán siempre los
bibliotecarios que haya en lo sucesivo”.
83
Aceptando la recomendación del P. Cisneros, se propuso el nombre del
doctor P. fray Francisco Sánchez (OFM) como Bibliotecario Primero,
sucesor suyo, y como Segundo, a José Gregorio Paredes, médico y
científico universitario, por cuyo trabajo percibirían 300 y 200 pesos anuales
de gratificación, respectivamente. Recordando lo establecido en las
Constituciones, se estableció que los interesados deberían hacer el depósito
en efectivo de una fianza en concepto de responsabilidad personal, aunque
ahora se fijaba la cantidad en tres y dos mil pesos, respectivamente; se
establecía el horario de apertura al público de tres horas por las mañanas y
una y media el sábado por la tarde, manteniendo el Bibliotecario Mayor la
obligación de impartir la enseñanza prescrita de Historia de la Literatura.
El virrey recibió el acta del Claustro de la Universidad y ratificó los
nombramientos propuestos, reconociendo “los honores que le son debidos al
P. M. Fr. Diego Cisneros por su acreditado servicio y celo”
84
. Sin embargo,
82
PADRÓ, G., y TAMAYO, J., Biblioteca Nacional de Perú, en Boletín ANABAD, XLII / 3-4 (1992)
344.
83
Textos, en ROMERO, C.A., “La Biblioteca…”, a.c., pp. 42-43. Un poco tarde, en ese Claustro del
8 de junio que comentamos, se acordó “entregar anualmente a Fray Diego Cisneros 200 pesos para la
compra de libros. Subsistió esta subvención que recibía el Dtor. de la Biblioteca de la Universidad
hasta que por el Claustro de 20-V-1813 se dedicó al salario del Dr. Miguel Moreno como apoderado
de la Universidad en Cádiz y Madrid”, EGUIGUREN, L.A., Diccionario Histórico, o.c., t. III, p. 873.
84
ROMERO, C.A., “La Biblioteca”, a.c., p. 44.
231
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
el plan para mejorar el servicio bibliotecario no debió marchar según el
programa previsto porque nos consta la acusación de un lector que, años
después, denunciaba el mal funcionamiento:
He estado en la Universidad cincuenta veces en busca de libros, y otras
tantas me he vuelto a mi casa sin él, porque el Señor Bibliotecario tiene
la librería cerrada a piedra y lodo, y pasa todo el día en la puerta de la
calle observando los astros a ver si le dicen algo sobre la venida del
Anticristo. Los 300 pesos que se sopla cada año ¿se los dan por
astrólogo o por bibliotecario?”
85
Las diatribas del frustrado estudiante-lector van dirigidas a D. José Gregorio
Fernández de Paredes Ayala de Cañoli, cosmógrafo y astrónomo, geómetra
y matemático, importante científico peruano, como reconoció A. von
Humboldt durante su estancia en Lima en 1802. En 1804 se graduó en
medicina en la Universidad de San Marcos, de la que fue Segundo
Bibliotecario a partir de 1807; posteriormente obtuvo las cátedras de
Geometría (1808) y Matemáticas (1809); en 1815 fue nombrado
Cosmógrafo Mayor del Virreinato. Tras la proclamación de la
independencia en 1821, formó parte de la Sociedad Patriótica de Lima y
redujo sus apellidos a Paredes, que es como se le conocerá en adelante. En
1822 fue nombrado diputado por Lima al Congreso Constituyente, del que
luego será elegido Presidente en 1825. A él se debe el proyecto para
reformar el escudo nacional, que, con una pequeña modificación, sigue
siendo el actual.
86
Sobre la situación de la Universidad en general no había sido más alentador
el memorial que, pocos años antes, había remitido como respuesta al
informe que el Superior Gobierno había solicitado al doctor Francisco de
Tagle, Rector de San Marcos (1784-1787), sobre el estado de la Universidad
(Real Orden de julio de 1785 y Decreto de enero 1786). Los redactores del
minucioso escrito fueron, entre otros, José Baquíjano, Tomás A. de la
Cuadra y Vicente Morales. Con toda crudeza retratan así el estado de la
Alma Mater limeña:
No hay matrícula, sino pura ceremonia... los catedráticos jamás
preparan lecciones porque están ciertos de que ni los estudiantes de San
Carlos, ni seminaristas, ni manteísta alguno ha de venir a curso a la
85
El Investigador, Lima, viernes 22-X-1813, t. II, adición al nº LII. Según hemos visto en el plan
propuesto al virrey, se dice que ganaría 200 pesos como bibliotecario segundo que era.
86
MENDIBURU, M. de, Diccionario, o.c., t. VIII, pp. 339-342; LASTRES, J., El Doctor José
Gregorio Paredes, en Revista Peruana de Epidemología, vol. 9, nº 1 (1996) 64-69:
http://www4.congreso.gob.pe/museo/presidentes/18.JoseGregorioParedes-1825.pdf
232
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
el plan para mejorar el servicio bibliotecario no debió marchar según el
programa previsto porque nos consta la acusación de un lector que, años
después, denunciaba el mal funcionamiento:
He estado en la Universidad cincuenta veces en busca de libros, y otras
tantas me he vuelto a mi casa sin él, porque el Señor Bibliotecario tiene
la librería cerrada a piedra y lodo, y pasa todo el día en la puerta de la
calle observando los astros a ver si le dicen algo sobre la venida del
Anticristo. Los 300 pesos que se sopla cada año ¿se los dan por
astrólogo o por bibliotecario?”
85
Las diatribas del frustrado estudiante-lector van dirigidas a D. José Gregorio
Fernández de Paredes Ayala de Cañoli, cosmógrafo y astrónomo, geómetra
y matemático, importante científico peruano, como reconoció A. von
Humboldt durante su estancia en Lima en 1802. En 1804 se graduó en
medicina en la Universidad de San Marcos, de la que fue Segundo
Bibliotecario a partir de 1807; posteriormente obtuvo las cátedras de
Geometría (1808) y Matemáticas (1809); en 1815 fue nombrado
Cosmógrafo Mayor del Virreinato. Tras la proclamación de la
independencia en 1821, formó parte de la Sociedad Patriótica de Lima y
redujo sus apellidos a Paredes, que es como se le conocerá en adelante. En
1822 fue nombrado diputado por Lima al Congreso Constituyente, del que
luego será elegido Presidente en 1825. A él se debe el proyecto para
reformar el escudo nacional, que, con una pequeña modificación, sigue
siendo el actual.
86
Sobre la situación de la Universidad en general no había sido más alentador
el memorial que, pocos años antes, había remitido como respuesta al
informe que el Superior Gobierno había solicitado al doctor Francisco de
Tagle, Rector de San Marcos (1784-1787), sobre el estado de la Universidad
(Real Orden de julio de 1785 y Decreto de enero 1786). Los redactores del
minucioso escrito fueron, entre otros, José Baquíjano, Tomás A. de la
Cuadra y Vicente Morales. Con toda crudeza retratan así el estado de la
Alma Mater limeña:
No hay matrícula, sino pura ceremonia... los catedráticos jamás
preparan lecciones porque están ciertos de que ni los estudiantes de San
Carlos, ni seminaristas, ni manteísta alguno ha de venir a curso a la
85
El Investigador, Lima, viernes 22-X-1813, t. II, adición al nº LII. Según hemos visto en el plan
propuesto al virrey, se dice que ganaría 200 pesos como bibliotecario segundo que era.
86
MENDIBURU, M. de, Diccionario, o.c., t. VIII, pp. 339-342; LASTRES, J., El Doctor José
Gregorio Paredes, en Revista Peruana de Epidemología, vol. 9, nº 1 (1996) 64-69:
http://www4.congreso.gob.pe/museo/presidentes/18.JoseGregorioParedes-1825.pdf
Escuela. Los catedráticos actuales, sus padres y abuelos, si también
fueron catedráticos, o simples doctores, jamás cursaron en la
Universidad. Todos, de tiempo inmemorial, cursaron en sus Colegios, y
por los cursos que allí ganaron se graduaron en la Universidad...”
87
6. Denunciado a la Inquisición de Lima
J. T. Medina cuenta que Cisneros tenía obras prohibidas en su poder -de
ilustrados y jansenistas-, y cuando la denuncia formulada contra el
jerónimo por el P. Juan Rico, le fueron requisadas. El ilustre bibliógrafo
afirma que había logrado conseguir esas obras aprovechando el puesto de
administrador del Nuevo Rezado, los abundantes envíos de libros que se le
remitían desde España y el cargo de delegado del gobierno para inspección
de los cajones de libros que llegaban a Lima.
88
Esta opinión es la tomada de
Mendiburu
89
que es la que luego han repetido automáticamente importantes
autores hasta fechas próximas, como hace F. Novac Talavera
90
, y que
tenemos recogida en un trabajo reciente.
91
Que en los cajones del Nuevo Rezado entrasen libros prohibidos junto a los
litúrgicos para soslayar los controles aduaneros de la Inquisición que sin
duda serían más benévolos en el escrutinio con los que llegaban con estos
productos, era posible, pero no probable; creemos que es un tanto atrevido
hacer a fray Diego responsable directo de la entrada de libros prohibidos en
Lima sin pruebas documentales; sabemos que desde 1784 Cisneros, junto a
los comisionados por el Tribunal, efectuaban el reconocimiento de los
cajones de libros que llegaban.
92
Mantener un envío frecuente de ese tipo de
libros en los cajones del Nuevo Rezado, al menos unos cuantos para no
llamar la atención, suponía disponer de una persona muy fiable y con
87
“Extracto del informe elaborado por el Rector de la Universidad de San Marcos de Lima”. AGI,
Lima, 1028. Este informe se redactó en cumplimiento de la Real Orden de 13 de julio de 1785. El
contenido está estructurado en tres temas: organización de las cátedras (número, dotación y destino),
dirección y administración económica y jurídica del Centro. Lamentamos el silencio y mal trato
recIbídemo como investigador en un centro del prestigio e importancia de este Archivo; CAMPOS,
F.J., “Del Escorial a Lima: Fray Diego Cisneros, Bibliotecario e ilustrado”, a.c., pp. 199-210.
88
La Imprenta en Lima, o.c., t. I, p. XCVII. Teniendo en cuenta que lo dice hablando del virrey Gil de
Taboada parece que fue él quien lo nombró visitador de Librería e inspector de los libros que llegaban,
habiendo sido obra de su antecesor el conde de Croix, cfr. AGI, Lima, 674, N. 32.
89
“... y por las recomendaciones que le favorecieron [al P. Cisneros], creemos que en sus cajones de
volúmenes impresos, se librarían del riguroso escrutinio que en la aduana se practicaba”, Diccionario,
o.c., p. 161.
90
“Fray Diego Cisneros se encargó de la peligrosa tarea de introducir clandestinamente en el Perú la
sobras de los enciclopedistas”. Las relaciones entre Perú y Francia (1827-2004), Lima 2005, pp. 25-
26.
91
CAMPOS, F.J., El padre jerónimo Diego Cisneros, los libros prohIbídemos y el Mercurio
Peruano”, a.c., pp. 647-653.
92
AGI, Lima, 1000; cfr. Lima, 674, N.2.
233
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
participación directa en la preparación del envío -sabemos que algunos se
hicieron por medio de agentes de Cádiz
93
-, lo que dificulta la acción y resta
verosimilitud a la operación, como ya hemos apuntado en otra ocasión.
94
Por supuesto, creemos que al P. Cisneros le enviaron libros para su uso
particular y tenemos constancia de ello, porque lo dice y los pide.
95
Y fray
Diego, hombre culto y hombre de libros, los tuvo en Lima, llegando a
formar una buena biblioteca privada en la que había algunos prohibidos que
guardaba con recato. Cuando lo denunció fray Juan Rico, se indica que “le
había mostrado aquellos libros, que tenía en lo alto de un estante”.
96
Por la información que tenemos conocemos que la relación de fray Diego
con la Inquisición fue escasa, y los superiores del tribual de Lima debían
conocer la categoría del monje jerónimo, su preparación intelectual y su
ascendiente en la corte. Al año siguiente de haber llegado a Perú y haberse
instalado en Lima y cuando ya conocía el ambiente de la capital del
virreinato, se dirige al Tribunal mostrando la licencia que tenía para leer
libros prohibidos por ser Bibliotecario Segundo de la Real del Escorial,
otorgada en Madrid, el 9 de noviembre de 1765 por D. Manuel Quintano
Bonifaz, arzobispo de Farsalia e Inquisidor General. En la misma licencia
escribió de su puño y letra que, el 4 noviembre de 1768, el mismo señor
inquisidor le amplió verbalmente la licencia a todo tipo de escritos delante
del prior fray Bernardo Lorca, en aquellos momentos ya obispo de Guadix,
…con la expresión de que no había libro prohibido para mí, y yo se la
pedí de este modo y en este sentido. Hallándome yo entonces en la
93
Existen 20 recibos firmados por los respectivos Maestres de navío en los que dejan constancia de
haber recibídemo en el puerto del Callao determinadas cantidades durante los años 1761 a 1771, que
corresponden a dinero remitido en los años inmediatamente anteriores a la llegada del P. Cisneros,
cuando estaban los PP. Francisco de San Miguel y Antonio Medel, para entregar en Cádiz a D. José
Juan Bautista Jordán e hijo, como agentes del Real Monasterio del Escorial. Todas las entregas fueron
efectuadas por fray F. de San Miguel, menos dos que no tienen nombre (6 y 21-II-1761), y otras dos
que hizo fray A. Medel (9 y 12-I-1767). El último depósito fue efectuado el 3-XII-1771, pocos meses
antes de que llegase el padre Cisneros. Ignoramos si se mantuvo este sistema de envío de libros y
dinero con fray Diego. BRME, LIII-169/1.
94
CAMPOS, F.J., El monje jerónimo español fray Diego Cisneros, el Santo Oficio de Lima y el
Inquisidor General, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense (San Lorenzo del Escorial), 42
(2009) 517-520.
95
En una ocasión le recuerda al P. Almagro que está esperando el curso de filosofía del P. Celis que
había visto en la gaceta y lo debió de pedir. Lima, 2-IV-1789. BRME, LIII-151. En otra carta
recuerda al mismo Almagro que el P. Arredondo, prior que fue de Montserrat -probablemente de
Madrid- había dejado unos libros para él en el Cuarto de Madrid; que se informase, por favor, para
enviarlos a Cádiz si no lo habían hecho ya. Lima, 20-VIII-1789, Ibídem, XXXVIII-54.
96
MEDINA, J.T., Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima (1569-1820), Santiago de Chile
1956, t. II, p. 831; por errata se nombra al comienzo Fr. Diego de Cisternas.
234
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
participación directa en la preparación del envío -sabemos que algunos se
hicieron por medio de agentes de Cádiz
93
-, lo que dificulta la acción y resta
verosimilitud a la operación, como ya hemos apuntado en otra ocasión.
94
Por supuesto, creemos que al P. Cisneros le enviaron libros para su uso
particular y tenemos constancia de ello, porque lo dice y los pide.
95
Y fray
Diego, hombre culto y hombre de libros, los tuvo en Lima, llegando a
formar una buena biblioteca privada en la que había algunos prohibidos que
guardaba con recato. Cuando lo denunció fray Juan Rico, se indica que “le
había mostrado aquellos libros, que tenía en lo alto de un estante”.
96
Por la información que tenemos conocemos que la relación de fray Diego
con la Inquisición fue escasa, y los superiores del tribual de Lima debían
conocer la categoría del monje jerónimo, su preparación intelectual y su
ascendiente en la corte. Al año siguiente de haber llegado a Perú y haberse
instalado en Lima y cuando ya conocía el ambiente de la capital del
virreinato, se dirige al Tribunal mostrando la licencia que tenía para leer
libros prohibidos por ser Bibliotecario Segundo de la Real del Escorial,
otorgada en Madrid, el 9 de noviembre de 1765 por D. Manuel Quintano
Bonifaz, arzobispo de Farsalia e Inquisidor General. En la misma licencia
escribió de su puño y letra que, el 4 noviembre de 1768, el mismo señor
inquisidor le amplió verbalmente la licencia a todo tipo de escritos delante
del prior fray Bernardo Lorca, en aquellos momentos ya obispo de Guadix,
…con la expresión de que no había libro prohibido para mí, y yo se la
pedí de este modo y en este sentido. Hallándome yo entonces en la
93
Existen 20 recibos firmados por los respectivos Maestres de navío en los que dejan constancia de
haber recibídemo en el puerto del Callao determinadas cantidades durante los años 1761 a 1771, que
corresponden a dinero remitido en los años inmediatamente anteriores a la llegada del P. Cisneros,
cuando estaban los PP. Francisco de San Miguel y Antonio Medel, para entregar en Cádiz a D. José
Juan Bautista Jordán e hijo, como agentes del Real Monasterio del Escorial. Todas las entregas fueron
efectuadas por fray F. de San Miguel, menos dos que no tienen nombre (6 y 21-II-1761), y otras dos
que hizo fray A. Medel (9 y 12-I-1767). El último depósito fue efectuado el 3-XII-1771, pocos meses
antes de que llegase el padre Cisneros. Ignoramos si se mantuvo este sistema de envío de libros y
dinero con fray Diego. BRME, LIII-169/1.
94
CAMPOS, F.J., El monje jerónimo español fray Diego Cisneros, el Santo Oficio de Lima y el
Inquisidor General, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense (San Lorenzo del Escorial), 42
(2009) 517-520.
95
En una ocasión le recuerda al P. Almagro que está esperando el curso de filosofía del P. Celis que
había visto en la gaceta y lo debió de pedir. Lima, 2-IV-1789. BRME, LIII-151. En otra carta
recuerda al mismo Almagro que el P. Arredondo, prior que fue de Montserrat -probablemente de
Madrid- había dejado unos libros para él en el Cuarto de Madrid; que se informase, por favor, para
enviarlos a Cádiz si no lo habían hecho ya. Lima, 20-VIII-1789, Ibídem, XXXVIII-54.
96
MEDINA, J.T., Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima (1569-1820), Santiago de Chile
1956, t. II, p. 831; por errata se nombra al comienzo Fr. Diego de Cisternas.
Biblioteca del Escorial no cuidé de pedirla por escrito, pero habiendo
venido a estos reinos, y pudiendo encontrarse después de mi muerte en
mi casa algunos de los libros exceptuados, hago esta declaración para
que conste y se sepa que tuve licencia absoluta...”
97
El Tribunal no aceptó la solicitud de fray Diego y el secretario Gaspar de
Orue le remitió una larga lista de obras que no se le permitían leer.
98
Se pueden establecer una serie de contactos mantenidos entre fray Diego y
el Santo Oficio. El 3 de agosto de 1784 firmó la aprobación de la
publicación de la obra de J.S. López Ruiz
99
; en 1786, con motivo de de la
polémica levantada por la publicación patrocinada por la Universidad del
‘Elogio’ de su amigo y compañero Baquíjano, el Tribunal pidió al virrey
que se revisasen las librerías de la ciudad y D. Teodoro de Croix nombró al
P. Cisneros para ese cometido y para inspeccionar los cajones de libros que
llegaban a la aduna de Lima.
100
El 15 de diciembre de 1786, el sacerdote de la congregación del Oratorio,
padre Juan Rico, que le visitaba con frecuencia, le acusó de leer a Voltaire y
Montesquieu, de que en su biblioteca particular tenía libros prohibidos, que
le fueron incautados por el secretario del secreto del Tribunal -un total de
97
“Expediente sobre la petición formulada por el P. Diego de Cisneros, de la Orden de San Jerónimo,
a fin de que se le conceda autorización para leer libros prohIbídemos”. Biblioteca Nacional de Lima,
Fondo Antiguo, F 110. El documento está seriamente dañado por el fuego y el agua del incendio
sufrido por la Biblioteca en 1943. La presentación de su declaración está recogida completa por C.A.
Romero antes del incendio, cfr. “La Biblioteca…”, a.c., p. 40. Además de lo relacionado con el P.
Cisneros creemos que, por error, se le han unido unas páginas que pertenecen a otro tema del
Tribunal de Valladolid sobre unos clérigos de Ávila.
98
Existe un listado de libros que adjuntó el 10 de marzo…. (de 1773), Ibídem. Vargas Ugarte dice
que en “el manuscrito de la Biblioteca Nacional, signado con el nº 1129 [¿es el mismo documento?],
se registraban dos listas de libros, la una de los que le eran permitidos por la concesión del Inquisidor
General y la otra sin anotación alguna”, Historia General del Perú, t. V, p. 148; en los restos del
incendio que pudimos consultar antes que se prohibiese, poco se puede leer de forma completa, pero
sí se ven bastantes títulos en francés. Con las variadas catalogaciones realizadas en la Biblioteca
Nacional de Lima no es fácil la identificación de los documentos.
99
Discurso doctrinal sobre la obediencia, y lealtad debida al Soberano, y a sus Magistrados.
Compuesto por un Cura de este Arzobispado de Lima. MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t,
III, p. 157.
100
AGI, Lima, 674,N.32. En carta de 28-II-1787 apunta el virrey un dato interesante y fue que en
respuesta a la petición del Tribunal de que se efectuasen la visita a las librerías, “accedió a esta
solicitud y nombró por parte del Gobierno a Fr. Diego Cisneros, del Orden de San Gerónimo, para
que concurriese a estos reconocimiento con los comisionados del Tribunal, y al de los cajones o
facturas de los libros que viniesen”. AGI, Lima, 1000; MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t.
III, p. 114; t. I, pp. LXXXIX-XCI. Luego era bastante arriesgado enviar libros prohIbídemos por el
peligro de que fuesen descubiertos al haber en las operaciones varias personas, lo que hace
confirmarnos en que por vía del padre jerónimo no pudieron llegar muchos libros de este tipo a Lima,
como hemos indicado más arriba, en el texto y nota 86.
235
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
cincuenta y nueve volúmenes-, y de sostener proposiciones jansenistas.
101
Los inquisidores F. Abarca Calderón y F. Matienzo Bravo escribieron una
carta al Consejo de la Suprema donde calificaban al jerónimo de ser un
espíritu inquieto y caviloso, de tener poco afecto al Santo Oficio, de
sostener proposiciones filojansenistas y de que debería retirarse a su
monasterio.
102
El 12 de abril de 1788, firmó el P. Cisneros la aprobación de la publicación
de la obra de su denunciante el P. Juan Rico.
103
Aunque fue un caso aislado,
en estos años 1789-1792 se efectuaron unos nombramientos poco
afortunados en el Tribunal, tanto por la calidad de las personas como por el
procedimiento, desencadenando un rechazo de la sociedad limeña, como se
puso de relieve en un pasquín anónimo colocado en la Plaza de Armas.
104
Poco tiempo antes de su muerte, y en ese mismo año de 1812, todavía el P.
Cisneros, como administrador del Nuevo Rezado, autoriza la impresión de
un libro litúrgico preparado por M.C. de Medina.
105
Mal sabor le tuvo que dejar a fray Diego su roce con el Santo Oficio, aunque
no fuese grave. La acusación de tenencia de libros prohibidos era fruto de la
envidia o de la ignorancia -peligrosos consejeros ambos en el mundo
intelectual-, pero lo cierto es que llevó licencia de España, y el no
confirmarla y ampliarla fue cerrazón de los miembros del Tribunal de Lima
que se preocupaban más por tapar las grietas de la casa del vecino que por
reparar los agujeros de su propio edificio que amenazaba ruina.
Poco tiempo después de la muerte del padre jerónimo, apareció publicado en
“El Tribuno del Pueblo Español”
106
un texto amplio con el siguiente título:
101
AHNM, Inquisición, leg. 2214, exp. 24. Otras denuncias de posesión y lecturas de libros
prohIbídemos de otros contemporáneos, Ibídem, legs. 1654 (exps. 2 y 4); 3727 (exp. 77); 3730 (exps.
83, 91 y 99). Para la represión ejercida sobre los lectores de libros prohIbídemos, MILLAR
CARVACHO, R., La Inquisición en Lima (1698-1820), Madrid 1998, pp. 436-449.
102
AHNM, Inquisición, leg. 2214, exp. 24.
103
Oración panegírica, que, en acción de gracias por la consagración del Ilmo. Señor Doctor D.
Pedro Joseph Chaves de la Rosa, del Consejo de Su Magestad, dignísimo Obispo de Arequipa, dixo
en la Iglesia de San Pedro, y San Pablo de esta Capital El día XXIII de Febrero de MDCCLXXXVIII.
El R.P.D. Juan Rico, sacerdote de la Congregación del Oratorio... MEDINA, J.T., La Imprenta en
Lima, o.c., t, III, p. 188.
104
MEDINA, J.T., Historia del Tribunal, o.c., t. II, pp. 334-337; el texto del anónimo, p. 336;
MILLAR CARVACHO, R., La Inquisición en Lima, o.c. pp. 97-100 y 223-226.
105
Directorium ad horas canonicas persolvendas juxta Ritum Sanctae Romanae Ecclesiae, nec non
Rubricas Breviarii, et Misalis Romani pro Clero Civitatis, et Diocesis Sancti Jacobi de Chile...
MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t, IV, p. 76.
106
“El Tribuno del Pueblo Español”. Periódico que se publicó en Cádiz (ISSN: 9970-6636), dos
números a la semana, en la Imprenta Tormentaria, a cargo de D. Juan Domingo Villegas. El nº 1
apareció el 3-XI-1812, y el último, el 5-XI-1813. Tuvo una vida efímera, como otros periódicos de la
época, de signo liberal extremado, como lo demuestra su artículo principal, con gran carga doctrinal,
236
Revista del Archivo General de la Nación Nº31
cincuenta y nueve volúmenes-, y de sostener proposiciones jansenistas.
101
Los inquisidores F. Abarca Calderón y F. Matienzo Bravo escribieron una
carta al Consejo de la Suprema donde calificaban al jerónimo de ser un
espíritu inquieto y caviloso, de tener poco afecto al Santo Oficio, de
sostener proposiciones filojansenistas y de que debería retirarse a su
monasterio.
102
El 12 de abril de 1788, firmó el P. Cisneros la aprobación de la publicación
de la obra de su denunciante el P. Juan Rico.
103
Aunque fue un caso aislado,
en estos años 1789-1792 se efectuaron unos nombramientos poco
afortunados en el Tribunal, tanto por la calidad de las personas como por el
procedimiento, desencadenando un rechazo de la sociedad limeña, como se
puso de relieve en un pasquín anónimo colocado en la Plaza de Armas.
104
Poco tiempo antes de su muerte, y en ese mismo año de 1812, todavía el P.
Cisneros, como administrador del Nuevo Rezado, autoriza la impresión de
un libro litúrgico preparado por M.C. de Medina.
105
Mal sabor le tuvo que dejar a fray Diego su roce con el Santo Oficio, aunque
no fuese grave. La acusación de tenencia de libros prohibidos era fruto de la
envidia o de la ignorancia -peligrosos consejeros ambos en el mundo
intelectual-, pero lo cierto es que llevó licencia de España, y el no
confirmarla y ampliarla fue cerrazón de los miembros del Tribunal de Lima
que se preocupaban más por tapar las grietas de la casa del vecino que por
reparar los agujeros de su propio edificio que amenazaba ruina.
Poco tiempo después de la muerte del padre jerónimo, apareció publicado en
“El Tribuno del Pueblo Español”
106
un texto amplio con el siguiente título:
101
AHNM, Inquisición, leg. 2214, exp. 24. Otras denuncias de posesión y lecturas de libros
prohIbídemos de otros contemporáneos, Ibídem, legs. 1654 (exps. 2 y 4); 3727 (exp. 77); 3730 (exps.
83, 91 y 99). Para la represión ejercida sobre los lectores de libros prohIbídemos, MILLAR
CARVACHO, R., La Inquisición en Lima (1698-1820), Madrid 1998, pp. 436-449.
102
AHNM, Inquisición, leg. 2214, exp. 24.
103
Oración panegírica, que, en acción de gracias por la consagración del Ilmo. Señor Doctor D.
Pedro Joseph Chaves de la Rosa, del Consejo de Su Magestad, dignísimo Obispo de Arequipa, dixo
en la Iglesia de San Pedro, y San Pablo de esta Capital El día XXIII de Febrero de MDCCLXXXVIII.
El R.P.D. Juan Rico, sacerdote de la Congregación del Oratorio... MEDINA, J.T., La Imprenta en
Lima, o.c., t, III, p. 188.
104
MEDINA, J.T., Historia del Tribunal, o.c., t. II, pp. 334-337; el texto del anónimo, p. 336;
MILLAR CARVACHO, R., La Inquisición en Lima, o.c. pp. 97-100 y 223-226.
105
Directorium ad horas canonicas persolvendas juxta Ritum Sanctae Romanae Ecclesiae, nec non
Rubricas Breviarii, et Misalis Romani pro Clero Civitatis, et Diocesis Sancti Jacobi de Chile...
MEDINA, J.T., La Imprenta en Lima, o.c., t, IV, p. 76.
106
“El Tribuno del Pueblo Español”. Periódico que se publicó en Cádiz (ISSN: 9970-6636), dos
números a la semana, en la Imprenta Tormentaria, a cargo de D. Juan Domingo Villegas. El nº 1
apareció el 3-XI-1812, y el último, el 5-XI-1813. Tuvo una vida efímera, como otros periódicos de la
época, de signo liberal extremado, como lo demuestra su artículo principal, con gran carga doctrinal,
Carta escrita desde Lima, 20 años hace, al señor inquisidor General, con
motivo de su Índice Expurgatorio de 1790”.
107
El escrito póstumo de Diego
Cisneros comenzó a publicarse en una sección llamada “Política
Eclesiástica” y, dada su extensión, fue apareciendo en varios números.
108
Del periódico gaditano se publicó luego en el periódico limeño “El
Investigador”
109
, con la siguiente nota aclaratoria:
Esta carta he extractado del periódico el “Tribuno” pero sé con
evidencia, que su autor es el M. R. P. fray Diego Cisneros, de la
orden de San Jerónimo del Escorial, que falleció en esta capital el
año de 1812. Varón sabio y religioso despreocupado, que ilustró y
sirvió en gran manera a este reino con sus luces y beneficencias. El
Editor”.
110
Al final de la carta se incluye una nota firmada por las iniciales L. M. en
que da las gracias al editor del periódico “El Tribuno” por haberla
publicado y le pide que para conservarla completa y seguida debía
imprimirla toda junta, haciendo un encendido elogio del jerónimo difunto y
aportando algún dato personal de fray Diego que confirma no solo la
autoría del documento sino que lo conoció bien, y también la suerte que
corrió la carta y las consecuencias que tuvo por ella.
111
Teniendo en cuenta el lugar y la ocasión donde se publicará el presente
trabajo sobre el padre jerónimo fray Diego Cisneros, y mientras llega el
merecido homenaje por parte de la Universidad Nacional Mayor de San
muchos de ellos atribuidos a su fundador el economista A. Flórez de Estrada; colaboraron como
redactores Alcalá Galiano, fray Andrés del Corral, Isidoro Antillón y Cabo de Rosas, entre otros.
HIDALGO, D., Diccionario General de Bibliografía Española, t. V, p. 296; SEOANE, Mª C.,
Historia del Periodismo en España, Madrid 1996, t. II, p. 46; SÁNCHEZ HITA, B., “Mayo de 1808
en la Prensa Gaditana de la Guerra de la Independencia”, El Argonauta Español, 5 (2008), nota 2,
edición digital: http://argonauta.imageson.org/document114.html
107
La carta está firmada y fechada en Lima, el 30 de marzo de 1792, cuatro años después de la
denuncia. SIERRA CORELLA, A., La censura en España. Índice y Catálogos de libros
prohIbídemos, Madrid 1947.
108
El periódico tenía una reducida extensión (12/16 hojas aprox.). Comenzó a publicarse en el nº 24
(22-I-1813) 274 (sic, pero 374)-376, y continuó en los la números siguientes; hemos visto también el
nº 25 (26-I-1813) 388-392, y el nº 26 (29-I-1813) 403-408.
109
Lima, sábado 16-X-1813, nº LXVI, pp. 181-184.
110
Notable carta, expresiva de la libertad de espíritu del fraile geronimita español don Diego
Cisneros, ex confesor de la reina María Luisa, radicado en el Perú, protector del Mercurio Peruano y
alentador de los precursores de la independencia, criticando el Índice Expurgatorio de la Inquisición
de 1790. Esta carta dirigida al inquisidor General, desde Lima, se publicó, primero, en el periódico El
Tribuno, en España, y se reprodujo, después, en Lima en el Investigador, en 1813”. Texto completo
de la Carta con la nota, en MEDINA, J.T., Historia del Tribunal, o.c., t. II, pp. 460-491.
111
CAMPOS, F.J., El monje jerónimo español fray Diego Cisneros, el Santo Oficio de Lima y el
Inquisidor General, a.c., pp. 521-530.
237
El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos
Marcos a la que sirvió tan eficazmente, con pruebas auténticas de nuestro
afecto tomamos otra vez el elogio que le dedicó F. Romero en su apunte
biográfico:
Se ha dicho que el hombre solo es de donde ama. La patria es cariño
a la tierra en que se vive y comunión espiritual con quienes la
habitan. Esto tuvo en grado apreciable D. Diego, y es lo que
debemos agradecerle”.
112
112
Rodríguez de Mendoza…, o.c., p. 172.
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Revista del Archivo General de la Nación Nº31
Marcos a la que sirvió tan eficazmente, con pruebas auténticas de nuestro
afecto tomamos otra vez el elogio que le dedicó F. Romero en su apunte
biográfico:
Se ha dicho que el hombre solo es de donde ama. La patria es cariño
a la tierra en que se vive y comunión espiritual con quienes la
habitan. Esto tuvo en grado apreciable D. Diego, y es lo que
debemos agradecerle”.
112
112
Rodríguez de Mendoza…, o.c., p. 172.
Fuentes y Bibliografía
Fuentes documentales:
Archivo General de la Nación (Lima)
- Fondo Cabildo, leg. 10, doc. 392
- Fondo Cabildo, leg. 14, doc. 1719
- Fondo Superior Gobierno, leg. 49, doc. 739
- Fondo Superior Gobierno, leg. 70, doc. 197
- Fondo Superior Gobierno, leg. 132, doc. 480
- Fondo Superior Gobierno, leg. 132, doc. 483
- Fondo Superior Gobierno, leg. 132, doc. 491
- Fondo Superior Gobierno, leg. 153, doc. 372
- Fondo Tribunal del Consulado, leg.12, doc. 572
- Fondo Tribunal del Consulado, leg. 13, doc. 580
- Fondo Tribunal del Consulado, leg. 13, doc. 584
Fuentes Bibliográficas
CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, Francisco Javier , El padre
jerónimo Diego Cisneros, los libros prohibidos y el Mercurio Peruano,
Anuario Jurídico y Económico Escurialense, N° 47, (San Lorenzo del Escorial),
2014, pp. 629-653.
Del Escorial a Lima: Fray Diego Cisneros, Bibliotecario e ilustrado, en
Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, N° 206 / 2, 2009,
pp. 186-199.
El monje jerónimo español fray Diego Cisneros, el Santo Oficio de Lima y el
Inquisidor General, Anuario Jurídico y Económico Escurialense, N° 42,
(San Lorenzo del Escorial), 2009, pp. 517-520.
El padre jerónimo Diego Cisneros, un monje sin monasterio. Su vida en
Lima (1772-1812) en La Ciudad de Dios (San Lorenzo del Escorial),
2013, pp. 668-686.
Felipe II, el monasterio del Escorial y el Nuevo Rezado (1573-1598)", en
Felipe II y su época. Actas del Simposium, (San Lorenzo del Escorial),
Tomo II,1998, pp- 505-548.
Joyas bibliográficas sobre el Perú del siglo XVI conservadas en la Biblioteca
Real del Escoria, en El Perú en la época de Felipe II, (San Lorenzo del
Escorial), 2014, pp. 365-371.
La Corte y la Comunidad en las 'jornadas' anuales del Real Sitio de San
Lorenzo, en La Música en el Monasterio del Escorial. Actas del
Simposium. (San Lorenzo del Escorial), 1993, pp. 145-168.
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El padre Diego Cisneros, intelectual ilustrado, bibliotecario, librero del Nuevo Rezado y fundador
de la moderna Librería de San Marcos