Carrión, en Lima, convocados por este para reconocer y avaluar un cargamento
de libros que había traído desde México, los cuales se encontraban, en su
mayoría, seriamente averiados.
¿Qué había sucedido? Un año y medio atrás, el 24 de marzo de 1718, Gregorio
de Carrión otorgaba poder para testar a Francisco de Tagle Bracho, en primer
lugar, y a Bernardo Díaz de San Miguel, a falta del anterior. Señalaba entonces
que se encontraba de partida para México, en el navío Concordia de que era
dueño Joseph de Tagle Bracho (hermano de Francisco), el futuro primer
marqués de Torre Tagle. Sus podatarios efectuaban el mismo viaje.
2
En dicho
navío iba, además, un pasajero importante: Diego Ladrón de Guevara, virrey
saliente del Perú (1710-1716) y antiguo obispo de Panamá, Huamanga y Quito,
quien también se dirigía a México.
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Arribado el Concordia al puerto de Acapulco, Carrión se dirigió por tierra a la
ciudad de México. En la gran capital de la Nueva España, luego de visitar a su
hermano Francisco de Carrión y evocar juntos a su pueblo natal de Castejón
(partido de Huete, en la castellana Cuenca) y remembrar a los padres difuntos,
Gregorio de Carrión se encaminó a la calle de las Escalerillas, a espaldas de la
catedral mexicana, donde se ubicaba la librería de Domingo Sáenz Pablo,
destacado librero novohispano y natural de Nieva de Cameros (La Rioja,
España). Sáenz Pablo importaba las últimas novedades editoriales que le
llegaban a través del puerto de Veracruz, siendo su librería una de las más
surtidas en el virreinato de Nueva España (Moreno 2009: 126, 140).
En el negocio de Domingo Sáenz Pablo, Gregorio de Carrión escogió diversos
títulos en cantidad varia, “una porción de ellos por nuevos”, destinados a
venderse en su negocio limeño. Pagada la mercadería, el vendedor novohispano
procedió a encajonar los libros “sin asistencia del dicho Don Gregorio de
Carrión, y su buena fee”.
4
Carrión se embarcó, junto a sus cajones con libros, en la fragata La Sacra
Familia con rumbo al Callao en 1719. En el transcurso del viaje, anduvo por
Sonsonate (antigua provincia de Guatemala y hoy parte integrante de El
Salvador), donde adquirió, el 15 de mayo de 1719, una esclava negra criolla
guatemalteca, llamada Nicolasa, a la que vendió el año siguiente en Lima, en
335 pesos.
5
2
Archivo General de la Nación del Perú (AGN). Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado,
Protocolo 256, ff. 824 al 825.
3
AGN, Protocolos Notariales. Francisco Estacio Meléndez, Protocolo 318, f. 295. 24 de marzo de
1718.
4
AGN, Protocolos Notariales. Felipe Gómez de Arévalo, Protocolo 494, ff. 141 al 143v.
5
AGN, Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado, Protocolo 260, ff. 857v al 858v.
De retorno al Perú, después de sortear, seguramente, el expurgo de la
Inquisición, Carrión procedió a retirar sus cajones y, al abrirlos en su negocio,
se dio con la ingrata sorpresa de que la mayor parte de los libros estaban
“viejos, manchados y apolillados”. Repuesto de la impresión, decidió solicitar
tasación de los libros y avalúo de las averías de los mismos.
3. Los tasadores
Gregorio de Carrión, ante la estafa de fue objeto, recurrió a dos especialistas en
libros para que realizasen la tasación de su mercadería, así como avaluasen los
daños de la misma. El primero de ellos era Francisco Bejarano de Loayza,
limeño de nacimiento y librero de profesión, tal como lo declaró en su
testamento dictado ante el escribano Pedro de Ojeda el 9 de febrero de 1725.
6
Al momento de efectuarse el inventario y posterior tasación de los bienes de
Bejarano, se encontraron 639 libros de a folio, los mismos que fueron tasados
en 1,118 pesos 2 reales; y 1,142 libros pequeños, tasados en 571 pesos.
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Lamentablemente, el tasador no individualizó los libros, lo que nos hubiese
permitido conocer los títulos que negociaba este librero.
El segundo perito tasador nombrado por Carrión fue el licenciado Felipe de
Cisneros. También limeño, presbítero domiciliario en el Arzobispado de Lima,
hijo legítimo de Alonso de Cisneros y de Juana Lisaraso Sotomayor. Dio poder
para testar a su sobrino Francisco Gómez de los Ríos y Cisneros el 5 de
diciembre de 1720, ante el escribano Pedro de Espino Alvarado, quien dio fe de
su muerte al día siguiente.
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El licenciado Felipe de Cisneros debió ser un bibliófilo y erudito, además de
dedicarse también al negocio de los libros. En su testamento señala deberle 555
pesos 2 reales a don Gregorio de Carrión “de una memoria de libros”, “me dio a
vender de su quenta los Pichardos”. Y así lo atestiguan los once inventarios de
sus bienes, entre libros y cuentas, que se efectuaron después de su
fallecimiento, donde destaca una gran biblioteca.
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4. Tasación de las averías de los libros
A continuación, mostramos, en el Cuadro Nº 1 —elaborado con fuentes
documentales—, la tasación que efectuaron los peritos Bejarano y Cisneros de
los libros que trajo Carrión desde México y las averías que estos mostraban.
6
AGN, Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado, Protocolo 269, ff. 188 al 191v.
7
AGN, Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado, Protocolo 270, año 1725, f. 1389.
8
AGN, Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado, Protocolo 260, ff. 834 al 838.
9
AGN, Protocolos Notariales. Pedro de Espino Alvarado, Protocolo 260, f. 988 y ss.
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Un cargamento de Libros Averiados