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Nelson E. Pereyra Chávez La batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824):
Cultura y memoria de un acontecimiento
Revista del Archivo General de la Nación
2017, N° 32, 271-283
digna de la aceptación del Libertador de Colombia”
22
. Tras leer el mensaje, Bolívar resolvió
elevar simbólicamente el acontecimiento a la categoría de hecho histórico. Dijo el Libertador a
los soldados: “Habéis dado la libertad a la América Meridional y una cuarta parte del mundo es
el monumento de vuestra gloria ¿Dónde no habéis vencido? La América del Sur está cubierta de
los trofeos de vuestro valor; pero Ayacucho, semejante al Chimborazo, levanta su cabeza ergui-
da sobre todos”
23
. Este encumbramiento quedó públicamente reconocido con la circulación de la
glosa “Gran Victoria, triunfo decisivo” de la Gaceta del Gobierno del 18 de diciembre de 1824
y con el apoteósico recibimiento y la corona de oro, brillantes y perlas que el Cuzco (paradóji-
camente, la última sede del gobierno virreinal peruano) le dio a Bolívar en 1825
24
.
Estas notas laudatorias fueron el punto de partida para la creación de un marco social
de la memoria, con conceptos y representaciones de la batalla socialmente compartidos, que en
los siguientes años servirá para construir la memoria de un hecho histórico cada vez más lejano
en el tiempo
25
. Dicho marco social condensó, además, los testimonios que los ociales de la
batalla escribieron con el propósito de magnicar el hecho y decantar su participación en él,
como vencedores o vencidos. De este modo, el acontecimiento quedó conrmado como hecho
histórico; es decir, seleccionado como de capital importancia.
Uno de aquellos ociales fue el coronel santafesino José María Aguirre, quien llegó al
Perú con la Expedición Libertadora del Sur y luego estuvo en la campaña bolivariana. En 1825
publicó en Buenos Aires su Compendio de las campañas del Ejército de los Andes, donde reere
lo siguiente sobre la batalla de Ayacucho:
Las masas de la infantería siguieron por las cumbres de los Andes para estrellarse con todo el
poder de los españoles reunidos en Ayacucho. Esta fue la última y la más asombrosa batalla que
coronó la independencia de América Latina. Las armas libertadoras eran en menor número, pero
les sobraba coraje. Desplegaron con un fuego destructor; calaron la bayoneta en avance y el campo
quedó cubierto de cadáveres. Los españoles huyeron a las alturas, imploraron perdón, capitularon
y se rindieron dejando libre todo el Perú y el continente americano
26
(Cdip, 1971: xxVi, vol. 4, 171).
Casi al mismo tiempo, el británico Guillermo Miller, quien llegó al Perú con San Martín y luego
fue jefe de la caballería del ejército bolivariano, publicó en Londres sus memorias por interme-
dio de su hermano John, donde dice lo siguiente sobre el 9 de diciembre de 1824:
22 Gaceta del Gobierno (1 de enero, 1825). Lima, 1(Viii), p. 8.
23 Ibídem.
24 La mencionada glosa dice lo siguiente: “El 9 de diciembre de 1824 se ha completado el día que amaneció en
Junín. Al empezar este año, los españoles amenazaban reconquistar la América con ese ejército que ya no existe.
Los campos de Guamanguilla [sic] han sido testigos de la victoria que ha terminado la guerra de la independencia
en el continente de Colón. Allí se ha decidido la cuestión que divide la Europa, que interesa inmediatamente a la
América, que es trascendental a todo el género humano y cuyo inujo alcanzará sin duda a mil de mil generaciones
que se sucedan […]”. Citado en dammert y CusmÁn, 1976, p. 202.
25 El concepto de marco social de la memoria alude a los puntos de referencia usados por el individuo para encon-
trar y transmitir los recuerdos a los demás. El marco social puede ser temporal y espacial: temporal porque está
asociado con las fechas de las festividades, nacimientos, defunciones, aniversarios, etc., que funcionan como hitos
para la conguración de una biografía congruente de personas y grupos; y espacial porque concentra lugares,
construcciones y objetos donde se han depositado los recuerdos. Cfr. halBwaChs, 2002, pp. 8-10.
26 ColeCCión doCumental de la independenCia del perú (en adelante, CdiC), 1971, xxVi, p. 171.