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Reseñas
Revista del Archivo General de la Nación 2024; 39(2); 119-122
David Rengifo Carpio, Teatro y nación: una historia
cultural del drama republicano. Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, Fondo Editorial,
2024; 356 pp.
Luis Alfonso Santistevan de Noriega1
Al estudiar las representaciones y las prácticas culturales a través del teatro, la obra
de Rengifo se inscribe dentro de la denominada nueva historia cultural. Si bien desde
nales del siglo XX hasta la actualidad ha crecido el interés académico por el estudio
de las prácticas culturales en el Perú, las investigaciones especícamente centradas en
el teatro, en particular las del siglo XIX y principios del XX, siguen siendo escasas.
La relevancia del texto radica en su reexión sobre el teatro peruano, o con temática
peruana, resultando fundamental para comprender la relación entre arte y sociedad
en la conguración del discurso nacional. No obstante, pese a su carácter académico,
el texto no es denso ni hermético, sino que se encuentra redactado con claridad y
precisión, lo cual permite su acceso no solo a historiadores y especialistas sino,
también, a un público más amplio e interesado en el teatro, el arte y la historia.
La investigación de Rengifo analiza la dinámica del teatro histórico como expresión del
proceso de construcción de la nación en el Perú entre mediados del siglo XIX e inicios
del siglo XX. Siguiendo su denición, el teatro histórico es aquel “cuya narración se
inspira en el pasado de una nación o pueblo” (pp. 10-11). El estudio se inicia en la
época del auge guanero castillista y culmina en 1924, año del centenario de la batalla de
Ayacucho y cuarto del Oncenio de Augusto B. Leguía. Aunque la investigación se centra
en la ciudad de Lima, también incluye referencias a otras localidades como Arequipa,
Trujillo y el Cuzco, ofreciendo así una visión más amplia del fenómeno teatral en el país.
Desde un enfoque cronológico, el libro está dividido en tres partes y siete capítulos,
organizados en relación con los procesos históricos peruanos y la evolución del teatro
1 Licenciado en Artes Escénicas y magíster en Literatura Hispanoamericana por la Ponticia Universidad
Católica del Perú. Actualmente es docente en la Facultad de Artes Escénicas de dicha universidad.
ORCID: 0000-0002-2924-0417. Correo electrónico: asantis@pucp.edu.pe.
Citar como: Santisteban, L.A. (2024). David Rengifo Carpio, Teatro y nación: una historia cultural del
drama republicano. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Fondo Editorial, 2024; 356 pp.
Revista del Archivo General de la Nación, 39 (2), 119-122. DOI:
https://doi.org/10.37840/ragn.v39i2.177
Recibido: 01/02/2025. Aprobado: 05/02/2025. En línea: 25/07/2025
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Revista del Archivo General de la Nación 2024; 39(2); 119-122 Luis Alfonso Sanstevan de Noriega
histórico. La primera parte, titulada «El teatro histórico de la Era del Guano a la Guerra
del Pacíco», aborda lo que el autor denomina el “primer ciclo de auge del teatro
histórico”. Rengifo describe dicho período como oscilante, con un gran momento
de esplendor en la producción, representación y apoyo estatal durante la década de
1850 e inicios de 1860, en plena bonanza guanera. No obstante, esta dinámica cambia
con la crisis económica derivada de la guerra con España y el declive del modelo
guanero, evidenciado entre mediados de 1860 y nes de 1870. Sin embargo, el teatro
nacional, y en particular el teatro histórico, experimenta un resurgimiento tras el inicio
de la Guerra del Pacíco (1879), impulsado por una euforia patriótica inicial que, no
obstante, se ve truncada con la ocupación chilena y la derrota peruana. Durante aquel
periodo de auge, el teatro histórico se vincula estrechamente con el romanticismo, y la
tendencia predominante en la ambientación de las obras es situarlas en la conquista y
la independencia, mientras el pasado estrictamente prehispánico es relegado. Entre las
piezas destacadas de este período se encuentran Atahualpa o La conquista del Perú,
de Carlos Augusto Salaverry, Olaya o El Barquero y el Virrey, de Nicolás Corpancho,
y Rodil, de Ricardo Palma.
La segunda parte, denominada «La crisis del teatro histórico: de la Posguerra a la
República Aristocrática», aborda el ciclo de declive del teatro histórico, al disminuir
la producción y puesta en escena del mismo. Destaca Hima Sumac, de Clorinda Matto
de Turner, con un tiempo histórico híbrido y más exitosa en Arequipa que en Lima.
Sin embargo, es en este periodo de crisis que comienza a presentarse poco a poco la
temática prehispánica en la capital, como es el caso de la ópera Ollanta, estrenada sin
mucho éxito en 1900. Esta temática estaría vinculada a un sentimiento de armación
nacional tras la Guerra del Pacíco, cobrando la temática prehispánica incaica más
fuerza en el Cuzco, aunque con un carácter localista y regionalista. No obstante, su
mayor importancia se dio durante los últimos años de la República Aristocrática, años
de crisis política, social y económica. Las compañías de teatro incaico cusqueñas
llegarían a Lima a nes de la República Aristocrática, presentándose con éxito, aunque
sin la plena aceptación por parte de las elites limeñas.
La tercera y última parte, titulada «La Patria Nueva de Leguía y el resurgimiento
del teatro histórico, 1919 y 1924», aborda dicho ciclo durante los años de auge y
consolidación del Oncenio, cuando se observarán con claridad las relaciones entre el
poder político y el teatro histórico. Es de destacar que en este periodo, a diferencia
de los anteriores, predomina la temática prehispánica incaica, señalada por Rengifo
“como elemento exaltador de la nación y la identidad nacional” (p. 330). Destacan
las piezas: Ollanta, ópera cuya música es de José María Valle-Riestra, y el libreto de
Federico Blume y Fernán Cisneros (reestrenada en 1920); también, la reposición de El
Mártir Olaya, del español Eloy Perillán y Buxo, en 1923; y, El sol de Ayacucho, del
español Francisco Villaespesa, cuya producción fue encargada por el gobierno para
ser presentada en el centenario de la batalla de Ayacucho (1924).
Desde que comencé a hacer teatro, en los años setenta, me ha llamado la atención la
oscuridad en la que parece hundirse la tradición de nuestro teatro. Grandes saltos de
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David Rengifo Carpio, Teatro y nación: una historia cultural del drama republicano
Segura, y Pardo y Aliaga, a Gamarra y Yerovi, y de estos a Ríos y Salazar Bondy.
Es como volar sobre enormes zonas de oscuridad en las que sobresalen unos pocos
autores sin conexión aparente entre ellos, ni con un proceso que los explique. Peor
es la suerte de actores y actrices: prácticamente saltamos de la Perricholi, en el siglo
XVIII, a Ernestina Zamorano o Teresita Arce, en la primera mitad del siglo XX.
Trabajos como Teatro y Nación de David Rengifo nos dicen que hay una historia
que contar, y no solamente los residuos de un enorme olvido. Ayudan de una manera
precisa a entender que, quienes hacemos teatro en el Perú, no hemos comenzado ayer
sino mucho más atrás, que pertenecemos a una tradición rica en contrastes, procesos
y obras que hay que conocer.
El primer acierto de la investigación de Rengifo es la relación del teatro y la historia
con múltiples combinaciones, porque no se trata de un ordenamiento diacrónico ni
de un recuento de autores y obras de un determinado período, ya que se ocupa de
la relación de estas obras con la historia; es decir, con los discursos, las políticas, el
campo social y cultural. La idea es dar cuenta del fenómeno y tentar una explicación
que nos acerque a su signicado en términos históricos. De otra parte, el autor aborda
cada obra desde lo que llama una “microhistoria”, para preguntarse: cómo se produce
la obra, la escritura y la puesta en escena, qué circunstancias económicas, políticas y
sociales condicionan su producción, cómo fue la recepción de la obra por la crítica y
el público, y qué impacto real tuvo en la sociedad de su tiempo. Esta microhistoria,
en la que hay un exhaustivo trabajo de archivo, aporta no solamente información y
reexión, sino una metodología muy útil para quienes queremos hacer historia de
nuestro teatro.
Además de la relación del teatro con el contexto histórico y las condiciones de
producción y recepción de las obras, Rengifo resalta un tercer aspecto central: la
historia de la nación peruana como fuente de inspiración teatral. A lo largo del libro,
el autor analiza cómo el teatro, con una función social y política distinta a la actual,
contribuyó a la construcción del imaginario histórico que sustenta la identidad peruana.
La representación de hechos, personajes y conictos históricos revela inclusiones,
omisiones y perspectivas sociales que permiten comprender el proceso de formación
de la identidad nacional. Así, la puesta en escena de Atahualpa, durante el castillismo
y la bonanza del guano, Hima-Sumac, al nal de la ocupación chilena, o la reposición
de El mártir Olaya, durante la Patria Nueva, evidencian que el teatro, lejos de ser
efímero, deja una huella profunda en la historia al reejar y alimentar tensiones, y
debates clave.
Otro de los aportes es la atención a la práctica escénica como parte del objeto
de análisis. Rengifo examina aspectos poco estudiados como los espacios de
representación, el público al que se dirigían las obras, su recepción, el nanciamiento,
y el papel de los actores y actrices. También la relación entre teatro y poder político,
al detallar: qué gobiernos promovieron el teatro, qué tipo de obras apoyaron, con
qué nes, y qué benecios obtuvieron, tanto las autoridades como las compañías
teatrales. Estas preguntas permiten comprender dinámicas que, de otro modo, resultan
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Revista del Archivo General de la Nación 2024; 39(2); 119-122 Luis Alfonso Sanstevan de Noriega
invisibilizadas, arrojando luz sobre la función política del teatro en la construcción
simbólica de la nación.
En síntesis, el libro de Rengifo Carpio constituye una contribución fundamental a los
estudios sobre teatro y nación en el Perú, al analizar cómo el teatro histórico sirvió como
herramienta de construcción identitaria en un contexto de transformaciones políticas y
sociales. Su enfoque historiográco se inscribe dentro de la nueva historia cultural, y su
valor radica en ofrecer una perspectiva amplia y rigurosa sobre el desarrollo del teatro
peruano entre los siglos XIX y XX. Al mismo tiempo, su accesibilidad lo convierte
en un texto de referencia tanto para académicos como para lectores interesados en la
historia del arte escénico en el Perú, brindándonos esta múltiple relación: el teatro
como fuente para la historia; la historia como fuente para el teatro; el teatro como
espacio de debate y construcción de la identidad nacional. Finalmente, el tema del
teatro histórico no está cerrado con dicho estudio; todo lo contrario, deja una gran
base para futuras investigaciones que amplíen o complementen dicha temática.