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El Marqués Bernardo de Torre Tagle: ¿Patriota o traidor? Torre
Tagle y la independencia de Lambayeque
Jorge Luis Castro
Revista del Archivo General de la Nación
2017, N° 32, 243-270
El Marqués Bernardo de Torre Tagle: ¿Patriota o traidor?
Torre Tagle y la independencia de Lambayeque
Jorge Luis Castro
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
magistercastro2011@hotmail.com
Resumen
Entre las más célebres víctimas de aquellos que perecieron en el Real Felipe durante el segundo
sitio del Callao está José Bernardo de Tagle y Portocarrero, personaje controvertido pero central
en nuestro proceso de independencia. El presente estudio pretende reexionar sobre el rol que
jugó este personaje en la independencia de la ciudad de Lambayeque sobre la base de documen-
tos inéditos que reposan en el Archivo Regional de Trujillo.
Se reexiona sobre los distintos juicios emitidos en torno a su gura y a partir de los
movimientos independentistas lambayecanos, se intenta reconstruir el pensamiento de Torre
Tagle y las razones que motivaron su accionar político hasta concluir con su muerte en los Cas-
tillos del Callao en 1825. Finalmente, se toma una postura en el debate historiográco acerca del
rol jugado por Torre Tagle, dejando algunas reexiones nales con la intención de que el lector
se forme un juicio propio.
Palabras clave: Independencia, Lambayeque, Torre Tagle, Castillos del Real Felipe.
The Marquis Bernardo de Torre Tagle: Patriot or traitor?
Torre Tagle and the independence of Lambayeque
Abstract
Among the most famous victims of those who perished in the Real Felipe during the second
siege of Callao, it is the marquis José Bernardo de Tagle y Portocarrero, who is a controversially
central character in our process of independence. The present study tries to reect the role that
this character played in the independence of the city of Lambayeque on the basis of unpublished
documents on the regional Archive of Trujillo.
It also reects different arguments issued around his gure and from Lambayeque
pro-independence movements trying to reconstruct the thought of Torre Tagle and the reasons
that motivated his political actions to end up with his death in the castles of Callao in 1825.
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Finally it takes a stance on the historiographical debate about the role played by Torre Tagle but
left some nal thoughts with the aim that the reader comes up with his own opinion.
Keywords: Independence, Lambayeque, Bernardo de Torre Tagle, Real Felipe castles.
el marqués bernardo de torre tagle
José Bernardo de Tagle y Portocarrero, cuarto marqués de Torre Tagle, es un personaje central
del proceso emancipador acerca del cual se han emitido opiniones y juicios diversos, siendo
los predominantes los que lo calican como “traidor” y “hombre que murió luchando contra
el Perú” . Virgilio Roel lo llamó “traidor y agente del virrey” (1971, p. 380). Un artículo poco
informado escrito por el periodista Herbert Mujica Rojas en setiembre del 2008 no dudó en ca-
licar a Torre Tagle de mero traidor. Mujica Rojas apela clichés que vienen siendo ya bastante
repetidos y dice que “la historia del Perú es básicamente una gesta maquillada” que ha impedido
que el “pueblo se entere de la verdad”, etc.
El juicio más ponderado y acaso el más justo fue el que emitió Jorge Basadre en su
Historia de la República, cuando explicó muy claramente las razones y circunstancias que con-
dujeron a Torre Tagle a los Castillos. El gran historiador tacneño no juzga ni brinda calicativo
alguno a su gestión pública, pero describe magistralmente no solo los acontecimientos sino los
pensamientos y temores que inuyeron en el proceder del marqués. Acaso como ningún otro
personaje, Torre Tagle reejó las dudas y temores que por momentos se tornan en certezas in-
variables.
Tulio Halperín Donghi en su ya clásica Historia Contemporánea de América Latina
mencionó que Torre Tagle había sido encargado por Bolívar de entablar negociaciones con los
realistas para un armisticio, donde un rey de la casa de Borbón se convertiría en el rey de un Perú
separado de España (2004, p. 125). Torre Tagle es un personaje polémico, difícil de estudiar y
comprender, lo cierto es que en torno suyo hay verdades históricas que debemos señalar y analizar.
1. torre tagle proclamó la independencia de la intendencia de
trujillo y luego promovió las de piura, cajamarca y moyobamba
¿Inuyó en esta proclamación el movimiento libertario liderado por Juan Manuel Itu-
rregui y Pascual Saco Oliveros en Lambayeque y su declaración del 27 de diciembre? ¿Se opuso
Torre Tagle a esta declaración? ¿La independencia de Trujillo fue consecuencia de la de Lamba-
yeque o se trató de dos movimientos que coincidieron?
Hay que decir que los movimientos independentistas y las intenciones libertarias de los
lambayecanos databan desde mucho antes de la llegada de San Martín al Perú. El prócer lambaye-
cano Juan Manuel Iturregui y Aguilarte, quien entre 1812 y 1817 había estudiado en el Convicto-
rio de San Carlos, formó una asociación patriótica a la que concurrieron su hermano José Ignacio,
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los hermanos Santiago, Romualdo y José Leguía, los hermanos Pascual, Rafael y José del Carmen
Saco, Miguel Blanco, Pedro Haro, los limeños Juan y Francisco Casós, los hermanos Mariano y
Jacinto Quesada, el marino Juan José Fanning, el alcalde López Vidaurre, entre otros.
En 1956, el señor Pascual Saco Lanfranco, descendiente de Pascual Saco Oliveros, pu-
blicó un artículo en el diario El Comercio en el cual aseguraba tener unas cartas que demostraban
la relación entre estas asociaciones patrióticas lambayecanas y grupos masónicos que formaban
sociedades secretas
1
. Los pobladores de Lambayeque conocen a la llamada casa Montjoy como
“casa de la logia” o “casa de los masones independentistas lambayecanos”, armando incluso que
debajo de la casa existen túneles y galerías subterráneas para el uso de los masones; creencias y
armaciones que pertenecen al imaginario colectivo. Esta casa colonial es célebre en Sudamérica
pues tiene el balcón colonial más largo de esta parte del mundo, con una medida de más de 66 me-
tros. Es cierto que en la casa Montjoy funcionó la logia “Estrella del Norte”, pero esta data de 1869
y no de la época de la Independencia, como lo aclara el historiador Jorge Izquierdo Castañeda
2
, de
modo que las asociaciones patriotas y grupos que funcionaron en Lambayeque no se establecieron
ni reunieron allí. Alberto Tauro del Pino en su artículo sobre Iturregui menciona que en Jamaica el
prócer “se vinculó a la Logia Lautaro” (Tauro del Pino, 2001, p. 1300).
La profesora sanmarquina Carlota Casalino Sen, en su tesis de doctorado del 2008,
reprodujo una publicación de El Comercio, de fecha 26 de diciembre de 1927, donde se arma-
ba que Saco Oliveros era miembro principal de la logia de Lambayeque. Esta logia patriótica
habría tenido el mismo poder de decisión que el Cabildo (2008, p. 402). Sobre la base de las
investigaciones que permitieron la publicación de nuestro libro el Secreto de los Libertadores,
nos atrevemos a armar que esta presunta vinculación entre las sociedades patrióticas y la ma-
sonería habría sido similar a la que se dio en el caso de la Logia Lautaro de Lima. Es decir, se
trató de sociedades secretas pero de carácter eminentemente político, aunque algunos masones
pudieron formar parte de ellas. Iturregui ciertamente pudo estar vinculado a la Logia Lautaro,
pero ello no quiere decir que él o su sociedad patriótica hayan tenido carácter totalmente masó-
nico. Ya mencionamos en El Secreto de los Libertadores que el retrato de Pascual Saco Oliveros
se encuentra en el museo masónico de San Borja, pero ello no es prueba (al menos para nosotros
no lo es), de su pertenencia a la masonería. Quizá Pascual Saco fue masón pero ello no puede
llevar a armar que toda la sociedad patriótica lo era, ni menos aún que la independencia de
Lambayeque fue únicamente obra de los masones. Dijimos también que, a pesar de haberlas
buscado asiduamente en bibliotecas y repositorios, no hemos encontrado ninguna referencia o
dato sobre las cartas que mencionó Saco Lanfranco en 1956.
Lo cierto es que al llegar la Expedición Libertadora a Pisco, la relación entre este
grupo y el general José de San Martín se hizo mucho más uida. Los realistas sospechaban que
se preparaba algún levantamiento en Lambayeque. El comandante de la plaza y subdelegado
realista Manuel José Romero y el jefe de milicias Juan del Carmen Casós informaron al respecto
1 “Sociedades secretas lambayecanas” en El Comercio, 15 de diciembre de 1956.
2 Jorge Izquierdo Castañeda es un muy destacado historiador lambayecano, autor de una serie de investigaciones
sobre la historia de Lambayeque y la casa Montjoy. El video donde comenta sus investigaciones sobre la casa
Montjoy puede apreciarse en: https://www.youtube.com/watch?v=Yr86J7gMe0U
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al intendente de Trujillo Bernardo de Torre Tagle, que de inmediato reforzó la guarnición (Tauro
citado en Ingunza, 2010, p. 48).
En Lambayeque, la ya mencionada casa museo Montjoy, también llamada como ya
consignamos, “Casa de la logia”, por haberse fundado allí la logia “Estrella del Norte” en 1869,
recibe a los visitantes con una vitrina en la que aparece la imagen de Torre Tagle como uno de
los personajes opuestos a la independencia de Lambayeque pues, como ya se dijo, Tagle envió
la mitad de la segunda compañía del batallón Numancia que llegó a órdenes del teniente Anto-
nio Guerra (Vargas Ugarte, 1966, p. 123). Al lado de la imagen de Tagle aparece la del virrey
Pezuela, la del subdelegado Manuel José Romero y la de Antonio Gutiérrez de la Fuente, quien
comandaba la guarnición realista de Lambayeque, formada por una compañía montada.
Si Torre Tagle albergaba simpatía por la Patria, entendida como aspiración libertaria,
como escribió en su carta a José de San Martín el 2 de diciembre de 1820, ¿por qué reforzó
la guarnición? ¿O se sintió obligado a hacerlo? Para esa fecha, Torre Tagle ya había decidido
tomar partido por la Patria y así lo demostró en el Cabildo Abierto que convocó para el 24 de
diciembre; de modo que si reforzó la guarnición lo hizo porque era lo más lógico desde el punto
de vista realista. Si no lo hacía, su posición quedaba en riesgo y era necesario mantenerla para
sus posteriores acciones a favor de la causa insurgente.
Hay bastantes indicios para hacernos pensar que la posición de Torre Tagle con res-
pecto a los movimientos libertarios era, por decir lo menos, vacilante quizá desde el momento
en que asumió provisionalmente el cargo de intendente de Trujillo. El Archivo Regional de la
Libertad guarda celosamente los libros de Acta de Sesiones del Cabildo. En ellos encontramos
el Acta de toma de posesión de Torre Tagle, el 25 de agosto de 1820, día en que se produjo un
hecho que puede ser interpretado de distintas maneras:
En la Muy Noble y siempre Leal Ciudad de Trujillo del Perú a los veinte y cinco días del mes de
Agosto de mil ochocientos veinte, los Señores […] Juntos en esta Sala Capitular como lo tienen
de uso y costumbre […] lo hicieron con especialidad al intento de recibir y posesionar al Señor
don José Bernardo de Tagle y Porto Carrero, marqués de Torre Tagle, Cavallero (sic) de la Orden
de Santiago, Brigadier de los Reales Exercitos, Comisario de Guerra y Marina y Juro de Heredad,
Governador Intendente de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, en propiedad e interino de
la Comandancia General de estas costas por retirada del Señor Don Vicente Gil de Taboada, en
conformidad y a consecuencia de lo proveido y mandado por el Excelentísimo señor Virrey del
Reyno en su Suprema orden de ocho de julio último, copiada y obedecida en la acta de diecisiete
del mismo Julio que antesede (sic), conducido por todo este Ilustrísimo Cuerpo desde la casa de
su abitación a esta Sala Capitular, habiendo ocupado el hasiento que le corresponde hiso presente
dicho Señor Intendente un ocio del referido Señor Don Vicente Gil de Taboada, su fecha en
Lambayeque de ocho del presente en el que por el caso de retrasar su regreso a esta Capital au-
torisando a entregarle el mando de esta Provincia; al mismo tiempo por el que acredita su retiro
en cuya virtud el dicho Señor Marqués expresó haber echo en el Supremo Consejo de Indias el
juramento correspondiente al uso y ejercicio de la propiedad de dicha intendencia de La Paz y
que por consiguiente por el de el Interinario apuntado a más de reproducir la formalidad de aquel,
haria e hiso el necesario y en seguida el Señor Rexidor ante esa supuesta dicha reproducción le
recibió el que corresponde por Dios Nuestro Señor y de la Santa Cruz y que tiene en el pecho
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Su Señoría y a la conclusión dijo, si juro Amen; y luego dicho señor Teniente Governador, en
acto de seremonia y señal de posesión real y verdadera, entregó a Su Señoría el bastón a nombre
del rey Nuestro Señor y Dios, con lo que queda posesionado de uso y ejercicio de Governador e
Intendente de esta Capital y su Provincia
3
.
¿Por qué Torre Tagle hizo mención al juramento hecho en el Consejo de Indias? ¿Trata-
ba acaso de evitar jurar nuevamente? El solo hecho de haber mencionado su anterior juramento
y declarar que este era también válido para el interinato que asumía, denota una intención implí-
cita de no jurar nuevamente. Torre Tagle da entender que jura para cumplir con la formalidad,
pues para él el verdadero juramento ya había sido hecho. El Acta también consigna que luego de
asumir el cargo, Torre Tagle pronunció un “enérgico y sentido discurso” en el cual “prometió la
mayor felicidad”. Ni una sola palabra a la situación política, ni una sola promesa de “restablecer
el orden”. Nada de eso surgió en el discurso de Tagle, que asumió el cargo acaso sumido ya en
duda de que los acontecimientos posteriores pudieran ayudar a despejar. ¿El hecho de haber
mencionado que “ya había jurado” y que lo haría para “reproducir la formalidad de aquel”
(juramento anterior) no denota acaso una sensación de inconformidad? ¿Es casual la mención
que hace a su anterior nombramiento como intendente de La Paz, cargo que por lo demás jamás
asumió? Si no fuese así entonces ¿por qué lo mencionó Torre Tagle? ¿Reeja ello algún descon-
tento o resentimiento oculto? Si se duda de las intenciones de Tagle, no se puede ser mezquino
en señalar la importancia de la Intendencia de Trujillo y principalmente la certeza que tenía el
Virrey de su delidad.
Hay que decir que el libro de Sesiones del Cabildo de Trujillo consigna que los temas
políticos se trataron allí, por lo menos desde 1819, cuando todos los miembros que lo formaban se
apresuraron en responder un ocio enviado por el Virrey desde Lima señalando: “Esta Muy Noble
y siempre leal ciudad, por su antiquísima delidad y servicios había debido a la benignidad y pa-
ternal amor de Su Majestad que Dios la decorase y distinguiese […]”. No fue esa la única ocasión
en que se mencionaron los sucesos políticos y se reiteró por enésima vez la delidad de la ciudad,
delidad que Torre Tagle no solo pondría en tela de juicio, sino que terminaría por abatir.
La carta que remitiera Torre Tagle a San Martín como respuesta a la misiva sanmar-
tiniana enviada desde Supe y sus acciones posteriores, que permitieron las declaraciones de la
independencia de Trujillo, Piura y Cajamarca, indican que en este primer momento su identi-
cación con la Patria era sincera. La pregunta es: ¿en qué momento Torre Tagle empezó a sentir
esta identicación? ¿Acaso fue producto de la carta que le dirigió San Martín desde Supe en
noviembre de 1820, como armaba Virgilio Roel (1971, p. 108) e insinuó Paz Soldán (1971, p.
125)? ¿O databa desde su regreso de España (noviembre de 1819) como él mismo lo armó en
la ya mencionada misiva del 2 de diciembre?
En un estudio sobre las elites trujillanas, Cristóbal Aljovín de Losada y Paul Rizo-Pa-
trón reconocen la inuencia que la posición militar de San Martín habría tenido sobre la deci-
sión de Torre Tagle:
3 arl. Acta de sesiones del Cabildo, Justicia y Regimiento de Trujillo (ff. 278 y ss.).
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La posición del marqués de Torre Tagle en la intendencia de Trujillo revistió caracteres singula-
res, cuando, sabedor de la proximidad del Ejército libertador del sur, encabezado por el general
San Martín, y del imparable colapso del sistema virreinal, se apresuró a proclamar a nes de 1820
la independencia de España en la región que controlaba (apoyado por buena parte de los vecinos
más notables, algunos de los cuales habían gurado preeminentemente —años antes— en las
cortesanas celebraciones en honor de Godoy) (Aljovín, y Rizo-Patrón, 1998, p. 283).
Entonces ¿Torre Tagle juró la independencia porque se sintió acorralado o porque al-
bergó verdaderos sentimientos patrióticos que únicamente aoraron frente a una situación mi-
litar “favorable”? Como bien describió Basadre, para comprender a este personaje se tiene que
entender primero la idea de que “los españoles no eran los adversarios irremediables en una
implacable guerra internacional sino un bando en una guerra civil dentro de la que podía tomar-
se uno u otro partido” (Basadre, 2003, p. 96). Por eso, es un despropósito adjudicar a Tagle el
epíteto de “traidor”; ¿traidor a la Patria por haber entrado a negociar con los realistas por orden
directa de Bolívar? San Martín también negoció en Punchauca pero nadie nunca lo tildó de trai-
dor. ¿De dónde viene la acusación de traición para Torre Tagle? En diciembre de 1820, Tagle
resolvió su duda y tomó abierto partido por la insurgencia, muy probablemente inuido por la
carta de San Martín y sin duda conociendo ya los movimientos de los patriotas lambayecanos.
Si las acciones de Iturregui en Lambayeque estuvieron vinculadas o asociadas a Tagle
es cosa aún no dilucidada. Iturregui declaró en 1869 que la inquietud patriótica en Lambayeque
estaba presente ya desde 1812, lo que indicaría que más bien fueron los movimientos lamba-
yecanos los que inuyeron en el marqués. Iturregui explicó claramente que en Lambayeque
se procedió “sin aguardar órdenes de la capital del departamento”. En todo caso, los patriotas
lambayecanos comisionaron a Vicente Castañeda para averiguar la inclinación de Torre Tagle.
El padre Vargas Ugarte dijo que la actitud del Intendente de Trujillo era vacilante y en todo
caso los lambayecanos no tenían “por qué temer” (1966, p. 123). Puede decirse entonces que el
incontenible movimiento lambayecano quizá terminó de convencer a Torre Tagle en su decisión
de inclinarse por los patriotas.
La versión tradicional, narrada por Germán Leguía y Martínez, dice que la noche del
27 de diciembre, Iturregui, a la cabeza de un grupo de conspiradores, tomó el cuartel y proclamó
la independencia de Lambayeque. El proceso no fue tan sencillo, tuvieron brillante participa-
ción el jefe de milicias Juan del Carmen Casós y el capitán Pascual Saco Oliveros. Sin embargo,
el mérito mayor fue de Iturregui, quien agasajó espléndidamente a la ocialidad del Numancia
(Vargas Ugarte, 1966, p. 124), y aseguró así su colaboración, o al menos su neutralidad en los
sucesos de esa noche.
Esta versión indica que cuando el cuartel realista se encontraba rodeado por el pueblo,
milicias y cívicos, además de soldados y algunos ociales del Numancia, liderados por Iturre-
gui, Casós se adelantó a parlamentar con el ocial de guardia y solicitó al capitán Saco Oliveros
que ingresara al cuartel. Saco Oliveros accedió valientemente al pedido sin saber qué suerte le
esperaba. El subdelegado realista Romero dio a la tropa la orden de preparar sus armas, pero
esta se negó a disparar “por ser peruana en su mayoría”. Ante ello, los ociales depusieron sus
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espadas y la victoria de los insurgentes quedó consumada sin derramamiento de sangre. Esta
narración es repetida por expertos en historia regional lambayecana como el profesor Oscar
Fonseca, director del proyecto de puesta en valor e implementación de la casa Montjoy, que
incluso tuvo la encomiable idea de llevarla al óleo para adornar así esta casa museo.
No se sabe qué fue lo que conversó Saco Oliveros con los ociales realistas, entre los
que se encontraba, como ya mencionamos, Antonio Gutiérrez de la Fuente, que después tendría
notable actuación en la fuerza patriota y llegaría a la presidencia, pero lo cierto es que la tropa
no disparó contra la multitud. ¿Por qué? La explicación de que no lo hicieron porque “eran
peruanos” evidentemente no satisface a una historiografía moderna que considera que los pro-
cesos de identidad nacional apenas estaban forjándose. Es más lógico pensar que la tropa tenía
familiares entre la multitud o que los ociales de mando medio realistas no estaban dispuestos a
arriesgarse frente a un grupo numeroso que parecía muy decidido o quizá fueron “convencidos”
por los agasajos de Iturregui, como relata el padre Vargas Ugarte. En todo caso la historiografía
regional lambayecana tiene una tarea pendiente. Es tiempo de dejar de lado la visión tradicional
donde por ejemplo el rol de Saco Oliveros parece haber sido exagerado y las razones del cambio
de bando de Casós se soslayan o se ignoran.
En otra versión muy similar, consignada por el diario El Comercio en diciembre 1927,
y recogida como ya mencionamos por Carlota Casalino Sen, en su tesis de doctorado, se dice
que Torre Tagle extendió una orden que mandaba a todos los ociales a presentarse ante él en
Trujillo. Esta orden fue comunicada el mismo 27 de diciembre pero no fue vericada, y por el
contrario, las puertas del cuartel fueron cerradas. Se dice luego que Casós programó el ataque
para las nueve pero antes, en un intento de evitar el enfrentamiento, envió a Saco Oliveros a
parlamentar con los acuartelados, entonces el pueblo se reunió en la plaza y dio un grito tan ate-
rrador que infundió temor entre los realistas e hizo que inmediatamente partieran los ociales,
dejando a la tropa con Saco Oliveros que los arengó y abrió las puertas del cuartel (Casalino,
2008, p. 403).
Otra versión recogida por Nicolás Rebaza Cueto, en sus Anales de 1897, menciona que
Juan Manuel Iturregui había armado a la población de Lambayeque y Ferreñafe, que atacó por
dos o tres días a la tropa realista que nalmente se retiró y refugió en el cuartel para nalmente
rendirse. Anotó Rebaza que Iturregui había traído armamento en forma clandestina desde Jamai-
ca y que en mucho ayudó su condición de coronel de las Reales Milicias de Ferreñafe. Subrayó
Rebaza, como ya anotamos, que estos sucesos se produjeron posteriormente a la declaración de
Trujillo, siendo pues inexacta, según él, la versión de que Lambayeque proclamó su indepen-
dencia primero que Trujillo (Rebaza 1971[1897], p. 185). La versión de Rebaza dice además
que Iturregui había traído alrededor de mil fusiles desde Jamaica el año 1818, lugar donde había
contactado a otros patriotas. Esta versión fue repetida por René Birne Valcárcel en 1974. Para
disimular la operación, Iturregui habría embarcado también mercadería diversa, es allí donde
cojea la versión de Rebaza: ¿cómo pudo burlar Iturregui la vigilancia realista con tan inmensa
cantidad de pertrechos? La versión tradicional habla del “estruendoso grito de la población”
pero no consigna gente armada.
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El historiador regional Jorge Izquierdo Castañeda tiene una interpretación mucho más
lógica y factible. Izquierdo distingue primero que existen cuatro actas de la independencia de
Lambayeque: la primera es la del día 27, rmada por el Cabildo Patriótico y redactada en la
casa del alcalde de segunda nominación, don Melchor Sevilla, cuya vivienda quedaba en la
después llamada “casa Salcedo” a espaldas de la iglesia san Pedro de Lambayeque, demolida en
1962 para construir un complejo habitacional militar. Esta acta fue rmada únicamente por las 8
personas que formaban el Cabildo Patriótico sin participación de la población. La segunda acta
fue rmada el día 31, después de que el pueblo echara abajo el portón de la casa del síndico pro-
curador don Mariano Quesada y Valiente obligándole a jurar la independencia. Ese día, explica
Izquierdo Castañeda, la población se encontraba en la plaza “porque era costumbre que allí se
reuniera durante días en esa época del año”. Se trataba de gente que no estaba armada, pues era
imposible que Iturregui hubiera traído esa cantidad de armamento desde Jamaica y que la hubie-
ra tenido escondida por tanto tiempo. Cuando ingresa Saco Oliveros al cuartel, en una actitud
ciertamente valerosa, se encuentra con Gutiérrez de la Fuente que como él era también masón;
es entonces bastante probable que ante “el grito aterrador” y la cantidad de gente reunida, el jefe
realista comprendiera que lo mejor era retirarse y por ello “los realistas salieron por la puerta de
atrás”, aunque Gutiérrez de la Fuente fue posteriormente capturado por quien sería el héroe de
Junín, Andrés Rázuri, en San Pedro de Lloc.
Los sucesos que narra la versión tradicional de Leguía y Martínez habrían ocurrido
entonces el 31 y no el 27. La tercera fue rmada el mismo 31 en la llamada Sala Consistorial
donde tenía su sede el Cabildo y la cuarta corresponde a la declaración pública y solemne con
fecha 14 de enero de 1821. La versión de Izquierdo Castañeda nos parece la mejor articulada
4
.
Entre los historiadores regionales, Izquierdo destaca además por estar bien informado. Es claro
en armar, por ejemplo, que en la casa Montjoy no se proclamó la independencia como suele
creerse y armarse en Lambayeque. Reiteramos entonces que es tiempo de una revisión objetiva
y desapasionada de la visión tradicional donde el rol de Saco Oliveros se vuelve preponderante
5
y apenas se menciona, por ejemplo, a Juan del Carmen Casós o a Melchor Sevilla.
Lo cierto es que dos días después de la primera declaración lambayecana del día 27,
“luego de cumplirse preparativos que no tenían precedentes, se reunió en la plaza de Armas el
pueblo de Trujillo” (Gerberding, 1953, p. 9). El día 24, como ya dijimos, se había convocado a
Cabildo abierto; allí sostuvo Torre Tagle que lo mejor era tomar partido por la Patria. Como el
4 Expresamos nuestra sincera gratitud a Jorge Izquierdo, quien nos concedió una extensa entrevista en enero del
2016 en Lambayeque. En la Internet puede encontrarse además un video donde Izquierdo explica la existencia y
origen de las cuatro actas de independencia de Lambayeque: https://www.youtube.com/watch?v=MzsOBoiNc7Y.
También deseamos expresar nuestra gratitud a la señorita Ariana Malca Becerra, guía de turismo lambayecana que
tuvo la gentileza de conseguir la entrevista con el señor Izquierdo.
Queremos agradecer también la total colaboración del señor Martín Falla, subgerente de Promoción Social y el
profesor Oscar Fonseca, director del proyecto museo casa Montjoy, a quienes reiteramos nuestra gratitud y recono-
cimiento. Mención aparte merece Jorge Izquierdo Castañeda, quien no solo dialogó largamente con nosotros sino
que puso a nuestra disposición diversos textos que no conocíamos.
5 En Lambayeque, uno de los parques más importantes de la ciudad lleva el nombre de Pascual Saco Oliveros, el que
luce un monumento de cuerpo entero del héroe. Sin embargo, la institución educativa más importante de la ciudad
lleva el nombre de Iturregui.
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obispo Carrión y Marl se opuso, Tagle lo mandó prender con 30 hombres al mando del capitán
Prudencio Zufrátegui (Paz Soldán, 1971, p. 127).
Libre del obispo Carrión y Marl, Torre Tagle proclamó la independencia de la Inten-
dencia de Trujillo, dos días después de la primera de Lambayeque, el 29 de diciembre. Acom-
pañaron a Torre Tagle aquel día: Manuel Cavero y Muñoz, marqués de Bellavista, el joven Luis
José de Orbegoso y Moncada, futuro presidente del Perú, Luis José de Seminario, José María
Lizarzaburu, Manuel José de Castro, Jerónimo de la Torre, Juan Alejo Martínez de Pinillos,
Fermín de Mattos, José de la Puente y Arce, Miguel Tinoco y Merino, uno de los primeros que
se enteró del plan revolucionario, Juan Bautista Luna Victoria, José Antonio de la Quintana,
Manuel Núñez de Arce, Tadeo Fernández de Córdova, Nicolás Lynch, Juan Palacios, Apolinario
Bracamonte, José Ramón Sánchez que después se distinguiría en Pichincha y muchos otros pa-
triotas (Ortiz de Zevallos, 1970, p. 129). La ceremonia se efectuó en la galería del Ayuntamiento
y Tagle exclamó: “Felices moradores de esta provincia, ya sois libres, ya sois independientes.
Prorrumpid pues, a imitación de vuestro gobernador y general, en tonos modulares de gozoso
entusiasmo, en festivas aclamaciones de ¡Viva la Patria!, ¡Viva la Independencia!, ¡Viva la
Unión y Libertad!”.
Fig. 1. Independencia de Lambayeque. La pintura representa el momento del ingreso de Saco Oliveros al cuartel realis-
ta. Obra de Oscar Chero. Escena creada y dirigida por el profesor Oscar J. Fonseca que se exhibe en la casa Montjoy de
Lambayeque. Fotografía del autor, enero del 2014.
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Torre Tagle y la independencia de Lambayeque
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Fig. 2. Detalle del cuadro de Chero que representa al pueblo de Lambayeque que se encontraba fuera del cuartel. Nótese
el jinete a punto de subir al caballo que representa al capitán Casós. Fotografía del autor, enero del 2014.
Muchos de los que acompañaron a Torre Tagle ese día eran destacados miembros
del Cabildo y del Ejército realista que un año antes habían hecho “donaciones voluntarias”
para combatir a los insurgentes, tal como consta en los documentos del Archivo Regional
de La Libertad.
En la muy noble y siempre Leal ciudad de Truxillo del Perú a los diecisiete días al mes de no-
viembre de mil ochocientos diez y nueve. Los señores don Manuel José de Castro capitán de
Caballería, regidor y alcalde ordinario, don Cateriano de Ganoza capitán graduado también
de Caballería, don Tiburcio de Urquiaga de Aguirre, don José Antonio de Pinillos regidor
y subdelegado de Marina, don Fermín de Mattos y Risco coronel graduado de Caballería y
regidor de ésta, Mateo Lama, procurador síndico general. Juntos y congregados en esta sala
capitular y en acto continúo a la Junta preventiva que se acaba de celebrar en el Gobierno
con asistencia del Excmo. e Illustrísimo señor Obispo de ésta Diócesis don Joseph Carrión
y Marl con motivo de haberse recibido un expreso dirigido por el administrador de la Ha-
cienda de Guadalupe don José Lema Cazós en que habría haberse tomado la villa de Saña y
Nepeña por nueve buques insurgentes y habiendo sido el objeto primario de la referida guerra
el que por todos los gremios se haga un donativo voluntario para sostener el acuartelamiento
de todas las tropas efectivas de Infantería, Caballería y Artillería para defensa de esta ciudad;
los referidos S.S. que componen este Cabildo precedidos en el amor al REY y a la Patria que
representa, siendo la una del día para que no se pierda momento acordaron que siendo esto
de la mayor necesidad de acudir a los medios de Defensa della en que todos se han interesado
y animado de la constante delidad que caracteriza a esta ciudad, amor al REY y defensa
de la Patria concursan todos los S.S. presentes como los ausentes con quinientos pesos que
en el día se pongan en la Caxa Real supliendo el señor don Tiburcio de Urquiaga y Aguirre
por el regidor de la provincia don Pascual de la Vega, el señor regidor Juan Alejo Martínez
de Pinillos por el señor coronel y regidor don José de la Puente y Arrús y el señor coronel
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El Marqués Bernardo de Torre Tagle: ¿Patriota o traidor? Torre
Tagle y la independencia de Lambayeque
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regidor don Fermín de Mattos por el señor Alguacil Mayor regidor don Juan Bautista Luna
Victoria, y el que se encargue de colectar la cantidad correspondiente a cada uno de los S.S.
para que convenga […]
6
.
Es una tarea pendiente de la historiografía regional trujillana estudiar las motiva-
ciones de cada uno de los personajes aquí mencionados, Juan Manuel Castro, Juan Fermín
de Mattos, Juan Alejo Martínez de Pinillos, Juan Bautista Luna Victoria que hubieron de
aportar una y otra vez cuantiosas “donaciones voluntarias” que acaso fueron minando sus
fortunas y desde luego sus lealtades hasta llevarlos a la causa insurgente. El caso es que
ellos y muchos otros siguieron al marqués en su empeño y Trujillo dejó de ser la “siempre
Leal ciudad amante del Rey y la Patria”. Como bien es sabido, años más tarde Trujillo se
convertiría en el cuartel general patriota donde el genio de Bolívar, gracias al apoyo del pue-
blo que colaboró de todas las formas posibles, construyó un nuevo Ejército que terminaría
la guerra emancipadora.
Virgilio Roel siempre creyó que Torre Tagle proclamó la independencia de Trujillo
obligado, pues al norte estaban las tropas guayaquileñas que se habían pronunciado por la
insurgencia y al sur el ejército sanmartiniano (Roel, 1971, p. 212). Mencionó además el
destacado historiador, que la correspondencia que le envío San Martín desde Supe, el 20 de
noviembre de 1820, fue conminatoria. Hay efectivamente una línea en la comunicación que
el vencedor en Maipo le dirige a Torre Tagle, donde quizá podría trasuntarse una invitación
de grado o fuerza y es cuando le escribe que “[…] su sana razón le indique la conducta
que debe seguir”. No invoca San Martín razones patrióticas, sino al simple análisis de la
situación militar en la que había quedado la intendencia de Trujillo. Lo más probable es
que Tagle no ignorara los movimientos de Iturregui y los suyos en Lambayeque. Quedaría
entonces avalada la posición de Roel, sin embargo el sentimiento patriótico inicial de Tagle
parece bastante sincero. Apresar al obispo Carrión y Marl fue una acción bastante deci-
dida. No se puede negar que el papel de Tagle fue decisivo, pues si bien es cierto existían
muchísimos realistas recalcitrantes, una buena parte de la población se hallaba cansada de
las “contribuciones voluntarias” e interminables “suscripciones” con las que el Virrey cas-
tigaba a su “delísimo pueblo”. El Archivo Regional de La Libertad reúne documentos que
describen perfectamente la política de exacciones y contribuciones que no hacía más que
agotar la economía regional, podemos revisar verbigracia la sesión correspondiente al 6 de
noviembre de 1818.
En este mismo Cabildo se abrió otro pliego y leydo por mí, el presente secretario resultan
ser dos ocios del Señor General Gobernador ambos de fecha 3 del presente, el uno en el
que transcribe la superior orden del Excelentísimo Señor. Virrey del reyno que le copió el
Sor Comandante general de esta costa en el que expresa dicho Señor Excelentísimo que
muy complacido de las buenas disposiciones que le dijo advertía en este el vecindario no
dudava que mediante (ilegible) y sus muy acertadas providencias rechazaría vigorosamente
cualquier tentativa de los enemigos si acaso se atreviesen a acometer a estas costas y el otro
en el que también transcribe otra Superior Orden de dicho Señor Excelentísimo en el que
6 arl. Acta de sesiones del Cabildo, Justicia y Regimiento de Trujillo (ff. 270 y ss.).
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Jorge Luis Castro El Marqués Bernardo de Torre Tagle: ¿Patriota o traidor?
Torre Tagle y la independencia de Lambayeque
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expresa quedan impuestos de la nueva suscripción voluntaria de este delísimo vecindario
para pagar la tropa acuartelada y que esperava le remitiese para publicarla en la gazeta de esa
capital dando desde luego las devidas gracias a los contribuyentes
7
.
Como esta, fueron múltiples las contribuciones a las que el Virrey únicamente co-
rrespondía con “las devidas gracias”. Las élites debieron estar sencillamente agotadas de
estos continuos pedidos y encontraron en el marqués la gura que detendría estos abusos.
Tenían razón Aljovín y Rizo-Patrón al decir que estas mismas élites pudieron haber parti-
cipado en las celebraciones a favor de Godoy, pero es indudable que nadie podía estar del
todo satisfecho con las constantes políticas de exacciones de las que fueron objeto. Torre
Tagle fue la persona que encauzó la protesta y la oportunidad que acaso más de uno deseó
secretamente, por eso su rol es sumamente trascendente.
Días después, Torre Tagle ejerció una decidida acción de coerción política y militar
para lograr las declaraciones de independencia de los demás pueblos del norte pues, acaso
imitando a San Martín, incluyó líneas claramente intimidatorias en sus comunicaciones a las
autoridades de Piura. Si el Cabildo no proclamaba la independencia, la ciudad sería tomada
por las armas (Hernández, 2008, p. 303). La independencia de Piura fue producto de una
serie de circunstancias particulares, fue deseada por buena parte del pueblo, pero no por la
élite. En estas circunstancias el marqués de Torre Tagle tuvo una inuencia decisiva y esto
es innegable.
A la ciudad de Cajamarca envió al joven eclesiástico don José María Monzón,
natural de Hualgayoc, quien llegó acompañado del señor don Domingo de Casanova. En
Cajamarca se debió enfrentar a la sólida oposición de varias familias españolas como los
Espinhac y los Iglesias, que lograron retardar varios días el pronunciamiento que nalmente
se produjo el 6 u 8 de enero de 1821 (Rebaza, 1970, p. 126). Asimismo, la declaración de
independencia de Moyobamba, de fecha 14 de agosto de 1821, es en buena parte también
obra de la inuencia de Torre Tagle pues el Acta indica claramente que “recibieron nuestros
diputados un ocio dirigido a este Ayuntamiento por el ilustre señor presidente de la ciudad
de Trujillo marqués de Torre Tagle, su fecha 25 del último julio, en que comunica la entrada
del Excelentísimo señor capitán general en jefe, don José de San Martín en la capital de
Lima […]” (en Pons Muzzo, 1996, p. 85). Documento que indudablemente alguna presión
debió ejercer sobre el Cabildo, o al menos contribuyó a disipar las dudas de los indecisos.
El accionar del marqués no se limitó a ello pues, luego de la declaración moyo-
bambina de independencia, los realistas prepararon una contraofensiva sobre la región. El
marqués entonces se apresuró a designar al teniente coronel cajamarquino José María Egús-
quiza como Jefe de la División Pacicadora de Maynas. Luego, el comandante de Armas de
Trujillo, bajo órdenes de Tagle, general de brigada Enrique Martínez, envió un refuerzo de
150 hombres a órdenes del teniente coronel argentino José Nicolás Arriola que en razón de
su antigüedad tomó el mando de la división quedando Egúsquiza como su segundo. Esta tro-
7 arl (6 de noviembre, 1818). Acta de Sesiones del Cabildo, Justicia y Regimiento de Trujillo (f. 239v).
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Tagle y la independencia de Lambayeque
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pa logra entrar a Moyobamba después de varios encuentros, consolidando así la declaración
de independencia (Pons Muzzo, 1996, p. 88). Resulta pues evidente que la voluntad, deseo
y, sobre todo, accionar de Torre Tagle estaba por la causa insurgente. Sin embargo, Roel
insinúa que de no mediar la invitación de San Martín, Torre Tagle hubiese permanecido en
la indiferencia y la inacción. De similar opinión es Reynaldo Moya Espinoza que arma
que “Torre Tagle no había de proclamar la independencia por convicción libertaria, sino
porque Trujillo se encuentra aislado y a merced del ejército de San Martín” (Moya citado
en Hernández, 2008, p. 299).
Comentemos esto detenidamente. San Martín necesitaba la adhesión de la Inten-
dencia de Trujillo, no conocía a Torre Tagle y ciertamente su posición militar, al menos
frente al norte del país, era favorable. Resulta, pues, bastante lógico que le dirigiera al
señor Intendente esta invitación, quizá sutilmente conminatoria. Le dirige desde Supe la ya
mencionada comunicación que Torre Tagle contesta en términos de exaltado patriotismo y
regocijo el 2 de diciembre, diciendo que él mismo había nanciado con su propio peculio
la formación del regimiento Concordia del Perú con el que se había propuesto proclamar
la independencia de Lima. Dice luego Torre Tagle que había regresado de España conven-
cido del “despotismo e injusta arbitrariedad del Gabinete de Madrid”. Se muestra entonces
como un patriota enfervorizado. ¿Albergaba Torre Tagle sentimientos patrióticos o escribió
una carta hipócrita y falsa porque su posición militar no le era favorable? ¿Colaboró y se
mantuvo cerca de San Martín porque así le convenía? Los eternos detractores de Tagle res-
ponden armativamente estas preguntas. Nosotros planteamos que Torre Tagle actuó since-
ramente. Hay un episodio poco conocido de su vida que explicaría en parte la sinceridad de
su sentimiento patriótico inicial. Estando en España, Tagle ascendió al grado de brigadier
en 1815 y luego fue nombrado Intendente de La Paz, cargo con el que regresó al Perú el
29 de noviembre de 1819; sin embargo, no pudo ejercerlo porque el ansiado lugar estaba
ocupado por un allegado del virrey, el coronel Juan Sánchez Lima (Morales, 2008, p. 173).
No es difícil imaginar la frustración que debió sentir, por eso quizá escribió en su carta del
2 de diciembre que regresó “convencido de la degradación, deshonra y vilipendio con que
son gobernados por el despotismo e injusta arbitrariedad del gabinete de Madrid”. Por esto,
postulamos que Torre Tagle en 1820 era un convencido patriota.
Estas declaraciones, la de Lambayeque, la de Trujillo, la de Cajamarca, la de Piura,
y la de Moyobamba, serían de gran importancia para los intereses libertarios. En 1846 Itu-
rregui visitó a San Martín en su exilio parisino, entonces el Libertador le dijo: “Si ustedes
no se pronuncian por la Patria y me auxilian como lo hicieron, me habría reembarcado para
Chile. Tal era la situación en que me hallaba”
8
; de allí la importancia de los movimientos
del norte para la causa patriota. Hay que decir que no solo San Martín reconoció y valoró
el aporte del marqués, sino que el ministro Bernardo Monteagudo dejó testimonio de ello
cuando en carta dirigida a Bernardo O’Higgins el 14 de marzo de 1821 escribió: “Nos ha
llegado a Huacho La Emprendedora de Huanchaco, con sus trescientos cincuentaicinco
hombres entre una compañía suelta del Numancia que estaba en Trujillo y el escuadrón
8 inGunza, 2010, p. 48; GerBerdinG, 1953, p. 7.
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Torre Tagle y la independencia de Lambayeque
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Dragones de Lambayeque. Trae algún dinero y otros efectos para el ejército. No hay cómo
elogiar a Torre Tagle, es el único que nos hace grandes servicios con nobleza de ánimo” (en
Ortiz de Zevallos, 1982, p. 162).
Fig. 3. Tumbas del marqués José Bernardo de Torre Tagle y Portocarrero y su esposa Mariana Echevarría de Tagle en
el cementerio Presbítero Maestro. Fotografía tomada por Joan Manuel Morales Cama (2015).
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Tagle y la independencia de Lambayeque
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Fig. 4. Libro de Actas de Sesiones del Cabildo de Trujillo que se conserva en el Archivo Regional de La Libertad. La
vista corresponde al folio 271. Fotografía del autor, enero del 2014.
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2. tra amistad con jo de san martín, quien lo nombró supremo
delegado. fue compero de estudios y familiar de bernardo
ohiggins
En 1963, Javier Ortiz de Zevallos, chozno de Bernardo Torre Tagle, publicó la correspondencia
que sostuvo el marqués con el general don José de San Martín. Estas misivas son pruebas del
afecto y consideración que se profesaban. El 28 de febrero de 1822 el cuarto marqués de Torre
Tagle escribió una misiva que Javier Ortiz de Zevallos calicó de “histórica”, pues resume en
buena manera la amistad que surgió entre ambos a raíz de la proclamación de la Independencia
de Trujillo. Creemos importante reproducirla y comentarla brevemente.
Exmo. Sor. Dn. José de San Martín
Lima 28 de febrero de 1822
RESERVADA
Mi amado amigo y compañero: al partir U. para verse con Bolívar aseguró al Perú que le inte-
resaba esta entrevista para jar la independencia del país y que interinamente me encargaba del
mando hasta concluir sus grandiosas ideas; esto no ha podido vericarse por lo que todos saben,
y U. ha vuelto a la capital que libertó sano y restablecido de sus pequeños quebrantos de salud.
En la ausencia de U. (hablo con mi corazón) yo con mucho placer de mi alma, he conocido cuán
justamente le ama mi país, y en su nombre le ruego encarecidamente que vuelva a ocupar el
gobierno que me encargó, y que solo U. puede desempeñarlo, como lo requiere el estado de las
circunstancias del día, y de las ocurrencias que necesariamente han de sobrevenir.
Si U. me cree útil, en la clase que quiera ocúpeme, seguro de que serviré bien hasta donde al-
cance a mi Patria, y el último momento de mi vida será sacricado a este objeto y al de acreditar
al mundo entero cuánto le amo, le respeto, y el tamaño de mi reconocimiento a mi Libertador.
Anteayer me dirijí a hablarle a U. sobre esto, pero desistí por falta de oportunidad; y le remito
ésta, esperando que así como yo haré siempre cuanto U. quiera, acredite lo que me distingue
accediendo a mi ruego.
A nadie he hablado de esto antes que a Ud. porque creo que U. solo prestándose a mi solicitud,
me continuará las consideraciones que le he merecido y que me constituyen en su más recono-
cido y atento amigo,
Bernardo Torre Tagle
9
Un Torre Tagle patriota, leal a San Martín, dispuesto a ocupar cualquier posición que se le
asigne, sin ambición de mando, es el que se reeja en este documento. Hay que mencionar
además que Tagle disimula bien los grandes malestares físicos de San Martín haciendo alusión
a “pequeños quebrantos de salud” cuando lo cierto es que el vencedor en San Lorenzo tenía
serias dolencias y pasaba mucho tiempo enfermo. Los detractores del marqués mencionan que
9 En ortiz de zeVallos, 1982, p. 107.
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Tagle y la independencia de Lambayeque
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esta amistad no era sincera, que Tagle se sintió obligado a ella; sin embargo, la atenta lectura
del conjunto de misivas intercambiadas entre ambos personajes hace presumir lo contrario.
El argentino Eduardo Colombres Mármol hizo un análisis de la correspondencia y encontró
muchísimas frases y párrafos enteros que expresaban el mutuo afecto que se profesaban (1964,
pp. 127 y ss.). San Martín conó en Torre Tagle y lo consideró su amigo personal. Conocía
muy bien sus defectos y limitaciones que tan bien expresara en la llamada “carta Lafond”,
documento declarado auténtico por la Academia Sanmartiniana de Buenos Aires en 1948. En
ese documento San Martín explicó que ciertamente Torre Tagle no era la persona idónea para
gobernar, por eso dijo de él que lo consideraba “inepto”, es decir, “no apto”. En ese entonces el
vocablo “inepto” no tenía los matices peyorativos que hoy ostenta. El propio Torre Tagle decla-
ró muchas veces que tenía desaprensión por el ejercicio de cargos públicos (Colombres, 1964,
p. 131). La incomprensión del lenguaje de la época ha servido muchísimo a los propósitos de
aquellos que insisten en que Torre Tagle fue meramente un “oportunista y un traidor”. En la
misma misiva del 29 de agosto de 1822, San Martín armó que Torre Tagle era una persona
“débil” quedando la duda si lo armó por su delicada salud, como presume el ya citado Colom-
bres (1964, p. 130) o si hablaba de una debilidad de carácter, característica bastante conocida
en Torre Tagle (Ingunza, 2010, p. 17).
San Martín vio en Torre Tagle a un patriota y le encargó no solo el mando en su au-
sencia, sino también le brindó su amistad personal. Es cierto que mientras estuvo en el mando,
en ausencia de San Martín, quien gobernaba era Monteagudo que ciertamente tenía una perso-
nalidad y un carácter frente al cual el marqués no podía oponerse; pero ello no puede hacernos
olvidar que Tagle era un patriota destacado y como tal tuvo importante participación en el
Protectorado sanmartiniano e incluso llegó a tomar algunas decisiones.
Hay que anotar además que cuando San Martín se retiró del Perú, llevó consigo el
retrato que el mulato José Gil de Castro había hecho del marqués (Majluf y Wuffarden, 2014,
p. 314), lo que es prueba inequívoca del aprecio y consideración que le profesaba. San Martín
depositó la obra en Mendoza y luego mandó por ella a su yerno Mariano Balcarce, que la llevó
hasta Francia en 1833 (Majluf y Wuffarden, 2014, p. 314). Ciertamente San Martín no hubiera
hecho esto si no hubiese sentido un sincero afecto por el marqués, de modo que la amistad en
verdad existió.
El historiador británico John Lynch arma que fue Torre Tagle quien tomó la deter-
minación de retirar a Bernardo Monteagudo del gobierno “y le hizo abandonar Lima el 30
de julio” (2009, p. 277). Anota además que el propio San Martín en carta dirigida a su amigo
Bernardo O’Higgins y fechada en Lima el 25 de agosto de 1822, reriéndose a Monteagudo,
escribió: “su carácter lo ha precipitado. Yo lo hubiera separado para una legación, pero Torre
Tagle me suplicó varias veces lo dejase, por no haber quien lo reemplazase”. De modo que el
marqués se llegó a convertir en un personaje que ostentaba algún poder político, no era solo
el individuo pusilánime al servicio de San Martín y Monteagudo sino que supo destituir al
ministro, así como en su momento lo había mantenido. Es verdad que la protesta de varios
ciudadanos dirigidos por Riva Agüero precipitó la destitución, pero Torre Tagle como Supremo
Delegado tuvo un papel central en el alejamiento del Ministro. En el maniesto redactado por
260
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Manuel del Río que la Municipalidad de Lima mandó a imprimir para justicar la destitución,
se leía: “[…] el ilustre peruano marqués de Trujillo, disfruta de toda nuestra conanza y afec-
to. Su prudencia y tino lo hacen cada día más apreciable, y nos recuerdan a cada instante lo
importantes servicios que ha prestado a la causa de nuestra LIBERTAD (sic). Sus sentimientos
siempre han sido nobles como su persona […]”
10
.
El año 2010, Scarlett O’Phelan publicó una biografía de O’Higgins que tituló Bernar-
do O’Higgins y sus estancias en el Perú, allí explicó que Torre Tagle tenía una estrecha relación
de amistad con el Libertador de Chile que databa desde su época juvenil en el Convictorio
limeño de San Carlos y que se había visto renovada a raíz del matrimonio que Torre Tagle
contrajo en segundas nupcias con Mariana Echevarría de Ulloa, viuda de Demetrio O’Higgins,
sobrino de don Ambrosio O’Higgins y tío de Bernardo O’Higgins. Esta relación de parentesco
y amistad juvenil habrían inuido en la decisión de Torre Tagle para tomar partido por la causa
insurgente (O’Phelan, 2010, p. 73). Menciona además O’Phelan que San Martín apadrinó a una
de las hijas del marqués, que la llamó Josefa en forma de reconocimiento a San Martín, hecho
que los convertía en compadres. O’Phelan describe a Torre Tagle como dubitativo y habla de
sus “marchas y contramarchas” respecto a su posición política. Hay que preguntarse si estas
“marchas y contramarchas” en efecto eran tales o eran solo aparentes y ocasionadas por las
circunstancias particulares en que se producían.
3. fue proclamado presidente de la república por el congreso
El 16 de agosto de 1823, Torre Tagle fue designado presidente de la República por el Con-
greso reunido en Lima. Al respecto Percy Cayo Córdova anotó: “Los congresistas no habían
olvidado que Riva Agüero les había sido impuesto como presidente, lo destituyeron y nom-
braron a José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle” (2004, p. 28). El propio Torre
Tagle relata:
Sucesivamente fueron llegando todos los diputados que estaban en Trujillo, y entre ellos la
mayor parte de los electos senadores, que prerieron la libertad de la patria a las promesas del
tirano. Reunidos, pues, en la sala de sesiones, discutieron sobre las dicultades que envolvía
la reunión del poder político propietario con el militar delegado; y resolvieron elegirme Presi-
dente de la República por unanimidad, habiéndose hecho para ello votación secreta con todas
las formalidades prescritas por el reglamento. Si he desempeñado bien la conanza que hizo
de mí la soberanía nacional, el público imparcial es quien debe decidirlo (Tagle, José Bernar-
do. Narración que hace de sus servicios a la causa de América)
11
.
A los pocos días (1 de setiembre), Simón Bolívar llegó al Perú y fue recibido por el propio
Torre Tagle en su calidad de presidente. Casi de inmediato (10 de setiembre), el Congreso
lo invistió de la suprema autoridad militar y política en cuanto lo exigieran las necesidades
de la guerra, lo que en la práctica lo hacía detentar todo el poder. Si Torre Tagle gozó de la
10 del río, 1976, 205.
11 Citado en luna, nieto y tauro, 1972, p. 530.
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conanza de la representación nacional, al menos hasta la llegada de Bolívar, fue porque sus
credenciales de patriotismo estaban fuera de toda duda. Para agosto de 1823 nadie identica-
ba al marqués con los realistas, nadie lo hubiese cuestionado en su identicación con la Pa-
tria, como tampoco nadie cuestionó en aquel momento el patriotismo de Riva Agüero. Otros
aspectos son la desmedida ambición de este último, su carácter intrigante y su formidable
capacidad para hacerse enemigos, la falta de carácter de Tagle o su ya comentada ineptitud
para el mando. Es la llegada de Bolívar al Perú la que va cambiando la imagen que el colec-
tivo percibía de ellos. Las intrigas tejidas por el coronel Tomás Heres y el propio Bolívar, se
encargaron de construir la gura de traición que hasta nuestros días oscurece injustamente la
memoria del marqués.
4. se enemistó con bolívar y se refug en los castillos
del callao desde donde redac manifiestos en contra del
libertador
Acabamos de mencionar que fue el propio Torre Tagle quien recibió a Bolívar a su
llegada al Perú. Sin embargo, pronto el Libertador evidenció su necesidad de dejar de lado
a Riva Agüero y Torre Tagle. El padre Rubén Vargas Ugarte en el tomo Vi de su Historia
General del Perú ha descrito los pormenores de la negociación que, por orden directa de Bo-
lívar, hubo de emprender el ministro de estado Juan Berindoaga, conde de San Donás, y que
terminarían con la acusación de traición a este y a Torre Tagle, implicándolos también en los
sucesos del 5 de febrero de 1824, que terminaron con el pabellón realista tremolando en los
castillos del Real Felipe. Se dijo que Berindoaga no solo era portador de las comunicaciones
ociales sino que llevaba también comunicaciones secretas a altos mandos realistas, entre
ellas una dirigida a Canterac con fecha 26 de enero y con las iniciales T.T.
Allí aparece la gura del coronel Tomás Heres, el mismo que habría estado impli-
cado en la supuesta conspiración que los ociales del Ejército de los Andes habrían urdido
contra San Martín y que ya comentamos en El Secreto de los Libertadores (Castro, 2011, p.
120). Hay que recordar que en opinión del general Herrmann Hamann Carrillo, presidente
del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, esta conspiración jamás existió y fue un
invento de Heres para desestabilizar a San Martín (Hamann, 2007). Pues bien, este mismo
ocial con fecha 9 de febrero dirigió una carta a Bolívar en la que supuestamente delataba los
planes de Torre Tagle. Luego, el secretario de Bolívar, Pérez, aseguró que el Libertador había
recibido informes que no le permitían dudar de la complicidad de Torre Tagle y Berindoaga
en el plan de entregar la capital a los realistas (Vargas Ugarte, 1966, p. 315).
Es entonces cuando Bolívar da orden a Necochea para prenderlo, pero este le pre-
viene tal vez apiadándose de él, y le envía uno de sus ayudantes para avisarle, dándole un
pasaporte para Chile. Torre Tagle se refugia en el monasterio de las madres Mercedarias, in-
tentando luego infructuosamente embarcarse hacia el país del sur, hasta que el general Monet
tomó posesión de Lima (Rizo-Patrón, 2012, p. 309). Monet ofreció a Torre Tagle el cargo de
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Gobernador, pero el marqués se negó a aceptar contestando que estaba resignado a “correr
la suerte de un prisionero de guerra”. La armación tantas veces hecha de que Torre Tagle
se acogió a la amnistía ofrecida por Monet es falsa pues el propio Tagle lo negó el 11 de
agosto de 1825 ante varios testigos (Rizo-Patrón, 2012, p. 310). Antes de que se pusiera sitio
al Callao, Torre Tagle solicitó asilo al almirante Blanco Encalada que mandaba la escuadra
patriota y al comandante de la escuadra británica Mailing, pero ambos se negaron. Blanco
para no contrariar la orden de Bolívar y Mailing quizá para no comprometer su neutralidad
(Cortés, 1972, p. 525). Es entonces cuando Torre Tagle se ve obligado a quedarse en el Cal-
lao. Los maniestos y declaraciones que allí emite pertenecen a un individuo a quien única-
mente le interesaban la supervivencia de su esposa e hijos pequeños, algo que para muchos
es difícil de entender, pero que es importantísimo subrayar. Los actores históricos no solo
están impulsados por motivaciones políticas, son también seres humanos con familia, hijos
pequeños, afectos y temores que pueden llegar a dominar sus actos. Este es el caso de Torre
Tagle. El maniesto del 6 de marzo ni siquiera fue escrito por él sino por Berindoaga. Paul
Rizo-Patrón, en un artículo compilado por Carmen McEvoy no descarta que todo el escrito
haya sido inventado o distorsionado por los realistas para desprestigiarlo y anular así toda
posibilidad de que Torre Tagle tome una posición de liderazgo (2012, p. 310). Basadre dijo
que este maniesto era el “estallido del cansancio, el desengaño, el derrumbe espiritual, la
negación después de las angustias sufridas. Sobre su ánimo pesaban el instinto de la propia
conservación, la certeza de que Bolívar había querido apresarlo para hacerlo matar, senti-
mientos y prejuicios de clase, la angustia y la desilusión de la aristocracia frente a una guerra
que parecía una continua carnicería acompañada por exacciones sin n y una permanente
anarquía […]” (2003, p. 96).
En nuestros días se sigue manejando la idea del marqués que “optó por buscar re-
fugio junto a un grupo de realistas recalcitrantes” (Wuffarden, 2014, p. 320). Repite así este
destacado historiador del arte, acaso sin notarlo, el concepto de Alfonso Quiroz Norris, con-
cepto que no comprende las circunstancias y motivos que llevarían al marqués a encerrarse
en los Castillos. Incluso recuerda Wuffarden la supuesta ación a la bebida del marqués, mito
creado por los agentes bolivarianos que en 1825 imaginaron y publicaron una caricatura alu-
siva al sitio, cuyo autor fue Marcelo Cabello, un grabador de la época. La caricatura es una
sátira contra Rodil y sus adeptos criollos. El jefe realista aparece en traza quijotesca acom-
pañado de su edecán Chicotillo, de Aznar, su segundo, de Alaix, de Diego Aliaga, el médico
Pezet, el periodista Gaspar Rico y Angulo, y Torre Tagle (que aparece en una vergonzosa
actitud). El dibujo se conserva en la colección Porras Barrenechea de la Biblioteca Nacional
(Estabridis, 2002, p. 331). Esta imagen y leyenda bolivarianas perduran hasta hoy.
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Fig. 5. Caricatura de Rodil y Torre Tagle en el sitio del Callao, obra de Marcelo Cabello (Estabridis, 2002, p. 331).
El temor y el pánico dominaban todos los actos del marqués en esos momentos, la decepción,
el abandono moral, el derrumbe absoluto. El hacinamiento, la enfermedad y la honda depresión
que atravesó harían lo suyo y lo llevarían al sepulcro.
5. finalmente murió víctima del escorbuto el 23 de setiembre de
1825 habiendo nombrado como su albacea a la señora maría ana
de ulloa, a gaspar rico y juan de berindoaga
El drama del marqués concluyó con su trágica muerte, antecedida de la de su esposa y la de
uno de sus pequeños hijos. Si murió decepcionado de la Patria que ayudó a fundar es una in-
cógnita irresoluble. No fue, como se dice hasta hoy, aliado de los realistas; si lo hubiese sido,
hubiera tomado los cargos que le ofrecieron. Tampoco “se pasó a los realistas”; si se hubiese
“pasado” hubiera pasado a formar parte del círculo de ociales de Rodil, que por lo demás
siempre le brindó un trato amigable. El hecho que reere el viajero Proctor de que se dejó
ver al lado de ociales realistas, nada demuestra. Proctor dice que “Torre Tagle, Berindoaga
y Echevarría tuvieron la imprudencia de mostrarse a la luz del día y se les vió sentarse y em-
borracharse liberalmente en compañía de los jefes españoles” (Cdip, xxVii, 2, 329). El texto
de Proctor tiene párrafos enteros que alaban las acciones de Bolívar en el Perú, es entonces
fácil suponer que la escena en mención pueda ser una exageración o una creación del autor
en su deseo de desprestigiar a los enemigos del Libertador. En todo caso, se sabe que, durante
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Torre Tagle y la independencia de Lambayeque
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el prolongado sitio, Torre Tagle trabó amistad con algunos ociales realistas, pero ello no
puede servir de base para decir que se pasó al bando colonial puesto que, como reiteramos,
se le hubiese asignado algún cargo de importancia en la plaza. Quienes insisten en ello quizá
lo hacen recogiendo la opinión de Timothy Annan cuando escribió que todos los refugiados
en los Castillos “habían votado contra la independencia con sus pies”, sin comprender que
muchísimos de los que allí estuvieron fueron obligados a ello o quedaron simplemente atra-
pados en la plaza. Annan subraya que estos 3 800 eran “más de los que rmaron el Acta de
Independencia en 1821” (2003, p. 309), para luego decir que ello es prueba de la indenición
del “dilema peruano”. El razonamiento de Annan es una grave falacia que no solo caricatu-
riza la verdad histórica, sino que daña la autoestima de los peruanos. No se entiende que no
solo la circunstancia política sino también la humana inuyeron y decidieron el accionar de
un personaje como Torre Tagle.
Hay que repetir aquí nuevamente lo dicho por Basadre en el sentido de que sobre el
ánimo de Torre Tagle pesaba la “desilusión de la aristocracia frente a una guerra que repre-
sentaba exacciones sin n”. Bien indicó Alberto Flores Galindo que esta guerra de indepen-
dencia representó la “aniquilación de la aristocracia colonial” a la que Torre Tagle pertenecía
(2010, p. 188). Agotado moral y físicamente, víctima del escorbuto, Tagle murió la madru-
gada del 23 de setiembre de 1825 (Morales, 2008, p. 171) conservando los uniformes de gran
mariscal de la Patria, y la banda de la Orden del Sol pero también los uniformes de brigadier
de los Reales Ejércitos, y señalando como “contraseña para su testamento” el nombre de
Santa Rosa, conocida advocación del Ejército patriota, en una aparente contradicción solo
explicada por lo que le tocó vivir.
Torre Tagle no fue un traidor. Traidor es quien quiebra la delidad o lealtad o quien
atenta contra la seguridad de la Patria. En ningún texto o documento de Torre Tagle apa-
recen referencias a ofertas o tratos secretos hechos con los españoles “para acabar con la
independencia del Perú” (Basadre, 2003, p. 96). Si entró en negociaciones con los españoles
fue siguiendo una orden que el propio Bolívar le había dado desde Pativilca con la nalidad
de ganar tiempo para reorganizar el Ejército (Chirinos, 1991, p. 44) pero sin comprometer
en ningún momento la independencia de una nación que él mismo había ayudado a formar.
Si, como se declaró en el proceso seguido a Berindoga, Tagle pretendió formar un gobierno
constituido por él mismo, y formado además por Diego de Aliaga y José de la Serna, esto —
como comenta J. Valega— hubiese sido una transacción política, quizá errónea pero no una
traición (Valega, 1943, p. 119). Para él, como para muchos hombres, lo más importante eran
su esposa y sus hijos y eso explica muchas de sus decisiones y procederes. Para cuidar a su
familia y “temeroso de que Bolívar lo mandase pasar por las armas” como anota Mendiburu
(citado en Chirinos, 1991, p. 41), Torre Tagle se refugió en los Castillos. Buscó hacerlo en
calidad de prisionero de guerra pero los españoles se negaron a ello, quizá previendo la utili-
dad política que le darían a su persona, como en efecto ocurrió con los famosos maniestos
que presuntamente rmó. Torre Tagle no tenía, como los que llegaron en la Expedición
Libertadora de San Martín o los que llegarían luego con el Ejército Unido de Bolívar, la se-
guridad de que su esposa y sus hijos reposaran seguros a cientos de kilómetros de distancia;
debió llevarlos con él a los Castillos y quiso el destino que fatalmente lo acompañasen en
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su triste nal. Débil de salud, débil de carácter en la mayoría de los momentos, sucumbió
víctima de sus acaso fundados temores que lo llevaron hacia una horrible muerte que la-
mentablemente no padeció solo. El hecho de haber fallecido en el lugar donde se refugiaron
los últimos realistas que quedaban y haber nombrado como su segundo albacea a Gaspar
Rico y Angulo, el más obstinado de los realistas, redactor y editor del periódico delista El
Depositario, órgano de prensa casi ocial de los realistas en el sitio del Callao hasta mayo
de 1825, ha dado motivo a que muchísimos historiadores lo tilden de traidor, espía y demás
denuestos de los que hasta ahora no se ha librado y probablemente nunca se librará. Textos
seudohistóricos como los de Herbert Morote (2009, p. 51) no hacen más que reforzar esta
equivoca imagen. El hecho de que hubiera podido tener amistad con Rodil no basta como
respaldo para armar que volviera “al bando realista”. Además, Rodil pudo haberse referido
a él como su amigo, por mera conveniencia. La supuesta amistad entre Rodil y Torre Tagle
tienen como base una carta que Rodil dirigió a la señora Josefa Echevarría en noviembre de
1825, pocos días después de la muerte del marqués. Esta carta se guarda en el aGn y dice:
Señora doña Josefa de Echevarría de Ezquerra
Real Felipe, noviembre 6 de 1825
Muy señora mía, de mi mayor consideración: consecuente con la apreciable de usted de hoy,
he mandado apuntar en las listas de panadería y cantina, el pan y arroz que tenían designado
antes del fallecimiento de mi amigo el marqués y además ocho onzas de harina. No tengo
noticia hayan variado el chocolate, pero encargaré sea el mismo que tomaban antes, aunque
la azúcar ya escasea; y en cuanto a lo demás prevengo se le facilite la provisión dos arrobas
de carne salada y una de (quemado) también salado, que es a cuanto puedo extenderme lo que
acredito a (quemado) usted hoy el mismo y que no he variado el concepto que u. y toda la
familia me han merecido, a la que deseo la mejor salud repitiéndome su atento y S.S. Q.B.S.P.
José Ramón Rodil
12
12 aGn (OL 137-16, caja 41).
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Fig. 6. Original que se conserva en el aGn Ministerio de Hacienda. Archivo Histórico (OL 137-16 Caja 41). Fotografía
tomada el 9 de enero del 2014 (aGn).
Si Tagle y Rodil fueron amigos, nada demuestra. San Martín entabló amistad con el co-
misario regio capitán de fragata Manuel de Abreu (Vargas Ugarte, 1966, p. 151) y con el propio
La Serna y a nadie se le ocurre que San Martín pudiera estar del lado realista. Sin embargo, en
el caso de Torre Tagle la amistad toma un sesgo distinto.
Nuestra cancillería lleva su nombre, pues el Gobierno decidió comprar en 1916 la casa
que entonces era propiedad de los señores Ortiz de Zevallos y Vidaurre; sin embargo, las nuevas
generaciones apenas lo recuerdan y si lo nombran es para brindar un juicio o un adjetivo sin
conocer en lo absoluto las causas que precipitaron sus decisiones y su trágico nal. De él dijo
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José de la Riva Agüero y Osma, nieto del presidente Riva Agüero, que “por las extraordinarias
y azarosísimas circunstancias en que se encontró, es más para comparecido que para execrado”
(en Chirinos, 1991, p. 44). En todo caso queda en cada uno evaluar y juzgar, si así lo desea, el
accionar político de Torre Tagle. Una cosa es indudable y en ello estarán todos de acuerdo: su
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