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Enrique Silvestre García Vega, La meritocracia
como forma de gobierno: origen, evolución y
desafíos. Lima: Fundación M. J. Bustamante de la
Fuente, 2020; 517 p.
Oscar Alberto Balladares de la Piniella
1
En esta obra, Enrique Silvestre García Vega, abogado, historiador, genealogista y es-
critor ya reconocido por varios libros, nos introduce con erudición y compromiso
intelectual en la historia de las instituciones públicas en el Perú. Como en obras ante-
riores, no oculta su postura monárquica al describir el desarrollo de la administración
pública en el Perú virreinal y su gradual decadencia a lo largo del período republicano.
Por ejemplo, el autor no duda en hablar de “guerra separatista” en lugar de “guerra de
independencia”, o en llamar “invasión chilena de 1820” a la Expedición Libertadora
del Perú, fuerza militar que efectivamente fue organizada en Chile y comandada por
José de San Martín. De este modo, la obra cuestiona el sistema republicano o, en todo
caso, la forma en que este se impuso, llevándonos a la idea, hoy quizá difícil de refu-
tar, de doscientos años de crisis política. En palabras del autor:
El sistema monárquico en el Perú era legítimo, la sociedad se hallaba or-
ganizada en corporaciones, los estamentos estuvieron presentes durante el
virreinato e inclusive durante la teocracia ynga. El fundamento de dicha le-
gitimidad fue la coexistencia de los Derechos, dicha diversicación norma-
tiva se materializaba en las decisiones del Superior Gobierno, la legislación
indiana, las leyes del derecho común, los cánones de la Iglesia Católica, las
normas civiles y las sancionatorias: premiales y penales, así como en los
usos y costumbres de las poblaciones prehispánicas, en tanto no contravinie-
ran la razón y la religión (p. 272).
Esta visión, controvertida para muchos, a la vez que fundamentada en hechos histó-
ricos y aceptada en diversos círculos académicos e intelectuales, cobra cada vez más
fuerza en un mundo en el que la Hispanidad, entendida como reivindicación cultural,
1 Abogado e investigador, Universidad de Lima. Correo electrónico: a_balladaresdlp@hotmail.com
Recibido: 10/04/2023. Aprobado: 21/04/2023. 147-150. En línea: 21/11/2023. Revista del Archivo Ge-
neral de la Nación, 38: 147-150. DOI: https://doi.org/10.37840/ragn.v38i1.158.
Citar como: Balladares, O.A. (2023). Enrique Silvestre García Vega, La meritocracia como forma de
gobierno: origen, evolución y desafíos. Lima: Fundación M. J. Bustamante de la Fuente, 2020; 517 p.
REVISTA DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
Reseña
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e incluso como proyecto reunicador, adquiere cada vez más adeptos. En ese sentido,
la obra de García Vega no es conservadora, sino orgullosamente reaccionaria y, como
tal, rebelde y revolucionaria en tiempos de corrección política, wokismo y cultura de
la cancelación. Prueba de lo anterior, es la cruz de San Andrés o aspa de Borgoña, sím-
bolo unicador de la Hispanidad, en la portada de este libro. No solo eso, delante del
aspa de Borgoña tenemos la diosa romana de la justicia, lo que constituye un mensaje
elocuente: cristianismo, derecho romano y losofía griega, es decir, origen y defensa
de la civilización occidental.
Si bien la portada no precisa que el libro trata de la administración pública en el
Perú, la corrupción y la carencia de idoneidad en los cargos públicos constituyen
problemáticas que afectan a casi todos los países hispanoamericanos. Estos estados
constituyen, en buena medida una sola nación y comparten un pasado histórico que es
analizado por el autor, por ejemplo, cuando trata las reformas borbónicas, o cuando
se reere a las Juntas de Gobierno establecidas tras la invasión francesa. Por ello,
esta obra claramente es de valiosa utilidad para estudiosos de todos los territorios que
conformaron la vasta Monarquía Católica.
La potencia del mensaje de García Vega se encuentra en el hecho de que su obra no
es mera militancia ni activismo coyuntural. Este libro es el producto del largo trabajo
académico, profesional y minucioso de un intelectual sumergido, desde hace veinte
años, en archivos, bibliotecas y centros de investigación públicos y privados. No es
militancia, sino la vocación de docencia de un autor tan apasionado como ilustrado
en los temas sobre los que escribe. En base a aquel compromiso, esta obra abunda en
información bibliográca y de archivos, a tal punto que casi no hay opinión o comen-
tario del autor que carezca de respaldo o sustento en algún documento ocial, obra
especializada o libro de memorias.
Armado de experiencia, vasta información y, sobre todo, dominio de la historia, el
autor parte de las raíces de los sistemas monárquicos hispánicos, ilustrándonos con los
casos de Don Pelayo (718-737) e Iñigo Arista (812-842), dos ejemplos de monarcas
que accedieron al poder no por la vía hereditaria, sino por la elección en base a sus
méritos. Acerca de este punto, el autor señala que: “[...] la gura del monarca no era
superior por derecho divino, sino producto de la convención entre hombres libres que
elegían un gran árbitro, un tercero imparcial que deliberaría sobre asuntos públicos y
privados, restituyendo la paz social” (p. 27). Esta forma de organización política, de-
nominada teoría española del origen popular del poder, precede a las teorías contrac-
tualistas de clásicos como Hobbes, Rousseau y Locke. No solo eso, evidencia que en
su origen no cualquiera podía acceder a la más alta dignidad en los reinos hispánicos.
Esto conlleva a reexionar acerca de los requisitos para asumir todo tipo de cargos
públicos, tanto en los sistemas monárquicos hispánicos de la Alta Edad Media, como
en las repúblicas hispanohablantes americanas.
García Vega propone la meritocracia como forma correcta de gobierno, ya se trate de
sistemas políticos monárquicos o republicanos. Al respecto, demuestra que gobernar
a través de la administración pública, sin tener la menor capacidad o idoneidad para
el cargo, constituye una de las peores taras del Perú republicano. De acuerdo con el
autor, esta tara, que en tiempos del virreinato era la excepción, hoy es la regla. Para
fundamentar sus tesis, como buen genealogista, realiza literalmente una genealogía de
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nuestras instituciones públicas, con la cual rompe varios tópicos. Por ejemplo, durante
el virreinato las fojas de méritos y servicios eran esenciales para adquirir puestos en
el Estado y ascender en estos, siendo excepción la patrimonialización de cargos, o ve-
nalidad de ocios, consistente en la compra y la herencia de los puestos burocráticos.
Un lugar común desmontado por García Vega es la presunta política anticriolla, esto
es, el supuesto copamiento de puestos públicos por parte de los españoles peninsula-
res, siendo que en realidad los criollos, o españoles de ultramar, ocuparon la mayoría
de cargos en la administración del virreinato del Perú. Evidencia de esto es la lista
que el autor consigna de sesenta y seis corregidores nacidos en Lima, Huamanga, el
Cuzco, Huancavelica y otras provincias del país. Esto también era una realidad en el
ejército y la milicia. Por ello, algunos funcionarios civiles, de hacienda y militares del
sistema independiente fueron previamente ociales del otrora gobierno legítimo y del
Ejército Real del Perú, el mal llamado “ejército español”.
Otro aspecto interesante es el de los beneméritos, originalmente los descubridores,
conquistadores, pacicadores y primeros pobladores de las Indias, y sus descendien-
tes nacidos en ellas. En palabras del autor: “La honra ganada por una persona, no le
era exclusiva, sino que se transmitía a los herederos, ello creó una cultura genealógi-
ca, que con el tiempo se iría expresando por medio de las informaciones de méritos
y servicios, que contenían no sólo los hechos propios dignos de premio, sino los de
sus antepasados” (p. 76). Esta noción del benemérito se invirtió al independizarse
el Perú, convirtiéndose en tal quien había prestado servicios a la causa separatista o
insurgente. Ahora bien, los constantes escándalos de corrupción del Perú republicano
parecieran sugerir que el espíritu del concepto, es decir, el de la honra que se transmite
a los herederos por parte de quienes prestan servicios al Estado, se ha ido extinguien-
do a partir de 1821.
Siguiendo la línea de intelectuales del calibre de don Miguel Ayuso, esta obra sostiene
que, a pesar de la vigencia de la democracia representativa, siempre hay minorías ocultas
que gobiernan a pesar de no haber sido electas en procesos electorales. Entre estas mi-
norías, el autor destaca la burocracia estatal y, en especial, a las personas designadas en
cargos de conanza. Así, a pesar de estar muy lejos de ser un entusiasta de la democracia
representativa, García Vega la deende como marco jurídico-político vigente. De este
modo, propone la meritocracia y la reducción o eliminación de los puestos de conanza
como un método de purga de los malos elementos de la administración del Estado.
Sobre este punto, el autor sostiene que la facultad de libre designación del Presidente
de la República es un rezago del sistema monárquico, el cual corrompe el sistema
republicano vigente debido a las taras propias de este sistema. Como bien señala el
autor: “La designación de personal de conanza es propia de los sistemas monárqui-
cos y contradictoria en los sistemas democráticos” (p. 491). Efectivamente, el cargo
de conanza por la simple designación de la autoridad política, sin tener en cuenta
la capacidad e idoneidad del sujeto designado, y sin la debida motivación escrita del
acto administrativo de designar, implica mantener en la república una concepción del
poder político no solo monárquica, sino incluso absolutista.
Esta visión anacrónica de la administración del poder tiene su raíz en la concepción
del Presidente de la República como Jefe de Estado que “personica la Nación”, por
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lo cual se aleja de la idea del rey árbitro, propia de la monarquía hispánica medieval.
Así, el presidente que “personica la Nación” remite al “L’État, c’est moi” (el Estado
soy yo), atribuido a Luis XIV, una noción del poder absolutista curiosamente intro-
ducida por la Constitución de 1933, seguida por la de 1979 y mantenida por la, hasta
ahora vigente, de 1993. Tal visión del presidente constituye un retroceso, ya que las
constituciones peruanas del siglo XIX tenían la más liberal noción del “ciudadano
Presidente”. Es más, ni siquiera en la constitución del Reino de España el rey personi-
ca la nación como en el caso del presidente de la República del Perú.
Antes de culminar, es necesario advertir que la intención del autor trasciende la pro-
puesta académica de organizar la administración pública a través de la meritocracia.
Esto es porque la meritocracia, tal y como es explicada por García Vega, y tal y como
debería entenderse en general, va mucho más allá de la simple capacidad y experien-
cia para asumir cargos en la administración pública. Veamos, la idoneidad, uno de los
fundamentos de la meritocracia, implica también una visión de la sociedad y del Esta-
do, basada concretamente en los valores que fundamentan su existencia: la protección
del individuo y de la sociedad a través de la limitación del poder político. De este
modo, tenemos que la idoneidad es un atributo incompatible con personas cuyos con-
ceptos de la vida, la libertad, la propiedad y la democracia son contrarios a los valores
de la democracia representativa, ya sea en su versión republicana o en la monárquica
constitucional o parlamentaria.
Teniendo presente lo anterior, que constituye evidencia histórica, se fundamenta de
manera mucho más clara la relevancia que tiene hoy en día una obra como La merito-
cracia como forma de gobierno: origen, evolución y desafíos.