El uso de cielorrasos en la arquitectura virreinal limeña
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recibos contenidos en el expediente de la obra
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, podemos reconstruir el proceso de
fabricación de este cielorraso de la siguiente manera:
a. En primer lugar, se desmontó la cobertura vieja de la sala, operación que deman-
dó el trabajo de cuatro peones y dos carpinteros durante seis días y por la cual se
pagó al sobrestante Marcos Casaverde la cantidad de 29 pesos
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.
b. Una vez desmontadas las vigas de la cobertura, se fabricaron telares dobles de quin-
cha sobre los ya existentes, con la nalidad de levantar la altura de la sala en dos va-
ras, a un costo de 338 pesos 4½ reales. Estos telares debían contar “con sus soleras,
contra soleras pies derechos de quatro en alfagía sus correspondientes embarrados
enlucidos y blanqueados hasta ponerlos en positura de recivir el cubierto”
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.
c. Sobre los telares de quincha se asentó el “cubierto grande de Madera y quar-
toncillo entablado de junto” compuesto por seis vigas madres, de las cuales tres
se reutilizaron de la cobertura vieja. Estas vigas madres fueron utilizadas “para
componer las cinco lumbreras de las que se compone el cubierto” y cubriendo el
vacío de cada lumbrera
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se colocaron los cuartoncillos, los cuales se asentaban
directamente sobre las madres. Sobre los cuartoncillos se instaló el entablado de
madera, el cual llevaría como cobertura esteras de carrizo y una torta de barro. El
costo del cubierto ascendió a 560 pesos y se debía dejar “en positura de recibir su
cieloraso por debajo”
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.
d. Para la confección del cielorraso se emplearon 106 varas de bramante crudo,
material que fue adquirido a Jacinto Maza a un costo de cuatro reales la vara,
totalizando 9 pesos y 3 reales. Las 106 varas -entiéndase cuadradas- de bramante
no fueron proveídas en una sola pieza, por lo cual hubo de coser varias de ellas
para cubrir toda la supercie del techo. Por esta labor se pagó 56 pesos 5 reales
al maestro sastre Simón Peña, equivalentes a los jornales del personal encargado
de este trabajo
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.
e. La instalación del cielorraso demandó, en primer lugar, la colocación de anda-
mios para permitir a los operarios acceder a la parte baja de la cobertura
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. La
20 Expediente de los gastos hechos en la refacción y compostura de la Sala Capitular. AHML, Tesorería,
Propios y Arbitrios, caja 3, exp. 17, 1787, fs. 154-223.
Para gestionar la obra, el Cabildo nombró comisario al regidor perpetuo don Fernando de Rojas, mien-
tras que el maestro mayor Martín Gómez se encargó de la dirección técnica de los trabajos. La recons-
trucción tuvo un costo de 5,593 pesos 6 ½ reales, según consta de la cuenta presentada por Rojas ante
el Cabildo. AHML, Tesorería, Propios y Arbitrios, caja 1, exp. 7, 1788.
21 AHML, Tesorería, Propios y Arbitrios, caja 3, exp. 17, 1787, fs. 177-177v.
22 Op. cit. [21], f. 166.
23 Op. cit. [21], f. 166. En este contexto, debemos entender que el término lumbrera (o lumbre) hace re-
ferencia a la “anchura de vano ó distancia horizontal de apoyos” (Mariátegui, 1876: 79), es decir, a la
luz o espacio libre entre dos puntos de apoyo o, en este caso, entre las dos madres. Este vocablo parece
haber sido de uso común en Andalucía hasta el siglo XVII.
24 Op. cit. [21], f. 166.
25 Op. cit. [21], fs.168 y 190.
26 El 21 de julio de 1785 se pagó 5 pesos a Antonio López por “sinco docenas de soga que le vendi con
destino para asegurar los Andamios que se formaron en la Real Sala de Cabildo para ponerle su sielo
raso”. Op. cit. [21], f. 197.