228228
Miguel Ángel del Castillo MoránRev Arch Gen Nac. 2022; 37: 227-230
En esa misma línea, nos encontramos en la compilación reseñada con una continuidad
en las investigaciones sobre la misma temática, pero con una serie de particularidades
respecto a los estudios anteriores, en los cuales se privilegió el análisis del siglo XIX
y la llegada de los primeros trabajadores culíes al espacio peruano. Vemos ahora un
mayor interés en las formas adoptadas por este colectivo para acoplarse con éxito al
tejido social local, formando familias y empresas que hoy son distintivo, también,
de nuestro país, con descendientes que pueden encontrarse en los ámbitos cultural,
político, deportivo, económico, etc. El dragón y el cóndor lleva a reexionar, de una
manera sencilla y profusa en ejemplos (sin por ello apartarse del rigor académico),
sobre aquellos lazos que nos continúan uniendo como peruanos a China a través del
aporte tusán a este «país de todas las sangres».
Una de las características del texto es que plasma el interés de los propios tusanes en
conocer su historia, es decir, que son ellos ahora quienes escriben sobre la misma. De
los trece artículos que componen el libro, cinco son escritos por tusanes o por autoras
estadounidenses con ascendencia china (Chuhue, Wong, Chiu, Chu y Chang). Se in-
cluyen, igualmente, tres artículos desarrollados por escritoras e investigadoras nacidas
en la propia China (Li, Yuan y Wu).
La formación académica de los distintos autores es, también, variopinta y muestra un
conglomerado de prestigiosas casas de estudio en el extranjero (Universidad de Sala-
manca, Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Estudios Internacionales
de Sichuán, Williams College, entre otras) que, junto a los trabajos de autores peruanos,
proporcionan una visión enriquecedora y global acerca de este proceso singular tanto
en la historia peruana como en la hispanoamericana. En el caso de los autores peruanos,
las contribuciones más numerosas provienen de la Universidad de San Marcos (seis en
total), seguidas por las de la Ponticia Universidad Católica del Perú (con tres).
En cuanto a la formación profesional de los diferentes autores de la compilación, hay
que destacar también su procedencia. Así, en El dragón y el cóndor, vemos investi-
gadores provenientes de la arqueología, la antropología, la historia, la arquitectura, la
literatura, entre otras, todo lo cual convierte la lectura en una experiencia muy rica y
llamada a convertirse, por lo tanto, en una referencia ineludible para el conocimiento
y la comprensión de la presencia china en el Perú.
Los editores, Valdizán y Chuhue, dividieron la obra en tres secciones: «Arqueolo-
gía, historia y patrimonio», «Literatura», y «Sociedad y actualidad». La primera de
ellas abre con el artículo de los historiadores sanmarquinos (y actuales servidores del
Archivo General de la Nación) Celia Soto y Bernardo Reyes. Su interés se centra en
los primeros rastros de población china en la capital peruana en el periodo virreinal
temprano (siglo XVI), habiendo logrado ubicar hasta quince contratos insertos en la
sección Protocolos Notariales. Estas escrituras contienen interesantes datos acerca de
su región de procedencia, su labor especíca, su residencia y la liación de los asiá-
ticos llegados a Lima vía el Galeón de Manila o haciendo escala previa en Acapulco,
complementando estudios previos basados en el Padrón de Lima de 1613.
El segundo artículo corresponde a la arqueóloga Roxana Gómez Torres, quien pone
en evidencia un antiguo cementerio chino de Lima, ubicado en la huaca Bellavista
(distrito de Santa Anita) y perteneciente a la segunda mitad del siglo XIX en donde,