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Discurso sobre la Amazonía de la selva central. El caso de Las mariposas blancas de José T. Torres Lara (1898)
colonización pionera (1847-1947) y la de colonización masiva (1947-1990). La ubica-
ción temporal de Las mariposas blancas correspondería a la etapa de la colonización
pionera. La etapa señalada se caracterizó por la promoción desde el Estado peruano
de la colonización e inmigración europea (de preferencia de origen anglosajón), que,
de acuerdo a García Jordán (2001: 179), «se convirtieron en dos de los mitos moder-
nizadores de los grupos dirigentes peruanos a nales del siglo XIX e inicios del siglo
XX». Sin embargo, en la práctica los inmigrantes y colonos que predominaron fueron
los peruanos y de los pocos grupos extranjeros destacaron los chinos y los italianos.
Históricamente la Selva Central ha sido residencia de las etnias yánesha (amuesha) y
asháninka (campa). Participaron junto a los pueblos shipibo y conibo en la rebelión de
1742 que lideró Juan Santos Atahualpa contra las autoridades españolas (Aguirre, Gavi-
dia, Acho y Veintemilla, 2019: 17). Según Santos Granero (2021: 30), «en 1847, durante
el primer gobierno de Ramón Castilla, tropas del gobierno desalojaron a los indígenas
que habitaban en la conuencia de los ríos Ocsabamba, Palca y Tulumayo, erigiendo en
dicho lugar el fuerte de San Ramón, que habría de constituir el puesto de avanzada de
los valles de Chanchamayo, Paucartambo, Chorobamba y Perené». En los pueblos as-
háninka y yánesha cumplían un papel central las herrerías, en cuanto a su organización
social, económica, tecnológica y religiosa, pues les permitía tener cierta independencia
para sus actividades agrícolas, militares, además de ser centros ceremoniales y por ende
implicar cierto estatus. Sin embargo, con el desplazamiento y destrucción de las herre-
rías por parte de expediciones militares en las últimas décadas del siglo XIX, se vieron
inmersos en una situación de dependencia (Santos Granero, 2021: 44).
Viajeros en la colonia y la república
En el Perú, a lo largo de su etapa colonial y republicana hubo viajeros y comisiones
que registraron sus observaciones sobre el país, incluida la aún desconocida y remota
Amazonía. Durante la etapa colonial, estos viajeros eran primordialmente de origen
español,7 entre ellos se podían contar a los cronistas, los funcionarios públicos, los
sacerdotes, los misioneros, etc. Sus incursiones respondieron a planes de expansión
política, social, económica y religiosa en los dominios españoles, así como de someti-
miento de la población indígena. El panorama se modicó en 1735, cuando comenza-
ron las expediciones cientícas internacionales, como la del geógrafo Charles Marie
De La Condamine (Pratt, 2010: 44) o de Alexander von Humboldt, en 1799, años
previos a la Independencia. En ambos casos, se trataba de exploraciones cientícas,
en las que la idea era descubrir las tierras interiores del continente americano8, ubicar
las riquezas naturales con miras a un expansionismo europeo y esquematizar los co-
nocimientos adquiridos a partir de la observación de la naturaleza, con lo cual se da
una reimaginación de América9.
7 Cabe decir también, que al menos hasta el siglo XVIII, los viajeros tenían cierta restricción, pues «los
territorios americanos de España estaban estrictamente cerrados a viajes ociales de extranjeros, con
el n de aislar a sus colonias de toda inuencia foránea y de todo posible espionaje extranjero» (Pratt,
2010: 45).
8 La expedición de La Condamine es un ejemplo temprano de una nueva orientación hacia la exploración
y documentación de las tierras interiores continentales, en contraste con el paradigma marítimo que
había ocupado el centro del escenario durante 300 años (Pratt, 2010: 57).
9 De más está decir que el público al que se dirigía la literatura resultante era el europeo.