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Fases para el procedimiento de la valoración documental
De igual manera, se hace necesario estudiar los reglamentos internos, leyes o disposi-
ciones jurídicas que afectan al organismo. Asimismo, se estudian los instrumentos de
gestión como el Manual de Procedimientos (MAPRO), el Reglamento de Organiza-
ción y Funciones (ROF), el Manual de Organización y Funciones (MOF), el organi-
grama, el Plan Operativo Institucional (POI), entre otros.
Con respecto al estudio documental, se realiza reuniendo y examinando información
que ofrezca un panorama completo de la gestión documental; para ello, se debe co-
nocer el espacio, el mobiliario e infraestructura para el almacenamiento, como, a su
vez, el periodo y volumen del acervo documental. Asimismo, se identican los ins-
trumentos de clasicación y descripción disponibles para la fase de valoración como
se mencionó previamente. Es imprescindible disponer de un cuadro de clasicación
debidamente estructurado con el n de facilitar este proceso. Por otro lado, en esta
etapa, al igual que en la anterior, se debe usar una cha para el levantamiento de
información o un formulario de valoración, el cual puede tomar como referencia la
estructura de la norma ISAD(G).
Fase de valoración
Una vez realizados los estudios tanto de la institución como del acervo documental,
ya se podrá analizar y determinar los valores temporales y permanentes asociados
a las series documentales. De acuerdo con Cermeno Martorell y Rivas Palá (cit. en
Cruz Mundet, 2011), los criterios pueden ser de conservación o de eliminación. En el
primer caso, se debe salvaguardar la serie documental si esta explica el origen y evo-
lución del organismo; si contiene datos signicativos sobre personas, acontecimien-
tos, lugares, ciencias o técnicas; si permiten conocer los procesos de elaboración de
leyes y reglamentos; y, si comprende datos para la protección de los derechos civiles,
nancieros, jurídicos, individuales y de instituciones. Además, se considera si estos
contemplan información sobre otros fondos o series documentales, y si responden a
las necesidades de análisis histórico y de la historia cuantitativa.
Con respecto a los criterios de eliminación, la orientación para reconocer documentos
susceptibles a ser depurados sería el costo. Aunque este término tiene una connotación
negativa y es controversial, es un indicador que se debe tomar en cuenta. Otro aspecto
a considerar es el estado de la serie documental; en otras palabras, si los documentos
se encuentran en una situación de deterioro y si su restauración no es justicada, no se
deberían conservar. De igual modo, Ramírez Deleón (2011) indica que se debe tomar
en cuenta el tipo de función de la serie, es decir, si estas son generadas por función
adjetiva o sustantiva. Se arma que es adjetiva cuando es de los órganos de apoyo; y,
sustantiva cuando pertenece a los de línea. Esta última va producir información espe-
cíca o esencial, lo cual da a inferir que es potencialmente histórica.
Igualmente, es exhortativo realizar entrevistas al personal productor por el hecho de
que es necesario tener información de primera mano sobre su generación, aplicación y
mantenimiento. Igualmente, se debe tener un constante diálogo con otras profesiones
o disciplinas para que ayuden al planeamiento de temporalidades. De igual forma, la
misma ley puede dar como referencia un periodo de conservación, como ocurre con
los libros contables.