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Francisco San Martín Baldwin y Victoria Diéguez Deza (Eds.), Trujillo: capital de
la independencia del Perú. Trujillo: Comisión Regional para la Conmemoración
de la Independencia del Perú, La Libertad, 2020; 418 p.
Luis Ernesto Paliza Sánchez
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Hace algunos años, el tema del Bicentenario del Perú ha empezado a ganar prota-
gonismo en diversos espacios académicos; en consecuencia, algunas instituciones y
universidades han impulsado la edición de libros vinculados al tema, no únicamente
en el campo historiográco, también desde otras aristas y perspectivas. Aunque, valga
decir, casi todos producidos en Lima, son pocas las publicaciones hechas en otras
regiones que logran notoriedad. En el campo que nos incumbe, podemos destacar la
labor realizada por la Comisión Regional del Bicentenario de La Libertad (CRBLL)
que, en su empeño de impulsar y promocionar la historia, ha publicado tres libros
referidos a la conmemoración de su independencia.
Trujillo. Capital de la independencia del Perú reúne 10 investigaciones escritas, en
su mayoría, por jóvenes historiadores de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT),
que abordan el proceso de la independencia de Trujillo desde novedosos enfoques
e interesantes propuestas. Sin embargo, llama la atención cierto matiz historicista y
hasta subjetivo en su desarrollo, que en ocasiones tropieza con el rigor del historiador
y, muchas veces, de agudos lectores.
Francisco San Martín, director general de dicha comisión, abre el libro con un estu-
dio introductorio sobre el proceso independentista de Trujillo y su proyección en el
Perú. Su escrito no es propiamente una investigación sobre un punto en especíco,
sino un relato ligero que busca resaltar —muchas veces cayendo en el romanticismo
y la exageración— las decisiones políticas que se alcanzaron en dicho contexto: “Los
trujillanos de 1820 cambiaron la historia, tomaron decisiones valientes y fueron leales
a mismos, asumieron las consecuencias, los sacricios y los costos. Hace poco,
1 Magister en Investigación en Historia, Universidad de Extremadura. Cáceres, España. Correo electróni-
co: leps_9014@hotmail.com
Recibido: 31/3/2021. Aprobado: 28/4/2021. En línea: 6/8/2021.
Citar como: Paliza L. (2021). Francisco San Martín Baldwin y Victoria Diéguez Deza (Eds.), Trujillo:
capital de la independencia del Perú. Trujillo: Comisión Regional para la Conmemoración de la Inde-
pendencia del Perú, La Libertad, 2020; 418 p. Revista del Archivo General de la Nación, 36: 221-224.
doi: https://doi.org/10.37840/ragn.v36i1.130
Reseña
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Luis Ernesto Paliza SánchezRev Arch Gen Nac. 2021; 36: 221-224
alguien decía que el Perú aún no le había pagado a Trujillo esta deuda bicentenaria”
(p. 15). Hay una tentativa por suponer que el norte, tanto política como socialmente,
fue una unidad indisoluble que buscó alcanzar su independencia, encausada por el
deber cívico y patriota. En esa misma línea se encuentra la presentación del embajador
José Betancourt Rivera, quien plantea dos semblanzas, aunque disimiles, de Hipólito
Unanue y José Faustino Sánchez Carrión. Aquí se busca enaltecer los logros políticos
de ambos personajes, principalmente de Unanue, a quien llena de todos los epítetos
posibles, convencido de su labor por el país. Más que una semblanza es un panegírico
del prócer: “[…] deseo manifestar que Unanue, como persona sabia, racional, lógica
y conocedor del método de la investigación cientíca a través de la observación y su
contraste con la realidad, registró que el sistema colonial había perdido credibilidad,
ecacia, legitimidad y contenido” (p.153). No cabe duda que ambos trabajos fueron
escritos desde una postura más bien emotiva e idealista.
Hace algunas semanas, el historiador Guillermo Fernández
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planteó que actualmente
la historiografía dominante es la Nueva Historia Política, y que sus espacios se ubi-
can en la Ponticia Universidad Católica del Perú (PUCP) y el Instituto de Estudios
Peruanos (IEP), principalmente. Ahora bien, los trabajos aquí reseñados pueden dar
luces acerca de la actual generación de historiadores de la UNT, con intereses no sólo
en la historia política sino también en otros terrenos. Veamos: Juan Chigne Flores nos
expone el panorama político de Trujillo entre 1808 y 1824, en donde distingue tres
momentos claves para comprender su evolución. Iniciando con el delismo expuesto
por el cabildo y la ciudad, luego por la germinación de independencia y su extensión
en el territorio del norte, y, nalmente, el reconocimiento que se le otorgó en 1822
por el apoyo económico y político a la causa libertadora. Isaac Trujillo Coronado, por
su parte, aborda el novísimo campo de la historia conceptual: el concepto de ‘patria’
en la élite trujillana. Un notable trabajo donde destaca el análisis semántico de la
palabra, a través de las cartas y otras fuentes documentales que rescata para su desa-
rrollo; asimismo, la evolución del concepto y su uso aplaudido por el bando patriota
y denigrado por el realista. Para ello, el autor resuelve, a través de una base teórica
del lenguaje, la extensión del concepto y la denotación, y connotación, que este reci-
bía. Me permito saltar hasta el escrito de Arthur Quesada Zumarán sobre el tema de
la alimentación y logística de los batallones patriotas. De los autores aquí revisados,
es este quien mejor expone las ideas de forma objetiva y —habría que decirlo—
amena. Nos presenta el apoyo de los hacendados en los valles de Chicama y Virú,
donde resalta qué alimentos y auxilios brindaron las poblaciones a los regimientos
libertadores; también distingue las jerarquías militares incluso en la alimentación
cotidiana. Otro punto destacable son los comercios urbanos y su clasicación por
calles de la ciudad; aunque es una descripción rápida, el historiador captura algunos
acontecimientos, especialmente crímenes, que traslucen la sociabilización e identi-
dad social del Trujillo decimonónico. Maxwell Quiroz Castillo ofrece un necesario
estudio sobre la primitiva Universidad de Santo Tomás y Santa Rosa en Trujillo,
desde su fundación e instalación hasta su funcionamiento, construyendo para ello un
relato que nos lleva hasta el siglo XVIII con la orden jesuita y los primeros colegios
2 Recuperado de https://grupodetrabajohistoriasiglo20.blogspot.com/2021/02/el-campo-historiogra-
co-del-peru.html
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Comisión Regional para la Conmemoración de la Independencia del Perú, La Libertad
y seminarios. Un importante recorrido político y social para comprender la historia
de la educación en el norte del Perú.
El arqueólogo e historiador Juan Castañeda Murga presenta un intento hermenéutico
de un cuestionario elaborado por las Cortes de Cádiz (1812), y que pretende darnos
una visión demográca, cultural y étnica de los indios en las doctrinas de San Sebas-
tián de Trujillo, Virú y Otuzco. Los documentos anexados son fuentes invaluables
para adentrarnos, como dice el autor, en el estudio de la vida cotidiana de la sociedad
indígena. Sin embargo, cabe la pregunta, ¿a qué se debe la presencia de esta investi-
gación si no comparte la temática del libro? Habría que preguntársela a los editores.
El estudio de Frank Díaz Pretel bien podría dividirse en dos partes: la primera, en la
cual historiza a la familia Orbegoso entre los siglos XVIII y XIX, donde el protago-
nista, no cabe duda, es José Luis Orbegoso y su trascendente papel en la lucha por la
independencia del Perú hasta el Primer Militarismo; y la segunda, sobre los herederos
de dicha familia aristocrática y la hacienda Chuquizongo. La primera parte está mejor
desarrollada, hace un balance tanto político como económico de Orbegoso vinculado
a las crisis de la coyuntura. Pero en la segunda parte es donde uno se encuentra con un
uso y abuso de colocar ‘don’ y ‘doña’ a los nombres de la élite trujillana —innecesa-
riamente— y que, por momentos, se tiñe de cierta apología, especialmente de Orbe-
goso: “[…] los que destacan sus virtudes como militar, su bondad propia de su cuna
y también los que lo consideran héroe” (p. 171)
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. También hay un repetitivo uso del
título de ‘Gran Mariscal’ —se utiliza seis veces— para nombrarlo. Victoria Diéguez
Deza, por su parte, nos invita a conocer la contribución y participación popular en la
independencia de Trujillo; sin embargo, no llega a completar su objetivo, pues lo que
nos presenta son descripciones superciales de algunos levantamientos —el caso de
los indígenas del pueblo de Simbal es una excepción—. A pesar de ello, cuando el hilo
llega al tema de la corrupción, el trabajo toma interés y, probablemente, por allí debió
ser dirigido. Lo que genera preocupación son las conclusiones, que encajan más
como una reexión personal, cívica y acrítica: “Nuestro propósito: enorgullecernos
de los valores y sacricios que se hicieron en el pasado, pero también para aprender
de los errores y tener una mirada prospectiva sin traumas, prejuicios ni complejos” (p.
291). Aquí tampoco se comprende la razón de anexar un padrón de los donativos de
los pobladores de Virú.
Las reexiones de Susana Aldana sobre el norte y el gran norte apuntan a conocer
el circuito y las dinámicas comerciales entre el Cabildo de Trujillo y el virreinato de
Nueva Granada. Como dice la autora, estas relaciones comerciales no eran única-
mente establecidas de forma local-regional, sino que comprendían macrorregiones
donde el benecio económico iba en crecimiento. Los agentes que participaban en
esta dinámica eran hacendados, comuneros y pequeños productores que entrelazaban
relaciones familiares convenientes. Esta dinámica no era especialmente de minería
sino, más bien, de productos agrícolas y de esclavos. Aunque la autora no lo deja
en claro, propone que varios de los intereses mercantiles estaban vinculados a la in-
dependencia. Gustavo Montoya Rivas cierra el libro con un agudo trabajo sobre las
contradicciones políticas y militares en la guerra civil de 1823, cuando Riva Agüero
3 El subrayado es mío.
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asume el poder hasta que es reemplazado por Bolívar. Nos narra como en el norte,
especialmente Trujillo, a pesar de ser la reserva patriota, se impedía que sus diputados
pudieran ejercer sus funciones en el Congreso. Es decir, se elegía muchas veces a
quienes estaban y vivían en Lima, y no en las regiones, generando de alguna forma
cierto descontento entre las poblaciones y sus autoridades. Habría que destacar la
existencia de enfrentamientos entre facciones y partidos en el interior del país, para el
cargo de alguna autoridad. La imagen de Riva Agüero fue bien vista entre las milicias
y guerrillas que se fueron fortaleciendo ante la presencia de los libertadores, siendo
que para muchas poblaciones el presidente Riva Agüero representaba la peruaniza-
ción de la independencia y, de alguna manera, la formación de un nacionalismo ple-
beyo y la acumulación de identidades sociales.
Finalmente, hay ciertos detalles formales que pueden pasar desapercibidos en el desa-
rrollo de las investigaciones, pero que quisiera subrayar por extensión: primero, la re-
iteración de contextos y antecedentes por cada capítulo, muchas veces, innecesarios;
segundo, las conclusiones que en ocasiones distan de sus objetivos; y tercero, la ur-
gente revisión ortográca y de estilo que no debe ser soslayada en un libro como este.