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REVISTA DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
Nota
El desembarco de Cristóbal Colón en Lima:
la historia de su estatua y de sus traslados
Antonio Coello Rodríguez
1
Resumen
El presente artículo desarrolla la historia del monumento a Cristóbal Colón y sus
continuos traslados por la ciudad de Lima. Asimismo, explica por qué se escogió su
primera ubicación, colindante a la Plaza Acho, zona muy distante para aquella Lima
de la segunda mitad del siglo XIX, que fue considerada en los planes de la Municipa-
lidad de Lima con nes de mejorarla y hacerla más atractiva a los limeños de aquellas
épocas. Sin embargo, dicho proyecto no prosperó debido a los continuos asaltos y
robos, razón por la cual se decidió su cambio a una nueva zona que represente el
progreso y orden: el Parque de la Exposición, en cuyas inmediaciones dará varias
vueltas, hasta inaugurarse el paseo 9 de Diciembre, hoy paseo Colón, lugar denitivo
de dicho monumento.
Palabras claves: historia de Lima, urbanismo, Cristóbal Colón, higiene.
The Arrival of Christopher Columbus in Lima:
The History of his Statue and its Tour Around Lima Downtown
Abstract
The present article will develop the history of the monument to Christopher Columbus
and its continuous transfers by the city of Lima. Also, it will explain why its rst
location was chosen, adjacent to the Plaza Acho, a very distant area from Lima on the
second half of the XIX century, which was considered in the plans of the Municipality
of Lima with the purpose of improving it and making it more attractive to the limeños
of those times. However, this project did not prosper due to the continuous assaults and
1 Arqueólogo e historiador, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. Correo electrónico:
sequilao@gmail.com
Recibido: 08/1/2021. Aprobado: 29/5/2021. En línea: 6/8/2021.
Citar como: Coello A. (2021). El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de
sus traslados. Revista del Archivo General de la Nación, 36: 203-220. doi: https://doi.org/10.37840/
ragn.v36i1.129
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robberies, reason for which it was decided to change it to a new zone that represents
progress and order: the Parque de la Exposición (Exposition Park), in whose vicinity
it will make several turns, until the inauguration of the Paseo 9 de Diciembre, today
Paseo Colón, its denitive location.
Keywords: history of Lima, Cristobal Colón, hygiene, town planning.
El presente texto de investigación analiza el desarrollo histórico de la llegada del mo-
numento de Cristóbal Colón a Lima y explica todo lo que representó para esta ciudad.
De la misma manera, cómo la Municipalidad de Lima trató de reglamentar y construir
un icono que represente el progreso, belleza e higiene, cosa que no se pudo lograr
debido a la “barbarie reinante en aquel sector de la ciudad”. Sin embargo, el Estado
central apoyó esta labor, para lo cual se preocupó por seguir desarrollando dicha zona
mediante la construcción del Puente de Fierro, que tampoco consiguió desarrollar ni
proteger al monumento, razón por la cual se tuvo que mover a una nueva ubicación
que represente el nuevo icono de progreso de la ciudad, que sería conocido como el
Palacio de la Exposición.
La escultura y su n didáctico
La arquitectura decimonónica representó, para las nacientes republicas americanas, la
llegada del ansiado orden y progreso, este era por n el ideal de poder vivir en ciuda-
des parecidas a las europeas, las cuales poblaban el imaginario de los gobernantes de
aquel entonces. Un caso muy bien estudiado es el de Chile, representado por la actitud
progresista e higiénica del intendente Benjamín Vicuña Mackena quien, en “un ideal
de modernidad”, creyó poder llegar a él mediante la alianza entre ideas cientícas y
proyectos políticos (Leyton y Huertas, 2015: 16); otro caso semejante es el ecuato-
riano, nación gobernada por Gabriel García Moreno, quien llevo el progreso a su país
(Alexander, 1986); y el caso argentino, una de las naciones americanas en lograr un
mayor desarrollo, estabilidad y representar el tan ansiado modelo de bienestar (Sába-
to, 2000).
Todos los ejemplos mencionados caen en el denominado grupo de ‘ciudades burgue-
sas’, término acuñado por José Luis Romero (2011: 247) para caracterizar a las ciuda-
des americanas que buscaron alcanzar un fuerte parecido a las ciudades europeas en
cuanto a su estructura social y su sonomía. Otro elemento a tener en cuenta, en este
fenómeno homogéneo americano, será el imitar el prestigio francés, especialmente
desde la segunda mitad del siglo XIX, para lo cual “la emergente burguesía ligada al
sector exportador favoreció la adopción del ‘estilo francés’ en diversas manifestacio-
nes de la vida doméstica y pública en las ciudades” (Almandoz, 2013: 51).
Asociado a este orden urbano, debemos considerar otro elemento que vendría a ser el
complemento ideal para toda ciudad: nos referimos a las esculturas, las cuales brinda-
rían un valor decorativo y didáctico y, a la vez, servirían para reforzar las tradiciones
de cada país. Esto sería aprovechado y dirigido por cada gobierno, quienes serán los
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El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
más grandes impulsores de la producción escultórica, sobre todo de los monumentos
conmemorativos. Las esculturas públicas se harán con la intención de perdurar en el
tiempo y servir de ejemplo para que el pueblo las recuerde e imite, y, sobre todo, se
sientan identicados con el monumento.
Para el caso particular de Lima, según la investigadora Natalia Majluf (1994: 13), la
escultura cumplirá dos nes en el espacio urbano: la primera será para la renovación
de algún sitio especíco, sea plaza o alameda; mientras que una segunda opción fue
la de erigir monumentos conmemorativos. Sin embargo, creemos que para el caso
del monumento a Cristóbal Colón será una mezcla de ambos nes pues, por un lado,
se renovará y tratará de convertir un espacio antiguo en una zona de desarrollo para
Lima, pues la vetusta zona de Acho existía desde tiempos coloniales
2
y representaba
un lugar de distracción para aquella Lima que aún no se expandía hacia la zona no-
reste. Igualmente, las inmediaciones de Acho estaban incomunicadas con Lima pues,
para aquellos años, solo existía el Puente de Piedra, estando estos entornos alejados
del viejo centro limeño. Por tal razón, al escoger este pedazo de Lima al ser lugar de
distracción también se rendiría culto al descubridor de América.
Preparativos para un nuevo monumento
El aspecto de Lima, a mediados del siglo XIX, era el de una ciudad sin monumentos
ni zonas de concentración común más allá de la Plaza de Armas y el frontis de las igle-
sias, lugares comunes a la sociedad de aquella época. Allí se reunían al salir de oír su
ceremonia religiosa (misa) o procesión, allí se producía la plática continua y común,
la misma que transcurría sin la mirada vigilante de algún personaje cívico o héroe
nacional, el mismo que sería un digno ejemplo a imitar y fortalecería el sentimiento
de patria. Esta carencia de monumentos era, incluso, expuesta por el mismo gobierno,
tanto en medios ociales (memorias) como en medios de prensa. Este vacío queda
cubierto en el caso limeño cuando, en 1859, se levanta por n un monumento, el cual
estará dedicado al libertador Simón Bolívar, siendo la locación escogida la plaza de la
Caridad, actual plaza del Congreso o plaza Bolívar.
Por citar un ejemplo, en el diario ocial El Peruano, en agosto de 1853, se comentaba
sobre la carencia de monumentos para aquella Lima, tal como se puede leer en la Me-
moria del Ministerio de Gobierno (1853: 379):
Se ha notado en Lima la falta de ciertos monumentos que en otras partes
contribuyen al recuerdo de los hombres memorables; y que la uniformidad
de nuestras calles y la desnudez de nuestras plazas nunca son interrumpidas
por esas obras del arte, que expresan el buen gusto y el genio de las naciones.
El gobierno creyó, pues, que era llegado el tiempo de llenar en parte esa fal-
ta, y ha mandado construir dos parques en las Plazuelas de Santa Ana y del
Congreso; en el centro del primero se colocara la estatua de Colón y en el del
segundo, la de Bolívar.
2 La Plaza de Acho fue construida durante tiempos del virrey Amat.
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Otro ejemplo, empero, que creemos conllevó a un mayor proyecto, fue la remodelación
de la alameda de los Descalzos, la misma que era colindante al convento franciscano de
los Descalzos, en el Rímac y a la iglesia de Santa Liberata. Esta alameda fue mandada
construir por el virrey Montes de Claro en 1611 y fue llamada alameda grande, y más
tarde alameda vieja, para distinguirla de la de Acho (Castrillón, 1991: 333). Posterior-
mente, será renovada y transformada completamente en 1859, para convertirla en un
lugar de paseo, contando con esculturas de mármol, bancas y diversos árboles. Delimi-
tada por amplias rejas que le darán mayor seguridad y protección, contará con un siste-
ma de celadores, los mismos que vendrían a ser los vigilantes o serenos de hoy en día.
La Alameda de los Descalzos se hallaba en un sitio de recreo muy concurrido por
los limeños de aquellos años, pero formaba parte de un sistema de alamedas y áreas
públicas al que acudían a pasear, disfrutar del río y exhibirse. Colindando con ella se
hallaban la alameda de Lurigancho y la alameda de Acho, los baños de Piedra Liza y
la misma plaza de Acho. Recordemos, también, que este vértice noreste de la ciudad
era la zona donde Lima terminaba y daba paso al valle de Lurigancho, lugar de salida
para ir en ascenso a la sierra.
Es muy conocida la acuarela de Pancho Fierro donde inmortaliza a unas bellas muje-
res que acudían a pasear y exhibir sus nos trajes en la alameda de Acho, “la tapada
limeña, por su célebre traje, la saya y el manto” (Cisneros, 1975: 15).
Una idea más clara de aquel ambiente, que limitaba entre lo campestre y lo urbano, y,
sobre todo, para los primeros años republicanos, la podemos leer en las memorias del
general Miller (1829: 268), quien nos dice al respecto:
Un puente de piedra sobre el Rímac conduce al grande arrabal de San Lázaro,
a cuya extremidad oriental hay un precioso paseo de más de media milla de
largo, que domina y da vista al rio. Este paseo se llama la Alamedita Nueva, y
conduce a la Plaza de Toros y a los baños de Antaza (sic), que son cómodos y
los más frecuentados. A la izquierda de este paseo vuelve hacia el convento de
Descalzos otra alameda muy bonita, adornada con varias fuentes.
Nuestra hipótesis es que el gobierno central decidió abrir un polo de expansión de Lima,
el mismo que estaría representado por alamedas, un sitio de distracción (plaza de Acho)
y se vería adornado con la imposición de un monumento, que sería algo novedoso y
representaría un ejemplo de amor y admiración por un personaje notable. Nos referimos,
sin lugar a dudas, al monumento a Cristóbal Colón, pues el primero lo fue Simón Bolívar.
Los más entusiasmados con la noticia de erigir un monumento al descubridor de Amé-
rica fueron los inmigrantes italianos, una de las colonias de extranjeros más extensa,
los cuales a través de diversos comunicados, publicados en diferentes diarios capitali-
nos, congregaron a sus connacionales para dar una muestra de afecto, tanto a la ciudad
que los aloja como al descubridor del Nuevo Mundo:
[…] convocan a italianos residentes en Lima y Callao, para que se presten con
los medios necesarios a celebrar una pomposa esta por la inauguración del
monumento del inmortal Colón. Ciertamente que todos los italianos querrán
disputarse el honor de cumplir con tan sagrado deber nacional
3
.
3 El Comercio, 2/1/1860.
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El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
Debemos tener en cuenta que la aparición de estos monumentos y todas aquellas re-
modelaciones ejecutadas tanto en Lima como en el Perú ocurrieron durante el periodo
histórico de la “Falaz Prosperidad” (Basadre, 1983), el cual reejó el falso boato y
lujo que vivió nuestro país debido al descubrimiento y posterior venta del guano y
el salitre. Tal como mencionó Castrillón (1991: 369), el uso de estatuas se vuelve
una exigencia durante la época de la prosperidad del guano. Esto permitió ejecutar
grandes obras como la construcción de extensas líneas férreas, entre ellas la de Lima
y el Callao, la instalación del telégrafo entre ambas ciudades, la conexión de una red
de cañerías tanto en la capital como en otras ciudades, el alumbrado eléctrico de la
plaza de Armas, mientras en el interior del país se construyeron puertos, hospitales,
escuelas, etc. Al respecto puede consultarse una amplia bibliografía sobre las nuevas
edicaciones acaecidas a lo largo del territorio nacional para dicho momento
4
.
Los preparativos para erigir el monumento a Cristóbal Colón se dieron a inicios del
gobierno de José Runo Echenique (1851-1855). Procedente del viejo mundo, y pro-
ducida por el artista italiano Salvatore Revelli, permanece la obra guardada por largo
tiempo en los almacenes de la aduana del Callao (Regal, 1967) debido a las continuas
crisis políticas. Posteriormente, y por gestiones de Mariano Felipe Paz Soldán, se
trasladó a Lima y se debatió el lugar donde debía ser colocada.
La zona escogida fue junto a la plaza de toros de Acho, lugar en donde existió un
puquial, el mismo que quedó clausurado con la presencia de Cristóbal Colón
5
. El 3 de
agosto de 1860 se inauguró el monumento; gobernaba, ya por entonces, el mariscal
Ramón Castilla. A la ceremonia asistieron las personas más respetables del gobierno y
gran cantidad de curiosos, siendo también muy comentado en los diarios de la época,
pues dicho monumento sirvió como acicate para embellecer a la vetusta Ciudad de
Los Reyes. Sin embargo, antes de llegar a esta primera locación, la disposición ori-
ginal para Colón era la de arribar a la recientemente modicada plaza de Santa Ana
(Holguín, 2006).
Colón nalmente fue situado al nal de la alameda de Acho, o alameda Nueva, que
era una gran avenida cercada por amplios árboles que corrían paralelos al río Rímac,
lo que la convertía en un lugar propicio para el monumento, dándole así un valor
agregado a dicha calzada y a la vez convirtiéndola en una zona de paseo y distracción.
Sobre esta alameda nueva, Manuel Atanasio Fuentes (1867: 503) nos comentaba lo
siguiente:
La alameda nueva o del Acho, se formó en el año de 1773, compuesta de tres
calles de las cuales, la central destinada para los carruajes y gente de a caba-
llo, tiene 14 varas de ancho, y 316 de largo hasta el círculo en cuyo costado
está la puerta principal del Acho. Las calles laterales tienen cinco y media
varas de ancho, y el diámetro del círculo que acabamos de indicar es de 109
varas; en su centro hay una pila, y a la corta distancia de esta, y a los lados
derecho e izquierdo, vista del lado de la alameda, dos pinos de Holanda.
4 Bromley y Barbagelata, 1954; Regal, 1967; García Bryce, 1967; Günther y Lohmann, 1992; Ramón,
1999.
5 El Comercio, 9/1/1860.
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Colón, entonces, fue ubicado al nal de dicha alameda y protegido por una linda reja
de erro, en cuyas esquinas se dispusieron cuatro columnas de granito y, al frente de
estas, unas caras de león que arrojaban agua por la boca a manera de fuentes.
La vida diaria de Colón en la alameda de Acho
La idea con la cual fue concebida la ubicación del monumento fue que sería un lugar
de descanso, algo bucólico, que atrajera a los limeños a realizar paseos, gozando y dis-
frutando de las ventajas de las tres alamedas, la vieja o de los Descalzos, la nueva o de
Acho y la alameda de Lurigancho, con lo cual Lima tendría otro punto de desarrollo
en donde, además de admirar la naturaleza, se estaría bajo la tutela de una gura pro-
minente, un héroe civilizador, ubicado en un gran ovalo, el cual podrá ser admirado
desde diversas zonas de Lima.
Este nuevo hito limeño iba a ser considerado un sitio de paseo continuo. Sin embargo,
luego de unos años, salió a relucir el verdadero sentido de aquella zona, es decir, la
Lima de siempre, la sucia, la inmunda, la que no respeta leyes, la de la cotidianeidad.
En n, la del caos. A continuación, algunos ejemplos:
Colón desnudo; en una de estas últimas mañanas, amaneció la estatua de Co-
lón sin la camisola que le habían puesto. Se la habían robado los ladrones con
el objeto de contemplarlo a sus anchas […]. Ahora, Colón está vuelto (sic) a
vestir; le han puesto nueva camisa bicolor, si también se la robaran
6
.
El busto del inmortal genovéz (sic) está perfectamente cubierto de polvo. Has-
ta un sacrilegio nos parece que la tierra cubra la estatua de quien descubrió
tantas tierras
7
.
Plaza Colón; realmente este lugar, reclama con urgencia la mano reparadora
de los obreros, porque de no acudir oportunamente el daño será mayor y más
costoso
8
.
El ovalo de Colón; la alameda que une el ovalo de Colón con los baños de la
Piedra Liza, necesita ser vigilada por un guardián del orden público, que im-
pida de noche los desórdenes de mayor cuantía, y durante el día que los jinetes
introduzcan sus cabalgaduras por los sitios destinados al trabajo de a pie
9
.
Garitos ambulantes; las tardes de toros, en la Alameda de Acho, se improvisan
estos sirviendo de tapete un poncho o manta cualquiera. Una multitud de gen-
te de baja extracción se entrega a diversos juegos y entre ellos al de envite
10
.
Muladar […] cualquiera que se dirija a la Alameda de Colón, no podrá menos
que notar al llegar cerca de la estatua del célebre genovés, y casi frente de la
6 El Comercio, 13/1/1860.
7 El Nacional, 10/11/1866.
8 El Nacional, 22/1/1867.
9 El Nacional, 12/3/1867.
10 El Progreso, 13/5/1867.
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El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
puerta principal de la Plaza de Acho, una especie de semicírculo, en donde se
han aglomerado toda clase de inmundicias
11
.
Otro hecho, asociado a la suciedad reinante, era la falta de seguridad. Hay abundan-
tes expedientes al respecto en el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima
12
,
que dan cuenta de los atentados al monumento, así como de los continuos robos. En
uno del 8 de noviembre de 1861, presentado al alcalde de Lima por el señor Ricran
(sic), se explicaba que se “ha arrancado y robado una de las molduras de bronce que
adornan los pilares de la verja de la estatua de Cristóbal Colón”. En otro, con fecha 2
de diciembre del mismo año, se denuncia nuevamente un atentado contra el conjunto
escultural: “[…] pero ha sucedido que desde esos días se ha sacado a otros dos pilares
las molduras de bronce”.
Esta continuidad, manifestada en medios públicos (diarios) y privados (expedientes
en diversas entidades estatales), relacionada al binomio insalubridad-inseguridad, lla-
mó la atención de la Municipalidad de Lima y del Supremo Gobierno, quienes trata-
ron de mejorar dicha zona enviando continuamente celadores para vigilar e imponer el
orden. Asimismo, para tener un mayor control y una comunicación directa con Lima,
se decidió la construcción de un nuevo puente sobre el Rímac con el cual embellecer
este sector. Esta carencia de puentes era una necesidad muy comentada: en diversos
periódicos, desde 1860, empezaron a aparecer noticias sobre lo necesario de conectar
ambas márgenes, pues el país contaba ya con ingenieros y arquitectos capaces, con
fábricas como las de Bellavista, con la Escuela de Bellas Artes y con recursos con los
cuales construir un magnico puente de hierro
13
.
Llegó, por n, la construcción de un nuevo puente para Lima, colocándose la primera
piedra el 19 de marzo de 1869. Conocido como el puente de Fierro, y posteriormente
denominado puente Balta
14
, con esta obra se trató de insistir en que esta zona sea la
mejor y más atractiva de la ciudad que, al estar mejor comunicada, sería más segura
y le daría mayor realce tanto al monumento como al ovalo que lo circundaba, cosa
que no sucedió. Sin embargo, la construcción ocasionó un nuevo problema para el
monumento de Colón, pues al nivelarse el terreno y construirse los terraplenes del
nuevo puente, el cual avanzaba sobre el ovalo de la Alameda de Acho, “dejaba esa
magníca obra de arte, puede decirse enterrada, de allí la necesidad de su trastación
(sic)” (Memoria, 1872).
Lima siguió gozando de la bonanza económica y expandiéndose gracias a la destruc-
ción de sus murallas. Es así que, libre de su cinturón, pudo salir del viejo casco colo-
nial y orientarse hacia el sur de la ciudad en busca de nuevos territorios, en donde se
construiría un nuevo foco de orden y progreso: el Palacio de la Exposición, una ecléc-
tica construcción en donde se expondrán los tesoros peruanos, así como los avances
tecnológicos y cientícos. Ahí, para embellecer aún más dicha zona, “fue trasladado
en 1873, al centro de la Plazuela de Exposición”
15
.
11 El Nacional, 26/7/1867.
12 Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima, Sección Alamedas y Paseos.
13 Cf. El Progreso, abril de 1867.
14 Mayores datos sobre el proceso constructivo e historia del puente Balta, en Coello 2005.
15 El Rímac. Semanario Ilustrado, 25/1/1890.
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Ubicaciones que desestabilizan
Luego de sacar la estatua de Colón de su primigenia ubicación, y antes de llegar a los
futuros terrenos del parque de la Exposición, existen datos que confunden las nuevas
ubicaciones. Creemos, como hipótesis de trabajo, que este desorden obedece en mu-
chos casos a que los nombres de plazas o de calles se superpusieron con el devenir
de los años. Más aún, al derribarse las murallas de Lima en 1872, muchas locaciones,
sobre todo de las portadas o edicios emblemáticos, continuaron usándose pero, al
abrirse nuevas calles, estas cambiaron de nombre, lo cual ocasionó cierta confusión
entre limeños y limeñas, quienes utilizaban diversos nombres para una misma loca-
ción. Como muestra, podríamos citar el caso de la antigua plaza de la Caridad, llama-
da también plaza Bolívar. Otro ejemplo, los famosos óvalos del Rey y de la Reina,
los cuales siguieron siendo utilizados en su denición hasta muchos años luego de
declarada la independencia, los mismos que formaban parte de la antigua carretera al
Callao, hoy avenida Colonial.
Asimismo, en diversas publicaciones ociales del Estado, como las memorias de la
municipalidad, se menciona insistentemente el traslado del monumento de Colón a
otras zonas. Al parecer, estos cambios de ubicación se plasmaron en leyes pero cree-
mos que no se cumplieron, lo que lleva a confusión. Como muestra, se puede leer en
la memoria municipal de 1872:
Traslación de la estatua de Colón, […] se pensó al principio en situarla en
la plazuela de Santa Ana o en la de San Francisco, pero encontrando incon-
venientes para lo uno y para lo otro, se decidió con acuerdo del gobierno,
establecerla en la nueva Plaza de la Exposición
16
.
En un inicio pensamos que este dato era suciente pero, tras interminables pesquisas,
estamos convencidos de que Colón nunca llegó a estar colocado en Santa Ana, a pesar
de haberse publicado la noticia, cosa que nunca se cumplió. Otro ejemplo que trae
confusión, es el aparecido en el diario ocial,
17
en donde se lee
Siendo una obra de propiedad nacional la Estatua de Colón y haciéndose
necesario trasladarla a otro lugar, tanto por ser inadecuado aquel en que se
halla actualmente, cuando porque lo exige así la obra del puente nuevo, se
resuelve: que se proceda a vericar dicha traslación por la H. Municipalidad
a la plaza de Guadalupe frente al Palacio de la Exposición […].
Posteriormente, en la Memoria del Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Publicas
de 1874, se informa lo siguiente: “Se han hecho en esta capital por cuenta del Estado
[…] el pavimento de la Plaza de la Penitenciaria: la traslación de la estatua de Colón
de la Plazuela de “Acho” a la expresada anteriormente […]”.
Creemos, como hipótesis de trabajo, que la misma plaza de Penitenciaria y de Gua-
dalupe, era una pequeña parte de los terrenos del parque de la Exposición, incluso co-
lindaban entre sí, y quizá la población empezó a llamar de diversas formas a esta área
16 El énfasis es mío.
17 El Peruano, 13/7/1872, p. 10. Agradezco a Daniel Vian por proporcionarme este dato.
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El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
en común (plaza de la Penitenciaria, de Guadalupe y de la Exposición Nacional), pues
los límites no estaban claros. O para algunos seguiría siendo Guadalupe por mantener
un nombre antiguo, mientras que, para otros, la idea de progreso se manifestaba en
un nuevo nombre (Exposición)
18
, pero luego, debido a la magnitud e importancia del
nuevo parque, este la absorbió e hizo olvidar a la población la existencia de aquella
plazuela, la misma que era más que pequeña. En un plano impreso, y que mostramos
a continuación, se puede entender esta controversia.
En los terrenos del Palacio de la Exposición
El 1 de julio de 1872 se inauguró el Palacio de la Exposición en ceremonia presidida
por el presidente José Balta, con asistencia de diversas personalidades de la sociedad
limeña (Pacheco, 2016: 17). Esta obra, que será el lugar donde se expondrá todo el
avance de la industria nacional, sus productos, así como parte de la historia de la repú-
blica peruana, estará rodeada de otras estructuras, así como de amplios bosques, y que
a partir de entonces será un foco de visita y desarrollo de aquella Lima
19
.
A partir de la llegada a este exuberante y extenso Palacio de la Exposición, Colón em-
pezó a moverse de manera continua, pero pequeña y siempre dentro de su perímetro.
La primera ubicación de Colón fue frente a la extensa plaza del Palacio de la Expo-
sición, la misma que colindaba con la antigua plaza Guadalupe. Recordemos que el
Palacio de la Exposición tenía 3 puertas de acceso, la primera y más impresionante era
la del Sol, y estaba ubicada frente a la penitenciaria de Lima, actual avenida España,
mientras a los costados se ubicaban las portadas del ex presidente Manuel Ignacio de
Vivanco y la de Santa María, en homenaje al ministro del mismo nombre (Pacheco,
2016: 21). Justamente frente a esta última portada estuvo situado Colón, que hoy ven-
dría a ser en las inmediaciones de la actual plaza Grau.
Un par de años más tarde, el 3 de noviembre de 1898, la Municipalidad de Lima
decidió recortar el Parque de la Exposición a n de unir las avenidas Grau, Alfonso
Ugarte y la Magdalena, actual avenida Brasil (Gunther y Lohmann, 1992: 235). Con
esta obra, apareció en la impronta limeña el paseo 9 de diciembre, que dividió al
antiguo parque de la Exposición en dos segmentos: a un lado el parque Neptuno y
al otro el Palacio de la Exposición con nuevas edicaciones a los costados, como el
Club Internacional Revolver (destruido para dar pase a la actual avenida Garcilaso de
la Vega, antiguamente denominada Wilson). Al lado izquierdo del Palacio se hallaba
el Instituto Nacional de Vacuna, el cual perduró hasta 1904, año en que mutó para
convertirse en la estación del tranvía eléctrico de Lima a Chorrillos, en los terrenos
del actual paseo de la República.
Ya para nalizar las giras de Colón por tierras limeñas, de su ubicación frente al parque
Neptuno, entre la avenida Grau y el actual Palacio de Justicia (paseo de la Republica),
18 Este problema también fue planteado por Ramón (1999: 92) al momento de intervenir en la nueva
nomenclatura limeña: “En su afán de apropiarse de Lima, la elite modernizante no quiso obviar detalle,
interviniendo hasta en los lugares más ínmos del espacio capitalino”.
19 Para entender la historia del Palacio de la Exposición y su entorno, así como sus diversas edicaciones,
véase Pacheco, 2016.
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pasó a ser emplazado delante del edicio de la Exposición Industrial en 1901, en el
encuentro de las avenidas Grau y 9 de diciembre (Bromley y Barbagelata, 1954).
Conclusión
La aparición y la incorporación de diversas esculturas sobre la ciudad limeña del
siglo XIX obedeció a nes educativos y didácticos, dirigidos a inculcar el civismo y
la admiración hacia los nuevos ciudadanos (héroes) a imitar, los cuales forjaron tanto
el nuevo continente como el nuevo país. De la misma forma, se trató de ilustrar al
pueblo mediante la exhibición de elementos de la cultura clásica grecorromana, ejem-
plo típico sería la recientemente inaugurada alameda de los Descalzos. Un ejemplo a
comparar podría ser el caso de Santiago de Chile y la gran labor del intendente Vicuña
Mackenna, el cual se preocupó por higienizarla y convertirla en una ciudad moderna.
Otro resultado, esperado por las autoridades con la incorporación de esculturas, fue el
de convertir a Lima en una ciudad embellecida y colmada de monumentos, a la par de
otras ciudades americanas, capaces de competir en igualdad de condiciones.
Asociado a la inauguración de plazas, esculturas y paseos, se buscó un efecto de higie-
nización y salubridad sobre la ciudad, para lo cual es sumamente importante entender
la aparición de diversos reglamentos que encauzaron la vida y el orden de las ciudades
en sus diversas funciones, entre ellos los reglamentos de policía, edicaciones, hospi-
tales y de mercados, dados en Lima durante la segunda mitad del siglo XIX.
Fig. 1.
Fuente: Martorel 1780, Ubicación del Rímac colonial con la plaza de Acho y sus tres alamedas.
Fig. 1. El dilema de los medios modernos: densidad de información
versus expectativa de vida
213213
El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
Fuente: Fotógrafo desconocido, Das Denkmal des Christoph Columbus, 1893,
Fotograbado. (Middendorf, 1893).
Fuente: Paz Soldán 1859, Mapa de Lima mostrando el sector del Ovalo Colon,
la Alameda de los Descalzos o vieja, la Alameda Nueva o de Acho y la Alameda a Lurigancho.
Fig. 2.
Fig. 3.
214214
Antonio Coello RodríguezRev Arch Gen Nac. 2021; 36: 203-220
Fuente: Henry de Witt Moulton, Old Avenue of Pizarro, Lima, ca. 1863, Fotografía a la albúmina.
(Gardner, 1865, fot. 52). Vista de la Alameda de Acho y el monumento a Colon al fondo.
Fig. 4.
215215
El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
Fuente: Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima, Sección Obras.
Propuesta de construcción del nuevo puente para Lima.
Fuente: Richardson, Vilroy L. (1872). Vistas fotográcas por V. L. Richardson, Lima – 1872
[Fotografías a la albúmina]. Archivo del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú.
Construcción del Puente Fierro y al fondo se puede ver el óvalo y monumento a Colón.
Fig. 5.
Fig. 6.
216216
Antonio Coello RodríguezRev Arch Gen Nac. 2021; 36: 203-220
Fuente: Postal de E. Polack. Monumento de Cristóbal Colon en la Alameda Grau.
Fuente: Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima. Sección obras.
Plano de la Plaza de Guadalupe y Plaza de la Exposición
Fig. 7.
Fig. 8.
217217
El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
Fuente: Revista Prisma 1906.
Fig. 9.
218218
Antonio Coello RodríguezRev Arch Gen Nac. 2021; 36: 203-220
Fuente: Colección A. Coello.
Ubicación actual del monumento a Cristóbal Colon en la Av. Colon, o Paseo 9 de diciembre.
Fuente: Colección A. Coello.
Ubicación actual del monumento a Cristóbal Colon en la Av. Colon, o Paseo 9 de diciembre.
Fig. 10.
Fig. 11.
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El desembarco de Cristóbal Colón a Lima: la historia de su estatua y de sus traslados
Referencias
Fuentes primarias
Periódicos
El Comercio.
El Nacional.
El Peruano.
El Progreso.
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