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Conservación en el ámbito documental: estabilidad de soportes e integridad de la información
Sin embargo, para conocer como han llegado a construirse los conceptos adelantados,
pero sobre todo la forma como se han entendido y aplicando a lo largo del tiempo;
conviene ofrecer un breve recuento histórico que permita valorar la posición que ac-
tualmente posee la conservación, hasta el punto de convertirse en una de las condi-
ciones que debemos atender para la gestión de materiales y medios que sustentan y
transmiten información de toda índole.
Construcción de los principales conceptos de la conservación
El papel ganado por la conservación en el ámbito de la gestión del acervo documental,
y sus diversos soportes, ha sido fruto de un proceso de maduración que encuentra sus
primeros conceptos teóricos en el manejo del patrimonio arquitectónico. En el siglo
XIX surge la precursora propuesta de una restauración estilística, promovida por el
arquitecto francés Emmanuel Viollet-le-Duc, para quien la reconstrucción de los mo-
numentos y edicios debía lograr la forma original
3
. Esta postura fue considerada has-
ta inicios del siglo XX aceptable pero limitada, si se planteaba la necesidad de actuar
sobre una cantidad considerable de objetos
4
; condición que tomó fuerza en Europa
cuando los espacios urbanos sufrieron los estragos de las grandes guerras mundiales
de la primera mitad del siglo. Esta necesidad también llegó a abarcar la protección
y recuperación del entorno físico, expuesto a los riesgos y desgaste que provocan la
auencia masiva de público (traducido en oleadas de visitantes locales y turistas), y la
dencias, conocidas como las corrientes anglosajona y latina: la primera identica a la preservación y la
conservación, esta última equiparable a la restauración; en cuanto a la corriente latina, aunque parezca
imperceptible el cambio, maneja la preservación y restauración, teniendo a la conservación como la
disciplina que las engloba. Es evidente que la corriente latina es la que prima en nuestro medio, pero
hay que reconocer las diferencias al momento de aprovechar la investigación y producción cientícas,
porque es obvio que la mayor parte se desarrolla en el ámbito anglosajón.
3 En relación al enfoque de Emmanuel Viollet-le-Duc, recuperamos la síntesis ofrecida en el blog Pen-
sandoenArte (2013), al tratar sobre las teorías de la restauración. El indicado arquitecto es el precursor
de la forma como evolucionaría la conservación a partir del siglo XX, que empezó con la intervención
directa sobre los objetos a recuperar, lo que implicaba riesgos en cuanto a la mezcla de materiales e
incluso a la rehabilitación integral, con énfasis en la estética y no en la evolución regular de los mate-
riales: “En sus libros habla de que al restaurar edicios hay que conseguir la condición originaria del
monumento, la pureza de su estilo y va más allá al decir que tiene que tener su estado ideal, no tal
como fue sino como debería haber sido. Obviamente este es un planteamiento muy polémico, puesto
que se daba la posibilidad de rehacer y mejorar el monumento. Para comenzar la restauración había que
conocer muy bien el estilo, la obra y la cronología exacta de su construcción. Sin embargo, esta teoría
llamada ‘restauración estilística’ o ‘unidad de estilo’ (una catedral gótica debería ser gótica en todos sus
componentes) tuvo numerosos detractores que alertaban de que estas obras restauradas acababan siendo
“falsos históricos” al mezclar materiales nuevos con los antiguos sin ningún tipo de distinción y al quitar
todo tipo de añadido que se haya realizado posteriormente al inicio de la obra, o que no pertenezca a su
estilo”.
4 En el ámbito de los archivos y bibliotecas también se desarrolló esta práctica cuando se intervenía so-
lamente el documento o libro deteriorado, ya sea porque su valor así lo exigía o por el impacto del uso
regular o frecuente. Esta postura luego ha sido revisada, al ponerse en evidencia que el acceso masivo y
permanente a los materiales inuye en su deterioro; y solo corremos contra el reloj, si nos enfocamos en
la intervención individual, que además es lenta y limitada, sobre todo si el objetivo es mantener el ser-
vicio de consulta, a costa del futuro de los documentos. Felizmente, la tecnología de la reproducción ha
demostrado su utilidad en este aspecto, constituyéndose en aliada de la conservación, al mismo tiempo
que facilita la distribución y acceso concurrente a las versiones digitales de los objetos.