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Víctor Andrés García Belaunde Las vicisitudes de Miguel Grau
Revista del Archivo General de la Nación
2017, N° 32, 125-143
sur en costas propiamente chilenas: Taltal, Caldera, Huasco y Coquimbo. ¿El Huáscar estaba en
condiciones de realizar una navegación tan larga?
Con los pocos elementos que teníamos y en el estado en que nos hallábamos, no se podía exigir
más de la dirección de las operaciones de la guerra: el público peruano lo reconocía así por su
aprobación y elogios. El chileno lo confesaba también hasta la fatal e inesperada pérdida del
“Huáscar”, en la que si alguna duda me cabe, es únicamente la de mi condescendencia con el ma-
logrado contralmirante Grau, quien como es público, solicitó de mi repetidas veces esa comisión,
hasta que al n tuve que ceder, no solo por la absoluta seguridad que me daba el contralmirante,
por la fe que me inspiraban su pericia y su valor, por la ilimitada conanza que en él tenía (…)
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José Agustín de la Puente Candamo maniesta en torno a este tema: “Es motivo de
diversas interpretaciones un punto ligado a la última expedición del “Huáscar” ¿Quién es el
responsable de la orden de salida de la expedición? (...) Tanto Prado como Grau saben que el
buque no está en óptimas condiciones para alcanzar la velocidad que las circunstancias exigen.
En el contexto de la guerra, sin embargo, se entiende que la expedición es necesaria, aunque no
parece ser una idea personal exclusiva de Prado ni de Grau. Queda muy claro esta posición si se
ve en el marco general del conicto, y en el momento que el país atravesaba”.
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Ante la documentación del héroe que hoy conocemos, resulta obvio que las instruc-
ciones siempre fueron impuestas por Prado. Fue él quien dirigió la campaña, mientras que Grau
cumplió con su deber.
Las últimas órdenes de Prado a Grau fueron encontradas dentro de los papeles del
Almirante que se tomaron de su camarote cuando el “Huáscar” sucumbió en Angamos. Estas
órdenes fueron publicadas por primera vez en el Boletín de la Guerra del Pacico en su edición
N° 19 del 29 de octubre de 1879 y es desde esa publicación que se tiene el testimonio. Nunca
se ha visto el original.
Ahora bien, tomados los papeles del “Huáscar” y capturado además, su acervo docu-
mental, se transcribe literalmente todo lo que allí se encuentra. Sin embargo, en estas últimas
órdenes encontramos algo sospechoso respecto al asunto de aplicar un torpedo a uno de los
blindados: está escrito el nombre de quien lo dirigiría. Justamente aquí es donde radica el cues-
tionamiento ya que en la publicación chilena gura “N. Waight”, mientras que el documento
original del Archivo Santa María antes mencionado, hay un espacio en blanco seguido del ape-
llido “Waight”.
Además de otros pequeños detalles que no concuerdan con la redacción del original,
es más que extraño que estas órdenes impartidas a Grau, hayan estado en manos del presidente
chileno Domingo Santa María, y que hoy se encuentran en el archivo de dicho personaje. Ya que
si fueron estos documentos obtenidos por el mismo estado chileno, y transcritos en un órgano
ocial, estos debieron de conservarse en un lugar del Ministerio de Relaciones Exteriores o en
26 ColeCCión priVada. Maniesto de Mariano Ignacio Prado. Nueva York, 7 de Agosto de 1880.
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de la puente Candamo, 2003, p. 376.