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El Archivo Nacional del Perú: breve reseña de su existencia
Constitución no es de los lucrativos que impiden la independencia de los re-
presentantes del pueblo. –Sírvase Us. hacerlo así presente a S.E. recibiendo
los sentimientos de alta consideración con que me suscrivo –Su muy Attº. y S.
Servidor –Santiago Távara.
Pero el 29 de noviembre del año siguiente, por un decreto del gobierno dictatorial de
Prado, se suprime el Archivo, que realmente no había pasado de ser un proyecto, pues
la falta de local, unido a las penurias del sco, no habían permitido su funcionamiento.
Los documentos continuarían en lamentable estado.
Permítaseme una digresión, retrospectiva. La indiscutible importancia del virreinato
de Lima, unida al formalismo legal de la colonia, produjo cantidades impresionantes
de fondos documentales, no obstante esta circunstancia, no se dispuso la creación de
un archivo o institución similar destinado a conservarlos. En esto, México fue más
afortunado pues, en 1790, el virrey conde de Revillagigedo proponía la formación
de un Archivo General instalado en el Castillo de Chapultepec, consiguiendo el esta-
blecimiento del Archivo General del Reino de Nueva España. El Archivo de México
fue denitivamente instalado, luego de diversas vicisitudes, el 27 de noviembre de
1846.
En el virreinato peruano existían, solamente, los archivos de las distintas reparticiones
del gobierno: así, en la Secretaría de Cámara del virrey se guardaban los documentos
de la administración colonial y otros como los de los Cabildos, de la Real Audiencia y
los del Tribunal de la Inquisición. Mas no hubo archivo central o similar que se encar-
gara de la custodia y ordenamiento de dichos fondos, de aquí que se perdiera “docu-
mentos de importancia”. Así mismo, la administración republicana inicial no tuvo en
cuenta a los archivos. Alberto Ulloa se queja, con toda razón, de que San Martín, que
fundara la Biblioteca y dispusiera la organización del Museo, ignoró los archivos
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El incendio de Palacio de Gobierno, el 13 de julio de 1822, motivó el primer éxodo
del Archivo y su traslado al convento de San Agustín. Como dato de interés trascribo
el siguiente ocio de la Dirección General de Censos y Obras Pías:
Excmo. Señor: Elevo al Superior conocimiento de V.E. el expediente organi-
zado sobre el robo público que se experimentó en la Tesorería de esta Direc-
ción General la noche del incendio de los Ministerios, forzando las puertas,
chapas y candados de aquella ocina cuyas cajas hicieron pedazos los agre-
sores para perpetrar el crimen sin que se haya podido adquirir la menor luz
de ellos, por la confusión y desorden que causó la multitud del pueblo que
ocurrió a apagar el fuego, y robar de paso cuanto se les presentaba, como se
experimentó en el mismo Palacio y en dichos Ministerios. Aunque el hecho
fue público como está dicho, fue de absoluta necesidad la coordinación del
expediente para los nes que indica el señor Fiscal del Departamento, o lo
que más fuere de su superior agrado. Dios gue. a V.E. m.a. Lima, septiembre
26 de 1822. Manuel Villarán Excma. Junta Gubernativa del Perú
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1 Alberto Ulloa, "Introducción". Revista de Archivos y Biblioteca Nacionales, Lima, tomo I, entrega I, pp.
XIX-LXXXXII, 1898.
2 Libro copiador de consultas, 1821-23, f. 15.