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La educación en el virreinato del Perú
mujer doña Jacoba Escobar y Mendoza, quienes otorgaron el 18 de abril de 1623,
ante el escribano público Juan de Toledo, la estancia de Yagón y sus anexos de Cho-
ta, Motil y Párrapos, así como la hacienda Collambay y los terrenos de Miraores.
Posteriormente, se incrementaron los fondos con las contribuciones de doña Juana de
Carbajal, consistente en la chacra de San Javier y la estancia Picsi y nalmente las del
ilustrísimo señor obispo de Trujillo, Carlos Marcelo Corni, y de su secretario Lorenzo
Velásquez, los que donaron las tierras de Gaznapo y dieciséis mil pesos en dinero,
respectivamente.
j) Colegio de Huamanga. Regentado por los jesuitas, quienes consiguieron del exce-
lentísimo conde Monterrey, el 18 de junio de 1605, en virtud del informe presentado
por el obispo del Cuzco –Huamanga pertenecía por entonces a dicho obispado– fray
Antonio Raya.
k) Colegio de Bellavista. En el siglo XVII:
[…] frecuentaron los Regulares de la Compañía de Jesús el presidio del Ca-
llao con el n de hacer misión e instruir en los dogmas de Nuestra Santa Fe,
a los individuos incultos que allí habitan. Ejercieron este ministerio algunos
años sin tener para ello habitación determinada, hasta que el Excelentísimo
señor Virrey que fue de estos reynos D. García de Mendoza les señaló varias
limosnas y un sitio en que fabricaron una casa de Hospedería como también
una pequeña Iglesia para sus distribuciones y ejercicios espirituales. Perma-
necieron dicho Regulares en la conformidad expresada hasta el año 1613 en
que el hermano Martín García Jáuregui, coadjutor de la Compañía de Jesús
hizo donación de todos sus bienes [cuyo valor se dice ascendió a noventa mil
pesos] a favor del General de su religión, para que este caudal lo invirtiese
en la fundación de un colegio en el puerto del Callao, la que se vericó en
orden de licencia de 28 de enero de 1614. –Con motivo de la ruina general
que experimentó dicho puerto del Callao el año de 1746, determinaron los
jesuitas, establecer de nuevo este Colegio en el pueblo de Bellavista […].
l) Colegio de Santa Cruz. Su establecimiento se debió a la generosidad de Mateo
Pastor de Velasco y su esposa, Francisca Vélez Michel, los que “[…] el año de 1659
fundaron el piadoso Colegio San (sic) Cruz para niñas dspañolas que se exponen en
la casa y hospital de Nuestra Señora de Atocha de Niños Huérfanos”, según se des-
prende de los documentos del archivo de la Real Junta de Temporalidades. En dichos
documentos. se precisan también detalles administrativos y pedagógicos. Inicióse con
veinticuatro alumnas, todas las cuales tuvieron:
[…] rectora, maestra, cocinera, compradora, lavandera, capellán, admi-
nistrador, abogado, médico y cirujano asalariados. Se les enseñan las ora-
ciones, doctrina cristiana, leer, escribir, coser, instrumentos músicos y solfa
a las que demuestran tener habilidad para la música y vocación al estado
religioso.
Respecto a la denominación “de Atocha”, Felipe Márquez Abanto acota: “se advierte
que todas las niñas expósitas usaban como apellido el “de Atocha”, seguramente en
recuerdo de su origen”.