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Alberto Ulloa CisnerosRev Arch Gen Nac. 2020; 35: 13-61
gran número de documentos por arreglarse, y para continuar tan delicada operación, creí conveniente,
sin separarme del método antes seguido, sistemar las labores ordenando la distribución por materias,
y que se formase a cada expediente un extracto minucioso de su contenido a n de dar a los trabajos
la unidad y perfección posibles. Y digo posibles, porque bien conocidos son de US. y demás señores
de la Junta, los serios inconvenientes que se presentan en la práctica para la lectura y clasicación de
documentos, cuya antigüedad se remonta a más de tres siglos y cuyo increíble abandono en que habían
permanecido, ha dado lugar a la casi destrucción de muchos aquellos importantes papeles. –Bajo el
plan indicado, que la Junta se dignó aprobar, como base indispensable para la formación de un margesí
general, se ha concluido el apéndice al ramo de Temporalidades, según vera US. en el libro que me hon-
ro acompañar al presente ocio, y es el 8° de los inventarios. Comprende sesenta y nueve legajos, con
mil setecientos sesenta y dos expedientes, que abrazan las materias siguientes: títulos y adquisiciones,
testamentos, fundaciones donaciones, renuncias, compras y ventas, imposiciones de censos, redencio-
nes (?) de ídem, documentos históricos, concursos, documentos diversos, cuentas y correspondencia.
–Como sabe la Junta, este trabajo se ha hecho por duplicado, quedando un ejemplar igual para el uso de
la ocina; de manera que, considerada esta circunstancia, se comprende fácilmente la asiduidad y abso-
luta consagración con que los pocos empleados de esta dependencia han procurado llevarlo a cabo bajo
mi inmediata vigilancia; habiéndose, así terminado el inventario de los documentos que existían en el
convento de San Agustín, que constan en todo de mil doscientos treinta y dos protocolos, con veinte y
dos mil diez y ocho expedientes, en ocho tomos. –Deseando aprovechar los momentos, he comenzado
el examen y clasicación de los documentos remitidos del Cuzco, y que constituyen el archivo del
virreinato y audiencia de esa ciudad; cuya adquisición es valiosísima para la historia y administración
pública de nuestro país. Concluido que sea este trabajo, me ocupare del arreglo de unos dos mil libros
de cuentas, tanto de las antiguas Temporalidades, como de otras varias ocinas del Estado. –Para que
todos estos importantes documentos se conserven debidamente, hay muy urgente necesidad de que
cuanto antes se emprenda la obra de la refacción del local del Archivo, y colocación de la estantería
decretada por el Supremo Gobierno desde setiembre último. Me permito recomendar este asunto al
solicito empeño de esa respetable Junta. –El detenido estudio a que me he dedicado desde que me hice
cargo de este útil establecimiento, respecto a su organización y a la naturaleza de las labores que cada
empleado desempeña, me ha hecho comprender, como también lo ha previsto US. y demás señores de
la Junta, lo conveniente que sería aumentar cuando menos, dos empleados más que podrían designarse
de entre los cesantes; pues con este auxilio tomarían mayor impulso los trabajos. US. conoce el tiempo
precioso que se pierde en leer y extractar cada expediente, de letras complicadas y aún ininteligibles,
y en arreglarlos después por orden de materias y de fechas. Tarea es esta, no de días, sino de años, de
una contracción asidua y que requiere muchos y muy expertos brazos. –Aumenta de fuerza la anterior
consideración, meditando lo dispuesto en el artículo 3.° de la ley de 15 de mayo de 1861, por el cual los
prefectos están obligados a remitir cada año al Archivo Nacional cuantos datos notables ocurran en sus
departamentos. –Deben también mandar los archivos que tenían los corregimientos, subdelegaciones
e intendencias de provincias; como lo ha vericado, hace tiempo, únicamente la Prefectura del Cuzco.
–Mientras se reúnen estos datos y otros más de que se encarga la citada ley, y en tanto se satisfacen las
necesidades que someramente dejo indicadas, yo me congratulo de haber cooperado con el trabajo que
me honro de someter a la aprobación de esa respetable Junta y del Supremo Gobierno, a que se haya
puesto la base para lo que más tarde deberá ser con propiedad el Archivo Nacional, llamado a prestar
a la nación importantes y muy ventajosos servicios, ya sea descubriendo ocultos bienes y acciones
del sco, ya auxiliándose con sus antiguos datos los trabajos históricos, literarios y estadísticos, como
sucede ahora mismo a pesar de su naciente organización. –Abrigo la rme esperanza de que dentro de
poco tiempo, con un esfuerzo más de trabajo y de paciencia, que no omitiré por mi parte, y mediante
la ecaz cooperación de los señores de la Junta y la protección que el Supremo Gobierno dispensa a
cuanto tiende al bienestar y progreso del país, este establecimiento se pondrá a la altura de nuestra
civilización. –Ruego a US. se sirva dar a este ocio el curso que corresponda y aceptar a la vez los res-
petos y consideraciones con que soy su muy atento y muy obediente servidor. –Manuel María Bravo”.
“Lima, febrero 24 de 1874. –Señor Ministro de Estado en el Despacho de Instrucción Pública. –S.M.
–Paso a manos de US. la nota que el archivero D. Manuel María Bravo ha pasado a la Junta dando
cuenta de los trabajos de sus empleados desde 1872. y acompañando el 8° tomo de los inventarios que
es el apéndice al índice de los documentos del ramo de Temporalidades. –Remito a US. el citado libro
que espera la Junta le sea devuelto lo mismo que los 7 tomos precedentes que existen en ese Ministerio,