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REVISTA DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
Editorial
Presentación
Jorge Ortiz Sotelo*
Publicar una revista académica ha sido y sigue siendo un reto. Haberlo podido hacer
durante un siglo es, ciertamente, un logro que merece celebrarse, más aun tratándose
de la revista más antigua publicada por una institución pública peruana.
Su nombre inicial fue Revista del Archivo Nacional del Perú, cuyo primer número fue
fruto del empeño puesto por Horacio Urteaga, sétimo director de nuestra institución
(1917-1944), y apareció hasta 1971. En realidad, fue una suerte de sucesora de la efí-
mera Revista de Archivos y Bibliotecas Nacionales, que en 1899 y 1900 logró publicar
cinco números bajo la dirección de Alberto Ulloa, director del Archivo de Límites del
Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con ocasión del centenario de nuestra revista institucional, el presente número reúne
una selección de artículos aparecidos en las dos publicaciones mencionadas en el
párrafo precedente, a los que se suma el índice de la Revista del Archivo Nacional
elaborado por Elva Vidal.
Los dos primeros artículos provienen de la antigua Revista de Archivos y Bibliotecas
Nacionales. El primero es un breve proemio de Palma al primer número de dicha re-
vista. A este le sigue un extenso trabajo de Alberto Ulloa Cisneros que reseña la histo-
ria de los archivos en el Perú del siglo XIX y, si bien contiene abundante información,
deja de lado la iniciativa parlamentaria presentada en mayo de 1857 por el congresista
Felipe Eugenio Cortés, a n de crear un archivo nacional.
A estos trabajos continúa la introducción que Horacio Urteaga publicara en el primer
número de nuestra Revista, luego de la cual reproducimos un artículo de Roberto Le-
villier, aparecido en 1924, en donde se analiza una carta y otros documentos del virrey
Francisco de Toledo referidos a dos ídolos prehispánicos.
El proceso a los asesinos de Francisco Pizarro, materia examinada por Urteaga y
publicada en 1929, constituye el siguiente trabajo que aparece en este número, y del
* Jefe institucional del Archivo General de la Nación. Lima, Perú.
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mismo autor se incluye un estudio del drama Ollanta, cuyo original, en quechua, se
conserva en nuestra institución y tenemos la intención de publicarlo de manera bilin-
güe en el presente 2021.
Se incluyen luego dos ocios y una nota intercambiadas en mayo de 1943 entre Urtea-
ga y Carlos Barreda Laos, a la sazón director general de Justicia, referidos al incendio
de la Biblioteca Nacional y la salvación del Archivo Nacional. A estos testimonios
sigue un artículo de César Ángeles Caballero, sobre la educación durante el virreinato,
aparecido en el número de 1958; y a este otro de Óscar Malca Olguín, noveno direc-
tor del Archivo, publicado en 1961, con ocasión del centenario institucional. Viene
luego, una breve reseña de la historia institucional publicada diez años más tarde por
Guillermo Durand Flórez, quien sucedió al anterior en la dirección del Archivo. Cabe
precisar que, al igual que Alberto Ulloa, Durand tampoco mencionó la iniciativa de
Cortés, arriba señalada.
Cierra la presente publicación, los índices de los 29 números de la Revista del Archivo
Nacional aparecidos entre 1920 y 1971, elaborados por la bibliotecóloga Elva Vidal,
y precedidos por un estudio de Miguel Ángel del Castillo, investigador del Archivo.
Si bien la revista dejó de aparecer durante algunos años, el Archivo General de la Na-
ción continuó prestando sus servicios al conjunto de la ciudadanía y al propio Estado.
En este esfuerzo, la Revista del Archivo General de la Nación cumple con una tarea
fundamental, pues es el principal medio de difusión de temas archivísticos e históri-
cos. Sabemos que no estamos solos en ambos esfuerzos, pues si bien somos el prin-
cipal archivo del país, una parte sustantiva del patrimonio documental peruano se en-
cuentra en otros archivos públicos y privados; y que algunos de ellos vienen llevando
a cabo meritorios esfuerzos por difundir la importancia de la misión de los archivos.
Al entregar este número conmemorativo, queremos rendir homenaje a quienes dieron
origen a la revista, así como a quienes, a lo largo del tiempo, colaboraron con ella. Su
labor es un ejemplo para los que hoy tienen la responsabilidad de seguirla publicando.
Finalizo estas breves palabras, felicitando al equipo editorial del Archivo General de
la Nación, que con su entusiasmo y dedicación contribuyen al cumplimiento de nues-
tra tarea de proteger y difundir nuestro valioso patrimonio documental.